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ᘛ 01. ❝ 𝐕𝐈𝐋𝐄 𝐒𝐂𝐀𝐌 ❞

ᘛ 01 : : CAPÍTULO UNO

i. VIL ESTAFA

BAJÓ LOS COPOS DE NIEVE VA caminando una chica de cabello castaño la cual se aferra al gorro de lana que le cubre la cabeza el viento es fuerte y no quiere que su gorro favorito salga volando y se pierda. Solo a ella se le ocurría salir a comprar con una tormenta como esa o bueno en su defensa cuando salió de su casa el clima no parecía tan feo.

Lleva una bolsa en la mano la cual cuida con mucho cuidado ya que dentro de la bolsa hay un frappé recién salido. Y ansiaba por irlo a beber junto a la chimenea calientita para pasar un buen rato de calidad.

Aunque si era honesta con ella misma el frappé llegaría frío por causa del clima que decidió empeorar de la nada.

Cruzo algunas calles más hasta llegar a su mansión. Una enorme casa en la cual vivía desde hace tres años atrás, sube por las escaleras y al abrir la puerta no piensa ni dos veces antes de entrar. En el transcurso un poco de nieve ingresa y junto con ella más al sacudirse la ropa deja un montículo de nieve a su alrededor.

Se quita la bufanda y la gorra que deja sobre la mesa pequeña junto a la puerta y luego el gran abrigo de color azul oscuro que cuelga en el perchero, sus botas cafés tambien las deja a un lado.

Cómoda se encamina a la sala donde escucha ruido venir de ahí. Al acercarse se da cuenta que está Megumi Fushiguro junto a su hermana Tsumiki y su tío Gojo.

──ah por fin has venido.── hablo el mayor de cabello blanco al verla.── ¿a dónde fuiste? pensé que la tormenta te había hecho volar hasta la otra ciudad.── bromea al estar frente a ella.

──solo fuí a la cafetería por un frappé.── responde limitadamente.

──no deberías salir con tormentas como está puede sucederte algo.── le advirtió.

──no me sucedió nada.── aclaró.

──eso es lo que veo.── agrego y le revolvió el cabello.── ya que has venido ayúdanos con la decoración navideña. Ya falta poco para la fecha.

──si tú lo dices.── suspiró.

Satoru Gojo.

Ese es el nombre de su tío.

Aunque no era su tío como tal pero el y su madre habían sido muy buenos amigos. Así que después de su muerte el hombre de cabello blanco decidió tomar su custodia y cuidar de ella como si fuera su hija.

Aunque se preguntaba quién cuidaba de quién a veces el tipo era demasiado irresponsable como para ser un adulto. A pesar de todo no se quejaba tenía una buena vida y aunque Satoru Gojo no fuera exactamente un adulto responsable como los demás le tenía mucho cariño. Porque sin el no sabría ni dónde estuviera en esos momentos.

Aoi se quedó a mitad de la puerta habían cajas por todos lados unas abiertas y otras nos.

El ambiente festivo se siente cada vez más cerca. La mejor epoca del año ya había llegado a la ciudad y a todo el mundo.

Menos a ella.

──así que ya has aparecido.── comento una voz masculina a las espaldas de ella.

──uhm.── murmuró volteando y se encontró con un hombre alto de cabello negro y un mirada cansada.── a hola Suguro.

──¿que tel Aoi? ¿cómo has estado?── pregunto.

──todo bien.── responde mostrando una pequeña sonrisa en el rostro.── ¿que hay de ti? ¿cómo han estado los negocios?

──uno que otro problema que han surgido pero nada más.── mencionó.── Satoru parece ser el más emocionado de todos. Insistió con las decoraciones desde ya.

──siempre a sido así.── se encogió de hombros.

──tienes razón.

Suguro y Aoi se habían quedado viendo a Satoru el cual estaba jugando con unas guirnaldas junto a Tsumiki.

──pensé que a Fushiguro no le gustaban estás cosas.── murmuró viendo al mencionado sentado en el sillón.

──ya sabes cómo es Satoru lo convenció de venir.── recalcó. Y luego suspiro.── bueno será mejor que lo ayudemos o romperá todo. O en el peor de los casos nunca vamos a terminar.

Aoi asintió con la cabeza y a pesar de que debía de ayudar ella decidió mejor no meterse.

Debido a que no se sentía muy cómoda que digamos. Esas fechas la ponen un poco de mal humor y no, no era un Grinch en realidad su actitud de debía a otras cosas que ocurrieron hace un tiempo. Desde hace tiempo su espíritu navideño se había venido apagando poco a poco hasta que comenzó a ver esa fecha como algo común ya no sentía lo mismo que cuando era niña que esperaba la navidad saltando y emocionada.

