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El día de la velada llegó y yo estaba más nerviosa que cualquier otro día de mi vida. Era extraño sentirme tan aislada estando en un lugar repleto de personas, pero no podía concentrar mi atención en nada
—Te ves nerviosa.— se burló Barca, yo me giré un poco a verlo
—Estoy muerta de miedo.— reí un poco
Roberto ya se había marchado para prepararse. Habíamos pasado ya bastantes horas mirando espectáculos y combates, pero cuando intenté acompañarlo me pusieron mil pretextos para no dejarme pasar, al parecer había un problema con la seguridad y yo seguía queriendo mantener un perfil bajo
—Pero hace rato te vi muy contenta cantando las canciones de Julieta Venegas con Roberto.— recordó ahogando una pequeña risa
—En ese momento mi novio estaba conmigo, no estaba alistándose para pelear.— dije obvia
—Hablando de tu novio, tengo una duda.— exclamó y lo miré atenta, nos estábamos perdiendo un gran espectáculo por mantener una charla —¿No te dijo nada sobre tu atuendo?.—
—¿Acaso me veo mal?.— cuestioné alzando una ceja
—No, pero es... inusual.— soltó
Había conseguido un top y una falda negros con bastantes detalles amarillos, además de algunos accesorios de los mismos colores
—Pareces una animadora.— empezó a reír —Solo te faltan los pompones.—
—Vengo con toda la actitud para dejar todo animando a Beto.— exclamé —A penas se me ocurrió la idea cuando llegamos a España.—
—Debe estar muy feliz de tenerte como novia.— dijo, aunque no sabía si había usado un tono sarcástico conmigo
—La primera vez que nos vimos me regalaste una playera y ahora eres sarcástico, que loco.— me quejé
Dirigí de nuevo mi atención al espectáculo que seguía, era uno de los más animados de toda la noche así que decidí distraerme un poco. Afortunadamente estaba con Barca así que me sentía más tranquila
(.....)
El combate había comenzado y yo solo juntaba mis manos como si quisiera rezar, pero lo único que hacía era mirar atenta al ring
—¿Quieres intentar acercarte?.— cuestionó Barca al ver mi actitud
—Desde aquí veo todo medianamente bien, pero quisiera estar más cerca.— dije con algo de desesperación
Habían muchas personas cerca del ring, al ser un combate con muchos participantes era bastantes las personas que querían ser "la esquina" de ellos, eso sin contar a los entrenadores y equipos
—Podemos intentar hacer algo para que vayas.— planeó —La seguridad es una mamada, pero el peor intento es el que no se hace.—
Negué, estaba la primer pelea del "rey de la pista", eso significaba que faltaban escasos minutos para que saliera Roberto y si me distraía en cualquier cosa me lo perdería
—Estoy bien aquí.— sonreí un poco
Los gritos a mí al rededor aumentaban cada vez más, eso empezó a tensarme más. Cuando vi salir a mi novio, mi corazón empezó a latir con rapidez, él se veía incluso con un aura de alegría y a pesar del ruido en mi cabeza sonó el inicio de "Fiesta Pagana" de Mägo de Oz
Yo no entendía nada de box, pero al ver su energía al soltar golpes solamente empecé a gritar apoyándolo y a dar bastantes saltos. Empecé a llamar la atención de algunas personas a mí al rededor, pero no me importaba
Habían pocas veces donde lo acorralaban o donde lograban atinarle unos buenos golpes, pero igual su ánimo no disminuía, parecía que absorbía la energía de los demás. Sin duda amaba ver a Roberto aplicando todo lo que había entrenado
Mientras lo observaba pelear, cada segundo se sentía más largo que el anterior. Mis ojos no se apartaban de Roberto, su energía y su destreza en el ring me mantenían completamente concentrada, como si el resto del mundo se hubiera desvanecido. No podía escuchar las voces a mi alrededor, solo el sonido de los golpes, las respiraciones y mi propio corazón martillando en mi pecho.
Roberto esquivaba los golpes con agilidad, y cada vez que conectaba uno, la multitud se encendía aún más. Me encontraba saltando de la emoción, gritándole su nombre, aplaudiendo con una emoción casi infantil. Me había olvidado de cualquier nerviosismo que pudiera tener antes de que comenzara la pelea, ahora solo existía ese instante, ese momento en el que él estaba brillando ante todos.
