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013

El verano es doloroso, porque el calor le provoca malestar, en su casa tiene aire fresco con solo picar un botón, puede tener toda la habitación helando o incluso el comedor, pero no ocurre lo mismo cuando esta con Renjun, la mayoría del tiempo se encuentran en el pórtico de la casa y es lo único que les protege del sol, aun se estén derritiendo afuera Renjun no dejara que entren a la casa, y eso es comprensible porque adentro es un desierto.

Usa su libro como abanico, faltan pocos días para salir de vacaciones y esta dudoso de lo que sus padres decidan hacer, no quiere irse de la ciudad ni tampoco irse a la casa de la abuela, pero tampoco quiere derretirse con el calor del dia, como lo esta haciendo a un lado de Renjun. El menor no parece molesto por lo caluroso del dia, esta concentrado en la tarea que Jeno le ha puesto para mejorar su razonamiento matemático.

—Renjun —Canturrea cuando ya no soporta el aire caliente. Se deja caer de espaldas y se queja cuando la caliente madera toca la piel de sus brazos—. ¿Por qué no podemos ir a mi casa? Puedes estudiar ahí.

Renjun eleva el rostro apenas unos segundos para despues ignorarlo. Jeno se vuelve a quejar en voz alta.

—Puedes irte si te molesta el calor.

Jeno se levanta y mira a Renjun con una mueca, el menor ha usado un mal tono, aquel que siempre usa cuando se molesta o se ofende por algo, esta vez Jeno no sabe lo que ha dicho que molesta tanto a su Renjun. Se acerca al menor y busca su mirada, recibe un empujón para alejarlo y despues una mueca de desagrado.

—Largo de una vez —Le dice Renjun suspirando y cerrando el cuaderno, se levanta y tira las cosas dentro de la casa para despues dejarse caer y cerrar la puerta con la espalda. Jeno hace una mueca gateando hasta él—. Ve a tu casa o haz lo que quieras.

—¿lo que quiera? —le pregunta acercándose e invadiendo el espacio personal de Renjun, sabe que no se quejara porque él no le ha explicado que hacer eso es una falta de respeto—, ¿puedo irme a casa? —Renjun se encoge en hombros—, ¿puedo llevarte conmigo —No hay respuesta, solo el mismo gesto que hace a Jeno sonreír—, puedo darte un beso. —No es una pregunta, porque apenas Renjun se gira a verlo Jeno lo hace, hunde sus labios en los ajenos.

Renjun no tarda en reaccionar, lo empuja y se limpia la boca con la mano, pero Jeno solo vuelve a sonreír y se lanza para abrazarlo, sabe que Renjun es penoso cuando están expuestos, no quiere que los miren o si quiera los escuchen y eso está bien para Jeno, porque él tampoco lo besaría si sus padres o amigos estuvieran cerca o donde pudieran verlos. Lo abraza con fuerza y Renjun no se queja, solo deja que Jeno lo apriete entre sus brazos.

—Me gustas mucho —Le dice Jeno pero Renjun lo vuelve a empujar—. Deja de alejarme, nadie nos está viendo.

—Mejor vete a casa —Renjun lo vuelve a empujar a pesar de que Jeno se niega, esta a punto de golpearlo, sabe que puede hacerlo y que asi se lo quitara de encima, pero quizás es porque Jeno lo abraza con más fuerza y le besa en la mejilla que no lo hace—. Ya tienes 13, deja de hacer esto.

Jeno suspira y toma a Renjun de las mejillas para volver a besarlo, quizás el menor tiene razón, debe dejar de hacer eso porque ya tiene 13 años y está aún más cerca de los catorce, pero aun con esto Jeno no deja de querer a Renjun, sabe bien lo que busca y lo que siente cada vez que lo besa aunque él se niegue, aunque también sabe que debe detenerse antes de que alguien los encuentre, sería realmente un dolor de cabeza explicar sus sentimientos por Renjun.

—Te quiero —le dice cuando lo suelta y lo empuja porque el calor ya ha comenzado a atacarlo de nuevo, suspira y piensa que quizás mañana no hará tanto calor y podrá regresar, que no sería un día perdido porque ya vio a Renjun buen rato—. Mañana te traeré un helado, sigue practicando. —Se despide soltándole un beso rápido en la mejilla, toma sus cosas y corre en dirección a su hogar sin mirar atrás.

Al día siguiente su sonrisa no logra desvanecerse, porque Renjun esta sentado en su cama estudiando mientras sienten el aire frio, no sabe que es lo que ha convencido al menor de entrar a la casa de Jeno, pero está contento de poder tenerlo ahí sin morir de calor.

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