Decidió quedarse sentada en la silla que hay cerca de la salida con el frappé en mano lo degusta al darle varios sorbos en el procesó. Llena su paladar de ese delicioso sabor amargo y dulce que siente cada una de sus papilas gustativas. El delicioso sabor la transporta a esos tiempos en los que bebía café con chocolate un plato con galletas de gengibre para acompañarlo a lado de la chimenea sintiendo el calor que emana el fuego.

Eso había sido ya hace mucho tiempo.

Ahora tenía dieciocho años y tal vez sea por la edad pero había madurado. Ya no veía las cosas como antes parecía que la magia había desaparecido de la noche a la mañana.

Sus ojos se cierran por un momento.

«Imagina viéndose así misma frente a la chimenea junto a ella están sus padres vestidos con ropa navideña y ella tiene su pijama con estampado de copos de nieves azul. Está cubierta por una manta de color blanco y en sus ojos se puede ver el reflejó del fuego.

──está será una buena navidad.── dice su padre.

──ya lo creó.── afirma su madre dándole un beso a ella en la cabeza.

──¡y tendré muchos regalos! ¿no?── pregunta ella viendo a sus dos padres.

──por supuesto Aoi.── afirma el hombre.── tendrás muchos regalos.»

Sin darse cuenta una sonrisa amarga se dibuja en su rostro. Habían sido buenos tiempos los cuales no pudo disfrutar como quisiera era feliz y parecía que nada le importaba.

Abre los ojos al darse cuenta que no podía seguir pensando en su pasado debía dejar las cosas atrás y continuar con su vida. O lo que queda de ella.

Frente a ella están Gojo y Geto ambos colgando una guirnalda sobre la chimenea. Tsumiki los está guiando en el proceso y niega un poco.

En el otro sillón está Megumi Fushiguro con esa expresión neutra que suele llevar en el rostro como es costumbre. Es raro ver al pelinegro metido en esas cosas por lo general se mantenía encerrado y rara vez salía.

Conoce a Fushiguro desde que son niños. Habían entablado una amistad desde el jardín de niños a pesar de ser muy diferentes emocionalmente. De alguna forma la amistad logro progresar hasta convertirse en lo que son ahora.

Megumi junto a su hermana también viven en casa de Gojo debido a que el padre de estos estaba la mayor parte del tiempo trabajando y no tenía tiempo para cuidarlos por esa misma razón Toji Fushiguro le pido a Satoru cuidar de sus hijos. Nadie sabía de que se trataba ese dichoso trabajó ni siquiera el mismo pelinegro de ojeras de mapache.

Decidió levantarse y molestar un poco al pelinegro se veía aburrido y ella estaba mucho más aburrida.

Cuidadosamente se levantó y desplazó por la sala hasta estar detrás del sofá donde se encuentra Megumi sentado.

──¿quien soy?── preguntó cuando tiene sus manos sobre los ojos de él.

──se que eres tu Aoi.── responde resoplando.

──¿cómo lo sabes?── cuestiona alejando sus manos de los ojos ajenos.── acaso eres una especie de hechicero.── alzo una ceja pero el no pudo verla.

──es obvio que eres tu.── recalcó.

──debiste haberme seguido el juego.── bufo un poco molesta.

Aoi no dió la vuelta y salgo sobre el sofá luego se sentó y coloco los pies sobre la mesa del centró.

En el proceso paso tirando algunos adornos navideños y la hermana menor de Megumi se había dado cuenta.

──ten cuidado Aoi.── le reclama dándole una mala mirada.── son frágiles los adornos.

──no me di cuenta.── responde viendo lo que la menor hacía.── ¿que haces Tsumiki?

──estoy escribiendo mi carta a Santa Claus.── responde al volver a llevar la mirada a la hoja en blanco.── ¿ya hiciste la tuya?

Aoi frunce el entrecejo.

Abre la boca ligeramente para negar aquella tontería que la niña había dicho.

No podía creer que en pleno siglo veintiuno le siguieran diciendo esa mentira a los niños. Era solo una tontería que las grandes empresas habían inventado para generar ingresos por esas fechas navideñas.

Se sentía molesta por la alimentación de esa mentira los niños debían de saber que ese hombre de traje rojo y barba blanca no existía.

──Tsumiki...

──¡hey pequeña ven aquí!── exclamó Geto interrumpiendo a la castaña.── ¿por qué no vienes a ayudar a Satoru?

──pero no necesito ayuda.── reclama el el albino.

──claro que necesita ayuda.── habla ahora Megumi.── ven vamos a ayudarlo Tsumiki.── agrego tomando la mano de la niña y levantandola en el procesó.

