❆ 𝑼𝒏𝒊𝒄𝒂 𝑷𝒂𝒓𝒕𝒆 ❆
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El ambiente es una mierda; es a la conclusión a la que llegó Harry aquella mañana con un pesado suspiro y los ojos aburridos, ya está estresado por todo, a tan solo minutos de haber despertado.
Es primero de Diciembre, el mes que más detesta Harry en muchos sentidos, tantos que no quiere detallar ni pensar; tan solo lo odia.
Todo es tan predecible en aquel mes, él sabe que en todas las estaciones de radio sonarán canciones navideñas mientras que las demás quedan desplazadas, y él realmente no entiende exactamente porque en ese mes parece que la única canción que parece conocer la gente es All i want for Christmas Is You de Mariah Carey, es realmente curioso como parece que nadie se acordará de la carrera musical de Mariah Carey durante todo el resto del año, pero misteriosamente en Diciembre todos se acuerdan de ella y cantan esa canción sin parar, él simplemente no lo soporta, pero debe hacerlo.
Y no es tan solo la música lo que él debe tolerar, si no que también la televisión, él no puede ver nada en ningún canal de TV que no sean las películas clásicas de temporada como Mi pobre Angelito que no hace nada más que desgastarse cada vez más con cada entrega, como la mayoría de las franquicias, que solo repiten el predecible desarrollo y final.
También está Love Actually, que es una estúpida película que no tiene sentido para él y que ni siquiera tiene nada que ver con la Navidad, él siempre ha pensado que tan solo es una película sin nada ritmo ni planeación de guión con un montón de actores con increíbles talento como Emma Thompson y Andrew Lincoln que fueron la clave de que la cinta tuviera tanto éxito, pero en general es una película estúpida que él odia.
Él puede enumerar y hacer una gran lista con cosas similares que odia a detalle de la Navidad y todo Diciembre en general, pero no tiene la suficiente energía para hacerlo, debe ir a comprar al supermercado, porque no fue lo suficientemente listo como para hacer sus compras la semana pasada y ahora debe aguantarse lo que más detesta de todo en estas fechas: a la gente.
La gente que esta más preocupada por comprar regalos vacíos sin sentimientos para llenar las espectativas o necesidades de terceras personas que en realidad el resto del año no les interesa en lo más mínimo y sobre todo mal gastar su dinero en adornos que estarán llenos de polvo durante los siguiente 11 meses, es ridículo y estúpido.
Harry sale de su casa, sin nada de animo encontrándose con lo obvio, decoraciones vacías y sin sentido en cada casa, que lo único que él ve bien son las luces, pero el resto es idiota y el clima igual no es su favorito, odia que haga tanto frío que sus dedos se congelen y su nariz se ponga roja.
Y la nieve igual es un problema para él, pero no quiere pensar en eso más o terminará más estresado de lo que ya está y aún debe lidiar con la gente en el supermercado.
Cuando entra el supermercado todo es igual a como se lo imagino, repleto de adornos, alguno totalmente ridículo en su opinión, con la tediosa música navideña de fondo en las bocinas de la tienda y gente más preocupado por el color de sus adornos que por la comida o otras cosas realmente importantes.
Él está tan sumergido en su odio y estrés por todo eso que no nota cuando choca su carrito con el de alguien más.
- ¡Vaya, es una sorpresa verte! - exclama Zayn al verlo, con una sonrisa burlona en su rostro.
Harry está apunto de gritarle algo como "Jodete" o "Vete a la mierda", porque no está de humor para lidiar con su amigo, cuando de pronto lo escucha.
- Zaynie, ¿Crees que esto es muy costoso? - cuestiona el chico mostrándole al pelinegro una botella de algún vino que a Harry no le interesa en lo más mínimo, además el chico ni siquiera nota su presencia hasta que su amigo lo hace notar.
- Oh, Louis. Él es Harry. - dice Zayn señalando en dirección al rizado con la cabeza.
Harry lo ve y se siente desfallecer de pronto, tiene que sostenerse de su carrito para no caerse o desmayarse.
Y él puede jurar que no está exagerando, porque literalmente está viendo a un ángel en persona a escasos metros de él.
El chico es jodidamente hermoso y precioso, que no puede ponerlo en palabras; tiene esos ojos azules más profundos que un zafiro hermoso y reluciente, un cabello castaño lacio fino que caía delicadamente en su frente en un tierno flequillo, pómulos finos que ahora por alguna razón están levemente rojos junto con sus mejillas, tenía unas largas y hermosas pestañas dignas de admirar y definitivamente tenía los labios más finos y rosados más deseables del mundo y un arco de cupido bellísimo para sus ojos.
Simplemente era perfecto, más hermoso que cualquier escultura de arte esculpida a mano y que cualquier ángel.
- Hola, Harry. - dice el chico con una tierna sonrisa.
"Hasta su voz es hermosa", piensa Harry sin poder formar algo en respuesta, porque incluso la sonrisa del chico es perfecta, más brillante que cualquier luz o sol.
- Ho-hola. - responde el rizado nervioso y algo torpe, lo cual es muy tierno para el castaño.
- Louis, Harry es el Grinch en persona. - comenta Zayn con burla y el ojiverde quiere matarlo en ese momento.
- Oh, ¿Si? - pregunta el castaño con una pequeña risa que hace que el corazón de Harry se hinche por un segundo.
- Si, algo así. - dice Harry riendo igual.
- Bueno, alguien estaba enamorado del Grinch, ¿No? - dice Louis con un brillo en sus ojos que Harry no sabe cómo descifrar. - ¿Cómo se llamaba? - pregunta mirando a su amigo.
- Marta Quien, creo. - responde Zayn no muy seguro.
- Quizás algún día encuentres a tu Marta. - comenta Louis mirando a Harry de nuevo y sonriéndole una vez más, el rizado está apunto de desmayarse de verdad esta vez. - Bien, buscaré otra botella, esta no me convence. - dice regresando su mirada a Zayn antes de irse.
- Si te gusta deberías ir detrás de él. - habla Zayn, notando como Harry siguió con la mirada al castaño por unos segundos.
- Claro que no. - bufa el rizado algo avergonzado. - Tengo cosas que hacer. Fue un gusto verte. - agrega antes de retomar su camino.
A él no le podía gustar alguien con solo verlos unos minutos, era estupido y tan solo pasaba en las películas románticas, tales como las de Navidad que tanto odia.
Harry decide olvidar eso y al bello ángel que vio, pero su destino no quiere eso o por lo menos es lo que parece, porqué unos minutos después él se lo encuentra en el pasillo de decoraciones, que está a lado del de pasta por alguna extraña razón.
Louis está muy concentrado en especial en las velas y él simplemente podría darse la vuelta y evitar al chico, porque no lo ha visto, pero por alguna extraña razón que no quiere pensar, se encuentra caminando hacia él, bueno, no hacia él claramente, si no a la pasta; por supuesto a las pastas.
El castaño logra verlo de reojo cuanto esta a unos cuantos pasos de él y decide girarse justamente cuando Harry pasa a su lado.
- Hola. - dice Louis con una sonrisa, como si fuera casualidad, pero obviamente no lo es y ambos lo saben.
- Hola. - dice Harry esta vez más tranquilo.
- Así que, eres el Grinch en persona. - comenta el castaño riendo de nuevo.
- La verdad si. Odio Diciembre y todo lo que tenga que ver con él. - responde el rizado sincero.
- Auch. - responde Louis tocando su pecho, fingiendo un poco de indignación.
- ¿Auch? - dice Harry confundido.
"Por favor no seas un fanático de la Navidad", ruega en su mente.
- Mi cumpleaños es en este mes. - responde el castaño sonriendo.
- Oh. - dice Harry antes de reír apenado por lo que acaba de decir. - Bueno, pero en general el día que más odio es el 24, así que...
- Auch. - repite Louis esta vez si sonando realmente herido.
- ¿Qué? - pregunta Harry.
- Mi cumpleaños es el 24. - dice el chico, riendo al notar el sonrojo de vergüenza en el rostro del más alto.
- Oh, vaya. - dice el rizado riendo avergonzado de verdad esta vez. - Metí la pata, ¿No es así? - cuestiona apenado.
- Si, un poco. - acepta Louis divertido en realidad. - Y dime, ¿Por qué odias este bello mes? - pregunta con curiosidad.
- Tengo tantas razones que te aburriría y nos quedaremos aquí todo el día. - confiesa el rizado, más relajado por la sonrisa del chico.
- Es realmente una ofensa que odies este mes bello, Harry. - dice el castaño acercándose un poco más y el corazón del rizado se aceleró.
- ¿Perdón? - dice el ojiverde riendo nervioso por la pronta cercanía.
