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REGRESÓ

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Cerré mis ojos sintiendo la suave brisa del viento golpear levemente mi cabello, dejando mover mis mechones al compás de mi capa.

Olvidé todo a mi alrededor.

Olvidando el ruido que habitaba la zona, podía escuchar murmullos, frustración, quejas y algunas lágrimas de parte de la mayoría de los soldados. No es fácil, pues sus amigos habían perecido en el intento de atrapar a la titán que fue un rotundo fracaso.

Abrí mis ojos cayendo en cuenta de la cruel realidad, observando los cuerpos sin vida de mis pequeños. Podía sentir un ligero pinchazo en mi pecho, era la primera vez en tanto tiempo que perdía a personas apreciadas para mí.

Esa era la principal razón por la cual nunca me interesó trabajar en equipo, perder a personas que llegaron a ser importantes para ti puede llegar a ser un gran martirio.

Enfoque mi vista en el hombre a un lado mío, a él también le dolía la pérdida de su escuadrón, ser capitán es como ser un padre en algunos sentidos.

──No te esfuerces. ─hablé al ver como se inclinó para quitar la insignia de la Legión de sus chaquetas. ──. Solo te lastimas mas tu tobillo. ─me puse de cuclillas tomando la daga de entre sus manos. ──. Descansa un poco, Levi. Yo me encargo.

No dijo nada, solo me dejo hacerlo siguiendo mis movimientos con su mirada.

Solté un suspiro una vez que termine de retirar aquellas insignias. Aún estando en cuclillas los observaba en mis manos, pasando mis dedos por sus nombres.

──Libe. ─alze mi mirada encontrando sus ojos, él estaba de pie mirando los míos. ──. Está bien.

Lo único que tenía ganas era estar entre sus brazos y así lo hice. Escondí mi rostro en su pecho aferrándome a él, su capa me ocultaba al igual que su mano acariciando mi cabello.

Eso es lo que necesitaba para volver a ser yo misma, no podía lamentar por mucho tiempo la muerte de los chicos, prácticamente es como si no valorará su sacrificio. Lo único que agradecia era que sus cuerpos estaban en un lugar donde pudiéramos tomarlos.

──Andando, mocosa. ─solté un suspiro al escucharlo.

──Tú deberías de comenzar a caminar. ─me levanté mirando hacia abajo al enano. ──. Con ese tobillo solo atrasas, escoria.

Lo miré antes de comenzar a caminar donde se encuentran todos, llegué a la carroza donde estaban dos chicos cargando los cadáveres a la carroza.

──Ustedes dos. ─los llamé.

──¡Buntaichūi Liberty! ─me miraron.

──Suban los cuerpos de mi escuadrón. ─ordené dando media vuelta.

──¡Hai! ─dijo el rubio amigo de Mikasa y del princeso, quien solo seguía durmiendo.

Antes de llegar donde los caballos, escuché unos gritos.

──¡Ustedes dos... ¡¿no tienen sentimientos?! ─la pregunta fue ignorada por Erwin y Levi quienes seguían su camino pasando a mis lados.

──¡Oye, Dither! ¡Estás exagerando! ─le dijo el hombre a cargo de los cadáveres.

Podía ver en la mirada del idiota que grito, estupidez alguna.

──Ustedes dos. ─los llamé.

──¡Buntaichūi Ackerman! ─me miraron.

──Lo diré una sola vez. No hagan una estupidez. ─di media vuelta. ──. Su amigo ya está muerto, no vale la pena sacrificar a más hombres por un cuerpo.

──Usted... ¡es igual a ellos! ─lo ignore siguiendo mi camino.

Sentí unos pasos acercarse a mi dirección, no necesitaba voltear para saber quién era.

──Liberty. ─simplemente seguí mi camino hacia los caballos. ──. Yo... ─soltó un pequeño suspiro después de unos segundos en silencio. ──. Lo siento.

──¿Qué sientes? ─pregunté sin mirarle.

──Siento no haberte escuchado y no acatar la orden. ─contestó, pero no dije nada más. ──. Yo creí que podía acabar con ella...

