019
"La vida es un pilar de recuerdos, que entre más pasa el tiempo, más grande es el riesgo de caer"
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1986
Regulus quería llorar al escuchar a Rigel y Harry peleando por un peluche de unicornio, el cual era de Luna, pero ambos se habían apropiado de ello, cuando la pequeña rubia no lo tenía con ella. El ojigris se permitió suspirar cuando miró a Draco tratando de que la pequeña Luna le siguiera el paso ayudándola a qué aprendiera a leer al igual que el.
Black tomó asiento por un momento en un sofá individual que se encontraba en la habitación. Esa día, Eva había aprovechado para ayudar a Pandora con su madre enferma, por lo que había pasado la mayoría del día allá, y Regulus hubiera ido, si no fuera porque el mismo se había propuesto hacer que los niños durmieran antes de que Eva llegara, esa era una apuesta entre la castaña y el ojigris, pues Regulus nunca podía hacer que Rigel y Harry durmieran, Luna por otro lado era más calmada.
Narcissa había dejado al cuidado de Eva y Regulus a Draco, puesto que ella y Lucius debían viajar por asuntos importantes de trabajo, sobre la empresa del Malfoy mayor, que parecía estar decayendo cada vez más. Regulus podía aceptar que le gustaba pasar tiempo con los niños, pues casi siempre preferían estar con Eva, ya que, el se estresaba fácilmente, pero después de todo, era parte del proceso de ser padre.
Aunque, debía aceptar que Harry era más apegado a el, pues a medida que el pequeño Potter iba creciendo, tenía pesadillas con el grito de una mujer, y siempre despertaba gritando, asustando a su hermano, acompañándolo a la habitación de sus padres, en la que el resto de la noche, ambos siempre se quedaban en medio, siendo protegidos por Eva y Regulus, quienes dormían en la orilla, así cada uno se aferraba al cuerpo de los mayores.
—¡Papi!—escucho la voz de Rigel proviniendo del segundo piso, lo que hizo que Regulus se preguntará, ¿En qué momento habían subido las escaleras?
Se levantó del lugar donde estaba sentado, observando a Draco y Luna, el primero caminando hacía el, mientras la pequeña Luna se apoyaba de la mano de Draco al dar pasos. Regulus sonrió con dulzura, acercándose y tomando a ambos en brazos, a pesar de que Draco tenía 6 años y Luna 5, seguían siendo bebés para el.
Con ambos en sus brazos se dirigió a la segunda planta, dirigiendose a la habitación en la que el y Eva dormían, además de que era la única abierta y con la luz prendida. Entró la habitación encontrándose con ambos niños sentados en el suelo, con lo que parecía ser el estuche en el que Eva guardaba su maquillaje, y que pocas veces usaba.
—¡Papi, ven a jugar!—Regulus sonrió mientras caminaba hacia ellos y dejaba a Draco y Luna en el piso, y el sin levantarse se colocó sentado en el suelo frente a ellos. Miró con temor como Harry se levantaba para poner un color azulado en su párpado izquierdo, obligandolo a cerrar el ojo, se dijo a si mismo que cualquier cosa que se arruinará el mismo se lo repondría a la castaña.
Rigel por otro lado sostenía en sus manos un color verde turquesa, para colocarlo sobre su párpado derecho. Luna había tomado un pequeño cofré en el que se encontraban los broches de cabello de Eva que tanto le encantaban a la pequeña Luna, y siempre que salían de paseó, Eva los colocaba en su cabellera rubia. Luna los había tomado todos en sus manos dejando caer dos que tres en el piso, colocandolos en el cabello de Regulus, la pequeña rubia figuraba hacer trenzas en sus cabellos cuando solo enrollaba su cabello en uno de sus dedos, para finalmente tomar el mechón de la punta final y dejar ahí un broche.
Draco había preferido jugar con los colores que Eva tenía para pintar sus uñas, y pintar las de Regulus. El rubio tomaba dos colores diferentes para dos uñas, pintando un color negro por la mitad para después tomar un rojo y colocarlo en la mitad faltante.
Después de unos minutos, todas las uñas de Regulus estaban pintadas con dos mitades distintas en colores, su cabello estaba decorado con diferentes broches, unos con forma de mariposa y otros simples. Sus párpados tenían tres colores distintos, el derecho tenía turquesa, negro y café demasiado claro llegando a salir de la cuenca del ojo simulando un remolino por la altura de la ceja, su ojo izquierdo tenía el color azul, verde y rojo, solo que juntando los tres y revolviendo los tres colores. Sus mejillas estaban más que rosadas por el color que se había aplicado sobre ella, y sus labios fueron delineados por fuera con tinta roja haciendo sus labios más grandes, revolviendo ese color con un rosa.
