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013

“Las lágrimas son palabras que la boca no puede decir ni el corazón puede soportar”

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1981

El saber lo que sus padres, sobretodo su madre, planeaba hacer, habia hecho que quisiera morir.

El haber escuchado, directamente de la boca de Regulus aquellas palabras, solo producieron asco en ella. El saber que portaba el apellido de las dos personas que lo único que hacían era dañarla, lo único que sus padres hacían eran recordarle la desgracia que era con cada día que pasaba.

Eva no regreso a su hogar después de aquella noche. Ella no regreso al lugar en donde las dos personas que le dieron vida y apellido solo la lastimaban. Su odio hacia Regulus no incremento, pero tampoco disminuyo. Pero le agradecía el que la dejara vivir allí, al menos hasta que fuera adecuado para ella regresar a Hogwarts.

Ambos dormían en habitaciones separadas, o eso había empezado a suceder cuando regreso de la casa de los Potter, después de haber pasado dos semanas en casa con ellos. Claro que, a petición de Regulus, Kreacher la había estado visitando seguido, en cambió Blu, se había mudado con Eva esas dos semanas, así, aprovechando la elfina cuidaba de Harry para que Lily y James pudieran salir con glamour para un tiempo de pareja y despejar un poco la tensión.

Eva aún trataba de olvidar todo loq ue había sucedido aquella noche. Recordaba haber llorado por alrededor de una hora en el hombro de James hasta quedarse dormida completamente. El tacto era algo sensible para ella, no podía dejar que nadie extraña a su vista o conciencia, o si quiera el más mínimo detalle. Ella aún no curaba su alma. Y sospechaba que jamás lo haría.

Su alma y cuerpo eran pedazos de lo que solía ser una persona alegre que brillaba con su propia esencia. Que demostraba sus emociones con solo mirarte a los ojos.

La presencia de Eva, siempre había sido una luz en el camino. Como una estrella en el cielo. Una que brillaba cada noche. Iluminaba con su presencia y sonrisa.

Una la cual había muerto hace muchos años.

Eva, una vez más, suspiro mientras miraba el lienzo frente a ella. Su pintura no le convencía, ninguna de las que había hecho anteriormente lo hacía.

Pasaba el pincel, con delicadas pinceladas. La imagen frente a ella, era una que no podía apreciar ella misma. Pero sin duda, su talento era algo único.

—Es hermosa. —una voz a sus espaldas la hizo sobresaltarse un poco, pero se relajo luego de unos segundos.

—Gracias. —suspiro. —Yo no lo veo así pero, lo agradezco, de verdad. —Eva paro de tomar la pintura sobre el pincel y dejarlo de lado, para mirar a Regulus detrás de ella. —¿Que sucedió? Tu mirada no es normal. Siempre regresas con una mirada neutral, el seño ligeramente fruncido y tus labios mustran tu desagrado, incluso tu mandíbula demuestra lo que sucede en esas reuniones, pero ahora...tu mirada es, preocupación.

—Eva, escucha, yo...—Regulus trato de acercarse pero segundos después retrocedió al recordar como su presencia y la marca en su brazo izquierdo le eran de incomodidad. —Lo siento....¡Lo siento de verdad! ¡No pude evitarlo! ¡Yo...! Hice lo que pude, de verdad, lo siento mucho.

—Regulus, me estas preocupando de verdad...—Eva se acercó a él manteniendo una distancia considerable. —¿Que? ¿Que fue lo que sucedió? ¿Que fue lo que no pudiste evitar?

—Lo siento, perdoname. Ella me descubrió y...logré escapar y quizá solo sea mi imaginación o haya alucinado pero...

—¡Regulus! ¡Deja de titubear!—la castaña lo tomo de ambos brazos dejando frente a ella, y que solo se concentrará en su presencia. —¿Que fue, lo que sucedió?

—Yo... Lo siento. Pero, descubrió la ubicación de los Potter.

Eva lo observó con temor en sus ojos.

Los Potter. Dos simples palabras que hicieron que su cuerpo temblará de pies a cabeza.

En meses, aquella familia se había vuelto especial para ella. Se habían vuelto en su familia. La familia que ella siempre habia deseado tener. Y no podía perderlos. No podía.

Eva no espero más, y en segundos se alejo de Regulus para tomar la parte baja de su vestido y alzarlo, para después salir corriendo de aquella habitación rápidamente, escuchando sus propios tacones tocar contra el piso de mármol fino, y con los pasos de Regulus, siguiéndola.

—¡Blu!—grito.cua do estuvo en la sala principal, y la presencia de su elfina en el centro hizo que corriera hacia ella y tomara su mano. —Llevame con los Potter, ahora, ¡Por favor, Blu!

—¡Eva, espera...!—y en un segundo, Eva había desaparecido de la mano de su elfina. Con la esperanza de encontrar a las personas que adornaban una parte de su corazón herido. Vivas. —Kreacher, llévame. —el elfo, quien había aprendido junto a Blu, lo tomo de la mano, y ambos aparecieron frente al peor escenario que sus ojos podrían ver.

