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15

Después de un gran proceso donde Beto me ayudó a elegir mi atuendo y que me maquillé de acuerdo a como me sentía, estaba como nueva, ni siquiera hizo falta mi peluca, me veía como alguien normal

Salimos de mi casa y caminamos bastante hasta llegar a una estación del metro, ni siquiera sabía que había una tan cerca de mi casa

—¿Acá cuanto tenemos que pagar?.— cuestioné al ver como la gente usaba una tarjeta para entrar —¿Son tarjetas de crédito? no quiero sacar mi cartera, me la pueden robar.—

Miré como se rio y sacó una de las tarjetas que los demás ocupaban

—Son tarjetas de movilidad, con esta pagas el metro y algunos camiones.— contó —Para usar el metro solo se pagan 5 pesos, ven.— 

Lo seguí mirando como pagaba con su tarjeta y me dejaba entrar para después volver a pagar y entrar él. Había mucha gente así que tomó mi mano, era incluso una experiencia emocionante, llegamos al anden esperando a que llegara el metro 

—Por la hora creo que habrá mucha gente.— habló sin soltarme —Nos subiremos aún así, deberás agarrarte fuerte de algún tubo para no caerte.— 

—Me agarraré de ti y ya tú te agarras de un tubo.— condicioné y después de pensarlo un poco asintió

El metro por fin llegó y como era de esperarse los vagones estaban casi llenos pero aún así nos subimos, Beto se agarró de un tubo y yo lo abracé, la gente nos empujaba haciendo que quedáramos más juntos, aunque el ambiente era incómodo estar a su lado me hacía sentir tranquila

No supe cuantas estaciones pasamos hasta que Beto me hizo una señal para irnos acercando a la puerta, supuse que nos bajaríamos a la siguiente. Cuando llegamos simplemente bajamos y caminamos un poco 

—Me engenté.— confesé provocando que riera —¿La gente cree que es necesario empujar?.— 

—Muchas de esas personas ocupan el metro para llegar a sus trabajos, suelen ir tarde o saben que el metro tarda en llegar así que se meten sin importar que vayan tan apretados.— dijo —Tú no lo entiendes y yo aunque ahora tengo un buen trabajo antes tenía la necesidad de subirme aquí todos los días.— 

—Creo que es una experiencia interesante, aunque no quisiera repetirla.— confesé ahora mientras nos subíamos a unas escaleras eléctricas, supuse que era para salir de aquí —¿Cuando regresemos podemos tomar un uber o puedo llamar a mi chofer?.— 

—No mames.— se burló y lo miré mal —Aún nos falta subirte a un camión, saliendo de acá tomaremos uno para llegar a la tienda a la que quiero llevarte.— 

—Está bien, lo resistiré.— sonreí y él se acercó un poco para besar cortamente mis labios 

Caminamos hasta salir del metro, miré a mi alrededor y no sabía donde estábamos, me sentía sorprendida al ver tantos puestos callejeros 

—No te quedes parada, vamos.— exclamó jalándome y sacándome de mi trance 

Recorríamos bastantes puestos y para mí no era posible no detenerme a mirar las cosas. Roberto al verme me compraba todo lo que yo quería aunque no era necesario, me sentía culpable por notar como gastaba 

—Si tú quieres algo puedes pedírmelo.— dije mientras él cargaba mis cosas 

—Estoy gastando en ti para que tú gastes en Moon.— avisó —Así que espero gastes mucho en nuestro gathijo.— 

Seguimos caminando hasta que Beto me detuvo, lo miré sin entender 

—Saliendo de este mercado tomaremos un camión así que debemos salir ya si queremos llegar a la base.— explicó mientras caminábamos

Cuando salimos noté que estábamos en una de las bases de camiones, acá había gente formada para los distintos camiones que habían así que supuse que tendríamos que formarnos también. Me guio hasta llegar a una de las filas, afortunadamente no había tanta gente así que no nos tardamos tanto para subir 

—Tuviste suerte, normalmente hay más gente y ahora hasta nos tocó sentados.— dijo mientras nos acomodábamos

