023
“Brazos abiertos, una nueva oportunidad llega a nuestros ojos, pero muchas veces, eso es la perdición de nuestro ser”
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1990
Rigel tomaba la mano de su madre mientras observaba el lugar en el que se encontraban con interés.
Habían pasado dos años desde que la muerte de Pandora había sucedido.
Había sido demasiado sorpresivo para los niños, el que su tía Pandora ya no se encontrará de un día para otro.
Los días de luto habían pasado, pero aún así, Regulus y Eva seguían conservandola en su memoria al igual que Luna.
La pequeña Luna no estaba sola, tenía familia que cuidara de ella. No le faltaría el amor de una madre, o un padre, el amor fraternal de hermanos. Su familia siempre estaría con ella.
—¿Mami por qué estamos aquí?—Rigel ya contaba con once años. Su cabello comenzaba a ser revoltoso, rulos se habían formado en su cabello negro. Pero seguía siendo el niño de mamá. Rigel se abrazó más a Eva cuando un trueno lo sobresalto. Eva lo atrajo más hacia ella.
El cielo estaba nublado, nubes grises los rodeaban, el viento azotaba con dureza en sus rostros, el frío recorría sus cuerpos a cada paso que daban. Eva abrazo a Rigel contra ella, aprovechando el enorme saco que traía, compartiéndolo con el pequeño de ojos grises.
Eva se despojó de aquel abrigo dejándolo sobre Rigel, a pesar de que me quedaba grande, sabía que no tendría frío con ello.
—Bueno cariño, mi padre...el murió hace unas horas. —respondió Eva sin dejar que la mueca en su rostro se fuera.
—¿Y por qué no estás triste por ello?—Rigel preguntó con inocencia.
¿Por qué no estaba triste por ello? Bueno, muchos pensarían que quizás Eva estaba en etapa de negación, pero no era así, Eva no había sentido algún tipo de apreció hacía su padre desde los diez años.
No había sentido remordimiento por la muerte de su madre cuando casi la veía morir frente a ella, mucho menos iba a hacerlo con su padre. El hombre que jamás la protegió.
Siempre había sentido enviada por las chicas que antes decían ser sus amigas. Veía las relaciones que tenían con sus padres, como jamás se incomodaban cuando hablaban con ellos, o como disfrutaban de su tiempo de padre e hija. Siempre había deseado tener eso, pero parecía que su vida tenía de todo, menos, el amor que la familia siente por ti.
Todos los padres miraban a sus hijas con una gran sonrisa. Las amaban más que nada en el mundo y aquella hermosa sonrisa que todas las chicas tenían era la más brillante que su padre podría haber visto en años. No importaba si no estaban de acuerdo en cómo sus esposas eran de estrictas, o como siempre se le debían limitar todo tipo de cosas.
Porque ese era el gran amor que tenía un por su hija.
El cual era capaz de dar su vida por ella. De no dejar caer su sonrisa brillante. Ver sus ojos brillando hablando de lo que más le apasionaba, cuando un chico les gustaba, lo enamorada que estaban. El no disfrutar ver a su hija llorar por un hombre cuando la engaño, defraudó.
Un padre era capaz de todo por sus hijos.
Y el padre de Eva, lo único que había traído a su vida, había sido un terrible y horroroso sufrimiento.
—El no era un buen padre cariño. El jamás me protegió, el...me hizo mucho daño, al igual que mi madre. Ellos no me querían.
Eva miraba la lápida de su padre, la cual se encontraba al lado de la de su madre, la cual, ni siquiera había mirado. No sentía ningún tipo de emociones.
Siempre había deseado hacer sentir orgullosos a su padres, pero jamás se lograron convencer con lo que Eva les daba. Cualquier persona se sentiría orgulloso de Eva con ver lo que había logrado a la fecha. Cómo había dejado su pasado atrás para criar a dos niños, sin tener experiencia y miedo de hacerles daños, pero ahí estaba, teniendo una gran familia, con un hombre que amaba y la respetaba.
—Entonces...—Eva centro su atención en Rigel, que tomo su mano. —¡Entonces yo te protegeré mami!—Rigel se abrazó a sus piernas con una sonrisa. —Papa, Harry y yo, siempre protegeremos a Luna y a ti, mami, como tú nos proteges a nosotros.
—Oh cariño...—Eva se hincó a su altura. —Te amo mucho, ¿Lo sabes no?—Eva beso sus mejillas.
—Yo también te amo mami. —Eva lo miró sonriendo.
