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VIVE

• • •

──Mi objetivo es matar a Zeke.

Habló Levi mirando a las personas frente a nosotros.

──Nuestros intereses coinciden con los suyos. Theo Magath. Pieck Finger.

Mis penetrantes ojos se clavarón como espadas en los dos marleyenses, más en la mujer que temblaba al sentir mi mirada sobre ella.

──Levi Ackerman. ─llamó el hombre. ──. Parece ser que tiene fuerza equiparable a los nueve titanes. ¿Cómo podrá esquivar mi bala estando así?

Llevé mi mano a mi cuchilla envolviendo mis dedos en la empuñadura. Lista para usarla.

──No puedo esquivar una bala. ─respondió con notable honestidad. ──. Pero expuse mi lastimoso estado al enemigo. Disparé y muera o escuche y viva. Usted decide.

Me miró de reojo, dándole a entender que yo sería su ejecutor si esa bala se clavará en él.

──Entonces escucharé antes de disparar y morir. ─dijo de lo más normal. ──. Dijo que mataría a Zeke, pero ¿dónde estará él ahora?

──Seguramente... ocupado con Eren, así puede usar su sangre real. ─mencionó Hange. ──. No, con el titan fundador. ─corrigió.

──Parece que sabes todo, profesora titán, Hange. ─la voz de la mujer titán se presentó. ──. Incluso más que nosotros. ¿Pudiste ver al titán fundador?

Desvíe mi mirada, había alcanzado a verlo de camino aquí. Él junto a los titanes colosales que caminaban pisoteando todo a su alrededor.

──Era ridículamente grande y parece que nada puede hacerse... ──su mirada se puso firme. ──. Entonces, no tenemos más opción que hacerlo. Combinemos nuestras fuerzas. O esa clase de cosas.

Suspiré al ver como el marleyano bajaba el arma.

──No tenemos mucho tiempo.

Es hora de movernos.

[ • • • ]


Caminaba por las oscuras y destruidas calles. Aún había algunos miembros o hasta cuerpos debajo de los escombros por la pelea que se dio ayer entre los titanes. Había poca vigilancia, seguramente todos estaban celebrando que el retumbar se hizo por fin.

Después de todo ellos eran conscientes de lo que Eren tenía planeado.

Me detuve en cuanto llegué a la sede principal. Entré con sigilo procurando que nadie me viera, tenía que llegar con uno de mis mocoso antes de que perdiera la cordura pensando que todo estaba acabado.

Escalé por la piedra hasta llegar a la ventana de los dormitorios, gracias al cielo, no estaba lleno y todos dormían a excepción del castaño. Di ligeros golpecitos para llamar su atención.

──¿Quien anda ahí? ─lo escuche preguntar mirando el vidrio.

Al llevar mi capa no podía ver mi rostro, solo una silueta negra. Cuando sus ojos se clavaron por completo sobre mí, salté hasta llegar al césped. Sobre mi hombro lo vi abriendo la ventana observando cómo corría lejos de ahí.

El plan era que me siguiera.

Y lo conseguí.

Me detuve hasta llegar lejos de la sede bajo la luz entre algunos árboles que impedían que nos vieran.

──¿Quién demonios eres? ¿Por qué me trajiste aquí? ─por su tono de voz parecía hostigado, con cierto enojo. ──. Responde maldito bastardo.

──Cuántas veces te he dicho que no digas malas palabras. ─descubrí mi rostro mirando el suyo.

Su expresión de enojo cambió por completo. Su ceño fruncido fue reemplazado con un gesto más suave mientras sus ojos se llenaban de lágrimas que salían sin pudor alguno.

──L-liberty-san... ─para cuando reaccione, me tenía presa entre sus brazos llorando en mi cabeza. ──. Gracias al cielo está viva.

Acaricié su espalda levemente.

──¿Y el Heichō? ¿Hange-san? ─interrogó observando a los lados. ──. ¿Dónde están?

──Él está bien al igual que Hange, aunque no esté en buenas condiciones. ─susurré lo último. ──. Cómo sea, Jean, no tenemos tiempo. ─me separé de él tomándolo de los hombros. ──. Escúchame y después hablas.

Él lo entendió y en silencio escuchó cada detalle del plan que le proponían que antiguamente habíamos trazado nosotros.

──¿Colaborar con los marleyanos? ─cuestionó sin creerlo.