- Tú no puedes odiar Diciembre, no te lo permito. - dice serio el castaño.
- ¿Qué? - pregunta Harry con las mejillas calientes.
- Lo que oíste. - responde Louis. - Yo voy a enseñarte todo lo hermoso que tiene este mes para ti. - dice decidido y otra vez con ese brillo en la mirada que Harry no puede descifrar.
- ¿Si? - cuestiona el rizado curioso.
- Si, te mostraré todo lo que estás perdiendo. - responde sonriéndole.
- ¿Y cómo harás eso?
- Dame tu teléfono, te daré mi número y lo vas averiguar. - pide Louis dedicándole un guiño.
Harry traga en seco y asiente antes de darle su teléfono al chico, pensando seriamente si el castaño estaba siendo amable o coqueto, quizás ambas.
- Aquí está. - dice el castaño regresandole su teléfono unos segundos después. - Nos vemos, Harry. - agrega antes de acercarse más y darle un beso en la mejilla, poniéndose de puntitas para alcanzarlo.
- Nos vemos. - murmura el rizado aturdido y sorprendido por el beso que no había esperado en absoluto.
Bajo su mirada al teléfono viendo el número del chico en su celular:
Louis 💙🎄
+52 55 ........
Sonrió en grande, emocionado por alguna razón y con el corazón hinchado de nuevo.
Aquella noche Harry tomó el valor de enviarle un mensaje al chico.
Tú
Hi, soy Harry.
Realmente estoy curioso por saber cómo harás que cambie de opinión sobre este mes.
Louis no tardó mucho en responder el mensaje.
Louis 💙🎄
Tu corazón va agrandarse como el del Grinch jaja
Y sobre tu curiosidad, necesito tu dirección ;)
Tú
Jajaja esta bien.
¿Y cómo sé que no eres un secuestrador?
L
ouis 💙🎄
Soy demasiado adorable como para ser un criminal.
Tú
Bien. En eso tienes razón.
Voy a confiar en ti, un desconocido hermoso.
L
ouis 💙🎄
Gracias, Grinch atractivo.
Harry se la pasó hablando con el castaño por bastante tiempo, con una enorme sonrisa en su rostro, que cualquiera que lo viera aseguraría que estaba enamorado, pero él no lo está.
Aún no.
༺ ❆ • ̩̩͙ * ˚ ˚ * ̩̩͙ •❆ ༻
Al día siguiente aproximadamente a las dos de la tarde, Louis se presentó en la casa de Harry, luciendo igual de reluciente que ayer, incluso más.
- Hola. - dice Harry sonriendo igual, recargándose en la puerta.
- Hola. - responde Louis. - ¿Listo? - pregunta emocionado.
- Mhm... creo que si. - responde el rizado sin estar seguro de que harán exactamente.
- Perfecto. Vámonos. - dice el castaño tomando su mano, entrelazando sus dedos.
Harry lo mira sorprendido y toma sus llaves y su celular antes de salir con el chico.
- Cada día haremos una actividad diferente para que ames este mes. - comenta Louis una vez que estuvieron en el elevador del edificio.
Harry rió mirando con curiosidad sus manos entrelazadas, preguntándose si debía soltar la mano del chico o no.
- Este es mi mes, así que no puedes odiarlo, es una gran ofensa. - agrega el castaño.
- Tu mes. - murmura Harry curioso.
- Sip. - asiente el castaño. - ¡Es Loucember! - dice alegre.
Harry ríe, pero en el fondo le gusta aquel nombre, le gusta incluso mucho más que Diciembre.
- Bien. ¿Y qué actividad haremos hoy? - pregunta el rizado una vez que salieron del edificio.
- Hoy es el día de la nieve. - responde Louis caminando por la calle guiando al rizado, aún con sus manos entrelazadas.
Y Harry se pregunta si en algún momento el chico lo va a soltar de la mano y espera que no, porque le gusta demasiado.
- El día de la nieve. - repite en voz baja, para reír emocionado.
Él odia la nieve, el tráfico que provoca en las calles y lo trágica que suele ser en la ventanas de las casas y edificios, sobre todo lo difícil que puede ser caminar sobre ella, pero no va a decírselo a Louis.
- Si, te llevaré a un lugar especial, que vas a amar. - responde el castaño, lejano de los pensamientos del rizado.
Harry suspira y se deja guiar por el chico, sin tampoco comentar sobre el hecho de sus manos juntas como si fueran pareja.
Y para su sorpresa, el lugar al que lo llevó Louis si era realmente hermoso, ni siquiera su odio por la temporada lo podía arruinar.
Era un especie de parque algo solitario, con un pequeño puente cubierto de nieve y una fuente decorada con luces navideñas al igual que los arbustos.
El lugar perfecto para una cita romántica, sólo que esta obviamente no era una cita romántica.
- ¿Qué te parece? - pregunta Louis con una sonrisa, esperando la reacción de Harry.
- Es bello. - se limita a responder. - Pero sigo sin ver que tiene de especial la nieve. - agrega mirando al chico para ver su reacción.
- Oh, por Dios. - murmura Louis rodando los ojos. - Es una broma, ¿Verdad? - dice divertido.
- No, lo digo de verdad. - responde Harry riendo igual.
- La nieve es tan romántica y trágica, Harry. Solo piensa cuánta gente ha dado su primer beso con la nieve a su alrededor; y cuanta gente a llorado por un corazón roto con una copa de vino en sus manos y la nieve como su escenario, anhelando algún día encontrar a su alma gemela y poder abrazarse, contemplando el escenario que alguna vez fue símbolo de su tristeza y nostalgia tiempo atrás. - explica el chico realmente inspirado mirando la nieve alrededor.
- Eres un romántico, ¿No es así? - dice Harry amando demasiado las palabras del chico.
- Si, un poco. - acepta Louis feliz, recargando su cuerpo en el del más alto.
- Así que, te gusta mucho la nieve. - comenta Harry.
- Me encanta. - corrige el ojiazul. - Ya te dije, es perfecta. Romántica, trágica y hace feliz a los niños, ya sabes hacer muñecos de nieve y todo eso. - agrega con un suspiro.
- Bien. Ganas. Consideraré mi odio a la nieve a partir de hoy por su versatilidad. - dice el rizado alegre.
Y Louis por fin suelta su mano y se pone enfrente de él, para mirarlo a los ojos.
- Además, que esté nevando es un pretexto perfecto para abrazarse y mantenerse cálidos. - dice el castaño antes de ponerse de puntas y abrazarlo, envolviendo sus cortos brazos en el cuello del más alto.
Harry se siente sorprendido por ello y el pronto calor que siente, no mueve sus brazos, porqué no sabe qué hacer exactamente y al parecer Louis lo nota.
- Tú igual puedes abrazarme, Harry. - susurra divertido, abrazándolo un poco más.
- Claro, lo haré. - responde el rizado abrazandolo igual, envolviendo sus brazos alrededor de su cintura y respirando el aroma dulce del chico y eso se siente bien, se siente tan bien que Harry realmente no odia ese momento en que la nieve comienza a caer en su cabello, arruinado su peinado.
Él ya no odia tanto a la nieve, como solía pensar.
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El día 2, Louis llegó a su departamento con una pequeña caja y sonriendo como un niño pequeño, Harry lo adoro por dentro.
- ¿Y qué tienes en mente hoy? - pregunta cerrando la puerta, viendo como Louis se dirige a la cocina.
- Lo más clásico de esta temporada de frío y de mis cosas favoritas. - responde el chico.
- ¿Si?, ¿Qué es? - dice el rizado curioso.
- Chocolate caliente. - dice alegre Louis abriendo la caja.
Harry sonríe en grande, marcando sus hoyuelos, él no recuerda cuándo fue la última vez que tomó eso, pero se siente emocionado de hacerlo de nuevo.
- ¿Esto si te gusta o no? - pregunta el castaño abriendo el refrigerador para sacar el galón de leche.
- En realidad, hace años que no lo tomo. - confiesa sincero.
- ¿Qué?, ¿Por qué? - pregunta Louis curioso.
Harry torció los labios, con recuerdos tristes en su mente y negó lentamente, no estaba listo para eso y menos para decírselo a alguien que recién conocía.
- Larga historia. - se limita a responder Harry, nostálgico.
Louis sonrió de lado y asintió, sabiendo que no debía insistir en eso.
- Bien, prepárate para el mejor chocolate caliente de todos. - dice alegre, logrando que Harry sonriera de nuevo.
El rizado ve curiosamente como Louis es dedicado a preparar el chocolate caliente, charlando sobre diversas cosas que hace que ambos estén riendo y por un momento Harry se siente feliz por ello.
