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o. el mundo engulle a los muchachos como tú


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⊹ ꒰ 𝐏𝐑𝐎́𝐋𝐎𝐆𝐎. ꒱⊹

𝐧𝐞𝐰 𝐡𝐚𝐦𝐩𝐬𝐡𝐢𝐫𝐞,,
𝟷𝟿𝟿𝟼 

𝚂AMANTHA LE HABÍA LLAMADO MUY TARDE la noche anterior. Al parecer uno de sus compañeros había avisado de que no podría ir a trabajar al restaurante al día siguiente; así que le tocaría a Nora recuperar el turno. A las seis de la mañana. ¡Las seis! ¡Y el turno se reenganchaba con el suyo!

          Al menos tendría un descanso a mediodía...

          A pesar de lo tarde que era, Nora había subido corriendo a su cuarto para hacerse con el walkie talkie que guardaba desde que ambos eran niños para avisar a su mejor amigo de que al día siguiente no podría ir a su encuentro. Por lo visto, al salir a correr temprano, su padre había encontrado un juego de mesa entre la arena y se había empeñado en que debía jugar, así que llamó personalmente a la pelirroja para que su hijo dejara la máquina infernal con la que se había obsesionado. Pero Nora no podría ir.

          Encendió el walkie talkie con esperanzas de que siguiera funcionando, y esbozó una sonrisa triunfal al escuchar de nuevo el familiar sonido que le había acompañado buena parte de su infancia. Se sintió tentada a apagar y encender la luz, saludando en código morse a cualquiera que viese el resplandor de su habitación a través de las cortinas, tal y como hacían cuando eran niños, antes de irse a la cama. Estiró la antena del aparato y se acercó a la ventana.

          ━Alex ━el corazón le martilleaba en el pecho, acelerando sus latidos por segundo, cosa que le llevaba sucediendo desde hacía bastante tiempo cada vez que pensaba en él━. Alex, soy Nora —dijo, probando de nuevo.

          Se mordió el labio inferior con nerviosismo, mientras la espera se le hacía eterna. Pero en la casa de enfrente, Alex le había oído la primera vez. En un inicio se había asustado, porque pensaba que había ido a visitarle, pero en seguida adivinó que el sonido provenía del antiguo walkie talkie que su madre había guardado en una de las cajas que tenía bajo la cama.

          ━¿Qué ha pasado? ━preguntó, alarmado, al alcanzar el aparato.

          ━AC/DC ha decidido ponerse a componer ópera, Alex ━dijo ella, al otro lado de la línea━. Ya no habrá más rock para ti, lo siento.

          El castaño sintió cómo toda la preocupación que se le había formado en la garganta se le deshacía en una risa boba que solo le salía con Nora. La carcajada risueña de ella, contagiada por su vecina, se vio interrumpida cuando reparó en la hora que era.

          ━¿Te he despertado?

          ━Qué va, justo me iba a poner a jugar otra ronda ahora ━respondió Alex, sentándose en su cama━. No te preocupes, El. ¿Cómo se te ha dado por desempolvar estas antiguallas a la una de la mañana?

          ━Bueno, tú has respondido, así que tanto polvo no tendrían ━le dijo ella, adivinando la sonrisa en los labios de su mejor amigo━. El caso es que Sammy me ha dicho hace un rato que Liam no va a poder ir mañana al trabajo, y me ha dado su turno.

          ━Entonces no vas a poder venir mañana a casa, ¿no?

          ━Exacto, solo quería avisarte ━murmuró ella.

          ━¿Sabes? Estaba pensando en invitarte a comer después de tu turno, pero mejor te acompaño hasta el trabajo y desayunamos juntos ━propuso Alex, arrepintiéndose en el instante.

          ━¿En serio? ¿Harías eso por mí?

          Alex, adivinando su figura tras la ventana, supo que lo que iba a decir no se refería en absoluto a acompañarla al trabajo al amanecer, a pesar de que respondiera a su pregunta. Había una verdad oculta entre líneas que jamás osaría reconocer en persona. Principalmente por que los nervios y las dudas le traicionaban en el último segundo.

          ━Claro, por ti lo que sea.

          «Lo que sea», pensó Nora. «Ha dicho lo que sea». Se ilusionó imaginando que aquello iba con doble sentido, que no insinuaba que se levantaría más temprano de lo habitual para desayunar, si no que le prometía permanecer junto a ella, pasara lo que pasara, que no la dejaría sola. Se imaginó cómo sería si lo que ella sentía fuera recíproco, si en algún extraño universo paralelo ella tendría, aunque fuera, una posibilidad con Alex.

