—— THE STONE TABLE ——

Todos los presentes estaban sentados, a la espera de que de la gran carpa saliera Aslan o la bruja blanca, el silencio era absoluto y el único ruido que había era el del viento. Diana estaba a un lado, junto a los Pevensie, los cuales estaban expectantes, sabiendo que podían o no perder a un hermano, por su parte a Diana no la preocupaba aquello, sabía que Aslan conseguiría que Edmund saliera ileso, la pregunta que rondaba la cabeza de la joven era, ¿a que precio? Algo en su interior la advertía de que las consecuencias serían diferentes. Finalmente, y tras varios minutos de nerviosismo e intriga, la Bruja Blanca salió de la carpa, haciendo que todos se pusieran de pie, a la espera de saber si Edmund sería o no, sacrificado en la mesa de piedra.

Diana se puso delante de los Pevensie, haciendo entender a la Bruja a quien debía de enfrentarse si quería hacerles algo, y ese gesto solo indicó una cosa para Jadis y para cualquiera que se hubiera fijado con atención en aquel detalle: Diana era la hermana de un león, y lucharía como uno si alguien se interponía en su camino.

—A renunciado a su derecho de tomar la sangre del hijo de Adán.— Anunció Aslan, haciendo que todos los del campamento, que estaban de su parte, inclusive los Pevensie, celebraran aquella victoria.

—¿Cómo se que se mantendrá esta promesa?— Inquirió la Bruja Blanca, la cual estaba delante de su "trono", ante su pregunta, la mirada de Diana no fue hacia ella, sino hacia Aslan percatandose de que algo iba a ocurrir. Como respuesta el Gran León, la soltó un gran rugido, que obligó a la Bruja a sentarse, haciendo que todos aquellos que estaban de su parte se rieran de ella mientras todos celebraban aquella pequeña victoria. Pero no fue el caso de Diana, ya que la mirada que le echo su hermano la indicó que algo iba mal.

—¿Qué ha sucedido ahí adentro?— Preguntó Diana acercándose a Aslan, el cual intentaba ocultar su expresión de tristeza.

—Nada de lo que debas de preocuparte, mi querida hermana.— La tranquilizó el león, pero aquellas palabras no bastaron para Diana, y él lo sabia.

—He de hacerlo.— Dijo finalmente. —Tu expresión ha cambiado, y ella no renunciaría tan fácilmente a la muerte de Edmund. ¿Qué es lo que la has prometido a cambio de que dejara con vida al hijo de Adán?— Diana le miró fijamente, demostrando por primera vez ante Aslan, únicamente, que no le tenía miedo a nadie, y aquella actitud le hizo sonreír. Su hermana era más impulsiva que él, se coibia por qué estaba en un lugar desconocido, pero en aquel momento vio lo que tanto ansiaba ver. El liderazgo que Diana necesitaba para ir a la batalla.

—Solo debes de confiar en mi, Diana. La Bruja cree saber más que yo de Narnia y de muchos otros elementos, pero no es así. Solo te pido que confíes en mis actos y en lo que sucederá.— Ante su comentario, Diana se quedó confundida, ya que no comprendía que era lo que su hermano quería decir, pero sabía que algo iba a suceder, algo que no iba a ser del agrado de nadie, o por lo menos del de ella.

—Eso no me consuela, Aslan.— Le informó haciendo que el león suspirase con pesadez.

—Estas lista para guiarlos.— Dijo confundido bastante a la chica.

—¿Qué es lo que quieres decir con ello?— Preguntó Diana confundida, al no comprender que era lo que su hermano quería decir.

—La batalla con la bruja se acerca, y tu estás preparada para llevarlos a ella.— Aclaró Aslan sabiendo que debía de omitir algunos detalles, como el hecho de que él no iba a estar presente en ella.

—Las guerras son repugnantes.— Murmuró recordando la guerra que había dejado atrás y que de alguna forma no era tan directa como lo era aquella.

—No puedo estar más de acuerdo contigo, mi querida hermana.— Garantizó Aslan orgulloso de lo rápido que Diana había aprendido.