- Chocolate caliente con bombones, para mi Grinch. - dice Louis muy alegre dándole una taza a Harry, una vez que están en el pequeño sofá del rizado.
- Vaya, estoy emocionado por esto. - confiesa el ojiverde, aceptando la taza para beber del chocolate.
Y cuando el chocolate caliente pasa por su boca y baja lentamente por su garganta, los recuerdos inundan la mente de Harry con una mezcla de alegría y nostalgia, que casi lo hacen llorar, pero aún si lo disfruta.
- ¡Wow, es realmente bueno! - exclama el rizado sincero, con las mejillas rojas por lo cálido del momento.
- Lo sé. - dice Louis guiñando un ojo para beber de su taza igual.
Ellos pasaron la tarde juntos bebiendo chocolate caliente y comiendo un par de galletas de temporada que Louis había llevado, haciendo bromas, riendo y hablando un poco sobre ellos mismos para conocerse mejor.
Harry olvida por un momento que odia esa temporada y todo lo que tenga que ver con ella, porque estando con Louis no puede odiar nada eso por mucho que quisieras hacerlo.
Después de ese día, llegó una de las cosas que Harry pudo predecir y que de alguna manera más temía siendo sincero.
El día de las películas Navideñas.
- Por favor, por favor. Dime que esto no es verdad. - suplica el rizado cubriendo su rostro con un cojín.
- Vamos, no puede ser tan malo. - responde Louis dejando su selección de películas en la mesa de centro.
- Las odio, Louis. - se queja Harry seriamente molesto.
- No lo creo. - niega Louis seguro de ello. - Solo no las has visto de manera adecuada o las adecuadas. - agrega con una sonrisa.
- Louis, he visto el Grinch un millón de veces cuando era niño al igual que Love Actually y todas esas. - bufa el rizado, rodando los ojos.
- Harry, ten fe en mí, por favor. - pide el castaño haciendo un lindo puchero en sus labios al cual él no se puede resistir por más fuerte que sea.
- Bien, lo haré por ti. - acepta el rizado, acomodándose en el sofá para ver la televisión.
- Genial. - celebra Louis antes de darle un pequeño abrazo para colocar la película en el DVD. - No puedes ver una película de Navidad sin ambiente navideño. - dice regresando al lado del rizado.
"¿Un beso tuyo cuenta como ambiente navideño?, digo naciste el 24 de Diciembre, eso es algo, ¿No?", piensa Harry en el fondo de su mente, viendo por un segundo los labios del chico.
- ¿Si? - cuestiona Harry quitando ese pensamiento de la mente.
Louis asiente tomando de su mochila lo que trajo.
- Traje chocolate caliente de mi casa, espero que aún siga caliente. - dice sacando su termo.
- ¿Tomaremos los dos de aquí o...? - pregunta Harry nervioso.
- Por supuesto. - interrumpe Louis con su tono alegre y coqueto. - Igual te traje esto, como dijiste que eran tus favoritas. - dice sacando una bolsa grande de las papas favoritas de Harry, lo cual se le hizo un lindo detalle al rizado de parte de Louis el recordar aquel dato de él. - Y obviamente para ver películas necesitamos esto. - agrega Louis sacando una pequeña cobija de Navidad.
- Oh, Dios no. - niega Harry riendo nervioso.
- Claro que sí. - responde Louis reproduciendo la película en la televisión, empezando obviamente con el Grinch.
Harry está por negarse de nuevo a la cobija, pero Louis se la coloca a ambos y antes de que el rizado diga algo, el castaño lo abraza y recarga su cuerpo en su pecho, tal como una pareja de enamorados.
Y por primera vez, Harry realmente se siente bien al ver una película de Navidad.
Louis hace que todo sea mejor de alguna manera que no puede explicar.
Harry logra superar el día de películas a la perfección, sin problema alguno, de hecho lo amo sobremanera, Louis se la pasó hablando en voz baja comentando la película y a él le gustaba lo dulce de su voz y lo angelical que se escuchaba riendo, pero sobre todo Harry adoro lo bien que se sentía estar abrazados durante toda la película; nunca había sentido algo similar.
Y para el siguiente día Louis preparó otra tortura para Harry, pero una vez más el rizado no se quejó, ya que a pesar de que ese día era el de canciones Navideñas, Louis y él estaban en su cama, con los audífonos compartidos, mirando hacia el techo escuchando la música y las manos entrelazadas, él no podía quejarse de eso.
Absolutamente no.
Estaba una de las canciones que siempre había odiado y una clásica por ende, All I Want For Christmas Is You, cuando la mano del castaño tranquilamente tomó la suya y las entrelazan, haciendo que el rizado se sintiera nervioso por aquel movimiento, pero no soltó la mano del castaño por nada del mundo.
- ¿Y qué te pareció? - pregunta el castaño una vez que su playlist Navideña terminó, soltando la mano del rizado, para acercarse un poco más a él, colocando sus manos en el pecho del más alto para recargar su cabeza en ellas y poder mirar a los ojos a Harry.
- Me gusto mucho en realidad. - admite el rizado pasando sus dedos delicadamente por el flequillo del castaño para peinarlo, encontrándose sumamente adorable.
- ¿Si? - cuestiona Louis sin creerle mucho.
- Absolutamente. - responde Harry sincero, sonriéndole.
- Me alegra que estés tomando todo tan bien. Ya sé que haremos mañana. - dice el castaño emocionado.
- ¿Y qué es eso? - pregunta el ojiverde curioso.
- Vamos a decorar tu departamento. - responde el castaño sonriendo como un niño pequeño, achinando sus ojitos hasta que unas lindas arrugas se formaron a su alrededor, haciendo que fuera aún más adorable para Harry, lo cual hace que no pueda negarse a nada.
- ¿Hay decoraciones del color de tus ojos? - pregunta el rizado muy interesado y sin pensar mucho en sus palabras.
Louis ríe en grande y niega con la cabeza.
- Lo dudo. - responde con un susurro.
- Lastima, es el único color que me interesaba. - dice el rizado sincero, sonriendo un poco nervioso por la confesión.
- Eres un tierno. - murmura Louis antes de estirarse y besar la mandíbula al rizado, haciendo que el corazón de este se acelere por ese acto. - Te veré mañana. - agrega antes de ponerse de pie de la cama para irse.
Harry suspira mirándolo irse, pensando que quizás se esta enamorando de aquel chico fanático de la Navidad y todo Diciembre.
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El día de decoraciones no es tan terrible como Harry hubiera pensado, el supermercado es lo mismo de siempre en esas épocas, lleno de cosas extravagantes que nadie necesita pero que compran porque son lindas.
- Necesitas luces, esferas, una estrella, escarcha y obviamente un árbol. - habla Louis alegre caminando entre los pasillos, con Harry siguiéndolo. - ¿Qué te parece esto?, ¿Es el color que quieres? - pregunta tomando una esfera de color azul para compararla con el azul de sus ojos.
- Mhm... no. - niega Harry. - Dudo que haya un color tan hermoso como el azul de tus ojos. - confiesa sincero mirando el sonrojo en las mejillas del chico. - Aunque este se acerca mucho. - confiesa tomando la esfera brillante de un lado y por primera vez Harry no odia un adorno Navideño.
- Bien, hay que comprar éstas entonces. - dice Louis tratando de disimular su sonrojo.
Harry sonríe satisfecho con eso por alguna razón.
Y como era predecible, Harry gastó mucho dinero en adornos que nunca pensó comprar, pero lo hizo por Louis.
Ahora ambos estaban felices, con canciones Navideñas de fondo decorando el pequeño departamento de Harry, luciendo como una pareja de recién casados decorando en su primera Navidad juntos y ambos sabían eso, pero decidieron no comentar nada al respecto y disfrutar el momento.
Louis mordía su labio inferior, con sus pies en puntas tratando de alcanzar la punta del árbol para colocar la estrella, ya que no alcanzaba, Harry lo notó y sonrió dedicándose a mirar aquella hermosa y adorable escena.
- Ayúdame. - pide el castaño rindiéndose en la misión y haciendo un lindo puchero.
- Ni siquiera es tan alto el árbol, Lou. - dice el rizado divertido tomando la estrella de las manos del castaño para colocarla en la punta del árbol.
- No me molestes. - gruñe Louis con las mejillas rojas.
Harry rió enternecido con la idea.
Después del día de decoraciones Navideñas, ellos tuvieron varios días más con diferentes actividades, y cada una de ellas Harry la amaba más, definitivamente Louis estaba cambiando algo en él y no podía odiar eso.
