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ENTRENAMIENTO

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Encima de un árbol observaba el entrenamiento de los tres reclutas. La chica tenía talento natural en montar un caballo, lo hacía bien para ser su primera vez.

──¿Qué tal lo hice? ─la escuché preguntar.

──¡Eso fue impresionante! No creí que pudieras aprender a manejar un caballo.

──Bajo tierra siempre estaba sola con los animales. ─comentó acariciando a su caballo. ──. Los humanos son los peores así que...

──El capitán y los demás hablan mal de esos que vivían en la ciudad subterránea. ¿Fue duro vivir ahí? ¿Sufriste?

──Mmm, sí. ─contestó mirando a otro lado. ──. Nací y fui criada en la ciudad. Viví entre la basura, aunque es obvio. Cuando estaba a punto de morir, mi hermano me salvó y me sentí un poco mejor como persona.

──Oh, ¿te refieres a Levi?

──Sí, mi hermano era la persona más fuerte de la ciudad. ─comentó orgullosa.

──¿Furlan también?

──¡Ah! Furlan... ─ambas miraron a unos metros de ellas a el rubio hablar con alguien.

Miré el edificio que estaba a unos kilómetros de dónde se encontraban ellos, exactamente podía ver a Erwin observando a los reclutas. Su mirada cayó en mi, solo cerré mis ojos en forma de que todo iba bien.

El ruido de un par de cuchillas se hizo presente a unos pocos metros de mí, eran los que entrenaban los cortes en los titanes falsos. Uno de los idiotas quiso adelantarse a el azabache interponiéndose en su camino, a el enano no le quedó de otra que clavar sus ganchos en el árbol donde me encontraba.

Miré hacía abajo encontrando su mirada fría.

──¡Rompí la cuchilla! ─exclamó uno.

Mi vista cayó en el tipo que estaba a unos metros de el "titán", la cuchilla estaba clavada y por su mirada se podía notar que no podía hacer nada, si seguía así iba a morir patéticamente.

Iba a tomar mis cuchillas para moverme, pero el enano fue más rápido logrando cortar con profundidad aún con la cuchilla clavada. Lo que llamó mi atención fue la forma en la que sujeto la cuchilla, debo admitir que esa forma no es extraña en pocas ocasiones he tenido la necesidad de usarlas así, te puedes mover más rápido de lo normal.

──¿Qué? ─balbuceo el tipo que terminó por caer encima de la esponja. ──. ¡Qué rápido! ¿Es por agarrar mal la cuchilla?

Use mi equipo para avanzar y seguir supervisando el entrenamiento, gracias a mi piruetas que daba en el aire logré llegar más adelante que todos los demás. Cuando iba a enganchar los ganchos en un árbol, enfrente mío apareció un "titán" repentinamente.

Con gran velocidad logré insertar mis cuchillas para dar una pirueta cortando un profundo trozo de esponja, incluso llegue a cortar un pedazo de madera por la fuerza que hice.

Estaba enojada porqué lo hicieron a propósito y seguramente había sido el idiota de Flagon.

──¡I-imposible!

──¡Qué manera de reaccionar!

──¡Es rápida! ─podía escuchar sus balbuceos estúpidos que simplemente ignoraba.

Había dando una vuelta hacía atrás quedando encima de la esponja. Miré hacia abajo donde estaba el idiota de Flagon, me miraba impresionado junto a otros de sus soldados.

──Vuelve a hacer eso. ─lo apunté con mi cuchilla. ──. Y te juro que te golpearé hasta dejarte irreconocible ─mi mirada ahora fría se clavaba como cuchillas en su rostro, este solo trago grueso. ──. Mi trabajo es supervisar a el recluta, pero solo veo como ambos le demostramos a tus soldados como se hacen las cosas.

Sus soldados al igual que él se ofendieron ante mis palabras. Sentí a una persona aterrizar en el mismo lugar en el que estaba, sin embargo, no le di importancia mientras seguía apuntando a el idiota con mi cuchilla.

──¡No nos subestimen! ─mire de reojo a dos venir a nuestra dirección.

