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10. Herida.

( Treinta y tres años. )

CHIMPANCÉ

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ELLIE SE LEVANTÓ DE LA CAMA, esperando que Stella la llamara. Mayor fue su sorpresa al bajar del segundo nivel y encontrarse platicando con el mismo señor de la noche anterior.

—¿Qué está sucediendo?

—¡Ellie! Ya despertaste. —La castaña se levantó, se miraba feliz—. Te presento a mi padre, Owen Parker.

Joel tambien estaba en la mesa al lado de su hermano Tommy, para él también había sido una sorpresa saber que el hombre que estaba al lado de Stella era su padre. Pero eso explicaba por qué se encontraba llorando. Joel se ponía en los zapatos de Owen y se sentiría igual si volviera a ver a Sarah, pero eso nunca pasaría.

—¿Tú padre?

—Si, Ellie, debemos hablar algunas cosas. Ya sabes, siéntate. —Tommy vio a su hermano.

La menor siguió órdenes, sentándose en la mesa y ver a los adultos verse entre sí.

—Como sabrán, nosotros no podemos irnos de este lugar tan fácil. Somos líderes en este lugar y podrían ser francos fáciles.

—No tendrás que hacerlo. —Joel se adelantó, Ellie tenía razón, con ellos tres era suficiente—. Podemos hacer esto.

—¿De que hablas?

—Tommy, pronto serás padre. Debes estar al lado de tu mujer en esta etapa, terminaremos con nuestra misión y regresaremos. ¿Verdad, Stella?

—Así es.

Owen vio a su hija, no podía creer lo mucho que se parecía a su madre físicamente. Dejando de lado eso, también en cómo era tan fuerte y en la líder que se había convertido. Los conocimientos que le había dado en lo poco que se estaban actualizando, era totalmente diferente a cuando era una niña.

—¿Estás completamente seguro de eso? —El menor vio a su hermano, inseguro.

—Siempre tendrán las puertas abiertas a Jakson, hija mía, si tanto deseas esto... —Stella vio a Ellie, decidida.

Sabía que esto era importante para la pequeña, era su propósito. Aún sabiendo de las pocas probabilidades de éxito y teniendo en cuenta cómo podían conseguir una cura. O era con pruebas de sangre si era algo básico, o con su cerebro. Era algo muy extremo pero no pensaba que fuera tan factible, con ver solo sus pruebas de sangre rápido se darían cuenta que no se puede hacer una cura. Su madre lo investigó toda su vida tratando de conseguir una cura, incluso con una persona inmune, era imposible. La infección no reaccionaría a esta, como el covid, sería máximo una prevención a las primeras horas del infectado pero los corredores, chasqueadores y los gordinflones. Esos casos ya no eran curables, no serviría de mucho.

A pesar de que su mente le decía su lógica, ver el rostro de emoción de Ellie la motivó.

—Estamos seguros, volveremos. —Sonrió mientras tomaba la mano de la castaña.

—Dinos Tommy, tu trabajaste con ellos. Tal vez sepas dónde puedan estar, no tenemos una pista que seguir.

—No está nada cerca, eso lo deben tener claro.

De su mochila sacó un mapa, marcándoles el lugar que debían seguir. Era un edificio de una universidad. Era un punto conocido antes por los inicios de FEDRA por crear una cura experimental.

—Bueno, creo que será hora de irnos. —Joel fue el primero en levantarse, le dio un cálido abrazo a su hermano.

Después de todo, sería tío.

—Creo que nos tendrás que disculpar con María, esperamos verla pronto.

—No se preocupen por eso, se lo diré. —Stella volteó a ver a su padre, juntando sus manos.

Es cierto que no se querían separar después de tanto tiempo sin saber del otro, pero sabían que tenían responsabilidades. Owen debía seguir ayudando a su gente para construir un lugar mejor ahora que tenía de nuevo a su hija y Stella, que debía llevar a Ellie con las luciérnagas. Cada uno se despidió, llevándolos a la salida de Jackson.

Ellie iba al frente, Joe en medio y Stella detrás del caballo.

Vaya que su camino era largo, atravesaron muchos obstáculos en el camino pero no imposible. Las lluvias poco a poco se iban calmando mientras más se acercaban a su destino.

