
𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 1
7.000.000 de años de la larga historia de la humanidad están llegando a su fin…
¿La causa fue una guerra nuclear?, ¿Colisión de asteroides?, ¿O tal vez una invasión alienígena?
¡NO!
En este momento, la humanidad está siendo amenazada con su destrucción total por nada menos que la voluntad de sus propios creadores: los “Dioses”.
Y entre esos de miles y miles de Dioses, me encontraba yo…
No soy una Diosa menor, pero tampoco soy una Diosa conocida por ser alguien temible o guerrera –de lo que deje que se supiera–. Más bien, mi fama se la debía a otras cosas…
Más sin embargo, mi conciencia, moralidad, valores e ideales, eran las de un humano.
Yo fui antes una humana. Una que muy probablemente falleció, –ya que, bueno, no recordaba mi propia muerte–, y cuya conciencia reencarnó en el cuerpo de una Diosa en el momento de su nacimiento; hace muchos milenios atrás.
Soy una humana; jamás me negué a ello, aunque crecí en esta nueva existencia en un entorno divino, dónde los pensamientos y actitudes son completamente diferentes.
Jamás le conté a alguien mi secreto, hacerlo dictaría dos cosas: una burla hacia mí por mi pésimo chiste, o una sentencia de muerte a mi alma.
Adaptarse nunca fue sencillo, de hecho, diría que hasta el día de hoy no lo he logrado aún; soy una de los pocos, por no decir única, que tiene humanidad en su existencia divina viviendo conmigo.
Por ello, este tipo de reuniones siempre han sido difíciles para mí. Decidir el final abrupto de algo siempre lleva conmigo el peso de la culpa y del dolor. Ser una Diosa con un corazón humano no era tarea fácil.
Esto sería de sentimentalismos serios y trágicos, si no estuviera consiente de una cosa…
El lugar donde renací, no era exactamente de gran importancia como uno podría darle al escuchar todo lo anterior.
En realidad, yo renací…
¡Yo renací en una maldita historia de anime y manga!
—¡Hestia! — escucho el llamado de Artemisa, obviamente irritado e impaciente. Era de esperarse; una Valquiria, una Semi-Diosa, mestiza, acababa de llamar cobarde a todos los dioses sin una pisca de miedo o duda; retándonos a un duelo a muerte con los humanos y preservar su existencia con su teórica victoria.
—¡¿Quién se cree que es?!, ¡Se nota que los nórdicos no educan bien a esas niñas mestizas!, ¡¿Si quiera tiene idea de lo que significa desatar la ira de los Dioses?! — Seguía quejándose Artemisa. Atenea tampoco se veía tranquila, pero le otorgó puntos al tratar de disimular su mandíbula que apretaba con gran fuerza, e igualmente sus manos.
Yo en cambio, a diferencia de ellas, estaba de lo más tranquila; algo que las dos habían notado.
—¡Hes! — Me grita Artemisa, a pesar que estaba literalmente a su lado. — ¡¿Cómo puedes estar tan calmada?!, ¡Una estúpida mestiza nos acaba de… ¡Ahg!, ¡Ni siquiera puedo repetirlo sin enojarme más!
Mi mirada la juzgó, y ella lo captó, apuntándome con un dedo acusatorio, expresó:
—¡Tú te llevas con ellas! — recordó — ¡Siempre sueles juntarte con los mestizos, también con los dioses menores, ninfas y demás seres inferiores! — bramó, furiosa — ¡¿Acaso no te sientes traicionada con esta gran falta de respeto?!
—Es cierto, Hestia — Por primera vez desde que salimos de la sala, Atenea habló. — Eres la hermana mayor del propio Zeus, ¿No te dio en el orgullo?
Las había dejado atrás, ellas se habían detenido mientras me seguían hablando, yo en cambio pare a unos pasos delante de ellas, sin regresarles a ver.
—¿Orgullo?
De pronto, una aura pesada empezó a rodear el lugar, fue tan estremecedora, que obligó a Atenea y Artemisa a inclinarse, tanto por instinto como de miedo y respeto a lo que significaba.
—Me están diciendo, a mi, ¿Lo que es el orgullo de un Dios?
—He-Hestia, lo sentimos, pero es que-
—Vergüenza debe de darles al tratar de regañarme. Díganme, Atenea, Diosa de la sabiduría, Artemisa, Diosa de la caza; ¿Acaso se comportaron como es debido a su gran estatus allá atrás?; Se quejan de los humanos, de los miles de defectos que tienen, y sin embargo, el ejemplo mismo que una vez les dimos estuvo frente a mí. — Me digné a mirarles, más no volteé mi cuerpo —. Suelen decir que el respeto hacía ustedes fue insultando, pero lo único que pude ver en respuesta fue un vergonzoso berrinche, poco digno de un Dios.
—¡Hestia!, ¿En serio nos reprimendas a nosotras en vez de esa mezti-
—¡Cállate ahora, Artemisa!
Dejo de hablar de inmediato, bajando la cabeza.
