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━REFUGIO━
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Escuchaba el cantar de los pájaros, volando los diversos árboles que se encuentran a nuestro alrededor.
No faltaba mucho para llegar a nuestro destino o mejor dicho el escondite de el mocoso; el antiguo cuartel de la tropa de exploración. No era nada más que un antiguo castillo renovado, lejos de los muros y todos los ríos.
Lo que más me gustaba de esto, es que no habrá personas a excepción de nuestro escuadrón, simplemente sería perfecto. Aunque se que en cualquier momento la miope vendrá para estar apegada a el mocoso.
Ignoraba de antemano las estúpidas palabras de Aururo y la tímida mirada de Eren hacia nosotros. Seguramente no se sentía cómodo sintiendo la mirada pesada de Levi y mía, puestas en él. Y no era por incomodar, pero está bajo nuestro cuidado y si hace algo toda la responsabilidad recae en nosotros.
──No sé el trato que tengas con ese titán, pero no podemos tener a el capitán Levi y la teniente de niñeras... ─gracias a su caballo que piso una roca, el idiota se mordió la lengua.
Y con su lindo accidente que siempre tiene ─y más cuando trata de imitar a el enano─ pudimos sentir paz en lo que restaba de trayectoria.
Bajé de la montura observando el castillo, estaba hecho una mierda y sabía que lo primero era limpiarlo.
──Descansa un rato, Black. ─quité la montura junto a las riendas dejando que caminara un poco. No me preocupaba que se vaya lejos, se que siempre regresa.
──Deberías atarlo. ─no necesitaba mirar hacia abajo para saber quien me hablaba.
──No es necesario. Es muy leal para dejarme. ─ambos caminamos hacía la entrada donde estaban todos.
──Está cubierta de maleza. ─escuchamos a Erd mientras nos acercabamos. ──. Se ve terrible.
──No se ha usado desde hace mucho tiempo. ─respondió su compañero de al lado. ──. Dentro debe haber un mar de polvo.
──Eso es un grave problema. ─los chicos giraron al escuchar a el enano hablar. ──. Debemos resolverlo inmediatamente. ─su mirada se volvió oscura, realmente detestaba la suciedad.
──Y uno nuevo comienza. ─susurré. ──. Manos a la obra, estúpidos.
──Hai, teniente. ─con eso los dos se movilizaron.
──Esto tardará un largo día. ─dije quitando mi capa junto a mi chaleco para no ensuciarlos. ──. ¿O días?
──Entonces te recomiendo que comiences de una vez, mocosa. ─lo ayude a quitarse la capa junto a su chaleco.
──Es mal momento para decirte que olvide mi escoba. ─comenté doblando la ropa dejando esta en un lugar limpio. No escuche palabra alguna de su parte. ──. Sabes que... eres mi escoria favorita, ¿no? ─me giré mirando a mi pequeño novio observarme seriamente.
──Tsk. ─chasqueó caminando hacia las cosas de limpieza que los chicos se encargaron de dejar. ──. Sabía que algo ibas a olvidar, mocosa. Por eso me tomé la molestia de empacar tus cosas que olvidaste. ─me tendió mi tan apreciable escoba.
──Por cosas como estas, es que eres menos escoria que ayer. ─la tomé. Está escoba tiene muchos recuerdos buenos de ambos.
──Hmp. Dime algo que no sepa.
──Cuando era niña siempre pensé que me enamoraría de un hombre alto. ─me miró de brazos cruzados, no con buen ceño. ──. Ahora lo sabes. ─no dijo nada, solo me miraba.
Creo que se enojo.
La luz del día entró por la ventana que el azabache abrió. Observando de pie, me seguía con su mirada mientras yo solo me enfocaba barriendo por tercera vez el piso. Digamos que es un pequeño "castigo" por lo que dije hace rato, aunque se que me espera otro peor.
Al parecer no le gustó el dato curioso que le dije.
