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━RELACIÓN━
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Solté un suspiro al ver aquella señal negra, al parecer se acercaban por la retaguardia izquierda. Posiblemente la unidad esté o haya sido aniquilada.
──Tsk. ─lo escuché chasquear con disgusto.
Dispare la señal correspondiente, no pasó más de cinco minutos que un soldado llegó a nuestra parte.
──¡Reportando! ¡La unidad izquierda de retaguardia está combatiendo contra cinco titanes excéntricos! ─pasó saliva con miedo de lo próximo a decir. ──. ¡El comandante Erwin ordenó que la Teniente Liberty vaya de refuerzo, también mandó a otros dos para evitar más bajas!
Los chicos del escuadrón se mostraron sorprendidos y a la vez asustados cuando miraron la oscura mirada del azabache.
──Ir allí es una muerte segura. ─dijo mirando al frente. ──. No voy a sacrificar a mi teniente.
──¡P-pero, capitán Levi! ─el hombre no sabía qué decir. ──. ¡El comandante... !
──Ya di mi orden y es no. ─lo miró de reojo. ──. Creo que los otros dos pueden solos.
Sin decir nada tomé con fuerzas las riendas girando a dirección izquierda.
──¡Teniente!─ignore a los chicos.
──¡¡Liberty!! ─solo mire por encima de mi hombro a Levi, se le veía encabronado. ──. Regresa, es una orden.
Sé que Levi es mi capitán y debo de seguir sus órdenes, pero una cosa muy distinta es desobedecer una orden del comandante solo porque él lo dice.
──Los veré después. ─la verdad no se si me echaron, espero y sí.
Sigo las órdenes de Levi, pero son más prioritarias las de Erwin.
No fue muy tardado en llegar a la unidad, pues no estábamos tan retirados de ellos. Supongo que los otros dos no deben estar lejos.
A lo lejos podía ver a cinco titanes, estos eran excéntricos y no me refiero a que corren como idiotas, sino que sus formas eran diferentes.
Había dos que andaban en cuatro mientras los otros estaban distraídos en comer a los soldados.
Había menos de cinco personas intentando acabar con ellos, ahora que los miraba bien eran los recién graduados. Por lo que veo bien, su superior ya fue historia.
Nada estaba bien.
Para aquellos reclutas todo era un caos. Su primera expedición y ya estaban a las puertas de la muerte, no sabían cómo es que había sucedido todo.
Estaban siguiendo a su superior a la orilla de aquellos gigantescos árboles cuando de pronto un titán se lo comió. Algunos reaccionaron rápido y usaron el equipo subiendo encima de los árboles, pero algunos no lo lograron.
Aquel pequeño grupo de cinco personas eran los que estaban encima de los árboles observando a los titanes comerse a sus compañeros. Por suerte uno de ellos lanzó la señal negra.
──Vamos a morir. ─murmuró una de los reclutas abrazando sus piernas llorando a mares. ──. Nadie nos salvará.
──¡Emily, cállate! ─gritó su amiga, una chica castaña al igual que sus ojos. ──. No se como, pero vamos a vivir. ─le sonrió para darle esperanzas, aquella chica siempre había sido positiva a pesar de estar aterrada en su interior.
──¡Oh, vamos, Sam! ─exclamó Alex, un chico rubio. ──. ¡Deja de aparentar que todo saldrá bien! ¡Emily tiene razón, vamos a morir!
──No tiene porqué ser así. ─dijo Sam con su gran sonrisa. ──. Si nos coordinamos podremos vencerlos.
──Creo que Sam tiene razón. ─apoyo Lucas un joven castaño. ──. Podemos lograrlo para esto fuimos entrenados.
Al estar hablando no se dieron cuenta de que unos de los titanes, sin saber cómo, saltó tomando a el recluta más cerca de él.
──¡¡ALEX!! ─gritaron sus amigos.
El recluta estaba aterrado observando como el titán abrió su boca para devorarlo.
──¡NO! ¡DETENTE! ─gritó sin poder evitarlo. ──. ¡AYUDA!
Los otros reclutas para salvar su pellejo tuvieron que saltar a otro árbol, pues otro titán intentó tomarlos.