—Tomaré tú palabra, Diosa de la caza. — Noté que se estremeció un poco al no llamarla por su nombre —. Las reprimiendo a ustedes, porque ustedes decidieron caer en las provocaciones de la Valquiria; son tan fáciles de manipular gracias a sus emociones desbordantes y su orgulloso ego. Pareciera que no maduraron nada.
Deje que una onda de mi propia aura saliera y recorriera el lugar antes de que se desvaneciera, gracias a eso se agrietaron las paredes. Luego me encargaré de repararlas.
—Si este ejemplo poco digno es lo que representa a un Dios… — deje de verlas, y emprendí nuevamente el camino que había dejado en pausa — Entonces definitivamente los humanos tienen derecho de demostrarnos su fuerza y voluntad de vivir.
Sentí como ellas no se movieron de ahí, incluso cuando dejé de estar a su vista.
—Después de todo, los dioses y los humanos no somos tan diferentes.
[…]
Ay.
Por estar enojada y regañando a Atenea y Artemisa, mi sentido de la orientación falló, ¡Y ahora no sé dónde diablos estoy!
Los malditos pasillos se veían iguales, ¿Por qué nadie se le ocurrió la fantástica idea de poner carteles direccionales o señales con un mapa que diga: “usted se encuentra aquí”?
Tal vez porque ningún Dios es igual de tonto como yo…
— Lo que sea…— escuché a la distancia, a la vuelta de otro pasillo — Simplemente no me decepciones… o te mataré …
Escucho unas pisadas cada vez más cercanas a mí. Posteriormente la presencia. Era un Dios. Me preparé mentalmente y cambie mi expresión; ya que tenía que ocultar “mis actitudes humanas” la mayoría de las veces, para evitar algún tipo de conflicto solo por eso.
Así de conflictivo era convivir con los dioses, una humana disfrazada de uno.
Se perfectamente quien era incluso cuando no tenía los ojos abiertos, mi sonrisa corta se ensanchó más, junto con mis ojos para ver al Dios frente mío y le dí una cortés reverencia con la cabeza como símbolo de pacifismo, saludo y respeto.
Thor, el Dios del trueno del panteón nórdico, era quien estaba enfrente de mí.
Él también se había dado cuenta de mi presencia, he imitando mi acción, solo que sin sonreír, inclino un poco su cabeza como reconocimiento y saludo pasajero; nunca se detuvo, y paso de largo a mi lado. Teniendo una idea de lo que acaba de pasar, y un vistazo rápido a mis memorias borrosas, doy un salto de azar.
Espero no equivocarme en lo que diré, hace millones de años que supe de la obra, no sé si lo que recuerdo sea verdad…
—Le deseo buena suerte en su pelea, joven Thor.
Me mordí la lengua automáticamente después de decir mis palabras.
¡Maldita sea, se supone que aún no publican la lista de peleadores al público! Entro en pánico, me enojo conmigo misma, y luego entro en pánico otra vez. Por favor, por favor, ¡No veas sospechoso esto!, ¡Genuinamente solo te quería desear suerte, no que iniciaras una investigación contra mí!
Mi sonrisa de tranquilidad y cortesía hacía todo el trabajo de la apariencia, mientras que temblaba de miedo en el interior cuando la mirada del pelirrojo volvió a mí. Ah, ¿Eso que siento es su rayo analítico?
—… Se lo agradezco, Diosa Hestia. — Y se fue.
Debo decir, que más que agradecimiento, sentí fanfarronería, no exactamente por mí, más bien por la palabra “suerte”.
Era de esperarse, Thor es el Dios más fuerte de todo su panteón después de todo, ha derrotado a todos sus enemigos fácilmente y con un solo movimiento, es normal que esté súper confiado.
Pero sí no me falla la memoria, él encontrará a aquel rival que tanto ha estado anhelando…
Fufu… Antes de empezar a reír, golpeó mis labios con mi palma. Compórtate. Pienso. Aún estás en el Valhalla.
Seguí mi camino inicial. Debía apresurarme a llegar a lo que estaba buscando en primer lugar, esa pequeña plática con Thor me quito un poco el tiempo.
Aunque debo admitir que me siento orgullosa conmigo misma por hacer que él mismísimo Thor, uno de los seres más terriblemente callados que he conocido, dijera una frase completa. ¡Y en ella fue un agradecimiento!, ¡Admiren mi gran logro!
Corro como una maldita desesperada hasta el final del pasillo –Por los santos sándwiches, ¿Qué tan largos son estas cosas?– y por un pelo de gato, desafiando a la gravedad y las leyes de la física, me detengo, no me caigo y en cambio, mi apariencia seguía igual de etérea.
—Debemos apresurarnos. Tenemos que elegir a los 13 humanos más poderosos en los 7 millones de años de historia humana…
Esa voz... ¡Llegué justo a tiempo!
—¡Brunhilde! — Llamo a aquella que empezó todo esto.
Mientras camino hacia ellas, es de esperarse ver a la pequeña Geir saltar asustada. Oops, debí sonar enojada por error.