──Listo. ─solté un suspiro al ver limpio impecable, faltaba limpiar la ventana por fuera.
──Te falto aquí. ─señaló con la mirada a un lado suyo, a la cama que se encontraba ahí.
──Si veo que echaste polvo de la ventana, te golpearé. ─me acerqué dándole la espalda mientras veía. ──. No hay nada.
──Agáchate para que mires. ─bufé, pero hice caso.
No debí hacerlo. Solo sentí un fuerte golpe en mi trasero.
──Levi. ─lo miré de reojo. ──. Eres un estúpido. ─no iba a mentir diciendo que no me dolía un poco. ──. Tienes la mano pesada. ─me miró. ──. Además, no es mi culpa que no te gustara lo que dije antes.
──Cállate, mocosa. ─miró a otro lado. ──. Te lo merecías.
──Si en la noche tengo tu mano marcada, voy a golpearte. ─dije sobando el lugar del golpe.
──Hemos terminado la limpieza de los pisos superiores. ─informó Eren entrando a la habitación de golpe. ──. ¿Dónde dormiré?
──Tu habitación está en el sótano. ─respondió el enano.
──¿Otra vez en el sótano, señor?
──Obvio. ─lo miré de reojo. ──. No tienes el control todavía para controlar ese titán.
──Si nos quedamos a la deriva y te conviertes en titán, al menos estarás a unos metros alejados. ─comentó el enano. ──. Esa fue una de las condiciones para conseguir tu custodia.
──Es una regla que debemos seguir. ─aclaré, él aunque no quisiera tuvo que aceptarlo.
──Le echaré un vistazo a las habitaciones. ─miró a el castaño. ──. Eren, limpia la habitación vecina.
──Hai.
──¿Vienes?
──Aunque diga que no, me obligaras a ir. ─susurré caminando a su lado, al salir de la habitación nos encontramos con Petra. ──. Ayuda a Eren a limpiar, él aún no sabe cómo hacerlo correctamente.
──Hai, teniente. ─sonrió pasando a mi lado, esa chica era muy linda en todos los sentidos, sonreía por todo.
Avanzamos unos cuantos pasos y me di cuenta de algo super importante.
──Mierda. ─me detuve cerrando mis ojos por lo estúpida que soy.
──¿Qué?
──Olvide la escoba en la habitación. ─solté un suspiro. ──. ¿Te adelantas?
──No, te acompaño.
──Si tú quieres.
Al paso de los segundos en los que nos acercabamos a la habitación, podíamos escuchar la leve conversación que tenían ambos chicos. Era más de Petra hablando de nosotros hacia Eren.
──Fue llevado a la tropa de exploración bajo las órdenes del comandante Erwin siendo la teniente quien se encargaba de supervisar.
──¿El comandante y la teniente?
──¡Oi, Eren! ─el azabache lo llamó haciendo que este temblara al igual que Petra que barrio más rápido.
──¿Sí? ─se puso firme.
──No es bueno para nada. Rehacer todo otra vez. ─lo miré de reojo, ni siquiera lo vio y aún así su cara se oscureció.
──Teniente Liberty. ─miré a la chica. ──. Tenga su escoba. ─me la tendió amablemente.
──Gracias, Petra. Justo venía por ella. ─sonrió acompañando a el castaño para ayudarlo a limpiar como es debido. ──. Ya casi está por oscurecer. ─miré por la ventana el cielo anaranjado.
──En unas horas más habremos terminando aquí adentro.
──Bueno, te dejo el resto. ─me miró de reojo. ──. Me iré a bañar y después haré la cena. Creo que ahora tenemos que hacerla nosotros.
──¿Necesitas ayuda?
──No creo, no es la primera vez que cocino. ─conteste antes de salir de la habitación.
──No me refería a eso.
──Cállate, escoria. ─le lance el paño que uso en mi cabeza. ──. Mis piernas necesitan descanso. ─susurré saliendo.
