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“Las mejores amistades comienzan con un solo “hola”
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1990
El día finalmente había llegado.
Eva miraba el techo de su habitación y luego al reloj junto a su cama, y regresar la vista hasta el techo nuevamente.
No había podido dormir, había llegado el primer día de septiembre, en tan solo cinco horas acompañaría a sus dos hijos a la estación. Una molestia crecía en su pecho, cuando pensaba en que podrían alejar a Harry de ellos.
Sabía también que Harry tenía dudas acerca del origen de su cicatriz en la frente. Una muy peculiar cicatriz. Pero todo esto resultaba reciente, las dudas acerca de sus padre, y todo lo que lo rodeaba comenzaba a ser duda para el, todo debido a que días antes, la familia Black Rousseau había asistido al callejón Diagon para comprar todo lo necesario que Rigel y Harry podrían ocupar, y cuando había llegado el momento de comparar las varitas, el hombre que le había vendido su varita a Harry, había dicho cosas extrañas sobre la persona que le hizo la cicatriz en su frente.
Y fue en el momento que llegaron a casa, que Eva y Regulus habían decidido contarle a Harry lo poco que sabían acerca de los sucedido hace diez años.
Sus padres habían dado la vida para salvarlo. Murieron el 31 de octubre, a manos de un ser que antes había sido un hombre que quería matarlo a él. Lo habían llevado al cementerio en donde los monumentos con la imagen de James y Lily se mantenía, al igual, que Regulus le había regalado la fotografía del nacimiento de Harry, foto que había alcanzado a rescatar hace diez años.
Ese día, todos habían estado con Harry, nadie se separó de el, sabían que escuchar la historia de sus padres y como habían dado su viva por el, le había dolido y mucho, pero se había sentido bien saberlo, saber algo de su pasado y no sentirse en blanco respecto a todo eso. Había tenido la pesadilla de siempre esa noche, pesadilla que tenía desde niño, y antes no comprendía.
Pesadilla que ni siquiera Eva y Regulus podían comprender, pero sin embargo, los tenía igual, o aún más preocupados.
Al no poder dormir más, suspiro y se levantó de la cama, siguiendo la acción que Regulus había hecho media hora antes, pero ella había fingido estar dormida, o al menos lo intentaba para lograr el sueño, que al final no tuvo. Bajo y justo como lo pensó Regulus estaba en la cocina, preparando el desayuno, con ayuda de dos de los elfos que tenían en casa.
Suponía que Kreacher seguía durmiendo en la habitación junto con Luna, al igual que hacía cada día.
—Buenos días, cariño. —dijo Regulus acercándose a besar su mejilla cuando la vió entrar a la cocina viniendo hacía el. —¿Te despertamos? Puedes volver a la cama si quieres, intentaremos hacer menos ruido. Aún queda bastante tiempo antes de acompañar a los niños a la estación. —le tendió la mezcla de ingredientes a Winnie, mientras Blu se encargaba del jugo de frutas que Regulus y Eva bebían cada mañana.
—No, no podía dormir, estoy...algo preocupada...—hizo el intento de sonreír. Aunque estaba feliz de que dos de sus niños fueran a Hogwarts, hicieran amigos, aprendieran, practicarán lo que les gustaba, sobretodo Harry, que ahora se veía más emocionado cuando leyó una revista de Quidditch junto a Regulus.
—Te entiendo amor. —Regulus le sonrió, antes de acercarse a la alacena y tomar el frasco de azúcar, para echarlo a la mezcla que Winnie seguía batiendo.
—¿Que es lo que preparan?—Eva hizo el ademán de inclinarse para ver por encima del cuerpo de Regulus, sin embargo, al tener tanta inclinación casi producía su propia caída, parándose recta, carraspeo y se colocó detrás de Regulus, abrazándolo por el torso.
Regulus puso sus manos por sobre las de Eva, quitando uno de sus anillos y colocándoselo a ella. Inclinándose un poco hacia atrás para besar su cabello.