La casa estaba en totales escombros. Las ventanas rotas, eran una mal señal de que algo horrible habia pasado, pero lo que más lo alteró, fue escuchar el grito de Eva, dentro de lo que solía ser su pequeño lugar seguro. Corrió, con su elfo detrás siguiéndole los pasos, se detuvo en la entrada cuando vio a la castaña, frente a un cuerpo.

Los sollozos de Eva eran desgarradores para quien estuviera presenciando aquello.

Regulus se acercó hasta distinguir, quien era la persona que se encontraba muerta sobre el suelo. Y sin duda, su respiración de detuvo, y su vista se sintió borroso en el segundo que la imagen frente a sus ojos tenían claridad.

Peter Pettigrew.

Black cubrió su boca, en un intento de detener el bilis que amenazaba salir por su garganta. El cuerpo de quien solía ser alguien tímido y agradable, se encontraba sin vida, totalmente pálido, sus ojos, ahora estaban sin brillo en ellos y solo corría un pequeño rastro de sangre de ellos, su cuerpo demostraba que había luchado al momento de morir. Su varita en sus manos. Una varita partida en dos.

—El me lo dijo...—susurro Eva. —Tenia un hijo con una chica de muggles. —Regulus se acercó cerrando los ojos del rubio, como si solo durmiera. —Los habían asesinado dos semanas antes de que yo llegará aquí. Dijo que iba a cuidarme como no pudo hacerlo con Alex y Elybeth. El tenía una familia, y se la arrebataron.

—Eva, no es tu culpa. —dijo Regulus.

—Se que no lo es. No es, culpa mía, Regulus. Es culpa de un idiota con ideas de supremacía.

—Eva...—la castaña interrumpió a Regulus cuando se levantó rápidamente, provocando un mareo por algunos segundos, pero eso no le impidió correr escaleras arriba, en donde una vez más, su corazón se rompió.

Cornamenta. James Potter. Estaba sobre el suelo, pálido, y...muerto. Todo a su alrededor daba signos de lucha, pero a diferencia de Peter, el no tenía la varita en sus manos. Se acercó, y tal como Regulus habia hecho, retiro las gafas y cerro sus ojos completamente, para volver a colocar el par de lentes, y dejar soltar un par de lágrimas por sus mejillas.

Pero sabía que lo peor se avecinaba. Así que solo tomo un poco de valor, dejando un beso en la frente del Potter y caminando hacia la habitación. Esa, habitación.

Cuando entró, cubrió su boca evitando que un grito saliera de su boca. Todo había pasado demasiado rápido y en una sola noche. No podía creer lo que sus ojos miraban, cada escenario, cada paso que daba, solo era una cuchilla más incrustada en su pecho.

Dejó que pequeños sollozos salieran de su garganta, mientras mordía el puño del vestido que portaba, se acercó a la pelirroja y repitió la acción que antes había hecho con el hombre de gafas. Parecía que solo estuviera durmiendo. Que nada había sucedido. Que todo se encontraba normal. Sin embargo, nada lo estaba.

El llanto del menor la saco de sus pensamientos, para mirar a la cuna, en donde un niño de un año la miraba fijamente con los ojos tan verdes como la maldición asesina. La cicatriz en su frente hizo que se acercara hasta el, mientras limpiaba sus lágrimas bruscamente y tomaba al bebé en brazos.

Sintió los pequeños brazos de Harry aferrarse a su cuello, y ella rápidamente tomo una manta que se encontraba en la cuna, cubriendo el pequeño cuerpo de Harry, impidiendo que viera el cuerpo inerte de su madre.

—Eva. —la voz de Regulus hizo que lo mirara mientras se aferraba al pequeño entre sus brazos. La mirada de Eva era clara, y el ojigris no necesito que una palabra saliera de su boca. El lo sabía. —No lo dejaremos aquí, ¿De acuerdo?—Eva asintió. —Lo llevaremos con nosotros y enfrentaremos cualquier consecuencia. Pero no lo dejaremos aquí.

—Ama...—la voz chillona de Blu los hizo girarse hacia ella, quién a su lado, Kreacher se encontraba. —Alguien se acerca a la casa. —Eva y Regulus se miraron por unos cortos minutos antes de asentir, y que la castaña se aferrara al brazo del Black.

—Vamonos a casa. —los dos elfos asintieron. Kreacher tomo el final del vestido de Eva mientras que Regulus tomaba la mano de Blu, y en un segundo, todos habían desaparecido.

Cuando Eva sintió sus pies sobre el suelo nuevamente, sintió a Harry removerse en sus brazos, ella no tenía especialidad en bebés, pero sin duda, sabía que Harry estaba dormido en sus brazos.

—Blu, ¿Podrías llevarlo a mi habitación?—Eva pregunto hacia la elfina, quien asintió frenéticamente mientras Eva le tendía a Harry con cuidado. —Kreacher, ¿Puedes...?

—Por supuesto mi ama, Kreacher y Blu se encargarán de cuidar al bebé. —Eva asintió varias veces mientras apretaba los labios y pasaba su lengua por en medio de ellos, evitando que las lágrimas volvieran.