Suspiré.
La noche ya había caído, los demás terminaron la limpieza del día, el último fue Eren que limpiaba todo mal, pero no tanto con el primer día.
Ya habíamos cenado, ahora solo estábamos sentados en la mesa con una taza de té hablando o en mi caso escuchando.
──Ya han transcurrido varios días desde que nos dieron la orden de esperar, ¿no? ─preguntó la dulce mujer, además de mí.
──Probablemente se nos ordene quedarnos aquí por unos días más, pero escuché que debemos ir a una expedición fuera de la muralla de gran escala. ─comentó Erd. ──. Y llevaremos a los nuevos graduados.
──¿Eso es cierto, Erd? ─preguntó Günther. ──. ¿No es muy pronto? Incluso teniendo en cuenta que manejaron ese último ataque titan bastante bien...
──Oí que los pantalones de esos niños necesitaron varios lavados para eliminar las manchas de mierda. ─ignoré a Aururo, como todos.
Me crucé de brazos sobre mi pecho, mis piernas terminaron encima de las del hombre a mi lado. Él ni siquiera movía una pestaña ante eso solo seguí bebiendo su té, era algo normal, a parte de que le gusta que lo haga. Los presentes no miraban con detalle, ya que la mesa se los impedía.
Lo que me da risa, es la cara de Eren cada que nos ve juntos. Creo que no sabe aún que somos pareja, solo ve la relación de capitán y teniente.
──¿Es todo esto cierto, capitán? ─preguntó Petra ganando la mirada de todos.
──No estoy involucrado en las elaboraciones de nuestros planes. ─contestó con su taza en mano. ──. Es Erwin. ─aclaró.
──Él está considerando más posibilidades que nos puedan ocurrir. ─comenté mirando a los presentes.
──Es cierto que estamos en una situación sin precedentes. ─habló el rubio. ──. Por un lado perdimos la ruta de reconquistar a Maria que conseguimos a través de enormes sacrificios, pero, por otro lado, tenemos un rayo inesperado de esperanza. ─su mirada cayó en Eren, él parecía un poco nervioso y más al sentir todas nuestras miradas. ──. Todavía tengo problemas para creer en él. Puedes "convertirte en titán" pero, ¿qué significa eso, Eren?
──Mis recuerdos de aquella época son bastantes turbios. ─confesó con la mirada en su té. ──. Se sentía como un estado de sueño y desinterés. Se desata haciéndome daño. Por ejemplo si muerdo... ─antes de decir otra cosa se quedó sumido en sus pensamientos.
──Ustedes saben todo esto también. ─interrumpió Levi. ──. No pudimos conseguir nada más de él de lo que está escrito en los informes. ─levantó su taza para beber más de su té.
──Y ambos sabemos que esa cosa no va a quedarse quieta. ─miré al castaño. ──. Puede ser que te de vueltas y ande tocándome por todas partes hasta matarte, Eren. ─solté con sinceridad.
──¿Qué es "esa cosa"? ─preguntó asustado.
Y por arte de magia, se escuchó el fuerte ruido de un golpe en la puerta principal bruscamente. Petra se levantó para abrir la puerta de la cocina.
──¡Buenas noches, unidad de Levi! ─ninguno de los dos la miraba. ──. ¿Se sienten a gusto en el castillo?
──Esa cosa. ─le contesté a Eren cerrando mis ojos.
──Llegas temprano. ─dijo el enano.
──Creí que llegarías más tarde, miope. ─comenté mirándola por fin.
──¿Cómo podría permanecer ahora? ─pasó de largo hasta llegar a un lado de Eren.
──¿Buntaichō Hanji? ─murmuró el castaño al verla.
──Lo siento por la espera, Eren. ─el chico la miró sin saber porque se disculpaba. ──. Estoy encargado de experimentar con los dos titanes que capturamos vivos en la ciudad. Quiero que me ayudes con los experimentos de mañana. Vine a pedir permiso para eso.