Como el día de especiales navideños de series, como Friends y Malcolm in the Middle, Harry había aprendido que Louis adoraba mucho las series de comedia y que unos de sus personajes favoritos Chandler Bing, quizás no eran datos muy útiles, pero le gustaba saber esas cosas del castaño.
Los días transcurrieron tan rápido que Harry ni siquiera lo notó, y ahora se encontraba a 5 días de Navidad y para nada estaba de mal humor como los años anteriores, todo lo contrario, estaba emocionado e intrigado por lo que Louis puede tener preparado para estos días.
Ellos ya han hecho casi de todo, pero aún si Harry se encuentra con necesidad de más, de pasar más días con el lindo chico y verlo reírse, sonrojarse e incluso cuando estaba molesto es hermoso.
- ¿Y qué haremos hoy? - cuestiona Harry saliendo de su departamento.
- Hoy es día de suéteres. - responde Louis tomando su mano para entrelazar sus dedos, como siempre solía hacerlo.
- Suéteres. - repite Harry divertido.
- No puedes estar en espíritu navideño si no tienes un suéter feo de Navidad. - explica Louis con obviedad.
- Así que, me obligaras a comprar un suéter feo. - comenta el rizado sin poder creerlo.
- Exacto y para ser justo, yo igual me comprare uno. - responde el castaño alegre.
Harry asiente, pareciéndose bastante justo aquello.
Cuando llegan a la tienda, ellos pasan un buen tiempo buscando entre los diversos diseños de suéteres, desde el clásico reno que su nariz roja prende hasta uno de patrones con Santa Claus.
- Lou, definitivamente sigo odiando estas cosas. - comenta el rizado mirando con desagrado el suéter que tiene en sus manos, es sin duda la peor tradición de la temporada para él.
- Mira. - dice Louis tomando un par de suéteres que se complementan entre sí, clásicos suéteres de parejas. - ¿Te gustan? - pregunta con ilusión en su voz y en su mirada.
- Si. - dice sincero. - Quiero el azul. - agrega sin dudarlo.
- Me parece justo, yo me quedaré con el verde. - acepta Louis más que feliz.
Y ambos saben que son suéteres de pareja, pero no dicen nada al respecto y tan solo los compran.
Harry quiere besar tanto a Louis a esas alturas, que no sabe cómo ha tenido la fuerza de voluntad para no hacerlo todavía, pero igual teme que no sea lo que el castaño precisamente quiera, ya que ellos han tenido cientos de oportunidades de besarse, pero Louis siempre desvía el rostro o lo besa muy cerca de los labios pero sin tocarlos y eso solo hace la tensión entre ellos aumente.
- Mañana será día de regalos. - dice Louis una vez que ambos están en el departamento del rizado, con sus brazos alrededor del cuello de más alto.
- ¿Qué? - pregunta Harry casi sin voz, tragando en seco por la cercanía de sus rostros y él solo puede mirar los labios del chico, deseando poder besarlo.
"¿No hay un día de besos o sexo navideño?", se pregunta en el fondo de su mente, pero no lo dice.
- Si, vamos a comprar los regalos para nuestras familias. - contesta Louis con una sonrisa, notando la mirada del rizado sobre sus labios.
- Oh, ya... - murmura Harry no muy seguro de la idea. - Yo no mantengo mucho contacto con mi familia, de hecho, no he pasado una Navidad en familia desde hace años. - admite en voz baja.
Louis lo mira con nostalgia y tuerce sus labios.
- ¿Pasas la Navidad solo? - pregunta el ojiazul sin poder creerlo.
- Bueno, estoy solo ese día, pero no festejo la Navidad por lo mismo. - explica el rizado, tratando de no sonar tan triste.
- ¿Quieres pasar la Navidad conmigo y mi numerosa familia? - cuestiona el castaño un poco tímido.
Los labios de Harry se curvan hacia arriba, mirando los ojos del más bajo, lo azules y hermosos que son, que puede perderse en ellos durante horas y no se quejaría.
- Me gustaría mucho. - contesta Harry sincero queriendo besar aún más a Louis.
El castaño igual sonríe y se acerca a su rostro para darle su habitual beso cerca de sus labios.
- Nos vemos mañana, Hazz. - murmura el castaño antes de desaparecer de él.
Harry siente una presión en el pecho, pensando que quizás Louis no quiere besarlo, que a lo mejor el chico solo es amable con él y que no le gusta para nada Harry.
Ese es un pensamiento muy deprimente para el rizado, pero es normal que él tenga ese tipo de pensamientos en esa época y que sean verdad.
Por primera vez no tenía tantas ganas de ver a Louis al siguiente día.
Y cuando Louis llega al día siguiente con su linda sonrisa en su rostro y ojos brillantes, Harry se siente mal por no estar igual de emocionado que siempre.
- ¿Listo, Harry? - pregunta el chico un poco ajeno a los sentimientos del rizado.
- Lou, no tengo ánimos...
- Vamos, Hazz. - suplica el chico tomando su mano. - Ya casi es Navidad, tú puedes hacer esto. - agrega apunto de hacer un puchero para convencer al más alto.
- No tengo humor de ir a comprar regalos para mi familia que no veo hace años. - admite el rizado, aunque no es la única razón por la que está de mal humor, pero su otro motivo no puede decírselo al castaño.
Louis hace mueca triste con sus labios, antes de morder su labio para pensar en algo.
- Podemos saltarnos ese día si quieres. - murmura el castaño. - ¿Qué te parece si hoy te llevo a comer? - pregunta con ilusión en sus ojos.
- ¿Día de comida Navideña? - cuestiona Harry, aún un poco desanimado, pero no puede seguir molesto o triste cuando Louis está ahí enfrente de él luciendo tan hermoso y adorable.
- Si. Ya sé que te va encantar. - responde Louis emocionado, sin soltar su mano.
- No me gusta la comida de temporada.
- Bueno, no hay una comida específica para Navidad.
- Si la hay, Louis. Es el pavo y todas esas cosas. - dice el rizado rodando los ojos.
- Igual puedes comer tu comida favorita. - comenta el castaño. - Por ejemplo... yo podría cocinarte algo, lo que tú quieras. Te ves triste. - agrega un poco desesperado por animar al rizado.
"Si tan solo supieras, por qué estoy así."
- No es necesario, Lou. - niega Harry.
- Si lo es, te dije que haría que amarás este mes como yo, ¿Lo recuerdas? - responde el chico sin darse por vencido.
- Si, lo recuerdo. Es tu mes, tu Loucember. - dice el rizado sonriendo un poco.
- Exacto, así que no me voy a rendir ahora. - insiste Louis. - Dime, que quieres que haga y lo haré.
"Bésame", ruega en su mente.
- Mhm... no lo sé. - murmura en su lugar, sin ser capaz de decir lo que piensa exactamente.
- Te haré mi platillo especial. - decide Louis de pronto con una sonrisa. - Compraré las cosas que necesito y regreso. - agrega antes de soltar su mano, para acercarse a él y darle su beso cerca de los labios como siempre, era una tortura para Harry.
El castaño se va, sin más, sin notar lo desánimo que deja a Harry por aquello y sin esperanzas de que algo entre ellos vaya a pasar en el futuro.
Louis regresa una hora y un par de minutos después, con unas cuantas bolsas y con esa alegría natural que irradia él mismo siempre y Harry lo ama tanto que no puede decírselo.
El chico pasa un gran rato en la cocina y el departamento de Harry comienza a oler a comida casera, ese aroma que él tenía tiempo sin percibir y eso lo hace sentirse como en casa de alguna manera.
- ¡Hazz! - grita Louis emocionado, algo le dice a Harry que el platillo del castaño ya está listo. - Esto va te encantar tanto que vas a querer casarte conmigo. - comenta sirviéndole un plato al rizado.
- Bueno, eso no será tan difícil, yo ya quiero casarme contigo. - murmura Harry en voz baja, esperando el plato.
Louis lo mira sonrojado.
Mierda. "Lo dije en voz alta o lo pensé", se asusta Harry, sin saber qué hacer.
- Aquí está. - dice Louis poniendo el plato frente a él, acercando su rostro peligrosamente al de Harry. - No te desesperes, cariño. Estamos muy cerca de eso. - murmura el castaño antes de darle un beso en la comisura de sus labios.
Harry puede jurar que ahora el sonrojado es él y... ¿Qué significa exactamente eso que dijo Louis?
- Adelante, come. - habla el castaño sacándolo de su estado de shock.
El rizado asiente y aclara su garganta antes de bajar su mirada al plato que está enfrente de él.
- ¿Y qué es esto exactamente? - pregunta Harry curioso, tratando de tranquilizar sus pensamientos.
- Es pollo envuelto en jamón parma, relleno de queso mozzarella con puré casero. - responde Louis alegre, esperando la reacción del rizado.