—Entonces Stella, ¿cómo te separaste de tu padre? —Ellie en todo el camino se guardó la pregunta.

Habían pasado varios días desde que estuvieron en Jackson y creía que ya era prudente hacer la pregunta. Si bien era cierto que poco a poco iba conociendo más sobre Joe, quién más creía que conocía, no lo hacía para nada. No sabía nada de Stella en realidad.

—Cuando inició la pandemia, mi madre era una científica que trabaja para crear una cura para el virus, mi padre por su parte, el trabajaba en una planta eléctrica, lo poco que nos enteramos cuando inició todo, es que una torre se derrumbó, ocasionado varias explosiones y fue mi padre un héroe para muchos sin encontrar su cuerpo.

—¿Tú madre avanzó en algo con la cura?

Joe vio a Ellie para luego mirar a la castaña, él también quería saber esa respuesta. Su madre fue una gran genio cuando estaba con vida; pero cuando la vio a los ojos, sus ojos conectaron, algo le indicaba que algo estaba mal.

—Si... El cordyceps crece en el cuerpo de la victima, tal y como él covid u otra enfermedad, la sangre de una persona inmune es clave para crear una cura. —Suspira—. Mi madre nunca tuvo a un paciente inmune; creo que si te hubiera conocido se hubiera vuelto loca.

—Yo creo que nos hubiéramos caído bien.

Joe podía reconocer el tono de voz de Stella, sabía que estaba ocultando la verdad. Pero al ver el rostro de Ellie supo que lo hizo por ella, pronto le preguntaría pero a solas. Después de todo, tenían que hablar acerca de lo que pasó entre ellos.

—Miren, llegamos.

—¿Ustedes estuvieron en un lugar así alguna vez?

—¿De estudiar dices? —La pequeña asintió—. No, cuando tuve a Sarah ya no pude seguir pero como maestro si.

—¿Fuiste maestro? —Preguntó incrédula Stella ante sus palabras.

—Si, por poco tiempo. Luego conseguí mi trabajo y mucha historia. Lo mío era más... Cantar.

—¿Cantar? ¡Joe! ¿Podrías cantar para nosotras? ¡Por favor!

—Ni muerto lo haría.

—No te vayas a tragar con tus propias palabras, Miller. —Sonríe mientras negaba.

—¿Y tú, Stella? ¿Estuviste en un lugar como este antes?

—Tuve una prima, Demeter, era hermana de Akasha, veníamos a visitarla como unas niñas tontas impresionables. Yo tenía trece años cuando empezó todo.

—¿Tienes treinta y tres?

—Y tú tienes trece años, supongo que te dara deja vú. —Joe sintió un pequeño apretón, riendo.

Después de la tormenta, después de tantas peleas y disgustos, habían logrado coexistir entre ellos tres. Tres personalidades tan distintas y a la vez tan similares, logrando crear un lazo de familia.

Hacerse paso dentro de la universidad no fue fácil, pero encontraron recursos y herramientas valiosas. Joe consiguió un lanzallamas, Stella consiguió una mejora para su rifle.

—¿Qué es eso? —Ellie vio a unos pequeños chimpancé corriendo por las calles, sonriendo.

—Esa eres tú de pequeña.

—Ja, ja, ja, muy graciosa Stella. —Niega esta, viendo una entrada.

Los tres bajaron, buscando la manera de subir al segundo nivel. Con un contenedor de basura lograron subir, Ellie quiso subir primero pero se lo negaron, siendo la primera Stella y examinar el lugar después Joe y Ellie. Empezaron a ver todo el lugar sin señales de vida, encontrándose con grabadoras Stella los fue escuchando mientras seguía al dúo.

Estaban experimentando con los chimpancé para conseguir una cura, habían cerrado las instalaciones para poder sobrevivir y así ayudar a la humanidad, pero fue un gran error. No había cura, hasta que escucharon unos ruidos, Ellie fue la primera en ir corriendo mientras los grandes la seguían. Era peligroso.

—Que decepcionante. —Dijo Ellie viendo al chimpancé alejarse.

—¡No se acerquen mucho a ellos! —Rápido se apresuró Stella, la falta de personal eran por lso chimpancé.