          Pero se quedó en su imaginación, porque Nora no sabía leer entre líneas.

          ━Y, bueno ━carraspeó Alex, eliminando el silencio en el que se habían quedado tras sus palabras━, ¿qué tal están yendo tus vacaciones?

          ━Bien ━Nora odiaba esos momentos: estaban genial, alguien decía algo demasiado profundo y de repente las conversaciones se volvían superficiales y ficticias. Como si hubiera llegado a un punto en su relación, a un límite, que si era cruzado los destrozaría por completo. La friendzone━. ¿Y las tuyas?

          ━También bien. Supongo ━Alex volvió a aclararse la garganta, nervioso. Algo iba mal, no debía de haber dicho lo del desayuno. Tenía que ser eso, porque después de proponerlo, todo se había ido a la mierda━. Pues hasta mañana ━cogió aire, arriesgándose en el último segundo, y lo soltó, por fin━: te quiero, El.

          Nora se quedó paralizada en su habitación. Alex intentaba vislumbrar su reacción a través de la ventana, pero solo veía la sombra de su cuerpo sobre las cortinas. Jamás se habían dicho eso. Era como un tabú entre ambos. Cuando pasaron un par de minutos y no obtuvo respuesta, Alex apagó el walkie talkie y cogió la consola, algo deprimido. Definitivamente, había sido un conversación horrible.

          ━Yo también te quiero ━susurró Nora.

          Pero no la escuchó.

𝐧𝐞𝐰 𝐡𝐚𝐦𝐩𝐬𝐡𝐢𝐫𝐞,,
𝟸𝟶𝟷𝟼

𝚂TEPHEN VREEKES SENTÍA QUE LO HABÍA PERDIDO TODO. Según la policía, su único hijo se había matado. Años más tarde, su mujer decidió que la mejor solución a sus problemas era acabar con su vida de la misma manera que su hijo. Perdió el trabajo por culpa de la depresión que esto le supuso, y sus amigos y familiares no dudaron en terminar por abandonarlo o morir. Solo le quedaba la gran casa que había comprado al casarse, pero no era un consuelo. Después de todo lo sucedido, en New Hampshire se rumoreaba que estaba embrujada.

          Stephen empezaba a creer lo mismo. ¿A qué, si no, se debían todas sus desgracias?

          Veinte años después de que su hijo le dejara ━━pues él no se creía que a los diecisiete años un chico como Alex se suicidara━━ su principal ocupación era vagabundear por los terrenos que aún le pertenecían. Hacía tiempo que había dejado de preocuparse por su aspecto físico, de aparentar que todo estaba bien, porque era evidente que su vida se había convertido en un infierno. Solía ahuyentar a los curiosos a base de sustos. Eso era lo único que calmaba su conciencia: advertir a otros muchachos de que tuvieran cuidado si no querían acabar como su hijo.

          ━¡Hola, Fridge!

          Se puso alerta cuando escuchó la voz de aquella chica tan cerca de la verja de la entrada. Había estado toda la mañana cultivando los vegetales que le servían de alimento en el jardín trasero de la mansión y no contaba con visitas a esas horas de la mañana.

          ━Hooola.

          Eso terminó por servirle de sustento. Había sonado incluso más cerca que las palabra anteriores.

          ━¿Te llevo? ━exclamó, de nuevo, la chica.

          ━Me voy con ella ━avisó el chico de antes, en un tono más bajo.

          ━¿Sabes? Casi me viene mejor para organizarme ━dijo una tercera voz, simulando que estaba de acuerdo. Oh, cuántas veces había escuchado ese tono en su hijo━. ¡Magnífico, frigorífico! ━exclamó, exageradamente alto━. Lo siento ━esperó a que el coche se fuera y abrió la reja para interrogar al chico━. Tú mismo, ni que fuera... tu mejor amigo ━murmuró, abatido.

          ━¿Qué has dicho? ━le preguntó Stephen, que había perdido algo de oído también.

          ━Nada, señor ━contestó, con el miedo reflejado en la cara.

          ━¿Qué estás haciendo por aquí? ━inquirió, algo molesto.

          ━Hablaba con un amigo.

          Stephen decidió creerle y tomó aire. Cada vez que decía lo siguiente, le tomaban por un loco. Y estaba harto de que no le tomaran en serio. Después de todo lo que había sufrido merecía más respeto.

          ━Ten cuidado por dónde decides merodear, ¿me oyes, chico? ━le dijo, hablando con total sinceridad.

          ━Sí, le oigo, señor Vreekes.

          ━El mundo engulle a los muchachos como tú.

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