LOS INICIOS DE VIKTOR.

Viktor era un psiquiatra conocido en Atlanta, altamente solicitado por su habilidad para conectar con los pacientes y manipular incluso las mentes más inestables. Su consulta siempre estaba llena, y los rumores decían que incluso podía persuadir a alguien de cambiar toda su perspectiva de vida en una sola sesión. Sin embargo, su carisma y sus métodos poco ortodoxos también lo convertían en un hombre enigmático y temido.

La mañana en que el brote comenzó, Viktor estaba sentado frente a un paciente en el hospital Grady Memorial, un joven que había intentado suicidarse días antes. Mientras hablaba con una tranquilidad calculada, intentando que el hombre le revelara sus pensamientos más oscuros, gritos se escucharon en los pasillos. El caos pronto se desató: médicos corriendo, pacientes gritando y el sonido de disparos rompiendo la calma habitual.

Al principio, Viktor pensó que era un caso de violencia en el hospital, algo que ya había ocurrido antes, pero no tardó mucho en comprender que lo que estaba ocurriendo era algo mucho peor. Caminantes, como luego se les llamaría, comenzaron a surgir por los pasillos, mordiendo a pacientes y médicos por igual.

Viktor, con su calma característica, no entró en pánico. Su capacidad de observación lo ayudó a analizar la situación rápidamente. Se refugió en un ala más segura del hospital junto con un grupo de médicos, enfermeros y pacientes. Durante los meses que siguieron, Viktor tomó el control de lo que quedaba del hospital. No porque alguien se lo pidiera, sino porque su naturaleza manipuladora y su mente estratégica lo hicieron destacar.

Distribuyó los recursos, asignó tareas y estableció reglas estrictas para la convivencia. Aunque muchos agradecían su liderazgo, otros comenzaron a temerlo. Viktor no toleraba los errores ni la debilidad, y cualquiera que pusiera en riesgo al grupo era eliminado sin dudarlo. Para Viktor, el hospital era un microcosmos de la nueva sociedad que se estaba formando: los fuertes sobrevivían, los débiles caían.

Un día, un grupo de sobrevivientes llegó al hospital buscando refugio. Entre ellos estaba un hombre llamado Philip Blake, que más tarde sería conocido como el Gobernador. Philip quedó impresionado por la forma en que Viktor había manejado el hospital y, al poco tiempo, los dos comenzaron a colaborar. Aunque nunca se gustaron realmente, ambos reconocían el valor del otro.

Cuando los recursos en el hospital comenzaron a agotarse, Viktor decidió abandonarlo. Fue entonces cuando comenzó a moverse de comunidad en comunidad, utilizando su habilidad para manipular y ganarse la confianza de los líderes. En cada lugar que visitaba, dejaba una huella, ya fuera ayudando a fortalecer la comunidad o destruyéndola desde dentro si no le servía. Así fue como conoció a personas como Gareth de Terminus, y otros líderes importantes.

Viktor siempre viajaba con la misma filosofía: observar, manipular y sobrevivir. Nunca buscó ser un líder visible; prefería trabajar desde las sombras, influenciando las decisiones de otros para su propio beneficio. Su tiempo con el Gobernador le enseñó que el poder absoluto podía ser peligroso, y que era mejor manejar los hilos desde detrás de escena.

Así, Viktor construyó una red de contactos y aliados en las comunidades más importantes de la región, convirtiéndose en una figura casi mítica. Algunos lo veían como un salvador, otros como un monstruo. Pero para Viktor, esas opiniones no importaban. Todo lo que hacía tenía un único propósito: asegurar su propia supervivencia y mantener el control en un mundo que había perdido toda lógica.

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Viktor llegó a Terminus en un momento crítico para la comunidad. Al principio, el lugar era solo un refugio más, aislado y sin grandes recursos. Sin embargo, Viktor vio el potencial que tenía ese sitio para convertirse en un bastión de control y supervivencia. Con su mente estratégica y su experiencia liderando en el hospital, se encargó de reorganizar la comunidad. Puso en marcha planes para mejorar la seguridad, la distribución de recursos y, sobre todo, la estructura de poder dentro de Terminus.

Lo primero que hizo fue imponer un sistema donde los más capaces se encargaran de las tareas más importantes, asegurándose de que aquellos con habilidades específicas fueran utilizados de la mejor manera. Su enfoque fue práctico y meticuloso: cada miembro debía tener un propósito claro y una función dentro de la comunidad, y aquellos que no aportaran lo suficiente serían desechados. Viktor no toleraba la debilidad, y rápidamente se ganó el respeto de los que se quedaron a su lado.

Viktor también les enseñó a los habitantes de Terminus a estar siempre alerta, a usar la astucia y la diplomacia cuando fuera necesario, pero también a ser implacables si se trataba de proteger lo que consideraban suyo. No era un hombre que se metiera en la primera línea de batalla, pero su influencia detrás de escena lo hacía aún más peligroso.

Aunque Viktor se encargó de poner las bases para el éxito de Terminus, nunca fue un líder visible. Prefería actuar desde las sombras, dándole las ideas a Gareth, quien rápidamente se destacó por su capacidad de organizar y liderar a los demás. Gareth, inspirado por las enseñanzas de Viktor, comenzó a construir la estructura de poder de Terminus y a tomar decisiones más agresivas para asegurar la supervivencia del grupo.

Fue bajo la influencia de Viktor que Gareth adquirió la idea de que los recursos de la comunidad eran limitados y que, a medida que el hambre y la desesperación crecían, debían hacer lo que fuera necesario para mantener el control. En algún momento, la idea del canibalismo comenzó a tomar forma en la mente de Gareth. Viktor no estaba directamente involucrado en esta idea, pero seguramente la semilla de la supervivencia extrema había sido plantada bajo su influencia. Viktor había mostrado a Gareth cómo hacer lo necesario para mantenerse a salvo, y cuando la situación se volvió más desesperada, Gareth fue el que decidió llevarlo al extremo.

Cuando Viktor dejó Terminus, ya había establecido un lugar donde la comunidad podía mantenerse a flote, y Gareth lo entendió bien. Aunque Viktor nunca aprobó el canibalismo de forma directa, tampoco lo detuvo cuando se desató. Para él, era solo un juego de supervivencia, y los sobrevivientes de Terminus estaban haciendo lo que fuera necesario para mantenerse con vida.

El paso de Viktor por Terminus había sido breve, pero su impacto duró mucho más tiempo. Había dejado las bases para una comunidad que, aunque marcada por la moralidad rota, seguía en pie debido a las ideas que él había introducido. Una vez que Viktor se fue, el lugar ya estaba preparado para enfrentar lo peor, y Gareth, sin dudarlo, tomó las riendas de la situación de la manera más extrema posible, lo que llevó a Terminus a convertirse en un lugar del que muchos huirían por sus vidas.