Regulus observó como los dos elfos desaparecian de la habitación con el bebé en brazos. Se giro hacia Eva, quien tomaba respiraciónes tratando de controlar su ritmo cardíaco.

—No es necesario que tomes la responsabilidad de esconder a Harry. Si es necesario, mañana por la mañana me iré con el y...así tu no estarás en problemas, y no habría manera de que te culpen, podrás evitar cargos o que revisen tu brazo, no irás a Azkaban y todo será más fácil...

—Eva. —Regulus la tomo del rostro, obligando a que la castaña lo mirara fijamente. —No me importa ir a Azkaban, si lo necesario es protegerte, ¿De acuerdo? No me importaría cuidar de ese niño, si eso te hace feliz. Se lo que piensas, y tienes razón, tanto tu cómo yo, no sabemos nada sobre cuidar un bebé de apenas un año, pero lo haremos si es necesario. No dejaré que te vayas de mi lado solo porque crees que dejaría todo tan fácil, porque no es así.

—Estas tomando una responsabilidad que no es tuya.

—Y tu también lo estás haciendo. Sin embargo, aquí estoy, diciendo que no quiero que te vayas, o que Harry se vaya de aquí. Lo que estoy diciendo, es que si tú estás dispuesta a criar a Harry, yo también lo estoy. Y si es necesario, lo adoptare como mi hijo. Se lo importantes que se volvieron ellos en tan poco tiempo para ti, también se, que te culpas en estos momentos por no haberlo detenido a tiempo, pero ahora estás aquí, y puedes cumplir esa promesa que le hiciste a Potter. Pero yo lo haré a tu lado.

—La marca...—empezo a decir Eva, sin embargo Regulus la interrumpió.

—La marca no es un problema Eva, no es algo que me importe. Lo que me importa, eres tú, y el bebé que está en esa habitación. Quizás, pienses que estoy mintiendo, y no te culpo, también lo pensaría, pero te juro por mi vida, que estoy diciendo la verdad. No me importa si ya no quieres casarte conmigo, solo...déjame, ayudarte en todo esto.

Eva lo miró sin decir palabra alguna. Y Regulus esperaba que alguna saliera de su garganta, no le importaba si era un insulto, no le importaba si decía que ya no deseaba casarse con el, no le importaba, si el debía ir a Azkaban por protegerlos, por protegerla a ella.

Rousseau se acercó hasta Regulus, y aunque no supiera lo que estaba haciendo, su cuerpo solo lo hizo de forma inmediata. Abrazo a Regulus por el cuello, mientras escondía su rostro en su cuello. Black la sostuvo de la cintura e impidió que sus rodillas golpearan contra el suelo, en el momento que las piernas de Eva perdieron sensibilidad.

Regulus la atrajo hacia el, tomándola en brazos al estilo princesa, mientras la colocaba sobre su regazo.

—Ella iba a llevar mi nombre...—susurro Eva después de unos minutos. Regulus la miro, mientras secaba sus lágrimas, impidiendo que ella lo hiciera de forma agresiva. —Lily estaba embarazada. Dijo que la llamaría como yo. Dijo que yo sería la madrina. —la castaña escondió su rostro en el cuello de Black, cuando las lágrimas comenzaron a fluir.

Regulus la atrajo más hacia el, besando su mejilla, y sintiendo el cuerpo de Eva temblar. El llanto de la joven en su regazo era desgarrador para cualquiera que la escuchará. Y así, el ojigris no pudo evitar que sus ojos se cristalizaran cuando la escucho llorar.

—Estaras bien, Eva. Todo estará bien. Lo prometo. —beso su mejilla.

Después de media hora, sintió como el cuerpo de Eva comenzaba a relajarse.

—El dejo una carta para ti. —Regulus susurro.

—¿La leíste?—la pregunta de Eva no sonaba de forma indignante, se escuchaba como en tono de duda. Tal vez así, le evitaría el dolor de leerla.

Regulus negó.

—¿Puedes hacerlo?

—¿Estás segura?

—Lo estoy.

—Bien. —Regulus saco un sobre del bolsillo de su saco. Sosteniendo a Eva aún en su regazo, abrió aquel sobre sintiendo la mirada de la cataña en todo momento.

Regulus desdobló cada parte de aquella hoja de papel, leyendo cada línea escrita, sus ojos no creían simplemente lo que leía, tal vez su vista estaba mal, pero no lo estaba, no cuando había leído el mismo renglón por tres veces.

Miro a Eva, y no supo como expresar aquello, y solo, palabras que confundieron a la castaña, salieron de su boca.

—Eres una Potter, Eva.












































Lune_black

¡FINALMENTE INICIAMOS EL TERCER ACTO! 😶

Este acto, ya está terminado en mis borradores, por lo que tendrán capitulos nuevos, si es posible, cada día. Pero haré lo posible de que así sea.

VARITAS ARRIBA POR PETER, JAMES Y LILY. Y POR LA FAMILIA DE PETER /*

El próximo capítulo, también es algo fuerte.

Bye.

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