──No tenemos tiempo ni ideas. ─aclaré al ver su rostro enfadado. ──. Esto es lo único que tenemos. ─alcé mi mirada observando sus ojos. ──. Para salvar al mundo.

Di medía vuelta colocando mi capa.

──Avísale a los demás. ─lo miré por última vez. ──. Y no lo olvides. Yelena es indispensable.

Con eso dicho, caminé alejándome de él. La única condición para que ellos aceptarán a colaborar era trayendo con vida a la rubia.

Y eso haremos.



[ • • • ]




El viento sopló despeinando mis cabellos sueltos mientras observaba a Pieck escupir a los tres que estaban dentro de su boca.

──No entraré en la boca de un titán nunca más. ─balbuceó Jean limpiando la baba de su ropa con el agua del lago.

El plan era que el titán se "tragara" a los voluntarios y Jean se sacrificara por Floch, solo estamos a la espera de los demás con las provisiones.

──El titan carguero puede mantener su forma por veces, ¿verdad? ─escuché a Hange felizmente. ──. ¿No te lavaste los dientes o algo así?

──Es algo grosero preguntar eso a una mujer, ¿no lo cree, Liberty-san? ─sentí el hocico del titán rozar mi cuerpo.

──Vamos a detener al ejecutor del fin del mundo, ¿crees que lavarse los dientes es el problema más grande? ─pregunté mirando de reojo a ambas mujeres.

──Es importante, pero supongo que por estos días no será un problema. ─dijo Hange soltando una pequeña risa.

Entrecerré mis ojos. Desde hace tiempo que no la veía sonreír tan felizmente como lo hace desde que la azabache le contaba sobre su titan.

──¿Por qué a mí? ─mi atención se centró en Yelena. ──. Acaso, ¿se preocupó por mi, Liberty-san? ─me miró con un extraño brillo en sus ojos.

──Hasta crees. ─solté fríamente. ──. La condición para que nos ayudarán era traerte viva. Una solicitud del general.

Miré de reojo a Theo, quien solo miraba a la rubia con su mismo semblante de siempre.

[ • • • ]


──Hange, te lo preguntaré una sola vez. ¿Estás segura de esto?

Ante mi pregunta la castaña dejó de caminar observando fijamente el horizonte.

──Sí. ─dijo con firmeza.

──Lo siento, replantearé mi pregunta. ¿Por qué haces esto? ─mi tono de voz hostil hizo que centrara sus ojos en los míos. ──. ¿Qué es lo que te impide seguir viviendo e ignorar a Eren?

──Lo hago para detener a Eren. ─contestó rápidamente. ──. La matanza en masa está mal.

──¿Y después? ¿Qué sucederá? ─cuestioné. ──. Tendremos que dormir con un cuchillo bajo la almohada esperando a que el mundo nos ataque.

──Tal vez, suponiendo que el retumbar se activó después de que Marley atacará mantendrán sus manos ocupadas en otras cosas. ─retomó su camino. ──. Podemos retrasar la destrucción por varios años.

No estaba conforme. Quería escuchar su verdadera razón por la cual arriesgará su vida por todo el mundo. Por qué la conocía y sabía que algo le molestaba.

──El tiempo pasó mientras buscábamos una solución y no hubo ningúna, y justamente eso causó que Eren comenzará a destruir el mundo.

──¡No puede masacrar a todos! ─su puño se estampo contra un árbol mientras alzaba su voz. ──. ¡No hay una buena razón para siquiera hacer eso!

El silenció reinó por unos segundos.

──Lo siento. No quise gritarte, Liberty. ─se disculpó sacudiendo su mano.

La escuché soltar un pesado suspiró mientras su rostro se veía cansado.

──Es cierto lo que dices, Eren terminó así debido a mi propia mente y pensamientos idealistas. ─su mirada se desvío a un punto muerto. ──. Te estoy gritando cuando yo misma intenté huir.

Presté completamente mi atención en ella, esto no lo sabía o al menos no lo veía así. Aunque debí suponer que se sentía así.

──Trate de dejarlo todo atrás, olvidarme de todo y continuar con mi vida. ─confesó. ──. Sin embargo, yo sigo siendo la 14° comandante de la Legión. ─suspiró cerrando sus ojos. ──. Dedico mi corazón a la libertad de la humanidad.

Pasó por mi lado para sentarse en una roca con la cabeza baja.

──Puedes sentirlos, ¿no? ─cuestionó. ──. Al igual que yo, sientes a mis camaradas mirando.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al sentir presencias alrededor nuestro, me concentré en no mirarles.

