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018

“Nadie creé en el poder de la mujer...pero cuando lo demuestra, querrás correr a esconderte”

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1982

Eva había acompañado a Regulus a la visita con sus padres, pues recientemente, Orion había enfermado, en la carta solo especificaba que su padre solo quería ver a su hijo, pero Regulus sabía, que aquella carta la había escrito su madre por la forma en la que letra y su forma de acomodó estaban escritas.

Desde el primer momento que Eva puso un pie en Grimmauld Place después de dos años, aún podía sentir la mirada juzgadora de Walburga cada que daba un paso. Era más que obvio que no le agradaba a la matriarca de la familia Black, pero no estaba haciendo eso por los padres de su prometido, no, ella sabía, que a pesar de que Orion y Walburga no fueran los padres del año, Regulus se preocupaba, por lo que no podía negarse a una visita, y aún más, si se trataba de la salud de su padre.

Pandora se había ofrecido a cuidar a los menores, pero eso mantenía preocupada a Eva, y no es que no confiara en la rubia, porque si lo hacía, pero ahora, la rubia había empezado a probar diferentes pociones, diferentes experimentos, pero ella decía que no había nada de que preocuparse, pero Eva sentía que si había que hacerlo.

El haberse enterado que Regulus portaba un objeto demasiado valioso del Señor Oscuro, solo aumento la preocupación de Eva aún más, pero Pandora, ella estaba llendo más allá, tratando de encontrar algo que los ayudará a que ese objeto maligno fuera destruido, ese era un nuevo propósito en la mente de su rubia amiga.

—Así que tiene dos hijos. —la voz de Walburga hizo eco en la habitación. Eva podía sentir su mirada en su espalda, y la ponía nerviosa, sentía su mirada ardiendo en ella. Sabía que tarde o temprano aquella charla saldría. —Aunque bueno, ni siquiera son sus hijos. Solo son bastardos que...

—¡Madre!—Regulus la interrumpió levantándose abruptamente del lado de su padre, para ponerse al lado de Eva. —Son mis hijos, y por lo tanto llevan mi apellido y el de Eva. Así que guarda silencio, y abstente de llamar a mis hijos de esa forma.

—Regulus, ellos no son, tus hijos, ni los de ella...—señalo a Eva, y por inercia Regulus tomo la mano de la castaña. —Uno, es el hijo del traidor de Sirius y un ridículo mestizo, a eso, en nuestra familia se le llama ser un bastardo y en segunda, el otro, es un simple don nadie, que pronto todo el mundo mágico estará buscando. No son muy buenos ocultando cosas, sobretodo tú...—Walburga mantuvo su mirada en Eva. —Tus barreras son fuertes, pero las dejaste caer por un segundo. ¿Un Potter? Debes estar bromeando Regulus.

—No lo hace. —dijo Eva por primera vez. —Nuestros hijos no son unos bastardos, tal vez así sean nombrados en su familia, pero dígame, ¿Eso de que sirvió?—Walburga miró a Eva con indiferencia, alzando una ceja. —Los únicos que quedan son su esposo y usted. Andrómeda y Sirius, no quieren el apellido Black. Bellatrix está en Azkaban. Narcissa, ella está con su familia, ustedes ya no lo son más para ella. ¿Sus hermanos? Murieron. ¿Y Regulus? Bueno, el solo está aquí porque sabe que ustedes podrían morir en soledad solo por su avaricia y arrogancia. Están solos. Y morirán solos. ¿De que les sirvió desterrar a todo aquel que fuera un bastardo como ustedes los llaman?—Eva miró a Walburga altanera. —De absolutamente nada.

—Tu, mocosa insolente, estás en mi casa, y aquí me respetas. Desde el primer momento que te vi entrando por la puerta de tu casa, sabía lo que serias, chicas como tú, las he visto por todos lados, toda mi vida, creyéndose superiores, creyendo saber cada aspecto de la vida de cada persona que conoce, pero déjame decirte algo, no eres más que una sucia chica, que no fue capaz de enorgullecer a sus padres, solo eres una ramera que...—Walburga se interrumpió, sus palabras habían quedado al aire en el momento que Eva había golpeado su rostro con brusquedad.