──¿Experimento? ¿Y por qué yo? ─aún parecía asustado.
──Eso ya está... ─creo que ni siquiera lo escucho. ──. ¡Tenemos a los que nos hacen hervir hasta el máximo!
──¿Pero qué...? ─ambos se quedaron en silencio pues ninguno de los dos entendió nada. ──. Pues, lo del permiso no puedo dármelo yo mismo. ─aclaró cambiando el tema. ──. No tengo poder sobre mí mismo.
Ambos miraron a nuestra dirección.
──No puede. ─dije bebiendo lo último de mi té.
──¿Qué? ¿Por qué? ─la ignore. ──. Levi, ¿qué hará Eren mañana?
──... ─se quedó en silencio mirando a los dos. ──. Limpiar el patio.
──¡Entonces puedes! ─exclamó feliz mirando al chico. ──. ¡Decidido! Eren, cuento contigo.
Miré a el azabache y él a mí, ninguno entendía qué mierda acababa de pasar.
──Aunque no sé qué quiera decir con experimentos con titanes. ─todas las miradas mortales cayeron en él.
──Shhh... ─chito Aururo.
──Justo pensaba en eso. ─fue tarde, a la miope ya le brillaban los ojos. ──. Tenías cara de querer preguntarme.
Solté un suspiro levantándome junto a la escoria y los demás, ni siquiera miré al castaño, solo camine lejos. Hoy le tocaba a Petra lavar las vasijas, así que no me preocupé y fui directo a mi habitación que comparto con el enano.
──¿Crees que la soporte? ─pregunté entrando a la habitación.
──No tiene opción. ─me contestó cerrando la puerta.
Me quité mi chaleco dejándome caer en la cama mirando el techo, deshice mi recogido cerrando mis ojos. Estuve así por unos minutos, en los cuales el enano aprovechó para meterse a bañar.
──Oi, mocosa. ─hice un sonido con mi boca para que continuará, al parecer ya había salido. ──. Ve a bañarte, apestas.
Abrí mis ojos.
──Tienes razón. ─me levanté mirando al hombre. ──. Este olor a ti a veces me molesta.
Y en unos segundos ya tenía la mirada mortal del enano, no le gusta que diga eso.
──Tú, mocosa... ─antes de que logre hacer algo entre al baño.
──Si no te molesta, me desharé de tu olor impregnado en mí. ─me encanta joderlo sabiendo que él se enoja.
──Tsk. ─fue lo último que escuché.
Como es costumbre, no tardé mucho en bañarme, lo bueno de tener habitación de baño dentro de la habitación es que tengo un cambio de ropa para cuando me baño, además que siempre duermo con una blusa blanco de botones.
Y sí, es de Levi.
Me queda pequeña, pero aunque no lo crean es cómoda.
Terminé de cepillarme el pelo y dientes, doble mi uniforme para dejarlo a un lado para mañana. Ya, una vez que limpie y seque el cuarto de baño, salí.
La luz de la mesa estaba encendida, el enano se encontraba sentado en la cama mirando por la ventana. Su mirada pasó a la mía, mientras yo solo me acosté al otro lado de él dando la espalda.
──Mocosa. ─habló después de unos segundos en silencio sintiendo su mano jugar con mis cabellos húmedos, lo miré sobre mi hombro. ──. ¿Sabes de que tengo ganas?
──No. ─contesté con un hilo de voz.
──De que todos en este castillo sepan de quién eres. ─no me opuse al sentir sus manos acomodando mi cuerpo bajo el suyo. ──. Mi olor no es suficiente, ¿eh, mocosa? ─susurró en mi cuello erizando mi piel.
──Supongo que no puedes conciliar el sueño. ─pasé mis manos por su cuello acercando mis labios a su oído. ──. Tenemos toda la noche. ─murmuré terminando por morder levemente su cuello dejando una marca bastante visible.
┆MAMESGD!
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