Si, en definitiva no podía ser más feliz.
[...]
—¿A dónde fueron?—preguntó Regulus, el cual portaba un mandil, y preparaba la cena para esa noche con ayuda de Winnie.
Eva suspiro, acercándose y dejar un beso en su mejilla, que hizo a Regulus sonreír.
—Fui a ver a mi padre. —Regulus detuvo lo que estaba haciendo para mirarla. —Supe esta mañana que había muerto. No quería despertarte, así que, pensaba en ir sola, pero cuando desaparecí y aparecí en el cementerio, Rigel me tenía tomada del saco.
—¿Cómo te sientes?—Regulus se acercó hasta ella, después de limpiarse las manos, abrazándola por la cintura.
—No lo sé, es...raro, no siento nada, ¿Eso está mal?—Eva levantó la mirada para observarlo.
—No cariño, no lo esta. —Regulus se inclinó y beso su mejilla. —Harry quería decirte algo está mañana. No quiso decirme, dijo que sería una sorpresa. Creo que se unió con Kreacher porque ambos están... bastante emocionados...—el grito de Rigel en el segundo piso los sobresalto. —Y eso me hace pensar que ahora nuestro pequeño Rigel ya lo sabe. Y tengo una leve sospecha de que es. —Eva soltó una risa.
—¿Dónde está mi Lunita?
—Jugando con Blu y Kreacher. Tienen una debilidad con mi princesita. Kreacher deja que Luna juegue con tu maquillaje en el, no la mordió así que...—ambos soltaron una risa divertida.
Era cierto el que Kreacher se había vuelto cercano a Luna. Desde el momento que Pandora murió, Kreacher dormía en la habitación de Luna, estando al pendiente y que nadie le pasará a la pequeña rubia.
Los pasos bajando por las escaleras llamaron su atención. Miraron hacía la puerta, en donde dos niños de 11 años se acercaron a ellos corriendo, abrazándolos por la cintura.
—Bueno, parece que ciertos niños están demasiado contentos. —comentó Eva mirando a Harry, quien era el que estaba abrazado a ella. —¿A qué se debe?
—¿No es obvio mamá?—se separó un poco y alzó su brazo, mostrando un sobre amarillento. —Mi carta llego, ¡Y la de Rigel también! ¡Ambos iremos a Hogwarts!
—Oh, me sentiré tan sola ahora que mis hijos me van a abandonar...—Eva se hincó a la altura de sus hijos. Ignorando la mirada indignada de Regulus. —Lunita y yo los extrañaremos...
—Jamás te abandonaríamos mamá, ni a papá...—dijo Rigel, abrazando a su madre con fuerza al igual que Harry.
—Empiezo a notar...cierto favoritismo aquí...—Regulus murmuró con diversión.
—Lo siento papá, pero mamá es mi favorita. —dijo Rigel causando una sonrisa de felicidad en Eva.
—No te preocupes papá, tu eres mi favorito. No voy a dejarte solo. —Regulus sonrió, y sus ojos brillaron, hincandose a la altura de Harry.
—¿Me van a dejar?—la pequeña Luna de 10 años apareció en la cocina acompañada por Kreacher y Blu.
Inmediatamente, Harry y Rigel se separaron de sus padres para correr hasta su pequeña hermanita.
—Solo serán unos meses, Lunita, además, para el siguiente año también te llegará tu carta—dijo Rigel al mismo tiempo que le daba un pequeño pellizco en la mejilla.
—Además, le harás compañía a mamá y a papá para que no se sientan solos. Y te mandaremos cartas todos los días. —dijo Harry, abrazando por un costado a Luna. Ambos adultos observaron a sus hijos con una sonrisa.
Pero, Eva aún tenía una preocupación, todo el mundo sabría que Harry nunca desapareció. Que todo el tiempo estuvo con Regulus y Eva, acaso...¿lo alejarían de ella?
—Todo estará bien. —habló el
pelinegro, un poco bajo para que solo Eva lo escuchara. —Se lo que piensas. Y no nos apartarán de nuestro hijo.
Eva soltó un suspiro.
—Se que todo estará bien...pero eso no quita que me preocupé.
Lune_black
NUEVO CAPITULO PUBLICADOOOO
Ahora sí se viene lo chidoo
Casi llegamos al final de acto dos, y cuando todo se vuelve más feo...😔
Ahora, la carta de Hogwarts llegó...¿Que creen que pase?
Byeeeeee
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