Eva sentía la impotencia en su cuerpo en el momento que escucho a Walburga hablar, su cuerpo había actuado con impulsividad, pero aún así, no se arrepentía, su pecho subía y bajaba con ferocidad, no le importaba siquiera el que uno de sus anillos, el cual tenía una forma de un sol, cortará la mejilla de Walburga, causando que la sangre que salía de la mejilla de la mayor se corriera por su cuello.

—¡¿Cómo te...?!—Walburga había alzado una de su manos, buscando abofetear a Eva, cuando la varita de Regulus se pego a su garganta de forma brusca, interrumpiendola y causando un fuerte dolor, que su rostro no dejaría ver.

—No voy a permitir que siquiera pienses levantarle una mano a mi prometida. —Walburga retrocedió cuando sintió la varita de Regulus hacer más presión en su garganta. Ni siquiera ella misma reconocía a su propio hijo en ese momento. —Di una palabra, cualquiera solo para ofenderla, y no voy a dudar ni tres segundos en asesinarte. No me importa si eres mi madre, vuelve a ofenderla, o quererla golpear, y nadie, podrá reconocer tu cuerpo después. —la voz de Regulus era amenazante, la habitación estaba en total silencio, por lo que Eva podía escuchar con claridad cada palabra que el ojigris decía.

—No digas tonterías. Aleja esa cosa de mí Regulus. —dijo Walburga, obligando que Regulus hiciera más presión en su garganta, al punto de sentir que se quedaría sin aire.

—No estoy jugando. Y te diré una cosa más, si tan solo te atreves a contarle a alguien sobre mi hijo, y de su apellido, vas a lamentar cada maldita cosa que has hecho en tu estúpida vida. —Regulus alejó su varita con fuerza. —No veo porque seguir aquí. Ya dejaste más que claro que no soportas la presencia de Eva, por lo tanto la mía tampoco. Quiero que sepas algo madre, Eva es quien yo amo, y quiero en mi vida, y si tú o alguien más no puede aceptar ello, entonces...—Regulus levantó los hombros y soltó una risa burlona. —Supongo que ya no soy más tu hijo. No veo porque seguir buscando la aprobación de una mujer que siempre, se esmeraba en recordarme que nunca llegaré a ser como Sirius. Y estoy orgulloso de no serlo, si no, ahora mismo estaría en Azkaban.

Eva tomo la mano de Regulus dejando un fuerte apretón en ella, juntos salieron de esa habitación, pero antes de bajar por los escalones que los llevarían a la sala principal, una sonrisa apareció en el rostro de Eva, separando su mano de la de Regulus caminó de regreso a la habitación de Walburga y Orión. Sin tocar la puerta de su la habitación la abrió de golpe, dejando ver a una muy enfada Walburga, quien parecía estar discutiendo con el aire.

—Walburga. —la mujer volteó su cabeza tan rápido que Eva creyó que su cuello se rompería. Antes de que matriarca de la familia dijera algo, después de parar violentamente de hablar, Eva levantó ambas manos, dejando a la vista el dedo medio de ambas partes.

La castaña salió corriendo en el momento que miró el rostro lleno de irá de Walburga, llegando hasta el inicio de los escalones donde Regulus la esperaba confundido, y antes de decir algo, Eva tomo su mano obligandolo a correr bajando las escaleras en el momento, que un hechizo paso rozandoles la cabeza por arriba.

—¿Que hiciste Eva?—la mirada de Regulus era acusatoria, y la castaña solo pudo reír divertida.

—Solo te diré que Walburga ahora me odia más de lo que ya lo hacía. —Regulus la miró con los ojos entrecerrados, buscando una respuesta, pero con una sonrisa en su rostro. Eva se acercó y beso su mejilla castamente para fortalecer la unión en sus manos. —Ahora vamos, tengo una reunión con Dumbledore en Hogwarts.













[...]























—Regulus estaré bien. —Eva lo miró colocando una mano en su mejilla. —No creo tardar más de quince minutos en su oficina.

—Eva, muchas cosas podrían ocurrir en quince minutos. Sabes que aunque estemos aquí ningún lugar es seguro. —dijo Regulus, recordando que hace cinco días un ataque había ocurrido en el callejón Diagon, en donde tres mortifagos habían sido capturados y cinco más habían escapado.