A los segundos ambos se encontraban tirados en el suelo, si preguntan, ¿qué pasó? Solo diré que el enano y yo sin siquiera pensarlo nos coordinamos para golpearlos y dejarlos fuera del juego.

──Dejen de hacer estupideces. ─los miré fríamente. ──. O los mato. ─sudaron frío para regresar a su entrenamiento.

Sentí la ligera mirada del azabache observarme de perfil, mis cabellos se movían al compás del viento mientras mis ojos miraban las hojas de los árboles.

──No lo haces mal, escoria. ─comenté mirando de reojo al enano que seguía a mi lado.

──Tsk. ─miró a otro lado. ──. Maldita mocosa. ─expresó.

──Tenemos casi la misma edad, enano. ─me miró mal al escuchar como le llamé. ──. Ahora sigue con tu entrenamiento, escoria. ─le di una patada haciendo que cayera al suelo, me miró con odio mientras usaba su equipo pasando por mi lado.

No tenía necesidad de mirarlo, solo lo ignore y esto le molesto más, lo comprobé cuando chasqueo su lengua.

Después de eso, ellos siguieron con los suyo mientras yo solo supervisaba sintiendo su mala mirada en algunas ocasiones.

──¿Cómo estuvo tu día? ─preguntó el rubio mientras caminaba a mi lado.

──Hmp. ─cerré mis ojos soltando un suspiro. ──. Normal, supongo. ¿Qué hay de ti? ─lo miré de reojo.

──Todo está bien. ─contestó mientras dábamos vuelta al pasillo. ──. Ya explique lo que se hará en la próxima expedición dentro de unos meses.

Por su mirada sabía que hablaba de la trampa para Levi, ya que este quería entre sus manos unos documentos que estaban bajo su cuidado y claramente deseaba matarlo.

──Ya veo. ─cerré mis ojos regresando con mi mirada al frente.

──¿Qué harás en tu día libre? Será mañana, ¿no? ─preguntó de repente. ──. Irás a visitar a tu prima.

──Lo último que escuche después de que sus padres murieran es que una familia la acogió como su hija. ─comenté, no hacía mucho que mi tío y tía fueron asesinados, lamentablemente estaba en una expedición cuando eso pasó. ──. Puede que vaya a verla. Después de todo, a diferencia de mí, solo le quedo yo como familia de sangre.

──Lo siento. ─se disculpó de repente.

──¿A qué viene eso? ─él solo se quedó callado, sabía que se refería a la muerte de mi padre. ──. No tengo nada que disculparte, creo que soy yo la que te debe mucho. Me has cuidado desde hace años, además eres mi tío y no te odiaría. Estoy segura de que mamá tampoco lo haría.

──Antes decía que te parecías a ella, pero ahora eres idéntica a tu padre. ─lo miré de reojo. ──. Aunque te hayas vuelto antipática, aun guardas las emociones que tenías de niña.

──Qué estupidez. ─doblamos a un pasillo llegando a su oficina.

Me percaté que el picaporte estaba recto, alguien se había metido a la oficina y eso lo sabía por qué nunca dejo este en recto.

──La luna ya se puso. ─dije de repente observando la ventana.

Él entendió mis palabras de otra manera, el decir eso significa que alguien estuvo aquí. Abrió la puerta usando su llave entrando seguido de mi.

──Ya saben que no los tienes escondidos aquí. ─comenté mirando la luna entrar por la ventana. ──. Y deduzco que saben que los traes contigo.

──Es lo más razonable. ─se sentó en la silla dejando los documentos en el escritorio.

──Estoy segura que usarán la expedición para tomarlos. ─me crucé de brazos mirando por la ventana el cielo.

──Es lo más probable. ─recargo sus codos en el escritorio cruzando sus dedos al nivel de su rostro. ──. Liberty. ─lo miré de reojo. ──. Guárdalos por mí. ─me miró. ──. Seguramente también piensan que puedes ser tú quien los lleve y más si no te separas mucho de mí en la expedición.

