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i. ya da por muerto al chaval


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⊹ ꒰ 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏. ꒱⊹

𝐧𝐞𝐰 𝐡𝐚𝐦𝐩𝐬𝐡𝐢𝐫𝐞,,
𝟷𝟿𝟿𝟼 

𝙻OS HECHOS SE HABÍAN SUCEDIDO CON UNA ALARMANTE RAPIDEZ. Eso fue lo que les comunicó el agente cuando Nora, su madre y un abogado de confianza se personaron en la comisaría para la declaración. Y también fue la única conclusión de la policía al final del día, cuando dieron por finalizada la jornada de trabajo.

          La sala donde las mujeres de la familia Galloway y su abogado habían sido recibidos era una habitación totalmente vacía, salvo por la existencia de una mesa, tres sillas de metal y un micrófono. La estancia parecía estar insonorizada, y un gran espejo cubría la pared frente a la que se sentaba Nora.

          Gracias a los libros que había leído, la chiquilla sabía que la policía le había llamado en calidad de sospechosa, y no de testigo, de la desaparición de su amigo Alexander.

          ━Antes de nada ━dijo el agente, tras sentarse frente a ella, beber un trago del café que había traído y abrir su libreta━, quiero que sepan que esta conversación está siendo grabada. ¿Conformes?

          Nora, que tenía una manta echada sobre los hombros, y se hallaba arropada por su madre, la sintió girar la cabeza hacia el abogado, preguntando con la mirada si aquello era legal.

           ━Conformes  ━respondió él, a sus espaldas. 

          ━Bien, señorita Galloway ━comenzó el policía, revisando sus anotaciones con aire distraído━, primero va a tener que decirme cuándo fue la última vez que mantuvo contacto con el señor Vreekes, y luego narrarme qué fue lo que hizo desde entonces hasta que la desaparición se hizo pública. 

          Nora asintió, aun con la garganta irritada por el llanto, y comenzó su relato:

          ━La última vez que vi a Alex fue hace tres días ━explicó, moviendo las manos de forma confusa━. Como cogí el trabajo de verano en el restaurante, no tengo mucho tiempo libre, pero aquella tarde quedamos en el parque. Yo quería practicar con los patines, y él estaba... está aprendiendo a usar el monopatín. Estuvimos allí de cuatro a siete, aunque paramos a media tarde para descansar. Me invitó a tomar helado y estuvimos charlando un rato antes de volver a patinar. 

          »Pero al día siguiente por la mañana, el señor Vreekes, su padre, salió a correr por la tarde y encontró un juego de mesa. Dado que Alex está todo el día pegado a la televisión con la consola, me preguntó si podría pasarme por su casa a ver de qué iba para que su hijo dejase un poco de lado los videojuegos. Y yo acepté, pero le dije que tendría que ser a la mañana siguiente porque aquella tarde tenía que ayudar a mi padre en el jardín. 

          »Lo que pasó es que, casi a la una de la mañana, Sam, Samantha Willow, mi compañera, me avisó de que Liam Michaels no iba a poder hacer su turno de seis a diez, y que yo era la única disponible. Pensando en que necesitaba el dinero para la Universidad, cogí el turno y desempolvé mi viejo walkie talkie para llamar a Alex. Respondió casi al instante, como si, de algún modo, supiera que quería hablar con él. Estuvimos charlando como cinco minutos, no más. Le conté lo que había pasado y me dijo que en lugar de ir a su casa, me invitaba a desayunar. Lo... lo último que me dijo fue te quiero. Sé que iba a jugar una última partida y que luego se iría a dormir.

          La joven contuvo un sollozo y cogió un pañuelo de los que le ofrecía su madre. Tras sonarse los mocos, tomó aire y finalizó su relato:

          ━A la mañana siguiente me desperté a las cinco y cuarto, con la música de la alarma ━dijo Nora, apoyando las manos en su regazo━. Estuve un poco más en cama para desperezarme, así que calculo que cuando me levanté debían de ser las cinco y veinte. A esa hora, aún no había luz en la habitación de Alex.

          »Fui al baño de puntillas para no despertar a mis padres, y estuve diez minutos aseándome. Al volver  mi habitación me puse el uniforme de trabajo y preparé mi bolsa. M-me maquillé un poco y bajé las escaleras con los tenis en la mano. Al cerrar la puerta y mirar hacia arriba, aún no había luz en la habitación de Alex. Pensé que quizás estaría en el baño, así que me acordoné los zapatos y le estuve esperando... como media hora.

          El bolígrafo del agente, que se había deslizado sobre el papel de su pequeño cuaderno a una velocidad envidiablemente pasmosa para anotar su declaración con todo detalle, se detuvo de súbito y el policía levantó la mirada, extrañado.