Además, de la opresión en su pecho que había surgido desde hace días, no es que fuera nada malo que estuviera relacionado con su cuerpo, no, no tenía nada que ver, sabía que aquello era algo que lo implicaba era un indicio de que algo malo sucedería.

—Oh, Reg...—Eva sabía de la preocupación del ojigris, y no mentiría, pues ella también lo estaba, pero trataba de convencerse de que nada malo pasaría, notando que todavía se mortificaba, Eva se inclina a su altura para depositar un beso en sus labios.

Después de lo que había sucedido entre ellos hace un mes, en el que se habían sincerado con el otro para confesar sus sentimientos, esa era su forma de sentir tranquilidad, ninguno estaba a salvó, y no sabían cuánto estarían así hasta que todo volviera a empeorar, porque sabían que lo haría.

La falta de aire los obliga a separarse. Regulus se queda observándola durante unos segundos. Su mano en mejilla dejándolo apreciar cada detalle de su rostro, guardando en su mente cada segundo que pasaba.

—Debo subir. —dijo Eva después de unos minutos. Regulus asiente apartando su mano de su mejilla y soltando un suspiro. —Tranquilo, estaré aquí en quince minutos o menos. Se acerca hasta la altura de su oído, dejando por un breve momento su mano en su mandíbula. —Te amo. —deja un beso en su mejilla antes de separarse.

Te amo. —Regulus toma sus mejillas dejando un casto beso en sus labios sintiendola sonreír en medio de el.

Cuando se separaron, Eva se alejo de ahí subiendo los escalones con una sonrisa desapareciendo en un segundo de su rostro. No había querido preocupar a Regulus pero también sentía algo raro conforme se acercaba a la puerta de su antiguo director. Sabía que algo malo saldría de ahí.

Tocó la puerta, y después de unos segundos escucho un «adelanté» proveniente de adentro. Entró en cuanto escuchó la voz del director del colegio, su corazón empezó a bombear con fuerza cuando vió una foto de Rigel junto a un montón de papeles que le hicieron sospechar a dónde se dirigía esa plática.

Al menos una parte de ella estaba aliviada, era imposible que supiera que ellos tenían a Harry. Y aunque lo supiera en dado caso, Regulus y Eva tenían lo suficiente para pelear por su custodia.

—Dumbledore. —Eva asintió con la cabeza en modo de saludó.

—Señorita Rousseau, que gusto es verla de nuevo. —la castaña solo asintió formal cuando el director le ofreció una sonrisa. —Por favor, tome asiento, adelante. —Eva suspiro, se estaba tomando realmente su tiempo para analizarla, pero sobretodo, tratando de derribar las barreras que protegían su mente de los recuerdos recientes. Tomo asiento frente al viejo director.

—No es por ser descortés, pero, me gustaría que fuéramos al punto de esta reunión. Tengo cosas importantes que hacer y mientras usted está intentando entrar a mi mente y analizandome, yo estoy perdiendo mi tiempo, así que ahorremos formalidades, porque la foto de Rigel, mi hijo, ahí, me dice mucho. —Eva cruzó una pierna sobre otra, con ambas manos formando una unión en su rodilla izquierda, su espalda recta, y no hacía más que demostrar su desacuerdo con lo que se aproximaba por el rostro neutral que el director había tomado.

—De acuerdo. Escuché Señorita Rousseau, no es que esté en desacuerdo con lo que sucedió respecto al pequeño Rigel, pero, verá, en su posición, y se que usted ya es mayor de edad ante el mundo mágico, pero, solo es una adolescente como muchos que debería estar disfrutando su vida y no estar atada a responsabilidades que no le conciernen, y no es mi intención ofenderla pero, ni usted ni el Señor Black, tienen capacidad para cuidar de un menor. —dijo Dumbledore hablando y bajando la cabeza para observar el expediente sobre su escritorio, mirando sobre sus lentes de media luna a Eva.

—Rigel no es una atadura para mí, ni para Regulus. Además, he cuidado toda mi vida de mi misma, jamás necesite a mi madre, se lo que es cuidar de un niño. Dumbledore, en el momento que usted dijo; intensión y ofenderla en una misma oración, es mas que claro que usted lo está haciendo, así que déjeme decirle una cosa, si no tuviéramos la suficiente capacidad para cuidar de un menor, ¿No cree que el ministerio ya estaría tomando cartas en todo este asunto?—terminó de decir entre dientes, jugando con uno de sus anillos.

