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Desconfianza; 1
Una salida al parque siempre resultaba divertida.
Empujar a su Sunnie para ayudarlo a balancearse en el columpio, cuidar que no se cayera del pasamanos, jugar en la caja de arena a hacer castillos. Ah, sería una tarde muy divertida.
Claro, de no ser por el molesto rubio oscuro que le robó a su Ddeonu.
Él y Sunoo estaban tranquilamente jugando en los caballitos de resorte, cuando Niki simplemente llegó y el castañito se bajó del caballito púrpura para correr a abrazarlo.
Con confusión solo observó como hablaban animadamente, esperando porque Sunoo regresara con él.
Cuando el castañito claro estaba a punto de darse la vuelta, Niki lo tomó de la mano y lo guió a la caja de arena.
Sunghoon estaba muy ofendido, ¡Sunoo había venido con él, no con Niki! Ahora se había quedado solito en el caballito de resorte, con su mirada de odio clavada en el pálido mientras se mecía de atrás a adelante en el juguete.
¿No que Ddeonu sólo quería a Sunghoon?
Deseaba hacerle lo mismo que con el Sr. Oso, pero la última vez que golpeó a un niño su mamá Minju le había dado cinco nalgadas, y no quería que su traserito doliera otra vez.
Con lagrimitas en los ojos se bajó del caballo azul ya un poco decolorado y fue a sentarse en la banca junto a su mama, con su carita de niño berrinchudo.
—¿No vas a jugar con tus amigos? —preguntó la mujer de cortos cabellos pelirrojos, apartando su atención de su teléfono.
—Niki no es mi amigo. —respondió, con sus bracitos cruzados de forma tensa, sus cejas hacia abajo mostrando su enojo y un pequeño pucherito que trataba de deshacer.
—¿Y qué hay de Sunoo? —miró expectante a su celoso y berrinchudo hijito.
—Sunoo dejó de jugar conmigo para jugar con él. —dijo, esta vez con su voz amenazando con romperse y convertirse en llanto.
—Sunghoonie, Sunoo tiene más amiguitos. No sólo va a jugar contigo todo el tiempo. —decía la madre, tratando de que el azabache con tiernos dientitos de conejo no llorara.
—P-pero S-Sunoo dijo que sólo me quería a-mi... —las lagrimitas se deslizaban por sus cachetitos, dejando un rastro húmedo. —¿Ddeonu ya no me quiere?
—No es eso, Hoonie, Ddeonu te sigue queriendo mucho. —acariciaba los rebeldes mechones de cabello azabache, tratando de calmarlo. A Chaewon no se le daba muy bien el tranquilizar a su hijo varón, para esos casos recurria a su esposa Minju. Pero ahora ella estaba en casa, seguramente viendo alguna película o serie.
Sin poder evitarlo pequeñas lágrimas se deslizaron por sus rosaditas mejillas, el pequeño llanto intensificandose de a poco.
—¿Qué tiene Sunghoon, mami? —preguntó Yuri, sus amigas Wonyoung y Nako tras ellas. —¿Qué tienes hermanito? ¡No llores! —le dijo, sus ojitos haciéndose acuosos por ver a su querido hermano llorando.
—¡Ddeonu ya no me quiere! —hipó, sorbiendo su naricita. —¡Me dejó por Niki!
Las tres pequeñas niñas y su madre trataban de animarlo, sin embargo siendo muy poco lo que lograban.
Y aunque el castañito lo amase de verdad, y no lo estaba cambiando por nadie, ya no sentía tanta confianza ni credibilidad a las palabras dichas el día que lo celó de los peluches de animalitos.
Ya no creía en su Ddeonu.
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