—¡Vamos, Beto! ¡Tú puedes!.— grité con toda la fuerza de mis pulmones, sin importar que Barca y los demás a mi alrededor me miraran.
Roberto salió del ring para dar espacio al siguiente participante, igual eso me daba tiempo para respirar un poco y calmarme, muchos no entenderían si me vieran entre tanta gente gritando y saltando por él. No podía evitarlo, sentía un inmenso orgullo al verlo allí arriba, tan determinado, tan fuerte.
Barca, a mi lado, también se unía al clamor de la multitud.
—Ese wey se la voló.— exclamó, claramente impresionado por lo bien que se miró mi novio hace unos instantes
Yo asentí, incapaz de articular palabra, con los ojos aún fijos esperando a que volviera a ser su turno. Mi mente volaba de un pensamiento a otro, recordando todos esos momentos en los que él había entrenado, el tiempo que había dedicado, y el esfuerzo que había puesto en prepararse. Verlo en el ring, peleando con tanta intensidad, me hizo entender mejor lo que significaba todo para él.
(.....)
Cuando el combate terminó, la multitud explotó en gritos de celebración, y yo solté una carcajada nerviosa, saltando de la emoción. Habían anunciado al ganador y aunque Roberto no había sido el ganador, había obtenido el tercer lugar, pero en esta ocasión, ese logro sabía a gloria
—¡Lo hizo! ¡Lo hizo!.— gritaba mientras salté para abrazar a Barca
Él solo me miraba, riéndose por mi actitud
—Seguro escuchó todos los gritos que pegaste.— comentó divertido, pero yo apenas lo escuché
A pesar de la distancia que había, pude ver que él me buscaba entre la multitud. Por un segundo sentí que nuestros ojos se encontraron y le sonreí ampliamente, sintiendo cómo una ola de alivio me inundaba. Lo había logrado.
Pasaron unos cuantos minutos hasta que el equipo de Roberto lo rodeó para felicitarlo, y aunque quería correr hacia él, la seguridad seguía siendo estricta. Me resigné a esperar hasta que él pudiera salir del área de combate.
—¡Tremendo combate!.— escuché a alguien decir detrás de mí. No pude evitar girarme un poco y ver cómo todos alrededor hablaban sobre la pelea. Era claro que Roberto había impresionado a más de uno.
Los minutos que siguieron fueron una mezcla de emoción y ansiedad. La gente comenzó a dispersarse, preparándose para el siguiente combate, después de todo era el evento principal, pero yo solo quería ver a Roberto, abrazarlo, decirle lo orgullosa que estaba. Finalmente, cuando salió del área de peleadores, se acercó a mí con una sonrisa cansada pero radiante.
—¿Cómo estuve?.— preguntó, casi como si no supiera la respuesta
—Increíble.— respondí sin dudar, lanzándome a sus brazos.
Él me abrazó con fuerza, levantándome del suelo por unos segundos antes de volver a bajarme.
—Sabía que ibas a hacerlo bien, pero no me esperaba algo tan espectacular.— añadí, apoyando mi cabeza en su hombro —Literalmente no puedo creer lo que acabas de hacer, quedé anonadada.—
—¿Lo dices solo por qué soy tu novio?.— bromeó, aunque en su tono había un toque de seriedad
Me separé un poco y lo miré a los ojos.
—No, lo digo porque lo que hiciste allá adentro fue impresionante. Cada golpe, cada movimiento…— hice una pausa —Estoy segura de que si te daban una pelea exclusiva acababas con cualquiera.—
Roberto sonrió de nuevo, esta vez con una mezcla de orgullo y alivio. Sabía lo importante que había sido para él esta pelea, no solo por el resultado, sino por lo que significaba en su carrera y su vida.
—Gracias por estar aquí.— dijo suavemente, acariciando mi mejilla —No hubiera sido lo mismo sin ti.—
—Siempre voy a estar aquí para ti.— le respondí, y lo besé en los labios, olvidando por completo el resto de la multitud.
En ese momento, todo lo demás dejó de importar
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