Harry sonríe y se decide a probar el platillo, y esa sensación de nostalgia y hogar se hace presente en su pecho y mente, justamente igual como la vez del chocolate caliente.
- Es delicioso. - murmura Harry sincero, sin saber como hace Louis para hacerlo sentir así de bien.
- Lo sé. Gracias. - responde Louis guiñandole un ojo con una bella sonrisa en su rostro.
Esa tarde ellos se sentaron a comer juntos con una botella de vino a la mitad que tenía el rizado en su alacena y platicando como siempre, Harry cada vez se enamoraba más del chico y le tiene tanta confianza, que llega el punto en que por fin confiesa su odio a la Navidad y todo Diciembre en general.
- ¿Y ya vas a decirme por qué odias la Navidad? - pregunta Louis bebiendo de su copa.
Harry tose un poco, antes de contestar.
- Una larga historia. - murmura. - Pero si te lo diré. - agrega mirando los ojos sorprendidos de Louis.
- ¿En serio? - pregunta el castaño sin creerlo.
Harry asiente, antes de hablar.
- Una vez estuve enamorado, realmente enamorado, iba pedirle matrimonio a este chico, pero él un día simplemente me terminó en vísperas de Navidad y el día de Navidad me enteré que él ya estaba con alguien más y que todo este tiempo me estuvo engañando. - dice con un nudo en la garganta.
- Oh, Harry. Lo siento mucho. - murmura Louis arrepentido de haber preguntado.
- Eso no es lo peor. - niega Harry, restándole importancia. - Cuando era un niño, mis padres se divorciaron en Navidad, fue una pelea realmente horrible, desde ese día mi madre se volvió más fría con mi hermana y con conmigo y ya no celebramos nunca más la Navidad, y también esa fue la última vez que vi a mi padre, porqué unos años después él murió en Diciembre y su otra familia no nos permitió presentarnos al funeral. - agrega con las lágrimas bajando por sus mejillas.
Louis se siente realmente mal, al grado que igual está llorando y se acerca a Harry para abrazarlo.
- Lo siento tanto Harry. - dice en voz baja, aferrándose a él, permitiéndose llorar con él. - De haberlo sabido, yo... hubiera entendido todo y no hubiera insistido en hacer todo esto. - agrega sintiendose culpable y tonto con todo lo que había hecho.
- No, Louis. - niega el rizado abrazándose más al chico, sintiéndose cálido con ese abrazo. - Tú le has dado otro sentido a este mes para mí y has alegrado mi vida como nadie lo había hecho. No recordaba lo que sentía ser amado en esta época del año hasta que tu apareciste. - confiesa, respirando el aroma del castaño, tratando de parar su llanto.
Louis se separó un poco del rizado, pero aún teniendo los brazos ajenos en su cuerpo, limpió sus lágrimas y las de Harry.
- Eres alguien muy dulce, Harry, te mereces ser amado todos los meses del año. - susurra el castaño antes de unir sus labios en un beso.
Harry sintió como si su respiración se hubiera quedado atorada en su garganta y su corazón se aceleró en su pecho por el momento, se tomó unos segundos para poder procesar lo que estaba pasando.
Louis lo estaba besando.
Sus labios comenzaron a moverse en una sincronía, que tenía a los dos más que felices y sus corazones emocionados.
- Gracias, por confiar en mí. - murmura Louis, cuando sus labios se separaron, ambos con sus mejillas rojas.
- Gracias, por el dulce beso. - responde Harry sin poder evitarlo.
Louis se sonroja aún más y sonríe en grande.
Cuando el castaño se despide ese día, lo hace de la misma manera que los demás días, con un beso en las comisuras de los labios y Harry no sabe exactamente qué significa eso, pero igual decide no agobiarse pensando eso.
Pero al día siguiente Harry no puede evitar preocuparse por eso cuando recibe un mensaje de Louis por la tarde.
Louis 💙🎄
Harry, hoy no podré verte.
Iré a comprar los regalos de mi familia.
El rizado frunce el ceño con aquel mensaje, pensando en por qué Louis no le preguntó si quería acompañarlo o algo así, pero decide no desanimarse por eso y una idea cruza en su mente.
Tú
No te preocupes, Lou.
Esta bien xx
Harry suspira después de enviar aquel mensaje con una sonrisa en sus labios.
Él va a comprarle un regalo a Louis.
Ir al centro comercial a comprar un regalo para alguien en Navidad, es algo que Harry hubiera jurado que no haría nunca, pero ahí está, buscando entre las tiendas algo que le gustaría a Louis por su cumpleaños y por Navidad.
Harry pasó varias horas en el centro comercial buscando no solo el regalo perfecto, si no que dos, porque recordó que Louis le había dicho que nunca había recibido doble regalo y siempre lo había querido, pero él lo haría.
Él regresó a casa un par de horas después, con dos cajas envueltas para regalo, listas para ser entregadas y Harry no podía estar más orgulloso por eso.
Para fortuna y alegría de Harry, Louis se presentó en su casa al siguiente día, con un color carmesí en sus mejillas y el rizado podía jurar que sus labios brillaban más de lo común ese día.
- Hoy será un gran día. - comenta Louis demasiado emocionado. - ¿Te has lavado los dientes? - pregunta divertido.
Harry lo mira confundido. - ¿Qué? - pregunta sin entender.
- Bromeo. Bromeo. - dice el castaño riendo.
- ¿Y bien... qué haremos hoy? - pregunta el rizado nervioso.
- Ya lo verás. - responde Louis guiñando un ojo coqueto como es su costumbre.
- De acuerdo.. - murmura Harry sonriendo y mirando aún confundido al chico.
- Andando. - dice Louis tomando su mano para comenzar con su día. - Hoy vas a comprar algo especial, Harry. - agrega, con más emoción que cualquier pequeño que está a dos días de Navidad.
- ¿Qué es eso? - pregunta el rizado con mucha curiosidad albergando en su ser.
- Muérdagos. - dice Louis mirando a otro lado para ocultar su sonrisa.
- ¿Y porqué quisiera comprar muérdagos? - pregunta Harry con una sonrisa.
Louis visualizó un muérdago a lo lejos y guió al rizado hacia allá, antes de responder.
- Por esto. - susurra el castaño, una vez que están debajo del muérdago, tomando el rostro del más alto entre sus manos para besarlo.
Ellos se besaron por un buen rato, sin importarles quién los viera, sintiéndose completamente valientes y bien por hacerlo.
- ¿Crees que pueda comprar todos los muérdagos de la tienda? - cuestiona Harry casi sin aliento cuando sus labios se separaron.
- Quizás. - responde Louis con una pequeña risa.
Al final Harry realmente compra todos los muérdagos de la tienda, aunque no eran muchos en realidad, solo eran unos cinco, pero era los suficientes para poder besar a Louis.
- Ya sé dónde colgaré el primero. - dice Harry, cuando regresan a su departamento.
- ¿Si?, ¿En dónde? - pregunta Louis curioso.
- Aquí. - responde el rizado colocando el primer muérdago en la puerta de su departamento.
- ¿Es una especie de trampa para mí? - cuestiona el castaño riendo, divertido.
- Quizás. - dice sonriendo en grande.
Louis lo mira por unos segundo, admirando sus lindos ojos verdes y preciosos hoyuelos en sus mejillas, le es inevitable no querer besarlo, así que lo hace.
Se besan tantas veces, que ninguno está seguro de cómo fue que terminaron en el sofá del rizado besándose, con Louis sentado sobre su regazo.
- Creo que está es mi tradición favorita de todo el mes. - murmura Harry contra sus labios, con sus manos sosteniendo la cintura de Louis.
- Oh, eso es porque no sabes cual es la de mañana. - murmura Louis igual con su tono coqueto y dulce, moviendo un poco sus caderas.
Harry le costó pasar saliva por aquel sutil movimiento de caderas, pero nada se compara al momento en el que Louis bajo una de sus manos despacio por su pecho hasta llegar la altura de su entrepierna.
- Louis. - murmura el rizado confundido.
- ¿Si? - pregunta el castaño fingiendo inocencia, comenzar a mover su mano sobre la tela del pantalón del rizado.
- ¿Qué estás haciendo? - cuestiona Harry, tragando en seco.
- Nada. - dice Louis en el mismo tono sin detener sus movimientos, soltando un jadeo cerca del oído del rizado, sabiendo con anticipación lo que eso causaría en el cuerpo de Harry.
- Louis. - jadeo el rizado por el movimiento de mano del castaño en su entrepierna, que estaba reaccionando al estímulo.
