CAPÍTULO 8: THE WITCH
—— THE WITCH ——
La noche en Narnia, a pesar del calor, había sido algo fría y distinta. Lejos había quedado la fría noche que habían tenido en la nieve. Aunque la primavera había llegado..., las frías noches proseguian y todos habían sido conscientes de ello a la hora de refugiarse. Pero, para Diana pasarse la noche despierta había sido por otro motivo, y era el temor a que alguien, aliado de la bruja, apareciera. Por supuesto era un suicidio, pero aún así, no quería correr el riesgo, nunca había que confiarse.
—¿Sucede algo?— Diana salió de su tienda, encontrándose a Aslan en la puerta.
—No, querida. Solo han traído al cuarto.— Explicó mirando hacia Edmund.
—¿Qué va a pasar?— Preguntó Diana mientras se aferraba a una pequeña manta que la cubría los brazos.
—No lo se, pero no creo que sea algo bueno. Estoy seguro de que ella vendrá, y debemos de estar listos. Tu deberás de estar lista.— Afirmó el león haciendo que Diana le mirase confundida.
—¿Yo? ¿Por qué yo?— Preguntó Diana confundida.
—No creo que venga solo ha "hablar", intuyo que pueda venir a tantear el terreno. Sobretodo vendrá a evaluarte, puede que tenga miedo a los Pevensie, pero puedo asegurar que a quien más teme es a ti.— Aseguró Aslan, haciendo que Diana tragara saliva con dificultad a la posibilidad de que tuviera un primer encontronazo con la bruja. Si ya de por sí tenía miedo a enfrentarse a ella, ni imaginar quería verla frente a ella y sin poder matarla.
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A pesar de la llegada de Edmund, Diana había regresado a su tienda dispuesta a descansar, pero apenas lo hizo. Quería saber que había visto Edmund, que había sucedido todo aquel tiempo que había estado con aquella mujer, no por curiosidad sino para saber a qué se enfrentaban. Él había sido el único que había sobrevivido a ella, por lo tanto el único que podía explicarla a que se enfrentaban.
—¿Cuánto tiempo llevan hablando?— Preguntó Diana acercándose a Peter, el cual miraba hacia Aslan y Edmund.
—Demasiado tiempo. No es necesario que estés aquí, Diana.— La indicó el chico, observando que Diana tenía la apariencia de una reina con aquel otro vestido de color negro con dorado y con una tiara de color dorado.
—Quiero saber que ha visto, no para juzgarlo. Sino para saber que es lo que les ha hecho... Se que los narnianos tienen su versión, y les creo. Pero tal vez él sepa algo que nosotros no.— Explicó Diana mientras se cruzaba de brazos.
—¡Edmund!— Gritó Lucy al ver a su hermano mayor, el cual se giró para mirar a sus hermanos al igual que Aslan.
—Ahora, no, Lucy.— La detuvo Susan sabiendo que en aquel momento Aslan debía de explicarle las consecuencias de sus actos. A pesar de ello, el gran león finalizó la conversación con el chico, permitiéndole bajar de la colina para reunirse con sus hermanos.
—Lo hecho, hecho esta.— Dijo Aslan a los cuatro chicos, mientras Edmund se quedaba en silencio mostrando los signos de su estancia con la bruja. —No tenéis que hablar con él de algo ya pasado.— Añadió el león para después marcharse, dejando a los cinco chicos solos.
—Hola.— Saludó Edmund tras unos segundos de incómodo silencio, instantes después Lucy abrazó a su hermano gesto que posteriormente Susan imitó.
—¿Estas bien?— Le preguntó Susan a su hermano pequeño.
—Un poco cansado.— Admitió el chico.
—Duerme un poco.— Le indicó Peter señalando la tienda que ambos compartirían. Edmund obedeció la orden de Peter y comenzó a caminar hacia ella. —Y Edmund, intenta no largarte.— Le pidió haciendo que el chico sonriera.
—¿Qué es lo que habrá pasado?— Preguntó Lucy con curiosidad.
—Creo que es mejor que ninguno se entere de ello...— Murmuró Diana con temor a las consecuencias.
—¿A que te refieres?— Preguntó Peter confundido.
—Todo tiene un precio y no creo que la bruja se quede de brazos cruzados. No cuando su objetivo es mataros.— Explicó la chica haciendo que los tres hermanos se mirasen confundidos.