──No, no creíste. ─me detuve a mirarla a los ojos. ──. Tú solo querías matarla por haber secuestrado a Eren. ¡No pensaste las cosas, Mikasa! ¡Solo actuaste por la ira que tenías contra ella! ─se quedó en silencio al verme levantar la voz, incluso las personas a alrededor se detuvieron observando nuestra discusión. ──. ¿En serio creías que podías acabar con ella tú sola? ─no dijo nada. ──. Te pregunté algo. Contesta cuando te hablo. ¿Crees que podrías matarla tú sola sin salir herida?

──No lo sé.

──Ese "no lo sé" no es una respuesta que me haga confiar en ti. ─estaba por irme, pero su voz me detuvo.

──¿Confiar en mí? Acaso piensas que te voy a traicionar. ─la miré sobre mi hombro. ──. Yo soy la debería de estar molesta y no confiar en ti. ¿Cuántas veces te he visto en todos estos años? Dos o tres veces, ¿no?

──No me refiero a ese tipo de confianza, Mikasa. ─aclaré. ──. Me refiero a que si debo de confiar en que regresarás con vida de una expedición. Es que no lo entiendes, me da miedo perderte. ─abrió sus ojos sorprendida de mis palabras. ──. Eres lo único que me queda de mi padre. Yo te cargue cuando era una bebé, ¿en serio crees que no tengo miedo de perderte? Y es cierto, no te veo seguido, pero si no lo hago es porque no hay tanto peligro como aquí y sé que estarás bien.

Todo quedó en silencio, nosotras solo nos mirábamos sin decir nada más. Ella tenía un brillo en sus ojos reteniendo unas pequeñas lágrimas, pues todo lo que dije era verdad.

──Tal vez no lo demuestre, Mikasa. ─cerré mis ojos dando un suspiro. ──. Pero, yo amo a mi familia. Lo único que me queda de mis padres. ─miré de reojo a Erwin, él estaba escuchando y viendo todo junto a otras pocas personas entre ellas Levi. ──. Siempre pondré sus vidas por encima de la mía. ─di media vuelta para irme. ──. Aunque te diga cosas, te golpee, me enoje, no te hable o no te vea... ─la miré antes de irme. ──, seguiré amando a mi pequeña azabache.

Cerré mis ojos caminando lejos de ella, nunca había dicho esto. Creo que ahora como descubrimos que existen humanos que se transforman en titán, temo a que me pase algo o a ellos y se vayan sin saber lo que siento.

Después de un rato, ya nos encontramos de regreso a Caranes. Eren todavía seguía inconsciente en una de las carrozas.

Todo iba tranquilo, sin titanes que nos persiguieran o eso hasta que dos estúpidos cabalgaban atrayendo a dos titanes. Eran los idiotas de antes al parecer si hicieron una estupidez, pues traía el cuerpo de su amigo fallecido.

──¡Titanes localizados en la retaguardia! ─informaron después de disparar la señal roja.

──¡Sigan corriendo! ─ordenó Erwin, ahora venía a su lado derecho y el enano en el izquierdo.

──No veo ningún árbol gigante o edificios altos. ─comentó Levi. ──. No seremos capaces de luchar contra ellos.

──Tsk. ─chasqueé. ──. Esos idiotas.

──Será más rápido huir hacia los muros. ─sentí su mirada. ──. Liberty.

──Entiendo, veré que puedo hacer. ─tomé con firmeza las riendas para correr a dirección contraria.

Un titán logró comerse a uno tomando a el otro entre su mano. Al estar parado y a punto de comerlo logre llegar a tiempo para usar el equipo cortando su nuca.

El tipo salió de la mano del titán en una pieza, a lo mucho con un brazo roto. Miré a frente a el otro titán estar cerca del carruaje donde yacían los muertos.

Subí a Black corriendo detrás suya en un intento de cortarlo, pero mi equipo se atascó cuando intenté usarlo. Levi lo noto y por su mirada sabía que había chequeado su lengua, él tampoco podía hacer mucho con ese tobillo.

──Mierda. ─no podía hacer mucho así que corrí llegando a un lado del enano, al parecer se le ocurrió la idea de salir de esta sin tener que matar a el total.