- Está bien. Nos vemos mañana. - dice Louis con un suspiro, antes de levantarse del regazo del rizado dándole un beso más en los labios.
Harry se quedó ahí, acalorado por el momento que acaba de vivir con el castaño, que lo dejó sumido en la confusión y el deseo, pero sobre todo interesado en lo que Louis tenía pensado para mañana, un día antes de Nochebuena.
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Louis llegó el día siguiente un poco más tarde de lo usual, por lo que Harry se encontraba igual de confundido que ayer a la hora de la despedida.
- Llegue. - dice el castaño con una risita, como si supiera a la perfección en la confusión y desesperación en la que tenía a Harry.
- Si eso... - habla el ojiverde nervioso, pero no termina su oración antes de que Louis lo bese, interrumpiendo su oración.
- ¿Listo, chico guapo? - pregunta Louis entrando al departamento y es ahí cuando Harry nota que el chico trae una bolsa con él.
- ¿Qué tienes en mente? - cuestiona el ojiverde no muy seguro de lo que va a suceder y con el corazón latiendo con fuerza en su pecho.
- Planeo seguir lo que dejamos pendiente ayer. - dice Louis, guiñando un ojo antes de tomar su mano para caminar a la habitación del rizado.
Harry abrió sus ojos sorprendido y se dejó guiar por el castaño, mientras que en su mente había miles de ideas, de las cuales no sabía cuál creer o que pudiera suceder.
- Louis....
- Aunque no lo creas. - interrumpe el castaño de nuevo mirando el interior de su bolsa. - El consumismo es muy grande y hay demasiadas cosas sobre Navidad que venden. - comenta un poco divertido.
- ¿Si?, ¿Cómo que? - pregunta Harry tratando de controlar el latido de su corazón.
- Lencería, lubricantes... - responde Louis sin notar el sonrojo en el rostro del rizado, hasta que Harry comenzó a toser confundido. - ¿Qué? - dice el castaño desorientado.
- ¿Qué tienes en esa bolsa? - cuestiona Harry sorprendido.
- Ya lo verás. - dice Louis guiñando un ojo. - Entraré al baño. Tú desnudate. - agrega antes de darse la vuelta para entrar al baño.
Harry se sintió una vez más confundido, viendo como el castaño entraba a su baño moviendo sus caderas, y torpemente con sus manos un poco temblorosas siguió la orden del chico.
Pasaron varios minutos, antes de que Louis saliera y Harry se quedó sin palabras, se sentía mareado, parpadeando un par de veces, tratando de asimilar la imagen que tenía enfrente de él, era la imagen más erótica y sexy que podía existir en el mundo.
- ¿Y qué te parece? - pregunta Louis con sus mejillas rojas, mordiendo su labio inferior, esperando la respuesta del rizado.
- Eres precioso. - responde Harry, tragando en seco, mirando al chico de pies a cabeza.
Louis vestía unas medias de red negras, con una falda roja con peluche blanco en el dobladillo de la falda, su pecho desnudo y unos guantes largos de color rojo, al igual con peluche blanco alrededor a la altura de sus codos, sus labios estaban un poco más rojos y su flequillo lacio caía graciosamente en la frente del chico, haciéndolo lucir sexy y adorable.
- ¿Te gusta? - pregunta en voz baja caminando hacia él.
- Si... me encanta. - responde Harry totalmente enamorado de la silueta de Louis.
El castaño sonrió complacido con esa respuesta, quedando enfrente del rizado.
- Te dije que te quitarás todo. - murmura el ojiazul, mirando los boxers de Harry.
El rizado soltó una risa nerviosa, sin poder creer aún lo que estaba pasando, se sentía bendecido por ello.
- Déjate llevar, Harry. - susurra Louis, haciendo que el rizado se sentará a la orilla de la cama antes de que él se pusiera de rodillas frente a él.
Harry sentía el hormigueo en su cuerpo por la anticipación de lo iba a suceder, iba estar íntimamente con Louis y eso no tenía ningún precio.
- Eso te va a gustar mucho, Hazz. - dice el castaño antes de bajar el bóxer del chico, liberando la erección, dejándola a la altura de su cara. - ¿Estás limpio? - pregunta.
- Si. - contesta Harry en un suspiro, tensando ligeramente su cuerpo.
Louis mojó sus labios antes pasar su lengua por el largo del pene del chico, antes de meter el glande entre sus labios, ganando un jadeo ronco de parte de Harry.
- Oh, Louis. - gimió en alto, echando la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados.
El castaño se obligó a respirar hondo por la nariz para tomar la mayor cantidad en su boca, sintiendo el sabor salado combinado con algo más en su lengua.
- Joder. - jadea Harry colocando sus manos en la nuca del chico, quien trabaja alrededor de su miembro, chupando con avidez y ahuecando sus mejillas.
Los ojos de Harry se dirigieron a Louis, encontrándose con una de las imágenes más eróticas que puedan existir; los ojos zafiros brillantes del castaño mirándolo, con sus mejillas sonrojadas y sus labios alrededor de él, levemente hinchados por el trabajo que estaba haciendo.
- Eres jodidamente sexy. - comenta el rizado, agarrando con fuerzas el cabello del chico e inevitablemente comenzando a follar la boca del castaño.
Louis gimió por el repentino cambio de ritmo, pero no se quejó, todo lo contrario, adoro el sentimiento de darle placer al rizado.
Harry se encontraba jadeando roncamente, disfrutando el enorme placer que estaba sintiendo, persiguiendo su orgasmo y cuando se sentía cerca del clímax, Louis se separó de golpe de él.
- No quiero terminar así. - comenta el castaño con la voz quebrada por el esfuerzo que había estado haciendo su garganta, antes de ponerse de pie y subirse a horcajadas en el regazo del chico.
- ¿Y cómo quieres terminar? - pregunta Harry con la voz ronca.
- Lo vas averiguar. - murmura el castaño contra sus labios antes de besarlo.
El calor entre ellos era palpable, con el deseo recorriendo las venas ambos y el beso entre sus labios era una muestra de todos los sentimientos del uno al otro.
Y entre aquel momento lleno magia y deseo, una de las manos de Louis se dirigió de nuevo al pene de Harry para alinearlo a su entrada.
Louis gimió agudamente, rompiendo el beso, cuando el pene del rizado traspasó su esfínter y su cuerpo se estremeció a la intromisión, bajando lentamente por la longitud.
- Harry. - solloza débilmente el castaño disfrutando la sensación de estar lleno.
- Pudiste lastimarte. - murmura Harry, tensando su mandíbula, para contenerse.
- No. - niega Louis en voz baja, moviendo sus caderas en círculos para adaptarse mejor, una vez que tomó todo en su interior. - Me preparé para ti. - murmura, colocando sus manos en los hombros del rizado, impulsándose con sus rodillas para hacer el primer movimiento, haciendo que ambos gimieron al mismo tiempo.
Los primeros movimientos de Louis fueron lentos y algo débiles, pero placenteros para ambos.
- Oh. Por... - gimió Harry roncamente, sintiéndose fallecer por los movimientos de cadera del castaño.
Louis mordía su labio inferior conforme aumentaba la velocidad y fuerza de sus movimientos, con la falda moviéndose a la par con él.
- Se siente tan bien. - jadea el castaño con la cabeza hacia atrás, disfrutando el placer del momento.
- Eres muy bueno. - gime Harry apretando las caderas del castaño, adorando la fricción de sus cuerpos y la forma en la que Louis se apretaba a su alrededor, sintiéndose cálido y húmedo.
- Oh. Harry. Harry. - jadeaba el castaño, con sus movimientos desenfrenados, sintiéndose cerca del orgasmo, con las manos del rizado sobre él, apretando y acariciando en los lugares correctos.
Después de unos cuantas embestidas más, ambos alcanzaron su propio orgasmo, Louis manchando la falda y Harry corriendose con fuerza en su interior, jadeando el nombre del otro en voz alta, ambos estando en una nube de placer infinita, con el cuerpo adormecido por la satisfacción de sus cuerpos y deseos.
- Styles. - solloza Louis complacido con una sonrisa en sus labios. - Si yo fuera una chica, estarías en posibles problemas. - bromea antes de ponerse de pie para limpiarse del desastre.
Harry ríe junto con él, levantándose para limpiarse igual.
- Puedes quedarte hoy aquí, si quieres. - dice el rizado, una vez que ambos están limpios.
- Me encantaría. - acepta Louis sonriente.
Ellos duermen juntos esa noche por primera vez, sintiéndose cálidos y bien estando juntos.
Cuando el sol apareció al día siguiente, anunciando el comienzo del 24 de Diciembre, ellos se estaban besándose apasionadamente y acariciándose, ellos terminan en el inevitable deceso de sus besos y caricias en un acto sexual.