          ━¿Qué le hizo quedarse tanto tiempo a esperarle cuando, llegados a un punto, ya es evidente que no iba a acudir?

          Nora sintió como si una mano invisible le apretara los pulmones, conteniendo la respiración de golpe y notando náuseas arremolinándose en su interior. Esa era la pregunta que llevaba haciéndose todo el día, a pesar de ya saber la respuesta. Pero era demasiado doloroso reconocerlo. Miró a su madre, suplicante, y ella le apretó cariñosamente el brazo. Ella lo sabía. Oh, por supuesto que lo sabía. Al fin y al cabo, era su madre. Su abogado le puso una mano en el hombro, señal de hacerle saber que estaba ahí por ella, para ella.

          ━No tienes que responder si no quieres, Eleonora ━le dijo━, no estás obligada.

          Pero en el fondo sí lo estaba, ¿no? Estaba obligada cívica y sentimentalmente a aportar cualquier información que pudiera dar una pista a la policía del paradero de Alex. Para poder traerlo a casa. Sano y salvo. Por eso tomó aire de nuevo y se sinceró:

          ━Yo... Alex era, es... Es mi debilidad ━murmuró, con la voz totalmente rasgada de tanto llorar━. Somos amigos desde hace tanto tiempo... Desde nuestro nacimiento, casi. Y él... yo... Bueno, yo pensé... Él me gustaba. Me gusta, quiero decir. Supongo que en el fondo me consolaba el hecho de pensar que acabaría apareciendo, que aunque momentáneamente se hubiera olvidado, enseguida estaría ahí...

          Pero el policía cortó sus divagaciones de raíz.

           ━Lo lamento, señorita Galloway, pero no he entendido ni una sola palabra de lo que ha dicho.

          Su madre, que aunque ya lo sabía de antes, también lo había escuchado, salió en su defensa:

          ━Mi hija no va a contestarle, señor agente ━le dijo, de manera clara y concisa━. Limítese a las preguntas sobre los hechos y absténgase de recordar a mi hija su pérdida con preguntas de carácter personal, por favor.

          ━Claro, señora ━aceptó el policía, revisando las palabras escritas en su cuaderno con cierto nerviosismo━. Mientras estuvo esperando, señorita Galloway, ¿vio algo raro o sospechoso a lo largo de la calle?

          ━N-no, la calle estaba totalmente vacía ━respondió ella, rememorando cada fotograma de lo vivido en su cabeza━. Cuando dieron las seis di la espera por perdida, así que me levanté. Pensé en coger el coche, pero prefiero andar, así que me puse la bolsa en bandolera y fui al restaurante. Estoy en el equipo de atletismo, ¿sabe usted? Estoy bastante acostumbrada a correr. Es por eso que llegué en poco tiempo.

          »Cuando llegué, el señor Gilpin, uno de los dueños, ya había abierto, así que simplemente fiché, me puse el delantal y empecé a servir mesas. Hasta las diez. El señor Gilpin me dejó hacer un descanso de veinte minutos. Después continué con el turno que me tocaba a mí desde el principio. Y de ahí hasta las dos en punto.

          ━Y volvió a casa andando también, ¿no es así? ━inquirió el agente.

          ━Sí, y fue cuando vi los coches de policía frente a las casa de los Vreekes ━asintió, con las menos temblorosas━. Mamá vino corriendo hacia mí y me preguntó si lo había visto, seguida de la madre de Alex. Respondí que no, y papá me metió en casa. No he salido hasta que me han llamado.

          ━De acuerdo, muchas gracias ━finalizó el policía, cerrando su cuaderno de forma sonora y guardando el bolígrafo en el bolsillo de la camisa, junto a la radio.

          ━¿Eso es todo? ━preguntó el abogado.

          ━Sí, por el momento. Pueden irse.

          El agente se levantó y abrió la puerta, observando cómo la señora Galloway ayudaba a su hija a levantarse y no dejaba de arroparla en ningún momento. El abogado recogió su maletín de encima de la mesa y se hizo con la caja de pañuelos, siguiendo a las mujeres al exterior de la sala. Cerró la puerta tras él al tiempo que su jefe cerraba la de la habitación contigua: había estado viéndolo todo.

          ━¿Qué opina, jefe? ━inquirió.

          ━Uhm, parece inocente ━contestó él mirando como el desafortunado trío abandonando la comisaría━. Al menos la niña. Se le nota en los ojos. Al abogado le da igual, porque solo quiere cosechar éxitos. Yo no la inculparía aún: necesitamos pruebas. Tráeme su expediente académico y todo lo que se sepa de ella. Todavía sigue siendo mi sospechosa.

          ━¿Y la madre?

          ━¿La madre? Oh, ella solo quiere proteger a su pequeña ━afirmó━. Es por eso que ya da por muerto al chaval.

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