──La mayoría de ellos murieron sin saber que la humanidad existía fuera de los muros. ─recordó las vidas que se fueron. ──. Pero aún... con solo lograr la libertad de esta isla es suficiente.

Su mirada viajó de un punto muerto del lugar hasta conectar sus ojos con los míos.

──Ciertamente no hay nadie entre esos camaradas que diría algo tan corto de mente.

Cerré mis ojos levemente, estaba segura que Erwin lo hubiera dicho y lo estaba aún más al saber que él miraba a Hange justo ahora.

──El tiempo de detener esta matanza es ahora o nunca. ─dijo con firmeza. ──. Deseo ver la libertad, que antes creía inesperada, se presente. Quiero tener y dar una libertad... ese es mi sueño desde que Erwin se fue. ─me confesó. ──. Y no importa si muero en el intento, me iré feliz sabiendo que te dejaré a ti mi sueño.

Abrí mis labios ligeramente para decir algo, pero los cerré. Mis piernas se flexionarón hasta quedar con una rodilla en el suelo y la otra levemente levantada, baje mi cabeza en forma de respeto. Era la primera vez que me arrodillaba ante alguien.

──Hange. Hemos llegado lejos después de retomar el muro Maria gracias a ti. Desde entonces, lo elegí. ─alcé mi cabeza mirando sus ojos. ──. Conserva tu sueño y vive. Guía a las personas a la libertad inesperada. Yo estaré para protegerte.

Ella pareció sorprenderse ante mis palabras, pero su expresión cambió por una sonrisa.

──No te dejaré al menos que tú me lo pidas, Hange.

──Gracias, Liberty.

[ • • • ]




La tensión en el ambiente era pesada.

Las miradas mortales entre todos no se dejaban de lado, un marleyano junto a sus guerreros y los demonios de Paradis esperando a que terminara el guiso para comer en total silencio era desesperante.

Por suerte, me concentraba en lo único que me liberaba del estrés; cocinar. Aunque he tenido que aguantarme las ganas de vomitar, el embarazo ya comenzaba a ser efecto. Y la constante mirada de Pieck sobre mi me comenzaba a hartar.

──Es increíble que nadie le ayude a una mujer a cocinar. ─escuche la voz de Hange llegando a mi par. ──. Por favor, dejen de mirarse mal los unos con los otros.

Escuché un sonido de disgusto por parte del marleyano.

──Compartir comida con la gente que hemos matado y quienes también nos han matado a nosotros. ─soltó el viejo. ──. Qué interesante.

──No se preocupe, en mi menú también tengo comida para usted. ─lancé una daga rozando su mejilla. ──. ¿Le apetece?

Mi mirada fría fue tan profunda que el hombre apartó la mirada. Nunca nadie era capaz de mantenerla más que Levi y en ocasiones Mikasa.

──Liberty, no hagas corajes o el b- ─la callé metiendo la cuchara con comida.

──¿Crees que le falta sal? ─pregunté dándole una mirada de silencio, nadie tenía que enterarse de lo contrario Levi me matará.

──E-está delicioso. ─dijo cuando trago la comida.

Deje la cuchara en su lugar para tomar el cucharón mezclando el guiso para que no se pegara.

──¿Por qué cambiaste de parecer? ─preguntó el general. ──. Si hubiesen dejado a Eren Jaeger solo, habrían visto al mundo convertirse en lo que deseaban, ¿no? Un paraíso para los demonios de esta isla.

Deje de prestarle atención a su palabrería sobre que estaban a punto de evitar que los hermanos Jaeger se tocarán, hasta que los mocosos intervinieron.

──Creí que Hange se lo explicó, general. ─hablé llamando su atención. ──. No deseamos un genocidio. De hacerlo, no estaría preparando estofado para ustedes también.

──En otras palabras, ¿me dices que desarrollaron un sentido de justicia?

──¡¿Estás hablando de justicia?! ¡¿Tú?! ─expresó Jean furioso. ──. ¡Vivimos bajo la amenaza de los titanes que ustedes enviaron, ¡¿pero resulta que nosotros somos los malos?!

Aunque le daba una mirada para que se callara, Jean estaba demasiado enojado al escuchar las palabras del marleyense.

──¡La razón por la que peleamos desesperadamente es porqué no queremos morir siendo devorados por titanes! ─continuó. ──. ¿Me estás diciendo que eso nos hace actuar como demonios, viejo de mierda?