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—No debéis de dejar ningún franco sin proteger, alteza. Utilizarán cualquier punto como ventaja para herirla.— La indicó Oreius haciendo que la chica asintiera mientras retrocedía.

—¿Crees que ganaremos?— La joven y aún no coronada reina le miró preocupada, tenía un terrible presentimiento desde que la bruja había decidido venir y Diana sabía que no podía dejar pasar aquella sensación, sabiendo que debía de estar preparada para cualquier infortunio.

—¿Por qué no lo haríamos? Tenemos a los hijos de Adán y a las hijas de Eva, a un gran ejército que luchará hasta la muerte, al gran Aslan y a vos. ¿Por qué no íbamos a recuperar nuestra, tan ansiada y merecida, libertad?— Alegó el centauro haciendo que Diana se quedará en silencio, ya que desde su punto de vista parecía tener razón, pero por mucho que las profecías se hicieran realidad, todos eran perecederos, podían morir a manos de una espada o de una flecha, y si eso sucedía, ¿que pasaría después? —Debéis de tener confianza en lo que sucederá, la esperanza y la fe es lo último que debemos de perder.— La recordó haciendo que la chica sonriendo.

—¿Por qué Diana no entrena subida en un caballo?— Le preguntó Edmund a Peter, mientras los dos se acercaban a la morena y al centauro.

—Desde la llegada de la reina, ella ha demostrado que algunas de sus habilidades dormidas que tenía por nacimiento han comenzado a despertarse. Entre esas habilidades destaca la velocidad, es tan rápida como lo podría ser un caballo.— Explicó Oreius mientras esquivaba con demasiada facilidad los ataques de la chica. —Además de que sería un blanco perfecto y fácil para la Bruja Blanca.— Añadió sabiendo que los hijos de Adán y las hijas de Eva podían ser su principal objetivo, pero tal vez lo era más Diana, por qué a fin de cuentas ella representaba de forma física a Narnia y a los narnianos, ella era la esperanza junto a los cuatro hermanos.

—Pero nosotros vamos a caballo y seremos blancos fáciles.— Alegó Peter sin comprender aquella lógica, ya que eso suponía que ellos también serían claros objetivos.

—Edmund se encargará de una división y tu, Peter, de otra.— Intervino Diana mientras se movía rápidamente esquivando los ataques de Oreius y usando toda su fuerza para atacarle, mostrando que ella se estaba tomando aquello, tal vez, mucho más enserio que cualquier narniano, y era por eso que todos veían que Diana estaba lista para reinar, porque aunque ella no fuera consciente de lo fuerte que era, sí lo eran quienes la veían entrenar.

—¿Ya sabes la estrategia?— Preguntó Edmund sorprendido de que ya se la hubiera aprendido, ya que era evidente que la sabía, con aquella frase lo había demostrado y era siniestro, pero también mostraba que estaba empeñada en proteger a los suyos.

—Te gane.— Sonrió Diana justamente cuando desarmaba al centauro, sorprendiendo a los tres por el veloz movimiento y lo rápido que había aprendido, ya que Diana había tenido que compaginar sus entrenamientos con la espada junto a los del tiro con arco, los entrenamientos con respecto a las habilidades que ya tenía y las reuniones con respecto a la estrategia que iban a usar.

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—Buenas noches, pequeña princesa.— Murmuró Aslan mientras miraba como su hermana dormida plácidamente en la cama que había en su tienda, para después salir de ella y recorrer el campamento narniano en completo silencio para adentrarse en el bosque, en dirección a la mesa de piedra, donde tendría lugar aquel momento que había pactado con la bruja para salvar la vida de Edmund. —¿No deberíais de estar acostadas?— Preguntó el león al sentir la presencia de Susan y de Lucy, las cuales llevaban un rato siguiéndole, esperando que él no se diera cuenta de su presencia.

—No podíamos dormir.— Respondió Lucy queriendo saber a donde iba Aslan, ¿por qué les abandonaba la noche antes de la batalla?

—Por favor, Aslan. ¿Podemos ir contigo?— Pidió Susan, esperando poder convencer al león de que las permitiera acompañarle aunque fuera, tan solo, una parte de su camino.

—Me gustaría tener compañía esta noche.— Comentó agradecido de que ambas estuvieran allí, lo que hizo que las dos hermanas se pusieran a cada lado del león. —Gracias.— Sonrió Aslan mientras Susan y Lucy se agarraban al pelo de su melena y comenzaban a caminar, atravesando el frondoso y extenso bosque narniano. —Llego la hora, desde aquí he de continuar solo.— Aslan se detuvo y se dio la vuelta para mirar a las dos hermanas, en señal de que en aquel lugar el camino de los tres debía de separarse.

—Pero, Aslan.— Empezó a decir Susan en señal de que no podrían librar la batalla ni ganarla sin él.

—Debéis de confiar en mi, tengo que hacerlo.— Las pidió esperando que todo fuera tal y como él lo había planeado, sino las cosas podrían torcerse demasiado. —Gracias Susan, gracias Lucy. Y adiós.— Las agradeció mientras se daba la vuelta y empezaba a caminar.

—¿Y Diana?— Preguntó Lucy sabiendo que si el león se marchaba, quien peor lo pasaría sería la morena, era la única familia que tenía, el único que tenía sus tan deseadas respuestas.

—Ella lo entenderá.— Se limitó a decir sabiendo que cuando supiera la verdad lo entenderia, por supuesto la dolería y estaría triste, pero todas las acciones de vital importancia estaban tomadas por un motivo, y Aslan tenía el suyo.

—He aquí el Gran León.— Anunció la bruja al ver acercarse a Aslan, el cual empezó a ser insultado y golpeado por todos aquellos que eran fieles a Jadis.

—Gatito, ¿quieres tu platito de leche?— Se burló el enano justamente cuando golpeaban a Aslan para tirarle al suelo.

—Atarlo bien.— Ordenó Jadis haciendo que los suyos obedecieran su orden. —Esperar, hay que afeitarlo primero.— Les informó mientras empezaban a cortarle el pelo, en señal de victoria. —Traerlo ante mi.— Volvió a ordenar, mientras subían a Aslan a la mesa y ella se inclinaba ante él para decirle algo. —¿Sabes, Aslan? Ahora me has decepcionado, ¿de verdad creías que haciendo esto salvarias al traidor humano? Me has entregado tu propia vida y no has salvado a nadie, y todo por amor.— Se burló creyendo que aquel era el acto más patético que el león podía haber llevado acabó, ¿de que le iba a servir, si iba a acabar muerto? —Esta noche la magia insondable va a quedar aplacada, pero mañana nosotros vamos a tomar Narnia para siempre.— Gritó la bruja a los suyos, mientras Aslan miraba al frente y veía ante él la nítida pero borrosa imagen de Diana, la cual veía aquello de forma directa, pero nadie la veía a ella, porque estaba viviendo aquello como uno de sus sueños o mejor dicho, de sus pesadillas.

—Lo siento, hermana.— Murmuró el león justamente cuando la bruja alzaba el cuchillo.

—Muere.— Gritó emocionada al mismo tiempo que se le clavaba en el pecho, matandole. —¡El Gran gato ha muerto!— Anunció viendo que aquella era la primera victoria de muchas más, o eso era lo que ella creía.

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—¡No!— Exclamó Diana mientras se despertaba de golpe, haciendo que un fauno entrará en la tienda alertado por aquel grito.

—¿Qué pasa alteza?— Preguntó el fauno mientras Diana salía fuera de la tienda viendo que algo había pasado, podía sentirlo.

—Traigo malas noticias.— Anunció una ninfa apareciendo ante Diana y el resto de narnianos que se habían despertado debido al grito de la reina. —Aslan ha sido sacrificado en la mesa de piedra.— Anunció mientras todas las miradas se pisaban en Diana la cual cerró los puños mostrando lo enfadada que estaba, mientras el color de sus ojos cambiaba de castaño a dorado, detalle que no pasó desapercibido por nadie, ya que un relámpago iluminó el cielo y eso mostraba que no era, únicamente, una coincidencia.

