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Gwen hojeó las hojas del cuaderno que sostenía. Afortunadamente para ella, la letra de Miles no estaba tan mal como para no entenderla.

Usualmente, Gwen era puntual con respecto a sus horarios, llegar tarde era más bien cosa de Miles. Sin embargo, los papeles se habían invertido en esta ocasión y la rubia se retrasó en el peor de los momentos. El estricto profesor de historia fue rotundo y no le perdonó los diez minutos pasados de la hora, por lo que Gwen terminó perdiéndose de una clase entera a causa de un simple descuido con su itinerario. 

Miles se ofreció a brindarle ayuda a su compañera y aunque en el fondo era claro que no lo hacía solo por altruismo, ella pareció tomarlo más como un gesto de camaradería. Así las cosas, la chica terminó con la libreta del moreno como único apoyo para reponer la clase perdida.

La ojiazul terminó de escribir y cerró su cuaderno. Los apuntes de Miles eran breves y concisos, casi como si dominara el tema. Gwen no se sintió muy sorprendida al ser bastante consciente de lo inteligente que era el joven, incluso lo admiraba mucho por esto.

Centró su atención en la libreta del chico, y empezó a pasar página tras página mientras se dejaba llevar por sus emociones. Ya desde hacía algún tiempo se había percatado que lo que sentía por él no era solamente admiración, o un afecto amistoso. El sonreír con la pura mención de su nombre, los suspiros que de improviso soltaba, o la mirada que le dirigía cuando estaba cerca no eran una señal de simple aprecio.

Recorrió con los dedos cada palabra escrita en el papel. Siguió pasando las hojas y notó cómo iban llenándose de coloridos garabatos a medida que se acercaba al final. Llegó entonces a las hojas en blanco, y entre ellas se topó con algo que definitivamente no se esperaba.

Era un dibujo... de ella.

A simple vista parecía estar trazado con estilografo y coloreado con rotuladores. No daba el aspecto de ser un boceto rápido, es más, daba la impresión de ser una copia. Como si la hubiera estado observando por un buen rato. 

Ya que fue retratada con su uniforme escolar, Gwen no tardó en deducir que Miles la había dibujado durante una de las clases. Le resultaba curioso el hecho de que él también se dedicara a mirarla durante el transcurso del día. Con certeza, el haberlo inspirado para hacer una obra así la hizo sentir halagada. 

Sonrió, al tiempo que admiraba cada línea y detalle de su peculiar estilo artístico. Ese chico tenía una gran habilidad para casi todo, pero también podía llegar a ser muy torpe. Era seguro que Miles no consideró siquiera la posibilidad de que Gwen encontrara el dibujo en la libreta, pero iba a caer en la cuenta tarde o temprano y vaya que se sentiría apenado por esto.

Una sonrisa ladina apareció en el rostro de Gwen. "Tal vez podría sacarle provecho a la situación", pensó. 

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— ¡No puedo creerlo Ganke! ¿Cómo pude dejar que pasara? — Exclamó Miles mientras cerraba su casillero.

— Ay, Miles. A veces puedes llegar a ser tan estúpido. — Ganke negó con la cabeza y le dio unas palmadas en la espalda — Es muy probable que lo haya descubierto ya, mejor acéptalo. Cavaste tu propia tumba, amigo.

— Pensara que soy un loco obsesivo o algo así. No creo que esto pueda empeorar.

— Pues... Yo creo que sí puede — Ganke le hizo una seña y Miles se giró para ver a Gwen, que se aproximaba hacia ellos. El moreno se tensó en su lugar.

— Hola chicos — Saludó ella y luego sacó la libreta de su mochila  —. Por cierto Miles, aquí tienes tu cuaderno. Gracias, de veras me resultó útil.

— De nada. Fue todo un placer — Contestó él sin poder relajarse del todo y tomó el objeto entre sus manos —. Bien, entonces sólo copiaste los apuntes y ya, no es como si hubieses encontrado algo raro ahí... — Divagó y Ganke le dio un codazo mientras forzaba una sonrisa, en un intento por disimular las tonterías de su amigo.

— Okay... — Murmuró ella, evidentemente confundida, y luego prosiguió —. También vine para pedirte un favor. El tema de la clase de hoy no me quedó muy claro, y por lo que veo, se te da muy bien la historia — Agregó.

— Ah, sí. Ya sabes, los tipos de hace siglos y eso. — Soltó una risa nerviosa — Claro, podría ayudarte.

— Está bien. Te veo en la biblioteca a las 2 — Sugirió y luego se despidió de ambos chicos. Miles soltó un fuerte suspiro una vez que ella se fue.

— Creo que eso no salió tan mal — Opinó el de lentes.

— Ni que lo digas. 

Miles apoyó la espalda en su casillero y se puso a hojear las páginas de su libreta. Entonces, se dio cuenta de algo: el dibujo ya no estaba.

Revisó por segunda vez y pudo cerciorarse de ello. En su lugar, encontró una pequeña nota adhesiva que decía:

"Me usaste como modelo sin siquiera decírmelo. Creo que tengo derecho a tomar mi parte. Por cierto, lindo dibujo" —— Gwen

Ganke leyó también el mensaje que le había dejado la rubia y arqueó una ceja — ¿Eso es una buena o mala señal?

Miles negó con la cabeza — Para serte sincero, no lo sé. — Sus labios esbozaron una pequeña sonrisa — Quizás solo sea una corazonada, pero creo que es una buena señal.