Regulus sentía que podía quedarse dormido ahí mismo, y si que lo estaba por hacer, pues cabeceaba, pero Luna se encargaba de levantar su cabeza tomándolo del cabello. El ojigris se asustó en el momento que dejó de sentir las brochas por su rostro, el agarre en sus manos y el jaloneo de cabello, haciéndolo abrir los ojos sobresaltado. Suspiró de alivio cuando miro a los cuatro menores frente a el, con una sonrisa inocente.
—¿Ya puedo mirarme en un espejo?—pregunto Regulus divertido.
—¡No!—el ojigris miró a la pequeña Luna, quién tenía un puchero en sus labios, instantáneamente Regulus abrió sus brazos, a lo que segundos después sintió a Luna abrazarse a el como un Koala. —Quiero que mami Eva te vea antes que tú.
—De acuerdo princesa. Si así lo quieres así será. —la pequeña Luna sonrió mostrando sus dientesitos, abrazándose más a Regulus.
—Te amo papi—Regulus sonrió, sintiendo sus ojos cristalizarse, abrazando más a la pequeña niña contra su pecho.
—Yo mucho más princesa. —Regulus pronto se vió rodeado por los pequeños brazos de Rigel, Draco y Harry abrazándolo cuando miraron que una lágrima corría por el rostro de su padre.
Regulus abrazó a los menores contra el, no dejando a ninguno fuera. Había veces en las que sentía culpabilidad, sentía que le estaba robando el puesto de padre a los verdaderos, pero sabía que de alguna forma, ellos estaban agradecidos y eso quería pensar. Tal vez muchos verían y supondrían que Regulus veía aquello más como una responsabilidad que algo que hacer por gusto, pero eso era una total mentira, porque el amaba ser padre.
Tal vez Draco si tenía a su padre con el, pero sabía lo suficiente para querer al pequeño rubio como su propio hijo, a quien cuidar de los malos comentarios, a quien escuchar cuando se sintiera mal, a quien cuidar y proteger del mundo, y no importaba si la gente veía aquello como algo ridículo, por más minúsculo que fuera, el protegería con su vida. Tal y como le hubiera gustado que fueran sus padres con el.
—¡Ya estoy en casa!—la voz de Eva se escuchó desde el recibidor al la casa estar en silencio. —¡Reggie!
—¡En la habitación!—el ojigris respondió, mirando como los cuatro menores se separaban de el, observando la puerta con inocencia.
—Reg ¿En donde están los...—Eva se interrumpió así misma en el momento que entró por completo a la habitación. Miró las sonrisas inocentes de los cuatro niños que la hicieron sonreír. Fijó su vista en Regulus, ladeando la cabeza y empezando a caminar hacía el. —Debo decir Señor Black que luce particularmente guapo está noche. —Eva colocó sus brazos en el torso de su contrario.
—Me siento de verdad halagado, pero todo se lo debo a mis preciosos hijos. —Eva y Regulus voltearon a la par para observar a los menores, escuchando sus risitas, y el como Draco fue el primero en esconderse detrás de la pequeña Luna, para después seguirle Harry y finalmente Rigel. —Entonces, ¿Crees que me veo guapo?—Regulus preguntó una vez regreso su mirada a la castaña.
—Mhm, la palabra guapo te queda corta en este momento, pero sí, y la verdad no creo, te ves muy guapo está noche. ¿Verdad que si niños?—Eva miró a los menores, quienes asintieron juntando sus pequeñas manitas entre ellos. La castaña regresó su mirada al ojigris, quien ya la observaba, con un brillo único en sus ojos.
Observandola como si fuera una joya, única en el mundo.
Regulus sonrió, colocando sus manos sobre la castaña, atrayendola hacía el y dejando un beso en sus labios, escuchando las exclamaciones de disgusto de los tres niños, mientras que la pequeña Luna los miraba conmovida, con una sonrisa en su rostro.
—Te extrañé. —murmuró Regulus sobre los labios de Eva, dejando nuevamente un corto beso en ellos, sintiendo la sonrisa de la castaña crecer mientras sus labios se movían la compás del otro por varios segundos antes de separarse.
—Y yo a ti. —dijo separandose dejando una leve caricia en la espalda de Regulus antes de girar su cuerpo completo a los menores. —Y por supuesto que también extrañé a mis hermosos caballeros de brillante armadura y a mí hermosa princesa. —Eva en segundos sintió a los niños abrazándola de las piernas. —Tal parece que perdiste la apuesta Reggie. Ahora dormirás con Kreacher y Blu.
—Oh vamos, no es justo. —Eva solo río negando con la cabeza levemente.