──Debemos ayudar a Alex.
──Lo sé, pero... ─la castaña miró a sus otros compañeros acojonados. ──. No podemos.
──¡¡MALDICIÓN!! ─gritó el rubio al sentir su cuerpo dentro de su boca. ──. ¡NO MORI...! ─sus palabras se las llevó el viento cuando el titán cerró su boca con un hilo de sangre saliendo de su boca.
──Alex... ─bajaron la cabeza, su amigo murió cuando ellos pudieron ayudarlo en lugar de quedarse parados.
Una fuerte ráfaga llamó su atención.
──¿Qué fue eso? ─dijo la chica al mirar como la mandíbula del titán se abrió, no por cuenta propia sino por una cortada. ──. ¡¡Alex!! ─gritó al ver como el rubio tenía la cuchilla clavada en su lengua para no ser digerido, pero el rubio cayó inconsciente soltando aquella cuchilla.
Los reclutas se quedaron en silencio al ver la figura de una mujer alta tomar a su amigo llegando a su lado. La mujer azabache tiró bruscamente al joven sin expresión alguna.
──Qué asco. ─expresó limpiando su mano con un paño blanco. ──. Ustedes, mocosos. Quiten esa cara de mierda y hagan algo útil.
──¿Eh? ─su forma y expresión decía claramente que si no hacían lo que ella pedía iban a sufrir. ──. ¡Sí, señora!
──Tsk. ─chasqueo con disgusto ante eso. ──. Despierten a la basura y no hagan nada estúpido, mocosos. Yo me encargo de la mierda.
──¿Qué? ─la miraron perpetuamente. ──. ¡E-espere...! ─muy tarde ya se había lanzado a ellos.
──¿Qué rayos le sucede en la cabeza? ─preguntó Emily olvidando sus lloriqueos. ──. Es una suicida, ¿o qué?
──Suicida o no, salvo a Alex cuando nosotros no hicimos nada. ─aclaró Sam.
Los demás se quedaron en silencio no duró mucho al ver como la azabache acabó con dos titanes.
──No me quedaré aquí sin hacer nada. ─las miradas se enfocaron en la pelirroja, Emily. ──. Voy a derrotar a los titanes. No dejaré que se quede con todo el crédito.
──¡Emily, ¿qué mierda haces?! ─gritó Alan, el recluta que menos hablaba pues creía que iba a morir, pero al ver como la azabache apareció su esperanza de seguir vivo regresó. ──. Deja que ella se encargue.
──¿Y que se quede con todo el crédito? Jamás. ─tomó sus cuchillas saltando a los titanes. ──. Fui entrenada para esto.
Logró cortar la nuca de un titán, pero este fue muy superficial.
──Maldición. ─murmuró al ver como esta se iba sanando.
──¡Estúpida mocosa, mira al frente! ─ante el grito de la azabache observó a su frente el titán que la tomó entre su mano.
Antes de que pasara a mayores, la mujer llegó cortando aquella mano. Al sentir que podía moverse quiso usar su equipo pero este se averió por la fuerza del titán.
La azabache con mala cara tuvo que tomarla lanzándola a dirección de los demás.
──¡Atrapen a la estúpida! ─la castaña logró tomarla.
Por haber salvado a la recluta dos veces, un titán lo tomó con ambas manos apretando su cuerpo.
──Mierda. ─soltó entre dientes haciendo un pequeño gesto de dolor, no podía mover sus manos mucho menos su cuerpo.
A pesar de estar al borde de la muerte no expresó miedo alguno incluso se le vio tranquila.
──¡Cuando quieras, gigantón! ─gritó mirando al frente. ──. ¡Tengo todo tu tiempo! Igual ni me duele. ─soltó con ironía.
──¿En serio? Hueles a dolor. ─seguido de escuchar esas palabras su cuerpo se sintió libre de nuevo.
──Dolor que sentirás cuando te golpee después. ─comentó enganchando su equipo en la nuca del titán. ──. Primero acabemos con esta mierda, Mike.
El rubio hizo lo mismo y ambos acabaron cortando la nuca del titán.