Joe asintió, fue hasta que llegaron a una habitación donde se podía ver todo el sector. En la gran ventana ya hacía el cuerpo de la única persona que quedaba, Stella tomó la última grabadora mientras Joel buscaba más información en sus bolsillos.

Todos se han ido, menos yo. Vaya manera de morir por un chimpancé, me mordió. Supongo que solo es cuestión de tiempo. —Lo adelantó—. Si se preguntan dónde están todos, nos estamos reagrupando en Salt Lake City, en el hospital Saint Mary junto con los demás.

Stella, ¿eso queda cerca?Está negó, no conocía la ciudad, negando—. ¿Joel?

—No, no es nada cerca. —Confirmo, fue cuando escucharon ruido y de cómo una luz les apuntaba—. ¡Carajo agáchense!

Joel las empujó al suelo, los que les buscaban habían disparado y quebrado el cristal. Stella preparó su arma junto una bomba de humo, debían ser más contrabandistas, les daría una sorpresa. Fueron nuevamente a los pasillos y podían escuchar como se acercaban, a simple vista se podía ver que eran bastante.

—Ellie, quiero que cuando lance esto, tú tires de esta molotov, ¿entendido? —Está asintió, viendo como la mujer se adelantaba primero escondiéndose.

—¡Espera! —Joel también fue detrás de ella, Ellie los observó determinadamente y sintió como algo había cambiado en ellos dos.

Ya no se miraban como antes, desconfiados o algo parecido, se miraban más cercanos. La manera en cómo Joel le decía que no hiciera esas cosas, como le sujetaba mientras le explicaba la situación. Definitivamente algo había pasado con ellos para mejor.

Fue cuando Stella lanzó la bomba de humo, dejando inhabilitados a los bandidos y acercarse a dos y matarlos por separados, escondiéndose nuevamente. Los que se repusieron se acercaron a los cuerpos de los que ya hacían muertos.

—¡Son unos locos enfermos!

—¡Ahora! —Ellie con todas sus fuerzas lanzó la Molotov, quemando por completo al grupo que ya hacía en el centro.

Si bien tenían que reconocer de Stella, era en su ingenio y creatividad a la hora de atacar. Hacía planes con facilidad y acabó con un gran grupo con tan poco, dos bombas fueron necesarias.

—Sigamos, deben de haber más.

Siguieron su camino, Stella consiguió un tubo que encontró en el suelo, con cinta le clavó unas tijeras para ocasionar más lesiones, llegando casi a su salida, y al ser Joel el último para cubrir sus espaldas, solo sintieron como este peleaba con uno de esos tipos, a punto de dispararle fue cuando ambos cayeron al primer piso.

—¡Joel, Carajo! —Stella se lanzó agarrándole del cable que ya hacía colgando, yendo hasta Joel.

Ellie también siguió sus pasos.

Stella vio como Joel tenía atravesado un pedazo de hierro, podía ver su dolor pero debían salir corriendo del lugar. El arma que debía tener Ellie se la preparó para que ella les diera tiempo, ella se llevaría a Joel mientras que se hacían paso.

—Vamos Joel, tenemos que salir de aquí.

—¡Vamos chicos! Vienen más. —Ellie mató a uno de esos, volándole la cabeza.

Joel con mucho esfuerzo logró levantarse, Stella como pudo hizo algo improvisado mientras lo ayudaba a caminar, con sus manos lo sujetaba y trataba de avanzar como podían, no quería dejarle todo el trabajo a Ellie pero así sería más fácil, ella tenía más fuerza que ella, no podría soportar el peso de Joel.

—Quédate aquí, acabaré con ellos.

—¡Stella, no! —Susurró apenas, sentía como mucha sangre quería salir.

Entre Ellie y Stella rodearon a varios, robándole la escopeta a uno y acabarlos. Mucha sangre inundó la habitación pero poco le importaba a la castaña que solo se limpió la cara de esta, yendo nuevamente con el hombre.

—Stella, estás herida. —La mencionada vio la sangre que salía de su brazo y negó, debían salir primero de ese lugar.