──Comprendo. ─los tomé guardando el papel entre mi espalda y pantalón por debajo de mi blusa, ni me inmute al hacer eso. ──. Aunque sean falsos seguirás con esto. ─más que pregunta fue una afirmación.

──Con esto sabremos lo que elegiremos. ─se recarga en la silla mirando el techo. ──. Esperemos que sea lo mejor.

──Esperemos. ─solté un suspiro. ──. De lo contrario, ¿puedo matarlo? ─pregunté mirándolo.

──No. Aún así, sus habilidades son extraordinarias. ─comentó observando ahora la luna. ──. Aunque me cuesta admitirlo, te supera por mucho. ─cerré mis ojos afirmando eso. ──. Ambos trabajarían perfectamente.

──No me interesa trabajar en equipo. ─aclaré mirando la ventana. ──. Me siento mejor para seguir cuidando tu espalda junto a Mike.

El rubio era el líder del escuadrón mientras yo era líder del grupo y ambos nos encargamos de cuidar la espalda de nuestro capitán.

──Tus habilidades van más allá de ser líder de grupo. ─me miró. ──. Si fuera comandante te asignaría a teniente sabiendo que rechazarías el de capitán.

──Espero y sea teniente del comandante. ─no dijo nada y llevo su mirada de vuelta a la ventana. ──. ¿Qué tramas Erwin Smith? ─él solo sonrió levemente.

──Nada. ─entre cerré mis ojos.

──Ya debería irme. ─dije dando media vuelta sabiendo que ya no diría nada.

──Sí, duerme bien.

──Lo dudo. ─abrí la puerta saliendo. ──. Nos vemos. ─cerré la puerta detrás mío.

Salí del edificio respirando el aire fresco sintiendo el viento golpear mi rostro. Alce mi cabeza observando como las nubes habían cubierto la luna junto a las estrellas dejando todo oscuro, no era tanto pero sí se notaba.

La oscuridad siempre me hacía recordar los tiempos en el que estuve en la ciudad subterránea. Bajé mi cabeza observando en mi mano aquella cicatriz que me recordaba ese día.

La luz de la luna poco a poco fue iluminando todo el lugar dejando ver con más claridad mi cicatriz, cerré mi puño tratando de borrar los malos recuerdos de aquellos tiempos.

Sentí unas miradas puestas sobre mí, al alzar mi cabeza me tope con esos ojos azules grises que me miraban con cierta curiosidad sobre la cicatriz en mi mano, sus amigos tampoco me quitaban la mirada de encima también con aquella curiosidad.

Decidí ignorarlos retomando mi camino a mi dormitorio sintiendo sus miradas clavadas en mi espalda.

──Parece que alguien tiene un admirador. ─escuche la voz del rubio llegar a mi lado.

──¿A qué te refieres, gigantón? ─el hombre ya estaba acostumbrado a mi apodo pues era más grande que yo.

──A que el azabache no deja de verte. ─lo miré de reojo.

──Posiblemente piensa en todas la formas de matarme. ─no le tomé tanta importancia. 

──O tal vez tu belleza lo cautivó. ─una patada fue lo recibió. ──. Es broma, Liberty. 

──¿Y el pequeñín? ─pregunté una vez que llegamos a la cima de los dormitorios, al no tener sueño preferí mejor pasar tiempo con él.

──Debe de estar dormido. ─se sentó a mi lado. ──. Creo que ha estado trabajando todo el día.

──Me apiadó de él. ─murmuré mirando la luna. ──. Tratar con la miope debe ser una tortura. 

──Supongo que tratar contigo es tratar con la muerte. ─lo miré de reojo.

──Tú quieres que te maté, ¿cierto? 

──Solo digo lo que pienso. ─se excluyo. 

──Pues si no quieres morir, cállate. ─mis ojos nuevamente se fijaron en la luna. 

──No me quejo si me matas tú. ─recargo su cabeza con la mía. 

──Idiota. ─quedamos en silencio observando la linda noche. 

Desde que entré a la legión Mike junto a Moblit han sido los únicos que me han soportado. Se que puedo confiar en ellos, son como unos hermanos.  

Y aún así, sabemos que ninguno vivirá para siempre y es por eso que disfruto nuestros ratos libres con ellos.