—Señorita Rousseau, el ministerio podría estar haciendo las visitas que se deben para asegurarse como dice en estos pergaminos, pero también, hay que tener en cuenta el apellido del Señor Black. —Eva alzó una ceja con incredulidad.

—¿Está diciendo que hay extorsión y manipulación en todo esto? Porque eso es lo que usted me está dando a entender. —el tono de voz de Eva demostraba lo tensa que se encontraba. Pues eso múltiples de veces lo había vivido con su madre, cuando quería favores aprovechando su puesto en la sociedad.

—Usted así lo entendió. —Eva apretó la mandíbula con fuerza, pero siguiendo con la mirada al frente. Era claro que Dumbledore no se lo diría, pero esas eran sus palabras. —Miré, tal vez es mejor que Rigel se quedé con la familia Malfoy, después de todo ya tienen un hijo, y por lo he oído más experiencia. Además, aunque el Señor Black haya desistido de la marca nada nos asegura nada y...

—¿Y el que Rigel esté cerca de Lucius Malfoy si le ofrece seguridad?—interrumpió Eva a Dumbledore. —No me gusta el termino de algunas familias, pero me veo en la utilidad de decir que, Rigel es mestizo, ¿Cree que Lucius Malfoy lo aceptará en su pura familia? Pero dígame, ¿Por qué no, Andrómeda Tonks? Ella tiene una hija mayor a Rigel.

—Andrómeda Tonks, no es lo que es... necesario para el...

—Déjeme adivinar. ¿Usted no quiere a Rigel en Gryffindor? O tal vez, lo que le preocupa es que, Andrómeda le de una estabilidad emocional y física, lo tratará con amor sobretodo. Pero con los Malfoy, Lucius sobretodo, Narcissa no está incluida en esto, pero, ambos sabemos que habrá preferencias y Rigel crecerá del mismo modo, que todas las familias sangre pura tratan a los no puros. ¿Es eso lo que usted quiere?

—Jamás querría eso. La protección de Rigel es lo primordial y...

—¡Perfecto!—Eva lo interrumpió aplaudiendo y causando eco en la oficina. —Ya que este tema esta acabado, me voy, pero antes, déjeme decirle una cosa. Rigel es mi hijo y el de Regulus. Lo adoptamos legalmente. La palabra madre es solo un verbo. Una madre es algo que se hace. No sólo lo que eres y finges ser. Y si, es cierto, puede que Rigel no tenga mis ojos, puede que no tenga un rastro de mi sangre, pero tiene todo mi corazón y eso es más que suficiente para una madre, que solo quiere la felicidad de su hijo. Madre adoptiva, es lo que muchos piensan, pero, soy madre, y no necesito ninguna otra etiqueta que me defina. Usted y yo sabemos que una madre y un padre pueden amar a mas de un hijo, ¿Por qué es tan difícil entender que un hijo puede amar a mas de una madre y un padre?

—Señorita Rousseau, escuche por favor...

—Yo no tengo nada que escuchar de usted. Y ya que yo terminé de decir lo único que a usted debería importarle, me retiró. —y si más, Eva salió por la puerta recargando su espalda un momento en ella, soltando un gran suspiro y respirando profundamente tratando de detener las lágrimas acumuladas en sus ojos.

Ella era madre de dos niños, que la esperaban en casa, y no importaba lo que dijeran, para Eva, Rigel y Harry, eran su vida, ella les daría el cariño, la protección y la atención que ella no pudo tener en su niñez, pero ella se encargaría de que ninguno de sus hijos sufriera...pero nunca podemos interferir en lo que el destino tiene preparado para nosotros...y antes de lograr ser felices, esos dos niños tendrían que pasar lo peor de sus vidas antes de siempre tener paz en su interior.



















































Lune_black

EVA YO TE AMOOOO

Y bueno...ahora saben, que Rigel no pasará un buen momento el día que entre a Hogwarts...solo digo, prepárense para el tercer acto...

Byeeeeee

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