──Sí, ustedes son demonios. ─respondió con odio en su mirada. ──. Este es el resultado que ustedes obtuvieron por pelear hasta la muerte.

Suspiré cansada de escuchar sus constantes gritos entre el marleyense y el mocoso de Jean. Me limité a seguir preparando el guiso dando leves miradas de reojo a Levi para saber si seguía respirando.

No permitiré que me deje viuda con dos hijos y uno en camino.

──Paremos esto. ─pidió Hange harta de escuchar. ──. Esta charla de 2000 años de lo que sea, que nadie vio con sus propios ojos, es tonto.

──Una estupidez, dirás. ─corregí sirviendo el guiso en un tazón.

──Pasamos muchos meses en el mundo exterior. ─comentó la castaña a mi lado. ──. No podemos volver a ser ignorantes demonios de nuevo.

El castaño de mala gana se quedó en silencio.

──¿Están preparados para matarlo? ─preguntó Annie de pronto. ──. ¿Eres capaz de matar a Eren?

Ninguno de los mocosos decía nada, en especial Mikasa, a quien iba dirigida la pregunta de la rubia.

──Matar a Eren no es la única forma de detenerlo. ─habló la azabache negando hacer aquello.

──Pensé que dirías eso, pero ¿cómo lo harás? ─inquirió. ──. ¿Vas a hablar con él? ¿Alguien que cometerá genocidio cambiara de opinión solo por eso?

──No lo sabremos. ─respondió Armin. ──. Al menos que tratemos de hablar con Eren.

Una cosa llegó a la otra y Mikasa estaba a punto de matar a Annie cuando insinuó que tenían que matarla para que no terminara protegiendo a Eren sí ellos fueran tras su cabeza. Por suerte, la rubia calmó la situación diciendo que no quería matar al castaño, solo quería salvar a su padre y si se podía hablando con Eren estaba bien.

──¡Vamos! ¡El guiso que hizo Liberty está listo y delicioso! ─anunció Hange nerviosa, intentando calmar la situación. ──. ¡A comer!

Me aleje de ella dejando que se encargará de repartir los tazones. Me puse en cuclillas al lado de Levi aún acostado, ajeno a lo que ocurría.

──Despierta, tienes que comer quieras o no. ─hablé dejando el tazón de lado para ayudarlo a levantarse.

──Tsk. ─chasqueó con disgusto, no le gustaba ser una carga en ningún ámbito. ──. No debí confiarme. ─susurró lamentando aquello.

──Deja de lamentarte. ─dije retirando las vendas de su rostro con cuidado. ──. No ganas nada con eso. Alégrate de seguir vivo.

Él me miró con su único ojo visible y, a los pocos segundos había recargado su cabeza en mi pecho, con cuidado de no lastimarse.

──Gracias por seguir conmigo. ─susurró para que sólo yo escuchara.

Sonreí de medio lado.

──Gracias a ti por no dejarme.

No dije, pues no sabía qué decirle.

──¿Qué horas crees que sean? ─inquirió buscando algo entre su pantalón.

──Ya son pasadas de la medía noche, ¿por? ─pregunté tomando el tazón dispuesta a ayudarlo a comer.

Pero mi acción no se vio realizada cuando sentí como tomó mi mano libre dejando algo liviano.

──Nunca, en todos los años que llevamos juntos, jamás te he regalado algún obsequio. ─comenzó hablar mientras yo miraba lo que había en mi mano. ──. Feliz cumpleaños, Liberty.

Miré sorprendida un collar de plata, una sonrisa se formó en mi rostro al ver el apellido "Ackerman". Era un lindo detalle y el primero que me daba.

──Gracias, Levi. No te hubieras molestado. ─confesé mirando su ojo visible. ──. Y no es del todo cierto que no me has dado nada, me diste el mejor regalo... mis hijos.

Cerré mis ojos juntando mi frente con la de él. Tal vez no era el mejor tiempo, pero este día iba a ser inolvidable.

O tal vez solo este momento.






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BUENAS, como pueden ver es el cumpleaños de Liberty. Así que por ello subiré un capitulo y el único que tengo escrito.

Espero y les guste, como lo vieron cambie un poco a lo que viene en el manga, pero lo hice para hacer una escena como la de Erwin con Levi.

Me encanta ver el mundo arder!!

FELIZ CUMPLEAÑOS, LIBERTY

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