Y esa era deshacerse de los cadáveres que solo hacían pesado la carga.

Deje de mirar cuando observe la cabellera de Petra, mi mente proyectó la imagen lentamente.

──Lo siento. ─murmuré para mis adentros.

──¡Funciona! ¡Continúen! ─el titán cada vez estaba más lejos.

Preferí regresar a donde antes, ya no había problema con el titán. Llegué a un lado de Erwin.

──¿Todo bien? ─pregunto.

──Logré acabar con uno, mi equipo se trabó y no pude con el segundo. Para perderlo de vista, tuvieron que deshacerse de los cadáveres.

──Ya veo. ─miró al frente.

Al final ordenó que la caravana se detenga, así verificamos cuántos cadáveres se perdieron.

Levi se acercó al tipo que perdió a sus dos amigos, parecía estar en un trance. Nos prestó atención en cuanto llegamos junto a él.

──Heichō, yo... ─se quedó en silencio cuando el azabache habló.

──Esta es una prueba de que ellos vivirán. Al menos para mí y para ella. ─le entregó la insignia de su amigo.

──Es de Ivan. ─aclaré.

──¡Heichō! ─soltó lágrimas. ──. ¡Buntaichūi!

Levi se subió a su yegua para dejarlo llorar a gusto.

──¡Vamos a partir! ─anunciaron.

Como era de costumbre ignoraba los murmullos de los aldeanos hablar mal de nosotros, llevo más de 15 años haciendo lo mismo.

Caminaba a un lado del azabache cojo, quien se negaba a no subir al caballo.

──¡Heichō Levi! ¡Buntaichūi Liberty! ─quise ignorar la voz de aquel hombre. ──. Gracias por cuidar de mi hija. Soy el padre de Petra. ─mi mirada se oscureció ante eso. ──. Me gustaría hablar algo con ustedes antes de que ella me vea. Ella me envió una carta diciendo que había sido llamada a su escuadrón. Ella me dijo que estaba dispuesta a dedicar su máximo esfuerzo por ustedes. Mi niña escribe este tipo de cosas sin siquiera imaginar que su padre se preocupa. Y sobre eso... como su padre... sigo pensando que es demasiado joven para que se case, todavía es joven y tiene mucho que vivir.

──Sr. Ral. ─llamé su atención. ──. Regresé, después hablamos. ─dije seria mirándolo de reojo.

──A-ah... sí, lo siento. ─soltó una risa nerviosa alejándose de nosotros.

Solté un suspiro.

Todo el mundo gritaba como locos pidiendo una justificación si la vida de los soldados caídos valió la pena. Pues esta expedición no solo fue la que más vida se llevó, sino que también los recursos.

Ahora solo queda esperar a lo que se aproxima.

Lágrimas gruesas cayeron al suelo, no solo de una persona sino de varios. 

Aquellas personas, familia con la esperanza de que sus seres queridos regresan a casa se esfumó cuando la mujer frente a ellos soltó aquellas palabras. 

Gunter Schultz

Erd Gin

Petra Ral

Auruo Brossard

──Dieron su corazón y cumplieron con honor su misión. 

Aquellas palabras que soltó sin emoción alguna fueron como cuchillos lanzados directo a sus corazones. 

La azabache ni siquiera se movía ante los fuertes jalones que la mujer le daba, saber la noticia de que su novio murió le dolió más de lo que imaginaban. 

La teniente manteniendo su serenidad solo le entregó la insignia, esa que indicó que sus seres queridos vivieron con honor hasta el último segundo de su vida. 

Los presentes abrazaron con fuerza aquella tela mientras que la azabache se marchaba sin mirar atrás sorprendiendo a los familiares por sus últimas palabras.

──Aunque no lo parezca, ellos fueron como unos hijos para mí. 

Se retiró regresando a aquel castillo donde su pareja reposaba sin dejar de vigilar a el castaño. 

Mi mirada se oscureció al observar a Levi de pie frente al escritorio después de haberlo dejado acostado en la cama para evitar que ejerza fuerza en su tobillo lastimado.