—Blu prepará nuestro juego de todos los días. Winnie bate la mezcla para preparar el pastel favorito de Luna, sabes que aunque los chicos digan que el pastel favorito de Luna es asqueroso, ellos lo aman. Por eso lo hago y...porque anoche ambos me lo pidieron como un día especial. —Eva sonrió. —Acabo de recordar algo...—Regulus se giró a mirarla y posteriormente, tomarla de la cintura para acercarla a el.
—¿Qué?—pregunto ella con una gran sonrisa, colocando sus brazos alrededor de su cuello.
—Que olvidamos nuestro aniversario. —Eva alzó las cejas sorprendida. Regulus río a causa de su reacción.
—No puede ser...—Eva murmuró. —¿Enserio?—preguntó ella preocupada.
—Bueno, según mis cuentas si...—Regulus ladeó la cabeza pensativo. Eva entrecerró los ojos.
—¿No recuerdas nuestro aniversario, cierto?—Eva tenía una sonrisa divertida en su rostro.
—Tu tampoco lo haces. No me culpes. Llevamos juntos desde 1982. 8 años juntos. Y teniendo en cuenta que los niños van a entrar a Hogwarts, olvidamos nuestro aniversario el 20 del mes pasado.
—8 años...—Eva dijo mirando a Regulus directo a los ojos. —Que viejo estás. —la castaña río antes la mueca de indignación del ojigris.
—¡Oye! Solo tengo 30...
—Claro...—murmuró ella con una sonrisa divertida.
—Solo soy más mayor que tu por cinco años.
—Por eso, soy más joven. —Eva sonrió. —Te amo...—dijo sonriendo, consiguiendo que las mejilla de Regulus adoptarán un tono rojizo, y la abrazará con fuerza.
—También te amo. —murmura contra su cuerpo, sintiendola sonreír ante la cercanía de sus labios, tomándola de las mejillas para acercar sus rostros aún más y formar un tierno beso.
Las acciones hablaban más que las palabras.
—Asco. —la voz de Rigel y Harry los interrumpe, obligando a ambos a separarse para ver cómo sus hijos terminaban de entrar a la cocina, junto con Luna, y Kreacher que se acercó a las dos elfinas.
—Yo creo que es lindo. —la niña se acerca a ella y le da un abrazo, aferrándose a su cintura.
—Hola cariño mío. —Eva se inclinó hasta su altura, besando su cabello con dulzura. —¿Y que hacen despiertos tan temprano ustedes?—la castaña levantó la mirada observando a sus hijos abrazar a Regulus.
Tanto como Harry y Rigel se miraron al mismo tiempo.
—¡Hogwarts!
[...]
La estación 9 3/4 de King Cross estaba llena de gente, al igual que todos los años el primero de septiembre.
—Come bien, y no llegues tarde a tus clases. Yo lo hice, pero no sigas mi ejemplo cariño. —Eva le dijo a Harry, hincada a su altura. —Y no quiero recibir quejas de que quemaste un salón o explotaste algo. Se que eres capaz de hacerlo Harry. —beso su cabello con suavidad. —Escríbeme mucho cariño. Te amo hijo.
—Lo haré mamá, pero no prometo que no recibirás cartas del director. Sabes que Rigel y yo hemos estado planeando bromas. —Harry sonrió divertido, un brillo travieso apareció en sus ojos. —Solo no le digas a Papá, le saldrán canas más pronto. —Eva soltó una pequeña carcajada.
—Correcto, pero más les vale que sean pocas cartas, llevas pastel en el baúl, se que lo amas, pero te di galeones para que compres algo en el tren, no olvides probar las grajeas, te encantarán. Y no dejes que los demás hablen solo porque crean conocerte, demuestrales que eres más que el niño que vivió, eres Harry Potter.
—Te amo mamá.—Harry beso su mejilla una última vez, antes de alejarse para ir con Regulus.