Louis gemía ruidosamente contra la almohada, sosteniéndose del barrotes de la cama, estando de costado con Harry detrás de él apretando su caderas sosteniéndose para ir más lejos, ocultando su rostro en la curva del cuello del castaño jadeando contra su piel.
- Louis. - gruñe el rizado embistiendo con fuerza al castaño.
- Dios. - suspira Louis agitado por todas las sensaciones de su cuerpo. - Harry. - solloza sintiéndose temblar, apuntó de llegar al orgasmo, sintiéndolo en la parte baja de su estómago.
Después de unas cuantas embestidas, el castaño jadeo agudamente en alto cuando su cuerpo se sacudió y el espasmo recorrió todo su ser al momento de llegar al orgasmo, manchando su estómago y sintiéndose en una nube de placer que nubló su juicio, que posteriormente causó que su amante igual alcanzará su propio orgasmo en la misma nube de placer hundiéndose en su interior con fuerza.
- Feliz Cumpleaños. - murmura Harry contra su cuello, recuperando el aliento después del fuerte orgasmo que acaba de tener.
- Feliz Navidad, Styles. - suspira Louis con una sonrisita en sus labios.
Harry sonríe contra su piel, sintiendo por primera vez que quizás si va tener un buen día después de todo.
Luego de su momento de la mañana, ellos se ducharon y comieron algo de cereal mirando algo en televisión, que realmente no le prestaron atención por estar hablando entre ellos.
- ¿Te parece bien si paso por ti a las 9? - pregunta Louis un poco tímido, una vez que está en la puerta del departamento del rizado para irse a casa.
- Si, claro. - responde Harry sonriendo el castaño, sintiéndose un poco nervioso.
- Perfecto. - dice el ojiazul emocionado, antes de besarlo. - Nos vemos por la noche. - agrega antes de irse, dejando al ojiverde suspirando y con el corazón latiendo pesadamente en su pecho.
El resto día el rizado se la pasó buscando algo decente que ponerse y practicando un par de veces en el espejo como actuaría con la familia del castaño, rogando no quedar como un completo idiota o arruinar el día, después de todo tener Navidades arruinadas era su especialidad, pero esta vez realmente quería tener una bonita noche, no tanto por él, si no por Louis.
El chico había sido tan dulce y bueno con él todo el mes, que lo menos que se merecía es que Harry le arruinará el cumpleaños y la noche con su familia.
Y cuando el reloj estaba por marcar la hora que estableció Louis, los nervios y el miedo de Harry por arruinar la noche aumentaron y sin que se diera cuenta unas cuantas lágrimas salieron de sus ojos verdes, notando lo preocupado que estaba y se asustó un más cuando alguien tocó a su puerta.
Harry suspiró, limpiando rápidamente sus lágrimas para que Louis no notará su tristeza y preocupación, pero falló en eso.
La brillante sonrisa del castaño se desvaneció lentamente antes sus ojos, en cuanto los ojos azules se fijaron en su rostro.
- Oh, Harry. - murmura el castaño, mirándolo con preocupación y tristeza.
Y Harry odia que lo mire así.
- Si esto te incomoda o no te gusta... quizás... digo, si no quieres venir, lo entenderé. - dice Louis sintiéndose culpable de orillar a Harry una celebración a la cual quizás no quiera ir.
- No, no. - niega el rizado de inmediato, sonriendo lo mejor que puede. - Si quiero ir. - dice seguro.
- ¿Si?
- Si, Lou. - responde sincero inclinándose para besar al más bajo.
- Bien. - dice el ojiazul más tranquilo, sonriendo de nuevo, mirando directamente a los ojos esmeralda, sintiéndose casi flotar por su cercanía.
- No tienes que preocuparte por mí, Louis. - murmura Harry antes de separarse de él con lentitud.
- Pero quiero hacerlo. - responde Louis en voz baja. - Si algo te hace sentir mal o incomodo, puedes decírmelo. - murmura con sinceridad. - Si mi familia se porta mal contigo o te quieres ir, nos vamos. - agrega sin dudar de sus palabras.
- Estaré bien, Lou. - responde Harry, tomando la preocupación de alguien más hacía de él, por primera vez, como algo dulce.
Louis asiente seguro tomando la mano del más alto. - Entonces, andando. - dice emocionado.
Harry sonríe igual, tomando con su mano libre sus llaves y la bolsa con los regalos de Louis, que había puesto junto a la puerta, listo para irse.
Caminar tomados de la mano aquella noche, se sentía de alguna manera diferente para Harry a comparación de la primera vez que lo hicieron, era como si fuera algo totalmente real y que nadie podría quitarle nunca.
- Te va a encantar la comida, yo mismo le ayudé a mi mamá a hacerla. - comenta Louis, soltando la mano de Harry, solo para pasar el brazo del chico por sus hombros y tomar su mano de nuevo, esta vez a la altura de su hombro, sintiéndose aún más íntimo el momento.
- Bueno, si algo he aprendido, es que cocinas delicioso. - responde Harry besando la frente del chico, mientras que él se sonroja por el cumplido.
En mayoría así es su camino a casa de Louis, sin romper su abrazo ni dejar de halagarse el uno al otro.
Y la casa de Louis es hermosa, es lo primero que piensa Harry, llena de luces, decorada de lo más bello posible y en el pasado él hubiera odiado eso, pero ahora no puede hacerlo, no cuando sabe lo que eso significa para el castaño.
- Mi familia es algo idiota, en especial mis hermanas, así que no les hagas mucho caso, ¿Si? - habla Louis en la puerta de su casa.
- Bien. Esta noche toda mi atención estará para tí. - responde Harry apretando una de las mejillas del chico con cariño.
- Más te vale. - murmura el castaño, dándole un beso y tomando su mano de nuevo, entrelazando sus dedos antes de entrar en la casa.
La casa de Louis es aún más brillante por dentro, igual de decorada e iluminada, pero sin exagerar, lo cual está bien, aunque se nota el detalle y el esfuerzo del chico al decorar.
- ¡Mamá, llegó Lou con su novio! - grita una de las hermanas del castaño.
Harry mira al chico y este no lo niega, tan solo ríe con la mejillas rojas, lo que lo tiene sonriendo a él de alguna manera.
- Dios. - suspira la mujer llegando con ellos, sonriente. - Hola, tú debes de ser Harry. - dice con alegría en su voz.
- Si, soy yo. Un gusto, señora. - responde el rizado, lo mejor que pude, estirando su mano para estrecharla con la de la señora.
- Pasa, estás en tu casa. - dice ella demasiado feliz. - Ey, sabía que tenías buenos gustos, hijo. - murmura al oído de su hijo.
- Mamá. - regaña Louis con las mejillas calientes, que siente le van explotar en algún momento.
Harry solo ríe.
- Bien, pasen. La comida y pastel serán en unas horas, así que diviértanse. - dice Jay antes de dejarlos solos.
- Así que... soy tu novio. - comenta Harry divertido y con el corazón pesado en su pecho.
Louis lo mira con una sonrisa grande, antes de negar lentamente y reír.
- Ni te emociones. - se limita a responder en broma y sin soltar la mano del rizado. - Vamos. - murmura guiandolo a algún lugar de la sala para sentarse juntos. - Iré por algo de tomar. - dice en voz baja antes de levantarse y dejarlo ahí.
Harry se siente nervioso de alguna manera, mirando con curiosidad su entorno y está muy entretenido en ello, hasta que una voz familiar se hace presente.
- Vaya, esto sí que es una sorpresa Navideña. - dice Zayn con un poco de diversión en su voz.
- Dios. Debí saber que estarías aquí. - responde Harry con un suspiro pesado.
- Sabía que te había gustado, Louis. - se burla el pelinegro bebiendo de la copa que tenía en la mano.
- Bueno, ¿A quién no le gustaría alguien como Louis? - contraataca el rizado sin sentirse avergonzado de sus sentimientos, como la vez del supermercado.
- Touche. - dice Zayn alzando su copa en forma de brindis antes de darle un trago más.
- Zayn, no molestes a Harry. - habla Louis llegando con dos copas, dándole una al rizado.
- Tranquilo, no voy a asustar a tu príncipe. - contestó el pelinegro, guiñando un ojo en dirección del rizado.
- Idiota. - gruñe Louis bebiendo de su copa, sentándose a lado de Harry.
- Bien, ser mal tercio no es lo mío, los dejo. - agrega Zayn antes de darse la media vuelta para dejarlos solos.
- Perdón. - se disculpa Louis, mirando al rizado, pensando que quizás todos esos comentarios lo estaban incomodando.