El comportamiento de aquellos dei extrañada a la niña sin embargo no dijo nada al respecto.

En cambio Aoi se veía ligeramente molesta por la intervención de Suguro.

De brazos cruzados y con esa mirada perfilada observa al hombre ir en su dirección con una mirada de desaprobación.

──sígueme Aoi iremos por unas cajas al ático.── demandó al pasar a lado de ella.

La castaña sabía que se aproximaba una larga charla aburrida hacia ella pero no lograba entender el porque.

A regañadientes se levantó del sofá y caminó detrás del hombre de cabello negro que lo lleva atado en una coleta baja.

Caminaron por un largo esto hasta que Suguro se detuvo frente a la puerta del ático. Ahí arriba nadie escucharía la conversación que tendría con Aoi.

Por un momento se quedaron en silencio la chica estaba cerca a la salida sin saber muy bien que debía de hacer. Movía su pie derecho contra el suelo encontrando con que entretenerse.

──¿que habíamos dicho de esto?── pregunto Suguro al bajar una caja grande.── creí que la conversación de la vez pasada te serviría de algo.

Aoi se tomó un momento antes de responder.

──no puedo creer que le hayan echo creer algo absurdo como eso.── señaló con las cejas contraídas.── le están mintiendo y eso no está bien.

──es solo una niña.── aclaro rechinando los dientes.── no tiene nada de malo.

──claro que lo tienen. Le están mintiendo y cuando sepa la verdad. Sabrá que la estuvieron engañando por mucho tiempo.

──Aoi estás hablando como si fueras una mujer de cincuenta años.── comentó burlesco.── escucha no tiene nada de malo que Tsumiki crean es Santa Claus. Cuando crezca lo olvidará solo es una etapa nada más.── aclaro sobándose el puente de la nariz.── tampoco es un delito que ella lo crea todos los niños de su edad lo hacen es algo normal para ellos.

──es absurdo.── volvió a reprochar al chica.── no pueden creer ese tonto cuento. Nadie en su sano juicio es capaz de cruzar todo el jodido mundo en una noche.── masculla y su paciencia se va agotando poco a poco.── es un disparate. Todos sabemos que los adultos son quienes traen los regalos.

──en parte si y en parte no.── recalcó el mayor.── Aoi solo son niños. Es como creer en el hada de los dientes o el conejo de pascua. Son solo cuentos que los niños aman.

──aún así sigo creyendo que todo esto es marketing de las empresas. Ganan mucho dinero haciéndoles creer a los niños en Santa Claus.

Aoi volteó la cabeza y sus brazos se cruzaron sobre encima de su pecho.

Suguro suspiro pesadamente.

Recordaba a la castaña más alegré y menos apagada. Perfectamente tiene esos recuerdos implantados en la mente la felicidad que irradiaba antes se había ido apagando poco a poco.

──¿que sucede contigo?── pregunto siendo lo más suave posible.── recuerdo que antes amaba estás fechas. De la nada te has apagado.

Aoi se queda en silenció la razón por la cual había decaído su espíritu navideño se debían a cosas del pasado.

No le iba a responder.

Aun no se sentía lo suficientemente preparada para hablar de ese tema por lo que opto hacerse la tonta y cambiar de tema rápidamente.

──crei que habíamos venido por unas cajas.── ataja aclarandose la garganta.

──¿cambiaste el tema?── el mayor alzo una ceja.

──en fin ¿esa caja es la que falta?── pregunto señalando con el dedo la caja que Suguro tiene a lado del pie.── si debe ser la tenías el la mano hace un momento atrás.

──Aoi.── la llama pero ella lo ignora.

La chica recoge la carga y está dispuesto a bajar del ático y escapar de una vez por todas de esa conversación.

──no importa cuánto te ocultes o cuánto lo evadas. Tarde o temprano tendrás que hablar del tema.

──hasta que llegue ese día no tocare ese tema jamás.

Con esas últimas palabras la joven baja del ático con la caja en las manos.

No estaba dispuesta hablar con nadie así que cambio el rumbo de la sala a su habitación donde se escondería las próximas horas. No necesitaba hablar con nadie se sentía bien por lo tanto solo debía de ignorar ese tema y podría vivir tranquila.

Con esas ideas en la cabeza llega hasta su habitación donde se encierra.

Apenas era inicio del mes de diciembre y el ambiente apenas estaba cambiando lo que le esperaba en los próximos días era algo mucho peor y debía de estar preparada mentalmente para ello.



















jane's note's

capítulo uno publicado

¿que les pareció?

estoy ansiosa por escribir está historia para ustedes

hasta pronto¡<3

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