Solté un suspiró al ver lo que tenía enfrente mío.

El capitán Flagon hace un drama por sus reclutas sin disciplina.

──¡Cómo soldados necesitan aprender a estar preparados para todo! ─expresó colocando su mano en la ventana. ──. ¡Es nuestro deber inculcarles eso...! Sino, la armonía de todo el cuerpo se altera y se vuelve un caos.

──Está bien, se acaban de enlistar. No hay necesidad de apresurarse. ─comentó Erwin sin darle tanta importancia.

──No se puede. ─dijo. ──. Puede que en este caso él sea la única esperanza...

──Es un cabeza dura. ─habló el rubio refiriéndose a el comandante.

──Como yo.

──Además, te recuerdo que él no pudo disciplinar a Liberty.

──Sí, pero tu sobrina es un demonio disfrazado de mujer. ─le di una mirada de mala muerte.

──Y tu eres un saco de mierda envuelto en más mierda. ─mi tono severo lo hizo enojar más.

──Tú, niña... ─le dio un tic de enojo en su ojo derecho. ──. ¡Dile algo, Erwin!

──Liberty. ─miré a el rubio. ──. No lo molestes, es muy sensible.

──¡Erwin! ─se quejó.

──¿No tenías que supervisar a los reclutas? ─me preguntó para calmar al tipo.

──Eso haré. ─dicho eso, camine ignorando a Flagon quejarse sobre no decirme nada más.

Recordaba esa conversación al ver lo que mis ojos presenciaban. El Danchō Shadis haciendo su estupidez del ritual de iniciación.

Es como una tradición que se estableció desde que Keith empezó su servicio como comandante de la legión de reconocimiento.

──Crees que esto es un chiste, ¿eh, Magnolia? ─preguntó tomando fuerte la barbilla a la pelirroja, la única razón que está aquí es porque los tengo que supervisar. ──. Te enseñaron a saludar apropiadamente, ¿correcto?

──S-sí, señor.

La razón por la cual ellos están aquí es porqué ninguno le hacían caso a el idiota de Flagon.

Tiempos desesperados, medidas desesperadas. ─pensé observando todo de brazos cruzados sin ninguna expresión.

──¡Siguiente!

──¡Mi nombre es Furlan Church! ─hizo el saludo del lado contrario mientras sudaba frío.

──¡Y qué demonios te trae aquí, hijo de puta!

──Bueno, muchas razones, pero supongo que la principal es mostrar mi lealtad a su majestad... ─dejó de hablar para comenzar a quejarse cuando el comandante lo tomó con fuerza del brazo.

──Tu mano va hacia el otro lado, Church. Por cierto, no creo un segundo que tu "lealtad" sea de corazón. ─habló cerca de su rostro intimidando a este. ──. Al menos dame algo con que trabajar para darle tiempo a los demás salir corriendo, pedazo de mierda. ¡Siguiente!

Levi sólo lo miraba de reojo con frialdad, el comandante se acercó hasta llegar al frente de él. Se miraron durante segundos hasta que el mayor sin decir nada chocó con fuerza su cabeza contra la de él.

El enano ni siquiera se movió ni expresó algún gesto de dolor en su rostro.

──¡Flagon! ─llamó a el capitán.

──¡S-sí, señor! ─dio un pasó al frente.

El comandante sin decir nada le dio un cabezazo por igual, al contrario que el enano, cayó de rodillas sobando su cabeza.

──¡Ackerman! ─di un pasó al frente, este me miró encontrando mi típica cara.

Fue en un segundo que sentí como estampó su cabeza con la mía con una gran fuerza. Ni me inmute, me mantuve como siempre sin expresión, no sería la primera vez.

Ahora el comandante miraba a el enano y a mi sucesivamente, seguramente pensando en que nos parecemos en algunas cosas.

Después de eso, se hizo una excepción con aquellos que no necesitan un "ritual de iniciación".

──Ya veo que no eres tan cabeza dura como dices, ¿eh? ─comentó Erwin con burla al ver a Flagon con un paño en la cabeza.

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