- No me molesta. - niega Harry con una sonrisa genuina. - No me molestaría ser tu príncipe o tu novio. - agrega antes de beber del trago que le dio el castaño.
Louis bebió igual, para ocultar su sonrojo.
Pasan las horas, y seguía llegando más gente a la casa, ya casi es medianoche y Louis se encontraba sentando encima de las piernas del rizado, riendo, ambos demasiado alegres en su propio mundo y un poco ebrios, solo un poco, mientras que el resto de su familia estaban cerrados en sus propios asuntos, porque a pesar de ser el cumpleaños de Louis, eso no solía importarles hasta la hora de partir el pastel, ya que el resto de la noche solo era Navidad para la familia y Louis estaba bien con eso.
- Vamos al patio. - pide el castaño dándole un beso al rizado, sin importarle las miradas curiosas de sus amigos o familiares.
- Lo que tú quieras. - accede Harry, dejándose guiar, como siempre, por Louis.
El patio de Louis es igual de hermoso que el resto de su casa, con la nieve cubriéndolo y un par de decoraciones y luces haciéndolo lucir como un escenario romántico perfecto.
- ¿Ya ves por qué te dije que no parecía mi cumpleaños? - pregunta Louis alegre, sentándose en una pequeña banca que tenía.
Harry asiente, sentándose a su lado.
- No lo entiendo. - confiesa el rizado en voz baja, mirando la bolsa que había traído consigo.
- ¿Qué no entiendes? - pregunta Louis con la mirada baja, jugando con la nieve en sus pies.
- ¿Por qué celebran la Navidad en vez de tu cumpleaños? - responde Harry mirando su rostro.
Louis suelta una pequeña risa y niega.
- Lo digo de verdad. - habla el rizado.
- ¿Si? - pregunta el castaño alzando su mirada para verlo.
- Si, tu cumpleaños es digno de celebrarse en todo el mundo. - dice Harry sincero.
Louis sonríe y lo mira totalmente enternecido por sus palabras.
- Aunque, mirándolo de una manera objetiva. - habla Harry de nuevo, acercándose más a él. - En realidad, sí están celebrando tu cumpleaños en todo el mundo. - agrega mirándolo a los ojos.
- ¿Por qué dices eso? - cuestiona Louis sintiendo casi como sí su aliento se atoró en su pecho, por lo bien que lo hacen sentir las palabras del rizado.
- Se supone que la Navidad celebra el nacimiento de un ser bondadoso y lleno de luz. - explica Harry tomando su rostro entre sus manos. - Y ese ser eres tú, Louis Tomlinson. - agrega mirando sus labios, queriendo besarlo.
- ¿Me estás comparando con Jesús? - cuestiona Louis riendo un poco, subiendo sus piernas a las de Harry.
- Me atrevería a decir que tú eres mejor. - dice sincero. - De haber sabido, que realmente alguien tan bueno y bello como tú había nacido ese día, mis Navidades anteriores no hubieran sido tan deprimentes. - agrega acercando su rostro al de Louis.
- Bésame, de una maldita vez. - pide el castaño al borde las lágrimas, por lo hermosas que fueran las palabras de Harry para él.
El rizado rió antes de obedecer y besarlo como tanto había deseado, sus labios se sincronizan, besando por un largo rato, hasta que se separan por la falta de aire entre ellos.
- Y si crees que con esto me llevarás a la cama estás equivocado, Styles. - bromea Louis, cuando sus labios se separan y juntan sus frentes.
- Eso técnicamente ya pasó. - responde Harry riendo.
- Shh... matas el momento. - dice Louis divertido, dándole un golpecito en el pecho.
- Yo te traje dos regalos. - comenta el rizado, sin poder resistir más.
Louis lo mira con ilusión en sus ojos, sin saber que decir realmente. - Harry... no tenías que..
- Si, si tenía. - interrumpe el rizado tomando su bolsa. - Gracias a ti, aprendí que esta época no es tan mala como la pinté todos estos años y que en realidad la amo. Amo demasiado Loucember. - agrega, haciendo reír al castaño.
- De acuerdo. - suspira el castaño nervioso.
- Espero, realmente que te gusten. - dice Harry nervioso igual, antes de darle ambas cajas a Louis.
- Estoy seguro que te van a encantar. - responde el castaño sincero tomando las cajas, aún con sus piernas sobre las del más alto, mirando como una dice Feliz Navidad y la otra Feliz Cumpleaños. - Esto es muy dulce de tu parte. - asegura Louis mirándolo, antes de abrir los regalos.
Harry sonríe complacido por eso, mirando como el castaño abría el primer regalo.
- ¡Oh por Dios! - exclama Louis con una pequeña risa nerviosa, mirando la caja enorme de chocolates que Harry le compró, recordando que una vez le comento que eran sus favoritos y su corazón casi explota de alegría, porque no pensaba que Harry fuera a recordar ese pequeño detalle de él, pero sobre todo ama la pequeña tarjeta Navideña que estaba sobre la caja de chocolates, porque sabía que el rizado no eran fan de comprar esas cosas, pero lo hizo por él.
- ¿Qué tal? - pregunta Harry sin dejar de sonreír ni de mirar al chico.
- Me encanta. - responde Louis lleno de emoción. - Mira. - dice mostrándole la tarjeta y abriendola, para que se escuchara la música Navideña, estando muy feliz por el detalle como un niño pequeño. - Gracias. Gracias Harry, esto es muy bello, no pensé que recordarías esto. - agrega sincero abrazando la caja de chocolates con su tarjeta.
- Me alegra que te gustará. - dice el rizado más que feliz. - Dame eso, te lo sostendré, mientras abres el otro.
- Por Dios. - suspira Louis sintiéndose explotar de alegría. - Es la primera vez que recibo un doble regalo. - murmura emocionado, comenzado abrir el obsequio.
Cuando Louis logra abrir el regalo por completo, su corazón se hunde y lágrimas se forman de sus ojos, tan solo quiere tomar a Harry en sus brazos y besarlo hasta que se quede sin aliento.
Era un peluche idéntico a uno que Louis solía tener de pequeño y que perdió, y había estado demasiado triste por eso durante toda su infancia. Y no puede creer que Harry hubiera recordado eso también, era demasiado para él y su corazón.
- Oh, Harry. - habla nostálgico, tomando el peluche de osito para abrazarlo con todas sus fuerzas contra su pecho, permitiéndose llorar.
- Recordé la vez que pasamos por la tienda de antigüedades y tú me comentaste muy triste que tenías un oso así de niño y creí que sería un lindo detalle de cumpleaños. - explica Harry sintiendo una presión en pecho al ver llorar al chico.
- Es precioso. Lo amo. Lo amo demasiado, como no tienes idea. - responde Louis tratando controlar su llanto, antes de casi lanzarse encima del rizado para abrazarlo. - Gracias. Gracias. Gracias. - repite besando el rostro del chico por cada "gracias" que dice.
Harry siente una calidez en el pecho que no puede explicar, pero que tampoco quiere perder.
- Yo igual te tengo un regalo en mi habitación. - murmura con su rostro escondido en el cuello del chico.
- ¿Sexo Navideño? - cuestiona Harry en tono de broma, riendo, para hacer que el chico deje de llorar.
Y logra que Louis ría en alto.
- Ese ya te lo di anoche. - dice el castaño sacando su rostro del cuello del más alto, para mirarlo. - Aunque no me molestaría, repetir. - agrega antes de besarlo.
Harry le sigue el beso, sosteniéndolo de la cadera, amando sobre manera el momento que estaban teniendo y sin duda alguna es su mejor Navidad en años.
- ¿Quieres ser mi novio? - pregunta Louis, cuando sus labios se separan, mirándolo a los ojos.
- Por supuesto. - acepta Harry con una bella sonrisa en su rostro. - Recuerdo que la vez que me obligaste a ver series de comedia, me dijiste que querías un Chandler en tu vida. - murmura sin romper el contacto entre ellos.
- Si, creo que ya lo encontré. - responde Louis sonriendo en grande, uniendo sus labios de nuevo.
- ¿Soy yo tu Chandler? - cuestiona Harry contra sus labios, sin dejar de sonreír.
- Por supuesto que eres tú. Y yo soy tu Marta, mi Grinch. - responde Louis rompiendo el beso, para ponerse de pie. - Dame la mano, vamos a mi habitación, por tu regalo. - dice con emoción en su voz y ojos.
El rizado sonríe aún más, antes de darle la mano y seguirlo, sintiendo realmente que su corazón creció ese mes por el inmenso amor hacia Louis.
Harry definitivamente ya no odia más la Navidad y mucho menos Diciembre, no desde que se convirtió en su Loucember.
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