Cerré de una patada la puerta tras mía evitando que el agua caliente del té me quemé la mano. Levi dejó de leer unos documentos para mirar hacia mi persona. 

──Levi. ─llamé tranquila sin moverme de mi lugar. ──. Me puedes decir, ¿por qué carajos estás levantado? 

──No me gusta estar acostado sin hacer nada. 

Solté un suspiro caminando al escritorio.

──No es que te guste, escoria. ─dejé el té encima del escritorio. ──. Es que tienes que permanecer en reposo por un tiempo. 

──Puedo estar en reposo en la silla, mocosa. ─dirigió su mirada a los papeles nuevamente.

──No. ─me crucé de brazos. ──. Tú, ahora te vas a acostar. Yo me encargo del papeleo que para eso soy tu Teniente. 

El azabache se dignó a mirarme por unos segundos para después volver al papeleo. 

──Levi. ─comencé a dar golpecitos con mi pie en el sueldo. ──. Te estoy hablando. Tienes 3 segundos para hacerme caso. ─miré mis uñas largas. ──. Tres... dos...  

──Cuando termine esto. ─se apresuró a decir. 

──Uno. 

Lo tomé del cuello de su ropa comenzando arrastrarlo a la cama, poco me importo sus quejidos. Lo acosté apoyando su tobillo en una almohada. Para que no se aburra le deje unos libros con su taza de té en la mesa a su lado. 

──No te cuesta nada estar así. ─me crucé de brazos mirando sus ojos oscurecerse. ──. Tan bonito que se mira mi escoria. 

──Al carajo esto. ─se enderezó apunto de pararse.

──Levi Ackerman, tu pones un pie en el suelo y juro por el cariño que te tengo, que te dejaré inconsciente. ─alcé mi voz.

Se quedó en silencio por unos segundos mirándome.

──Tsk, esta bien. ─se volvió a acostar sin mirarme. ──. ¿Y desde cuando me llamó Ackerman?

──Solo te di mi apellido. ─me senté a su lado. 

──¿Ahora me propones? ─alzó una ceja.

──¿No puedo proponermele a mi pequeño novio? ─pasé mi mano por su pecho jugando con aquel trozo de tela blanco. ──. O, ¿no me digas que no te gusta como se escucha tu nombre con mi apellido? 

──Siendo sincero... ─acarició mi muslo izquierdo. ──, me encanta. 

Una pequeña sonrisa apareció en mi rostro al escucharlo. Me encantaban los momentos que teníamos a solas, eran diferentes a cuando estamos con alguien más. 

Acerqué mis labios a su cuello dando un suave beso, pasé a su mejilla hasta llegar a sus labios depositando un pequeño beso. 

──¿Alguna vez alguien te ha mordido? ─mi pregunta le pareció extraña. 

──No. ─respondió.

Sonreí y sin poder evitarlo mordí su mejilla.

──Ahora sí. ─sobó su mejilla la cual tiene un poco roja.

──Dolió sabes.

──Pero yo se que por dentro te ha encantado. ─palmeó su pecho levemente. ──. Iré a hacer el papeleo. Volveré al rato. ─le di un beso de despedida. ──. ¿Qué se te antoja cenar? Estoy de buenas y puedo consentirte.

──Lo que cocines esta bien, mientras seas tu. ─le pasé su taza de té. 

──Veré que preparó. ─di medía vuelta. ──. No te levantes si no es necesario y trata de dormir un rato, ¿quieres? 

──No prometo nada. 

──Levi. ─lo miré antes de salir. 

──Lo intentaré, mocosa. 

Rodé mis ojos ante su terquedad y salí de la habitación, tenía unas cinco horas antes de hacer la cena. Eren estaba descansando en su habitación la cual era el sótano, aún está agotado por la misión. 

──A trabajar.

Solté un leve suspiro cuando me senté en la silla y me dolió no ver aquella pequeña de cabellos anaranjado lista para ayudarme, tal y como siempre lo hacía.

Se que es difícil para Levi, tratar de procesar que perdió a más personas y es por eso que mi rostro muestra una sonrisa solo para él.

Solo por verlo feliz aunque no lo aparenta.

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