La pequeña hermana de las Valquirias podría ser un lindo gatito asustadizo, es la que tiene menos experiencia y al ser Semidiosa, la potente aura de un Dios completo podría intimidarla en diversos niveles; es un milagro que no se desmayara de miedo en la conferencia cuando su hermana los desafió. Aunque debo admitir que a veces si me dan tremendas ganas de darle un zape por la desesperación que puede llegar a causar su pánico.
Podría ser alguien sin experiencia, y se debe de comprender; pero en este mundo divino se debe aprender a las malas el ser fuerte. Los dioses no tienen miedo tampoco de destruir a uno de los suyos si encuentran ventaja en eso, o lo encuentran muy débil para ser un merecedor del título de Dios.
Yo igualmente lo aprendí de las peores maneras.
Je. Me burlo mentalmente. Y aún así dicen que somos superiores a los humanos, cuando en realidad somos más iguales de lo que se aparenta.
—Di-Diii- ¡Diosa Hestia! — Le escucho decir.
Doy una sonrisa dulce, para tratar de tranquilizarla. Pero al ver que se sobresalto, supe que tal vez dí mi sonrisa equivocada, ¿Tal vez se vio amenazadora?
—Hola, pequeña Geir, ¿No?
Ví como se escondió detrás de su hermana, probablemente esté asustada de cualquier Dios en este momento, después de todo lo que acaba de pasar de todas formas.
Lastima, yo quería acariciarle los cabellos.
—Diosa Hestia. — Escucho una llamado diferente, y es Brunhilde está vez, quien a su vez se inclina en respeto.
Le vuelvo a sonreír, pero está vez me aseguro de que sea la correcta.
—Hola a ti también, pequeña Hilde.
Veo por una fracción de segundo como contrae sus cejas, quizá por el apodo que le dí. Es difícil quitarme la costumbre de llamar pequeño a casi cualquier criatura.
La veo también tensa, aunque sí expresión sea neutral, ha de estar en guardia.
—No temas. — intenté tranquilizarla. — No estoy enojada. Solo venía a decirte algo, pequeña Hilde.
Ella vuelve a contraer una ceja, en signo de duda ante mis intenciones dichas. No dice nada, tampoco Geir para de temblar atrás de su hermana, al menos disminuyó un poco sus temblores. Ante el silencio, proseguí:
—No era necesario que me mintieras cuando me buscaste para conseguir información de los humanos. Te pude decir con gusto los más factibles para las batallas, de todas formas, ya sabía lo que pensabas hacer.
Veo que se le escapa una nueva expresión de sorpresa, pero la logra controlar en ocultarla rápido. Muy al contrario de su hermana, quien si deja caer su mandíbula por la sorpresa.
—… ¿Cómo lo supo?
Le sonrió con un aura maternal.
—Ser la primogénita de Cronos, el titán del tiempo, da ciertas ventajas, pequeña…
—Entonces… Por qué… ¿Por qué no me detuvo?
No le respondo. Pero le sigo sonriendo.
—Se me hace divertido que lo descubras…
Sin segundas intenciones, agarro sus dos mejillas con delicadeza y me acerco a su oído.
—Y más te vale que tus declaraciones sobre salvar a la humanidad sean ciertas.
Siento como se puso tensa. Siento su guardia alta. Supongo que mis palabras sonaron como una amenaza y se los tomo en serio. Pero no corrijo nada. Si mis intenciones fueron de advertencia o no, es segundo plano ya para mí.
—Buena suerte, Brunhilde.
Me despido rápidamente con la mano de la pequeña Geir, que se volvió a asustar. Y me dirigí a la dirección donde vine.
Brincando los restos del cuerpo ensangrentado de aquel súcubo. Bleh…
━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
Alguien peGUEME, QUITENME WATTPAD, LA IMAGINACIÓN, LO QUE SEA. PERO DEBO DE DEJAR DE HACER MAS FANFICS SIN TERMINAR LOS QUE TENÍAAAAA.
*suspiro* bueno, ni modo, a darle.
¿Les gusta mi nuevo proyecto para mí nuevo fandom?
Esperoterninarestamierdaahorasí.help
Tendrá parejas BL, Un Isekai bien escrito, una narrativa explicativa clara y lógica. ¡Lo que me gustaría encontrar!
Así que sí nadie lo hacía, lo haría YO. BUAKAJSJAJAJAAJ
Ayudanosequehacerconmivida.
Pasando a temas más serios... Me animé a publicar esto porque unas horas antes (del 3 de mayo al 4 de mayo fue de madrugada), falleció mi tío, uno de los más, más cercanos que tenía. Es mi primera perdida familiar que enfrentó. No recuerdo la perdida de mis abuelos, de mi otra tía, porque era muy pequeña, y la de mi tía paterna no le pude llorar lo que debía porque todo el velorio fué en Canadá, y no pude ir.
Así que estoy aprendiendo a manejar esto. Cuando me despedí le prometí reencarnarlo en uno de mis personajes para mis libros originales, y se lo dedicaría.
Cumpliré mí promesa, tarde o temprano, pero lo haré. Era una persona bondadosa y fuerte.
Aún estoy resentida con los dioses....
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro