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Cuidar a la bebé
Sunoo y Sunghoon jugaban en la casa del primer mencionado, tomando un descanso de su juego de paternidad en el espacioso patio, balanceándose en los columpios improvisados que sus padres habían hecho en su árbol de limón.
Aunque en realidad aquel "descanso" era porque ya no sabían qué más hacer. Jugar a ser mamá y papá era muy divertido, su juego favorito sin lugar a dudas. Pero últimamente se quedaban sin ideas.
No tenían problemas por volver a repetir los abrazos, los besos, las compras que terminaban con un peluche herido... Pero querían hacer algo nuevo. Y sus padres no ayudaban, puesto que estos no salían de su aburrida rutina.
A través de la puerta del cristal por la que se salía al patio, Sunoo vio a su pequeña hermana, Yena, que paseaba en su carrito violeta. La pequeña tenía apenas tres añitos, y por lo que el castañito sabía, sus padres necesitaban darle muchos cuidados.
Sus padres siempre la cuidaban mucho...
—¡Ya sé! —exclamó de repente el castaño, causando un pequeño susto en el azabache. Como disculpa Sunoo le dió dos besitos en la mejilla. —Cuidemos a Yena, ¡los papás cuidan a sus hijos! —Sunghoon sonrió emocionado por la idea.
¡Por fin ya no tendría que golpear más peluches que amenazaban con querer robar a su esposo!
—¡Sí, sí! —estuvo de acuerdo. —¡Yena será nuestra hija! —y los niños fueron corriendo dentro.
Aunque primero debían pedirle permiso al mayor.
—Papá Bin... -llamó Sunoo, el mayor miró al azabache, descuidando solo un poco la comida que preparaba. —¿Puede jugar Yena con nosotros?
—Claro que puede. —los niños se entusiasmaron. —Pero ahora va a comer. Cuando termine juegan con ella.
Sunghoon asintió, pero el castaño tuvo una idea.
—¿Podemos darle de comer, papi? —pidió, jalando de la camisa de su padre. —Por favor, queremos cuidar a Yena como si fuera nuestra hija, ¡ser papás, cómo tú! —eso sin duda conmovió al adulto.
Estaba maravillado por la inocencia que emanaba los dos pequeños.
Ver sus ojitos de perrito mojado, suplicantes. Simplemente no podía decir que no.
—Está bien. —les dió el permiso, sirviendo la comida en el plato especial de la pequeña. —¡Pero sean cuidadosos! —advirtió. Dejó el plato servido en la mesa, Yena ya estaba sentada esperando ansiosa por su comida.
Los dos niños se sentaron frente a la menor. Sunoo tomando la cuchara y sumergiéndola en el puré de papa para luego acercar el cubierto a la boca de la castañita, dispuesto a alimentarla. Más la menor se negó, girando su cabeza a un lado y frunciendo su entrecejo.
—Yena, come tu puré. —dijo amablemente Sunghoon, mientras Sunoo intentaba fallidamente ingresar la cuchara a la cavidad bucal de su hermanita.
—¡Yo puedo comer sola! —dijo orgullosamente. —¡No necesito que me den de comer!
—Pero siempre manchas tu ropa, Yena. —recordó el castaño, haciendo un puchero porque la pequeña no se dejaba alimentar. Yena también hizo un puchero, pero porque su hermano tenía razón.
—Está bien... —dijo de mala gana. Sunoo y Sunghoon se alegraron, el castañito acercando la cuchara con comida que esta vez sí fue aceptada por la boca de la niña.
Siguió alimentándola, hasta que solo quedaba la mitad del puré de papa.
—Yo también quiero darle de comer. —pidió Sunghoon, por lo que Sunoo le entregó la cuchara y el azabache feliz le recompensó con un besito en la mejilla que lo tomó por sorpresa, volviendo sus mejillas de un color rojizo. Causando ternura en el mayor, pero indiferencia en la pequeña castaña.
Dirigió la cuchara hacia la pequeña, Yena abriendo dócilmente su boquita. Pero en lugar de morder el puré mordió la manita de Sunghoon, riendo al ver al azabachito lloriqueando.
—¡Auch! —dos pequeñas lágrimas brotaron. Sunoo dió muchos besitos en la mano herida, Soobin regañando a la pequeña niña traviesa.
Terminaron de darle de comer, por lo que prosiguieron con su juego de paternidad tomando como buena opción el bañarla.
Le pidieron al mayor que le pusiera su traje de baño y les ayudara a llenar la tina con agua y burbujas. Al ya estar eso listo, prosiguieron a cumplir con su objetivo.
Aunque sería más fácil si la pequeña dejara de gritar y resistirse para tomar un simple baño.
—¡Yena! —se quejó Sunoo cuando al ser salpicado con agua del patito de goma, terminando con su torso empapado.
Sunghoon trató de inmovilizar a la castaña, pero al estar la niña hasta la esquina de la tina, pegada a la pared, tuvo que inclinarse hacia adelante, lo que Yena aprovechó para hundir al azabache en el agua.
Era una niña muy inteligente y malvada.
—¡Sunghoon! —ayudó al azabache a salir. —¿Estás bien? -el otro sólo asintió, con el cuerpo todo mojado, temblando un poco porque comenzaba a tener frío.
Soobin estaba muy entretenido sacando fotos para el álbum que quería dedicar a toda la infancia de sus hijos, riendo bajito por las maldades de su pequeña.
—Si así es tener hijos. —habló Sunghoon. —Creo que mejor no quiero tener ninguno. —Sunoo estaba más que de acuerdo con él.
¡Pero qué horrible era cuidar a los bebés!
—¡Papi! —el mencionado dejó la cámara en un mueble que estaba cerca del baño y entró al cuarto, abrazando a su pequeño. —¡Ya no queremos jugar con Yena! -dijo, con lagrimitas que no alcanzaba a distinguirse por toda el agua salpicada que tenía en la cara.
Si algo aprendieron los dos pequeños, mientras reflexionaban envueltos en mantas los dos acurrucaditos, era que cuidar niños era muy difícil.
Esos cinco niños que Sunoo quería tener se habían reducido a dos.
Sólo esperaba que no fueran tan malvados como su hermana.
• • •
NOTA: Anteriormente aquí decía que la escritora no seguiría con la historia ya que Wattpad eliminó su cuenta un tiempo atrás. Pero ha vuelto a retomar el libro en una nueva cuenta, así que cuando salgan nuevos capítulos los estaré subiendo ^^
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