—Bien niños, es hora de ir a dormir. —la castaña se dirigió a Luna, quien había abierto sus brazos para que Eva la tomara y cargará en sus brazos. Para después sentir como Rigel se aferraba a su pierna, tomándolo en brazos, y así, Regulus tomo en sus brazos a Draco y Harry, acercándose a la cama para recortarlos.
—Mami Eva, quiero cuento. —dijo la pequeña Luna, aferrándose al cuello de Eva y quedando encima de ella. Rousseau la miró con una sonrisa para posteriormente mirar a Regulus y asentir.
—De acuerdo princesa, ¿Quieren un cuento en especial?—Rigel se aferró más a su cintura abrazándola con fuerza.
—Uno que no sepamos. —dijo el pequeño Draco, quien se abrazaba al torso de Regulus. —El tío Regulus tiene buenos cuentos, pero siempre es el mismo final, el héroe siempre gana.
—Eso es verdad. —dijo Rigel mirándola hacía arriba por estar casi a la altura de su estómago.
Eva río ligeramente, ante el rostro de indignación de Regulus, al escuchar las palabras de los menores en sus brazos.
—De acuerdo. Hace mucho, mucho tiempo, la Luna y el Sol se enamoraron, su amor no tenía limites, era tan grande que no se podía explicar con palabras. Su amor por el otro era tan grande que era irrompible, era extraordinario. Pero Afrodita, la diosa de la belleza y el amor, sintió celos. Ella quería tener un amor así, solo ella, nadie más. —relataba acariciando el cabello de Rigel, que la escuchaba atenta. —Un día, Afrodita se presentó al Sol, con toda su belleza y dulzura, utilizando su poder de seducción, un poder que ninguna mujer podía utilizar mejor que ella.
Regulus sostuvo a los dos niños que se abrazaban a su torso y cuello, se acercó a Eva dejando sus cuerpos uno al lado del otro sin un espacio que los separará. Sintiendo calor a pesar de la fría noche que había, era un ambiente cálido, y cómodo, eso se notaba cuando los ojitos de Luna empezaban a pesar, aferrándose más al cuello de Eva.
—¿Que hizo el Sol?—preguntó Harry, mientras ponía su pequeño rostro en el cuello de Regulus buscando comodidad.
—El sol le dijo...—Eva aclaro su garganta y utilizó una voz más grave. —Mi señora, se que sin duda usted ha de ser la mujer más bella que existe y su dulzura mayor que la de cualquier. Pero mi corazón solo es de la Luna, mi amada esposa, pues para mi ella es la más deseable, más que el oro puro.—Eva se detuvo por un momento para observar a Regulus, quien ya la observaba expectante y con una pequeña sonrisa. —Entonces Afrodita, molesta por no poder tentar al Sol, y darse cuenta que su amor superaba incluso a los dioses, decidió separarlos para siempre. —y con eso ya tenía la total atención de los menores, sobretodo la de Rigel y Luna, quienes comenzaban a querer dormir. —Y así mando al Sol a salir solo de día y a la Luna solo de noche, su amor terminaría agotándose.
—¿Ese es el final?—pregunto la pequeña rubia sobre su pecho, con un pequeño puchero sobre sus labios. Eva sonrió negando y besando su frente levemente.
—Mucho tiempo después, Zeus, padre de los dioses y hombres, dios del rayo, se apiado de ellos, pero al no poder deshacer la orden de Afrodita, creo el eclipse, donde una vez al año ellos pueden verse cara a cara. Pero dicen que en los días más calurosos cuando el sol se está escondiendo en el horizonte y la luna brilla en el cielo es cuando ellos pueden verse a lo lejos. —Eva sonrió con dulzura cuando sintió a Rigel remover el agarre en su cintura, lo apretó más contra ella, pasando una manta por encima de su cuerpo, que llegaba a cubrir los cuerpos de Draco, Harry y Regulus en el proceso.
Sintió una presión en su hombro girando un poco la mirada para mirar a Regulus, el cual acababa de caer dormido, al igual que los niños en su pecho. Eva suspiro feliz y encantada por la escena que había frente a ella. Las respiraciones de los menores y de Regulus eran tranquilas, no había ningún pendiente, nada de que preocuparse, solo eran una familia disfrutando de los recuerdos que guardarian en su mente por siempre.
Eva beso la coronilla de Regulus con cariño, dejando su cabeza recostada sobre la suya.
No había nada que decir. No necesitaba palabras para confirmarlo.
Amaba a Regulus Black.
Lune_black
No puedo, enserio, amo demasiado la familia que Eva y Regulus están formando 🥺
Pero díganme...¿Creen que en algún punto Eva y Reg tengan hijos? 😶
Próximo capítulo Spoiler: Muerte y aparición de la madre de Eva. ( Pinche señora caga palo )
Pido perdón por la agresividad...
Sin más que decir...creo, me despido...
Byeeeeeeeeee
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