──Para aclarar, solo golpearas a Mike, ¿cierto? ─la azabache escuchó la pregunta de su otro amigo mientras cegaba la vista del penúltimo titán.
──¿También quieres que te de amor, Moblit? ─preguntó llegando al árbol junto a el rubio.
──No me gusta mucho tu amor, Liberty. ─contestó cortando la nuca del titán.
──Y yo que creí que me amabas. ─soltó mientras los tres se dirigían al último titán.
──Bueno, depende de cómo defines amar.
──Lo defino como aguantar mis golpes sin lloriquear.
──Prácticamente desde que nos conocimos. ─murmuró Moblit. ──. ¿No, Mike?
──Sigo diciendo que mi olfato disminuyo cuando me golpeaste esa vez.
──Cómo que ambos andan muy lloricones, ¿no?
Para cuando los tres se dieron cuenta, el titán yacía muerto bajo sus pies.
──Hace tiempo que no nos vemos. ─confesó Moblit, como los otros dos les llamaban; el pequeñín. ──. Siempre estamos al pendiente de nuestros superiores.
──Supongo que tienes razón. ─comentó la azabache.
──Creí que no te iban a dejar. ─la mujer miró a el rubio.
──Cuando son órdenes directas de Erwin, no las voy a desobedecer. ─su mirada azul cielo se clavó en los reclutas. ──. Ya hay que regresar, ¿quien se encarga de los mocosos de mierda? ─los tres quedaron en silencio.
──Zafó. ─dijeron los tres a la misma vez.
Se miraron entre sí, pues ninguno quería lidiar con los reclutas.
──Yo pienso que el más enano debe ir. ─comentó Liberty.
──Pienso igual. ─el castaño sintió las miradas de sus dos mejores amigos.
──Ay, no... ¿por qué siempre soy yo?
──Por qué de los tres eres el más menso. ─la azabache le dio un golpe en su espalda.
──Suerte. ─miró como ambos le levantaron su pulgar.
──Ojalá se los coma un titán. ─murmuró enojado, según él.
──Moblit sigue pensando que enojado intimida. ─murmuró la chica. ──. Pero da risa.
──Su fuerte no es enojarse. ─dijo recargando su codo en la cabeza de la azabache, la chica ni siquiera se quejo.
──Hay que regresar. ─observó a lo lejos las señales de humo verde.
El hombre olfatea sintiendo el hedor de la mujer.
──¿Asustada, Ackerman? ─preguntó ante su olor.
──Ni un poco. ─miró al frente sintiendo la fresca brisa del viento soplar.
Sabía que le esperaría una reprimenda por parte de su capitán y pareja.
Caminaba por los pasillos de la base en busca del enano de mi capitán. Desde que regresamos de la expedición hace tres días no me ha dirigido la palabra, ni siquiera su mirada.
Simplemente me da igual, no me molesta, lo que me molesta es que no solo ignora mi presencia como su pareja sino que mi puesto como su Teniente le importo una mierda. No me habla para que le ayude con sus papeles como es lo habitual o para dejarlos, ahora Petra es la encargada de eso.
Me enoja solo por obedecer una orden de mi comandante no valoré mi rango de Teniente.
Llegué a la oficina abriendo la puerta bruscamente, los presentes me miraron. Erwin y Hanji junto a sus manos derechas; Mike y Moblit me miraron extrañados mientras que Levi ni me dirigía la vista, la que estaba nerviosa era Petra que no sabía qué hacer.
──Liberty, ¿creí que estabas descansando? ─comentó Erwin. ──. Levi nos dijo que estabas cansada por la expedición.
──Eso es extraño, porque literalmente mi capitán no me ha dirigido la palabra desde la expedición. ─me crucé de brazos. ──. Sí es que le puedo llamar así, creo que ya no soy su teniente.
Erwin cerró sus ojos soltando un suspiro mientras que Hanji sonreía mirando a Levi, seguramente pensando que estaba enojado.
──No quiero quitarles su tiempo, solo venía a darte esto. ─le di unos papeles a Erwin.
El rubio los abrió leyendo mi petición.
──¿Estás segura de esto? ─me preguntó sin dejar de ver los papeles.