—Mi pequeño Rigel. —Eva abrazó con delicadeza al de cabellos negros. —Te enviare tus dulces favoritos cada semana, cariño. —dijo besando su frente. —Cuidate mucho por favor, y al igual que Harry, no creas nada de lo que dicen. Solo importa lo que tú creas y sabes. —Eva le dió una sonrisa ligera, sabía que aunque muchos sabían que fue adoptado por ella y Regulus, muchos también sabían que era hijo de Sirius, y el porque él estaba en Azkaban.
—Te amo mamá. —Rigel beso la mejilla de Eva, antes de que se acercarán hasta donde Regulus, Harry y Luna estaban.
—Adiós Lunita. —Rigel abrazo a su hermanita por última vez, y ella sonrió con los ojos llorosos. Harry ya se había despedido de ella. Sin duda los extrañaría. —Tranquila, nos veremos en vacaciones. Mamá, Papá. —tanto Rigel como Harry, abrazaron a sus mayores por última vez, antes de subir al tren.
Tal vez muchos pensarían que se mantendrían juntos, pero justo antes de llegar a la estación, Rigel y Harry habían hablado, así que, al perder a sus padres de vista dentro del tren, ambos tomaron sus propios caminos.
Harry llegó a un vagón totalmente vacío, entró dejando sus cosas dentro, sentándose y esperando a que el viaje comenzará. Solo fueron unos minutos, antes de que un pelirrojo entrara abriendo un poco la puerta para poder hablar.
—¿Te importa? El tren esta lleno. —dijo un niño pelirrojo desde la puerta.
—Adelante, hay espacio de sobra - respondió Harry con una sonrisa y el pelirrojo se sentó al frente de Harry.
—Me llamo Ron, Ron Weasley.
—Harry Potter.
Y una amistad recién comenzaba, y tan solo con minutos más de espera, una niña de pelo revoltoso entraría preguntando acerca de la desaparición de un sapo, quizás esa amistad no comenzaría de la mejor forma, pero pronto, y creando escenarios revoltosos que producirían canas verdes en Eva y Regulus con cada carta, una verdadera amistad se formaría.
El trio dorado.
Rigel por otra lado, igual había entrado a otro vagón vacío, y se verdad, parecía que todo estaba destinado a que pasará igual, pues con tan solo unos minutos de espera, una chica de cabello castaño apareció en la puerta aferrada a su baúl.
—Perdón, creí que estaba vacío. —se disculpó la niña de cabellos color chocolate.
—No te preocupes, puedes pasar si quieres. Estoy solo. —dijo Rigel con una sonrisa amable.
—Te lo agradezco. —ella le sonrió e ingresó.
Rigel se levantó y la ayudo a guardar su baúl en el portaequipaje. Se sentaron el uno frente al otro, y Rigel pudo ser testigo de la sonrisa brillante que ella tenía en su rostro.
Era una bonita niña de piel blanca nívea, cabello marrón chocolate, ojos avellana y labios rosados. Tenía facciones finas y un rostro amable pero de ojos astutos. Vestía un bonito vestido rosa de tirantes gruesos, suelto hasta por debajo de sus rodillas.
—Soy Rigel Black. —se presentó extendiendo su mano. —¿Y tu eres?
—Dione, Dione Lockwood. —estrechó su mano con gentileza.
—Precioso nombre.
Oh, el amor inocente, tan lindo y adorable, iniciando con una amistad, totalmente distintos, pero tan iguales a su vez.
Tal vez no se veía en ese momento, pero como dije, las historias se repetían, y a ellos, solo les faltaba un tercero, quien pronto llegaría, solo había que esperar.
Al igual, que Rigel y Harry debían estar preparados para su próximo sufrimiento...
Lune_black
AGARRENSE LOS CALZONES PORQUE SE VIENEEEE...
Con esto finalizamos el segundo actooo
Byeeeee
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