—Venga, vamos.— Insistió Lucy tirando de la muñeca de Diana. —Tengo hambre.— Aseguró, haciendo reír al resto, mientras Diana la seguía.
Aunque la vida en el campamento, en cierto sentido, podía parecer idílica, no lo era. En absoluto. Y eso venía al simple hecho, de que si bajabas la mirada y te parabas a mirar al resto de narnianos, tal y como Diana hacia, se podía apreciar como estos se preparaban para lo que era una inminente guerra. Sonaba y parecía terrador, y de hecho, así era. La guerra estaba cada vez más cerca, y Diana, lastimosamente, sabía que eso era así. Sabía que era cuestión de días, inclusive horas. Porque la Bruja Blanca no iba a quedarse de brazos cruzados, no cuando su soberanía peligraba tanto. Ya no por la presencia de los Pevensie, sino por la de Diana.
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—En Narnia nunca se van a acabar las tostadas.— Comentó Lucy a Edmund, al ver como comía. Pero era evidente que su ansia venía precedida por el hambre que había pasado.
—Y habrá provisiones para el camino de vuelta.— Intervino Peter, el cual estaba alejado de todos, apoyado en la roca, lo que hizo que todos le mirasen.
—¿Volvemos a casa?— Preguntó Susan sorprendida por lo que su hermano acababa de decir.
—Vosotros.— Anunció separándose de la roca. —Le prometí a mamá cuidar de los tres, pero yo puedo quedarme algo rezagado y ayudarlos.— Explicó Peter mientras se sentaba entre Edmund y Diana, la cual escuchaba la conversación en completo silencio.
—Pero nos necesitan.— Intervino Lucy mirándole con seriedad. —A nosotros cuatro.— Añadió mirando a sus hermanos, sabiendo que Diana no iba a irse, y eran evidentes los motivos por los que no se iba a ir.
—Lucy es muy peligroso. Casi os ahogais y a Edmund casi lo matan.— Explicó Peter intentando hacer entrar en razón a su hermana pequeña.
—Por eso debemos de quedarnos.— Dijo Edmund mirando a todos, para después mirar a Diana. —He visto actuar a la bruja blanca, yo la he ayudado. Y no podemos dejar a toda esta gente a su merced. Y lo siento, mucho Diana.— La aludida le miró confundida.
—A mi no debes de pedirme disculpas, Edmund.— Le tranquilizó sonriendo.
—Sí, debo de hacerlo. La ayude ha hacer daño a muchos narnianos que creían en nosotros. Y creyeron más cuento dije que venía con nosotros una chica más que llevaba el escudo de Narnia del cuello. Ella nos teme, pero a ti y a Aslan... sabe que sois los que mandáis aquí.— Explicó Edmund haciendo que Diana se quedara en silencio, siendo consciente de que muchos de los Narnianos habían corrido aquella suerte debido a ella, y en parte, la morena, se sentía culpable de ello.
—Pues no se hable más.— Sentenció Susan poniéndose de pies.
—¿A donde vas?— Preguntó Peter preocupado, debido a lo que había sucedido anteriormente.
—A coger practica.— Respondió con obviedad mientras cogía el carcaj y el arco.
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—El invierno de la bruja está perdiendo territorio.— Dijo Aslan, al ver a su hermana mirar la mesa donde se hallaba un mapa de Narnia, con dos puntos. El campamento de Aslan, y el campamento de la bruja.
—Eso no significa nada.— Murmuró Diana mientras frotaba sus manos, al mismo tiempo que se removia incómoda, llamando la atención de su hermano.
—¿Qué sucede?— Preguntó el león sabiendo que algo estaba sucediendo.
—No es nada.— Negó Diana mientras volvía a sentir aquella sensación de frío que había sentido el tiempo que habían estado caminando por la nieve.
—Sí, es algo, Diana. Narnia te está hablando, te esta diciendo que sucede algo. ¿Qué te incomoda?— Quiso saber el león, haciendo que la joven supiera por qué se estaba sintiendo tan incomoda.
—Ella está viniendo.— Se limitó a decir, justamente cuando llegaba un centauro hasta los dos hermanos.
—Altezas, la Bruja Blanca solicita una audiencia con vuestras majestades.— Dijo un centauro, haciendo que Diana mirase a Aslan con una expresión de completo pavor.