──Así es. ─no mostre expresión alguna. ──. Llevo más de diez años en la Legión, con capacidad y habilidad para ser un capitán no para ser tratada como un soldado cualquiera. Actualmente mi rango de teniente está siendo ignorado. Como un buen comandante sabrás que cambiarme de escuadrón es lo mejor.
Ante mí palabras Levi se dignó a mirarme por primera vez en estos días.
──Viéndolo de ese modo. ─tomó su bolígrafo para firmar mi petición.
Antes de eso la escoria le quitó los papeles leyendolos.
──Tsk. ─sin pavor alguno los rompió.
Di media vuelta.
──Te haré llegar los verdaderos después. ─me detuve mirando a los chicos. ──. No les molesta que les quite a sus hombres, ¿cierto?
Erwin y Hanji conocían perfectamente la amistad de nosotros tres.
──¡Para nada, mi titán! ─Moblit solo trago grueso. ──. ¡Moblit es todo tuyo! ─palmeo la espalda del susodicho.
──Voy a morir. ─murmuró el castaño.
──Puedes ir, Mike. ─rubio suspiro saliendo de la oficina junto a Moblit.
──Esto dolerá. ─murmuró de nuevo el castaño.
Y claro que lo iba hacer.
Mi método más práctico para quitarme el enojo es pelear, Mike y Moblit son los únicos que ya se acostumbraron a mis fuertes golpes. Tal vez a uno no soy capaz de ganarle del todo, pero él me dejaba vencerlo cuando tenía mis rabietas.
Ahora solo observaba el cielo mientras jugaba con mi daga entre mis dedos. Estaba sentada encima del rubio mientras mis piernas estaban encima del castaño, los dos exhaustos de las golpizas mías.
──No es más fácil disculparte. ─Moblit cortó el silencio.
──¿Por qué debería? ─pregunté atrapando la daga en mis dedos. ──. Según yo, no he hecho nada.
──Bueno, él no quería que fueras de refuerzo.
──Solo obedecía una orden de mi comandante, no podía decir no solo porqué él no quería. ─lance la daga a unos centímetros de mi mano.
──Sí, pero... tal vez el comandante Erwin no te hubiera dicho nada, conociendo a el capitán Levi. ─se quedó un rato en silencio. ──. Además no creo que te hubiera hecho algo, eres su sobrina, ¿no?
──Sobrina o no, Erwin es el comandante y Liberty tiene que acatar sus órdenes. ─gracias al cielo Mike si estaba conmigo.
──Nunca entenderé tu relación con el capitán Levi. ─deje de jugar con mi daga. ──. Parece que el capitán se preocupa más de lo normal.
Por más sorprendente que sea, nadie sabía aún que Levi es mi pareja, habían pasado unos dos o tres meses desde que comenzamos a salir.
Toqué la puerta del despacho de Erwin, traía conmigo los papeles originales para que los firmara.
No escuche respuesta así que abrí entrando, pero estaba vacía.
──Qué estupidez. ─solté cerrando mis ojos.
La puerta fue cerrada bruscamente detrás mía, por el rabillo del ojo pude ver a el enano recargado en esta con sus brazos cruzados mirándome.
──Entregalos. ─habló mirando mis ojos.
──¿Por qué debería? ─pregunté sentándome en la silla.
──Es una orden. ─desvíe mi mirada poco me importo.
──Al carajo tu orden. ─le mostré el dedo del medio.
Fue en un segundo que sentí cómo se acerco tomando con brusquedad mi mandíbula girando mi cabeza para mirarlo a los ojos. Para no intentar apartarlo con mis piernas, se colocó en medio de estas con una de sus rodillas en la silla.
──Me estás colmando la paciencia, mocosa. ─solo lo miré a los ojos con mi ceño fruncido. ──. Me desobedeces y ahora quieres irte a otro escuadrón.
──Obedecí a Er... ─me interrumpió antes de que terminara de hablar.
──¡Ni puta mierda, Liberty! ─me callé cuando elevó su voz. ──. Te dije que te olvidaras de Erwin, él ya no te necesita. Ahora estás conmigo en todos los sentidos, mocosa, ¿o quieres que te haga mía para hacértelo saber?