Ellie siguió las indicaciones que Stella, logrando salir apenas del edificio y subir al mayor en el cabello pero este cayó por sus pocas fuerzas.

—¡Mierda, mierda! ¿Stella qué haremos? —Dijo estresada la pequeña mientras miraba como Joel se desmayaba.

Stella tomó entre sus manos a Ellie, quería tranquilizarla antes de seguir. La necesitaba centrada mientras que ella haría el resto. Necesitaba que estuviera atenta al sector y que fuera sus ojos para que no los ataquen.

—Necesito que estés conmigo.

Narra Stella

Este invierno había sido muy duro para todos, sobre todo ahora que Joel estaba herido poco habíamos avanzado. Logramos establecernos en una antigua zona residencial. Con lo poco que habíamos conseguido logramos hacer un pequeño fuerte donde estar en lo que superábamos esto.

Con lo poco que tenía a la zona, lograba hacer pequeños antibióticos para Joel pero no era medicina que necesitaba.

Solo aliviaba un poco el dolor pero poco a poco se acaban, debíamos salir a cazar y conseguir más recursos. Iba a salir a cazar con Ellie pero me detuvo, supongo que quería ser más "útil" y proveer más. Así que no me negué, además, de que a simple vista no se miraba una zona transcurrida.

Revise las demás casas logrando conseguir algunos ponchos para el frío, madera y cartones para tapar las ventanas rotas y que no haya mucha visibilidad por si alguien en dado caso pasara. Al estar tan débil, Joel solo balbuceaba. El caballo comía bien, se encontraba encerrado en el garage y cuando debía comer salían en las madrugadas y este comía tranquilamente.

—Maldición Joel, no sé qué hacer. —Susurré, acostándome a su lado.

Poco a poco me acerqué más a el, quería sentir su piel, su roce pero solo sentí el frío de su piel. Sentí como unas lágrimas me salían por la frustración de la situación, pero rápidamente me las limpié.

—Ellie, ella... —Fue cuando sentí que algo estaba mal, ella no había regresado—. Mierda, iré por ella. No te preocupes.

Tome mis cosas, cerrando la puerta y tapando la puerta de donde estaba Joel. Simplemente seguiría sus huellas, la nieve hacía lo suyo en su lugar y no tardaría en encontrarla.

—Dios santo, ¿Dónde estás?

Al parecer había corrido, sus pisadas junto con sangre supuse que había conseguido matar a un ciervo. Sorprendiéndome, tal vez por eso no llegaba, buscaba la forma de regresar con el cuerpo. Eso me calmó un poco, fue cuando encontré donde se supone que se cayó el ciervo por la mancha de sangre pero los gritos de infectados me alarmó, corriendo hasta el lugar hasta ya no escuchar nada. A lo lejos vi como un hombre entraba al mismo lugar.

Preparé mi arma, viendo más o menos la situación en el peor de los casos, haría lo que tenía que hacer. Mi escopeta ya mejorada solo escuchaba lo que decía mientras me acercaba.

—Mis hombres me dijeron que una pareja dos locos acabaron con todos, mis hombres dijeron que venían con una niña.

Ellie se levantó del suelo, apuntándole.

—A lo que voy, es que no fue casualidad. Suerte es muy valioso, podemos protegerte y la persona que estás protegiendo, debe ser importante para ti.

El hombre que vi correr ya hacía apunto a Ellie, lo cual ya cerca la preparé llamando la atención de todos.

—Ahora muy bien, escúchenme, quiero que le dejes de apuntar, hijo de puta.

—Entonces si es cierto.

—Cállate, ahora, baja el arma. —Le acerqué la escopeta en la espalda.

—Hazle caso Shane.

—¡Pero ellas acabaron con los nuestros!

—Dales la medicina, un trato es un trato. —Este de su bolsillo con precaución me lo entregó, alejándose e ir con el otro señor.

Lo vi a los ojos y este me dio un mal malestar, tenía cara de obsesionado loco, no me podía confiar en nadie pero este gritaba a peligro.

—Vámonos. —Ellie fue la primera en salir y seguida fui yo sin dejar de mirar atrás, la tomé del brazo para ir por otro lado.

