007
A lo largo de las vacaciones encuentra una rutina; despertar, ducharse, desayunar, ver a Jia Li, discutir con ella (o jugar) ver por la ventana, comer, jugar un poco más, cenar, pensar en Renjun e irse a dormir. Detesta las vacaciones, quiere regresar a clases con sus tres amigos y con Renjun, está cansado de que la única persona que vea sea Jia Li, esa niña no deja de seguirlo y molestarlo o treparse en él, su espalda esta tan cansada de las veces que la niña llega y se avienta, Jeno nunca quiere ser grosero, pero no soporta cuando ella hace eso.
Su madre no deja de decir que Jia Li y él se ven bien juntos, que son como una pequeña parejita y que cuando tengan edad se gustaran, pero Jeno no soporta a Jia Li, no le gusta ni siquiera como habla, aunque ella este todo el tiempo hablándole.
Es el último día cuando salta de emoción, las vacaciones han terminado y es hora de regresar a casa, hace su maleta él solo y checa una vez más la hora, es muy temprano, demasiado, pero su emoción no baja. Se sienta en la ventana y observa a los niños jugar, ellos lucen igual que siempre, pero hay algo en Jeno que lo hace verlo diferente, incluso se emociona cuando escucha a Jia Li llegar con su madre, ya no la vera, ya no tendrá que aguantarla y es por eso que quiere despedirse.
Jia Li resulta más insoportable de lo usual, pero a Jeno no le importa, ya no la quiere ver y el hecho de que ya no lo hará es suficiente. Ella no lo ha soltado en esas horas, sus manos siempre están tomadas porque Jia Li quiere y a Jeno ya le da igual, y su madre lo nota, lo sabe porque lo saca a relucir aunque Jeno no dice nada.
Cuando falta solo una hora para partir la pequeña niña lo acompaña hasta su habitación para ordenar todo, Jeno compro dulces para Renjun, chocolates de los más deliciosos que encontró y pastelillos que pensó le gustarían, sin importar el precio, él pago por todo y lo empaco para llevárselo.
—Jen —Lo llama Jia Li cuando descubre el pequeño tesoro—. ¿Qué es esto? ¿Para quién es? —pregunta la niña con inocencia e ilusión. Jeno solo sonríe, no quiere decirle porque no le incumbe.
—Un regalo. —Responde cortante sin darle mucha atención.
—¿Para quién?
Jeno suspira, no debe ser grosero porque no quiere arruinar su día perfecto. Se encoje en hombros y sigue con lo suyo. La niña no dice nada más.
Los minutos pasan rápido, es hora de despedirse y Jia Li le insiste para quedarse un momento más en la habitación, su maleta es llevada por su madre que pasaba por el pasillo, Jeno solo tiene que bajar con su pequeño tesoro y por fin estará libre. Deja los regalos en el suelo para recibir de mala gana el abrazo de la niña, dura un largo momento y Jeno ya está incomodo, quiere salir corriendo porque quiere irse.
—Te voy a extrañar Jen. —dice ella y parece que llora, Jeno solo atina a darle suaves palmaditas en la espalda para zafarse de ese incomodo abrazo.
Se separan y la sonrisa de Jeno es porque ya quiere volver a casa, pero Jia Li sigue llorando.
Y cuando menos se lo espera Jia Li se acerca demasiado y besa sus vírgenes labios. Se congela, porque no quería que su primer beso fuera con ella, porque no la quiere, Jeno quiere a Renjun y quería que Renjun fuera su primer beso. Lo único que piensa es que no sabe por qué quiere llorar. La niña se separa y él sale corriendo sin pedir explicaciones o darle una respuesta, está ardiendo en sentimientos que no conocía.
Se trepa al auto con coraje y azota la puerta, sus padres se miran confundidos pero deciden no hacer nada. La última mirada que Jeno lanza es a su antigua habitación, ahí está Jia Li despidiéndose. A Jeno le da igual que Jia Li lo vea llorar, pero a Jeno le importa cuando se da cuenta que ha dejado su tesoro en esa habitación.
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