──Aunque diga que sí, no creo que este lugar sea el indicado, escoria. ─sentí como pego mi espalda contra el respaldo. ──. Y también creo que te dejaré en claro que si Er... ─no me dejo terminar pues sentí su labios devorar los míos, mordió con fuerza mi labio inferior al separarse del beso.
──Entiende que estás conmigo, Liberty. ─susurró con autoridad entre mis labios. ──. Que no se repita, mocosa.
──Entonces deja de ignorarme, escoria.
Solo nos mirábamos en silencio, mis labios estaban hinchados por aquel beso también podía ver los suyos rojos.
Una tos falsa nos estremeció.
Mierda. ─pensé al ver a los demás en la puerta, por sus caras parece que llevan un tiempo ahí parados.
──¡AL FIN! ─gritó la miope dando un salto. ──. ¡Sabía que terminarían juntos!
A diferencia de ella, Moblit y Mike se encontraban extrañamente sorprendidos, después ambos movieron su cabeza de arriba hacia abajo con una pequeña sonrisa.
Las miradas pasaron a Erwin, él solo se mantenía en silencio caminando hacia su silla. Levi se quitó para que yo pudiera levantarme. De cierta forma la habitación quedó en un silencio incómodo.
A Erwin no le gusto esto.
──Erwin, di algo. ─habló la miope al querer quitar ese feo ambiente.
──¿Qué quieres que diga Hanji? ─por su tono de voz sabía que estaba molesto. ──. ¿Qué estoy feliz por esto? La verdad es que no.
──Tsk. ─el enano miró a otro lado.
──Por favor, Erwin, no comiences. ─dije al saber por dónde iba.
──¿Qué no comience, Liberty? ─me miró. ──. Tal vez no comenzaría, como dices tú, si me hubieras dicho esto desde el principio. ─solté un suspiro. ──. ¿Desde cuando?
──Tres meses. ─Hanji soltó un chillido mientras él se cruzaba de brazos.
──¿Y por qué no me lo dijiste?
──No lo sé. ─me crucé de brazos.
──¿No confías en mí?
──Sí, confío en ti.
──Entonces, ¿por qué no decirlo?
──Porque... no lo sé, no le vi tanta importancia. ─dije con sinceridad.
Todo quedó en silencio.
──Si te hace sentir mejor, ni siquiera se lo dije a los dos idiotas. ─por los dos idiotas me refería a Mike y Moblit.
──¿Debería de sentirme mejor? ─solté un suspiro, estaba dolido por no habérselo dicho. ──. Y siendo honesto, a tu padre no le hubiera gustado.
──Sí, pero tú no eres mi padre. ─para cuando reflexione de lo que dije él se había recargado en la silla.
Mierda. ─cerré mis ojos con frustración, me había excedido.
Debía pedirle una disculpa al carajo mi orgullo si me ven todos los presentes, ese hombre me ha cuidado y no ha pedido nada a cambio.
──Lo siento, tío. ─rompí el silencio mirándolo, los presentes se sorprendieron de la forma en que lo llamé casi nunca lo hago. ──. Fue muy insensato de mi parte. Es cierto, tú no eres mi padre, pero me has cuidado en su lugar. Lamento no haberlo dicho, simplemente no le vi tanta importancia para quitarte tu tiempo.
──Supongo que ya no eres una niña. ─murmuró soltando un suspiro. ──. Ahora que lo pienso. ─me miró. ──. No hemos tenido esa charla.
No puede ser. ─cerré mis ojos intentando no hacer algo estúpido.
──Erwin, voy a cumplir 27 años. ─le aclaré. ──. Creo que llegaste tarde con tu charla.
Los dos estúpidos junto a la miope intentaban no reírse mientras que el enano miraba a otro lado.
──Pero estar más informado no viene mal. ─insistió.
──Joder. ─susurré dando media vuelta. ──. Tengo cosas que hacer. ─mentí saliendo de la oficina.
Espero y lo olvide. ─pensé en mis adentros, posiblemente no se olvidará.
━━━. se me había olvidado subirlo :3
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