—Dila que así será.— Respondió Aslan, haciendo que el narniano se marchara, para después mirar a su hermana. —No debes de que preocuparse, Diana. Va a salir todo bien, ten fe en ello.— La intentó tranquilizar mientras la joven asentia. Pero ella sabía que la presencia de la bruja era mucho más que para hablar con ellos dos. Unos instantes después, todo el campamento estaba postrado en el camino que conducía hasta la carpa en la que Aslan y Diana se encontraban, para instantes después los Pevensie aparecieran alertados por el señor Castor. Los cuatro hermanos miraron a Aslan y Diana, los cuales mantenían su mirada fija en la bruja, la cual miraba de forma desafiante a la propia Diana.
—Jadis, la reina de Narnia. Emperatriz de las Islas solitarias.— Anunció un enano, mientras un grupo de ciclopes llevaban al hombre un trono a hombros, con ella subida encima.
—No queremos a Jadis.— Gritaban muchos narnianos, mientras que muchos otros la insultaban.
Finalmente, el séquito de ciclopes se detuvo, y del trino bajó la bruja, la cual comenzó a caminar hacia Aslan y Diana, los cuales se mantuvieron en sus respectivas posiciones.
—Tienes a un traidor aquí, Aslan.— Anunció la Bruja, haciendo que de lejos se escucharán sonidos de sorpresa, mientras Edmund agachaba su cabeza.
—Su falta no te perjudico a ti.— Habló Aslan de una forma pausada y apacible, extraño viniendo de un animal que se suponía que era todo lo contrario.
—¿Has olvidado las leyes que rigen Narnia, tal vez?— Inquirió la Bruja haciendo que Aslan soltara un rugido.
—A mi no me hables de la magia insondable, Bruja. Yo estaba ahí cuando se escribió.— La advirtió con seriedad, haciendo que la bruja riera.
—Entonces sabrás de sobra que todo traidor me pertenece. Su sangre es propiedad mía.— Le recordó, haciendo que Peter mostrará su espada.
—Atrévete a llevártelo.— Advirtió Peter mostrando su espada, al mismo tiempo que el monotauro que iba con la bruja se preparaba para poder defenderla.
—¿Realmente crees que la fuerza puede negarme lo que me corresponde, pequeño rey?— Preguntó Jadis con prepotencia.
—Esa pregunta habría que hacértela a ti, tu has usurpado mi trono y dominado a mi pueblo.— Habló en este momento Diana sorprendiendo a todos por como se había dirigido a la bruja.
—Vigila como me habla tu hermana, Aslan. No he venido a pelear con ella.— Dijo la bruja con superioridad.
—Mi hermana es libre de hacer o decir lo que quiera.— Respondió el león con tranquilidad, orgulloso de la respuesta de su hermana.
—Aslan sabe que a menos que obtenga sangre, tal y como indica la ley. Toda Narnia zozobrara y padecerá bajo el fuego y el agua.— Les informó a todos los presentes, mientras Diana le miraba a Aslan con un tono de súplica. —Ese muchacho, morirá en la mesa de piedra. Como manda la tradición.— Sentenció la bruja señalando a Edmund, haciendo que Peter mirase a su hermano preocupado. —No os atrevais a negarmelo.— Advirtió mirando a los dos hermanos.
—Ya basta. Tenemos que hablar a solas.— Dijo Aslan caminando hacia la carpa, siendo seguido por la bruja blanca, la cual miró a Diana de una forma asesina, la cual la miró de la misma forma. Mostrando, por unos segundos, unos ojos dorados, hecho que intimido y sorprendió en partes iguales a la bruja.
★★★
Adorais el gif, yo lo sé. De hecho es uno de los gifs que estaba deseando publicar. Me encanta este momento de tensión.
Regresando al capítulo, adoro a Aslan y a Diana, y más a Diana en modo reina. Osea QUEEN. Pero la cosa, estoy deseando, no sabéis cuanto, llegar a la batalla, porque tengo en mente una escena que mostrará un poco de las capacidades mágicas de Diana.
El caso, no se exactamente sí se empieza a mostrar una amistad con los Pevensie, con Lucy evidentemente sí, pero también he de hacerla con el resto. Y si me dais ideas o queréis que sea de alguna forma estoy abierta a leerlas y a tomarlas. También cuenta para la relación de Diana y Peter.
Respecto al próximo capitulo... Ir cogiendo pañuelos, que se viene llorera.
¿Qué os ha parecido el capítulo?
Os leo ❤
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