—¿Qué hacemos ahora su Majestad?— Preguntó Oreius mirando a Diana mientras Peter y Edmund se quedaban a un margen, junto a su tienda sin entender que era lo que había sucedido, ya que les había despertado el relámpago que la reina había provocado.

—Mi hermano ha muerto para salvar al hijo de Adán, para que la profecía se haga realidad y llegue el fin de la dictadura de Jadis. No dejemos que la muerte de Aslan haya sido en vano, nos organizaremos según lo planeado, hoy al medio día en el valle de Beruna se librará la batalla que decidirá el destino de Narnia, y hoy vengaremos a mi hermano. Lucharemos por nuestro hogar y por los nuestros, hoy recuperaremos a Narnia, y diremos adiós al miedo y a la opresión. Todos vosotros vais a luchar a mi lado, y al lado de los hijos de Adán, y es por ello por lo que os estaré eternamente agradecida, sin vosotros Narnia jamás podrá ser liberada, porque esta tierra no solo vive a traves de mi, también vive a traves de todas las criaturas que la habitan, Narnia vive a traves de todos nosotros.— Sentenció Diana mientras miraba a todos los suyos, mientras sus ojos se mantenían de color dorado, mostrando su parentesco con el león y lo que siempre se había sabido, ella era poderosa y en aquel instante todos eran testigos de que dentro de ella residía el espíritu de un león.

—¡Por Narnia!— Gritó Oreius mientras se inclinaba ante su reina en señal de que todos iban a seguirla sin poner objeción alguna, a fin de cuentas ella era su legítima reina.

—¡Por Narnia!— Gritaron el resto de narnianos imitando el gesto del centauro, haciendo que Diana mostrará una pequeña sonrisa en señal de que no estaba sola, había encontrado a su pueblo, a su familia.

★★★

¿Creíais que había abandonado la historia?

Como ya os dije me lo voy a tomar con calma, principalmente porque tengo dudas con respecto algunos sucesos que sucederán.

Bueno al margen de ello, este es uno de los capítulos más largos de los que llevo escritos, pero es un capítulo importante.

Primero, por qué Diana sabe que va a pasar algo, puede notarlo en Aslan, aunque ese es un detalle del que todos nos damos cuenta.

Segundo, la conversación de ambos, creo que dejo ver que Diana tiene momentos en los que actúa como un líder, como se espera de una reina y de la hermana de Aslan, y otras en las que se comporta como una chica algo asustadiza.

Tercero, su entrenamiento con Oreius, sinceramente creo que estos dos se harán buenos amigos, y eso me gusta. La posibilidad de esta amistad... puede llegar muy lejos.

Cuarto, la muerte de Aslan, un suceso muy impresionante. Y algo violenta, la peli es para niños pero... vamos que hay momentos que dices "¿como demonios ve esto un niño?", y lo importante Diana lo ve, para ella es un mero sueño pero como ya os he dicho, Narnia la advierte de sucesos importantes mediante sueños o pesadillas.

Quinto, el momento de Diana de empoderamiento, creo que es una de mis escenas favoritas, porque en ese momento se ve sola, pero en vez de llorar por haber perdido a su única familia se planta delante de los suyos, mostrando lo fuerte que es y mostrando que no les va a dejar solos, que van a luchar hasta que mueran si es necesario. Y creo que eso es lo que me gusta, ya que en La Hermana de Aslan nunca hubo una escena así.

Sexto y para destacar, el gif. Dios es de mis montajes favoritos porque parece que Diana está allí, en la mesa de piedra y estoy segura de que muchos lo habéis pensado.

Bueno, ya he terminado de resaltar lo importante del capítulo solo vengo a decir que hoy he actualizado porque es el cumpleaños de William Moseley, nuestro querido Peter Pevensie. Y ya sabéis lo que me gusta publicar en días señalados como en los cumpleaños de mi protagonista y del interés amoroso.

Por cierto, no se cuando volveré a publicar, pero tener presente que la historia sigue ahí, solo que tengo algunos problemas con el futuro de algunos personajes. (Principalmente con Alem y Amaris)

¿Qué os ha parecido el capítulo?

¿Listos para la Gran Batalla?

Os leo ❤