No podíamos ir directamente a la casa, si nos seguían al menos no sabrían nuestros pasos con seguridad. Al ya sentirme segura negué, estaba preocupada.

—¿En qué pensabas? ¡Pudiste haber muerto! —La tomé de los brazos preocupada.

—Solo quería ser como tú.

—¿Cómo yo? ¿Cómo, Ellie? Lo único que me importa eres tú, no sabes cuánto me preocupaste. —La abracé con todas mis fuerzas, temí lo peor.

Si no hubiera llegado a tiempo, quién sabe que hubiera pasado.

—Lo lamento, pero al menos tenemos lo necesario para ayudar a Joel. —En su mano me entregó unas plantas, era las que necesitaba para hacer más medicina, además del antibiótico que consiguió.

Le sonreí, ya calmada solo me empecé a reír de los nervios. No podía creer como una niña me podría tener así, me separé de ella y vi la forma de cómo salir del lugar. Llegando al refugio y sacar todo del camino, Ellie fue corriendo donde estaba Joel y le administró el antibiótico, mientras tanto yo hacía mis medicinas para hacer más rápida la recuperación. Nunca pensé estar en esta situación, mucho menos con una inmune y el hombre que me abandonó.

Que ahora, irónicamente, era mi pareja de cierta forma.

—¿Eso lo ayudará? —Preguntó con miedo, viendo el cuerpo herido de este y taparlo.

—Hiciste mucho, Ellie. Mejorará gracias a ti y tu esfuerzo. —Esta vez fue ella quien me abrazó, le devolví el abrazo—. Debemos descansar, ¿Ok? Hiciste mucho por hoy.


Narra Narradora

Ambas chicas se colocaron a los costados de Joel para que de cierta forma sintieran su calor, que estaban juntos.

Y que saldrían de esta.

Poco a poco ambas sucumbieron al sueño, quedando rendidas, fue hasta que escucharon fuertes ruidos. Eran hombres, Stella fue la primera en ponerse alerta, tomó sus cosas y junto las de Ellie.

—Quiero que te mantengas aquí, yo los alejaré de aquí.

—No, yo iré contigo.

—Quiero que te quedes con Joel, estarás a salvo aquí, nos sacaré de esta. —Stella le entregó su arma para que estuviera alerta.

La pequeña solo se quedó ahí, parada, sabía de lo que era capaz la mujer. La había visto en acción incluso antes de iniciar el viaje acabó con FEDRA en su antigua base. La oscuridad en su mirada y el cómo nacía un líder en ella. Pero todo esto no pasaría si ella no se hubiera alejado y expuesto tanto.

Stella estaba acabando en silencio con cada uno, había colocado trampas en diferentes casas para poder estar alerta y agradecía por que así sabía sus ubicaciones. Fue cuando pensó que ya había acabado con ellos, no había ruido, nada, cuando una flecha impactó en su hombro, del asombro y adrenalina se la quitó pero un golpe en su cabeza la derrumbó. La habían golpeando con la culata de un subfusil. Cuando el grupo se acercó al líder quisieron matarla pero este negó, el jefe les había pedido vivas a las fugitivas.

—¡Maldita! ¡Ella mató a todos! Debemos matarla ahora mismo.

—Ya escuchaste al jefe, las quiere vivas. ¿O quieres desobedecer? —Todos se quedaron callados, sin saber qué hacer.

Fue cuando vieron cómo un caballo salía huyendo con una niña, era Ellie. Stella vio como se alejaba poco a poco, no quería eso. Ahora irían tras ella. Ahora con una radio aviso a todos los demás, el grupo cargó a Stella y las llevaron con los demás cargada, dándose cuenta que no solo eran ellos, habían demasiados hombres.

Temió lo peor. No era morir, si no que abusaran de ella.

—¡Ya mátenme! —Gritó molesta pero recibió otro golpe.

—No quiere que estén golpeadas, idiota.

El caballo está muerto, la niña huyó al arroyo. —Se escucho por la radio.

—Pues encuéntrenla, a menos que quieras estar encerrado en ese infierno. ¡Muevan el culo! —Stella vio por última vez la casa donde estaba Joel, antes de que la noquearan.

Stella al menos estaba feliz de saber que Joel estaba a salvo.

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