—Siempre tengo suerte.— me burlé —Y más desde que te conocí.— 

—¿Esa frase la has utilizado en alguna novela?.— se burló 

—No pero he ocupado algunas más cursis que puedo decirte.— exclamé sonriente 

El camión se llenó así que arrancó, era liberador pensar que ahora fingía tener una vida ordinaria como cualquiera de las personas que estaban aquí, en este momento no era una actriz, solo era una chica en una cita con su novio

Pasaron bastantes minutos hasta que dos chicos se subieron, tenían una pinta bastante extraña pero decidí no hacer ningún comentario al respecto, sabía que no debía juzgar a los demás sin conocerlos y menos ahora que Beto pensaba que lo juzgaría si sabía quien era... Debía demostrarle que podía confiar en mí 

—¡Ya se la saben!.— escuché un grito proveniente de atrás así que me giré un poco, era otro chico que supuse se había subido por la puerta trasera —¡Sus celulares y carteras o les haremos daño!.— 

Mi mirada se dirigió a los dos chicos de adelante que empezaron a pedir los celulares mientras sacaban un arma. Yo había visto bastantes pistolas de utilería gracias a las series que había grabado y pude identificar que la pistola que traían estos chicos era de balas de goma. Claramente esas no te mataban pero gracias al impacto podían hacerte bastante daño, además de que su sonido al disparar era similar a una de verdad

—Sus cosas.— ordenó el chico llegando a donde estábamos pero después me miró fijamente —Tú no reina, las que están buenas no tienen que darnos nada.—

—Oye, respeta cabrón, no mames.— se molestó mi novio

—¿Quién te dio derecho de hablar hermano? Danos tus cosas y cierra la puta boca.— exclamó el chico esperando a que Beto le diera sus cosas —¿Estás sordo o que pedo?.—

—No te daré nada.— se negó provocando que aquel chico llamara al otro que de inmediato le puso aquella pistola en la cabeza

Mi corazón empezó a latir rápidamente, no era momento de ser valiente, debía ceder y darle sus cosas

—Tú decides hermano, nos das tus cosas o disparamos.— amenazó de nuevo

De un momento a otro miré como el chico le quitaba tanto su gorra como sus lentes, quedé congelada por verlo pero él en lugar de mirarme mantenía su mirada en aquellos chicos, como si quisiera demostrar que no tenía miedo

—A ver si muchos huevos.— exclamó tomando por sorpresa a todos

El chico de la pistola quitó el seguro, yo estaba incluso llorando por la angustia

—¡Esperen!.— grité y saqué mi celular —Llévense el mío pero ya déjenos.— rogué

—Dijimos que a ti no te quitaríamos nada mamacita.— dijo uno —¿Eres tan joto para dejar que tu novia te defienda?.— dijo mirando a Roberto

—Ni ella ni yo te daremos nada.— exclamó Beto

—¡Basta Roberto!.— grité ahora y por fin él me miró

Su mirada sobre mí era de sorpresa, como si por fin se diera cuenta que lo estaba viendo y que sabía cual era su nombre

—¡Vamonos cabrones!.— gritó el que estaba en la puerta de atrás

El de la pistola disparó al suelo provocando que aquel ruido se propagara por todo el camión al igual que el miedo de las personas, algunos soltaron un grito mientras otros se abrazaban entre ellos, el pánico era notable

—Bueno, nos darán buena lana por tu celular.— exclamó arrebatándome mi celular —Consiguete un mejor wey, uno menos pendejo.—

Le dieron un buen golpe a mi novio y bajaron del camión con todo lo que le habían robado a los demás pasajeros. Roberto aún me miraba

—¿Desde cuando lo sabes?.— preguntó, parecía nervioso mientras ahora se ponía solo su gorra

El camión volvió a arrancar como si nada hubiera pasado, no podía creer que esto fuera habitual

—¿Saber que?.— pregunté fingiendo que no sabía a lo que se refería

—Me dijiste Roberto y eso que yo te había negado que me llamaba así, además al ver mi cara no te sorprendiste ni estas diciendo algo al respecto.— murmuró —¿Desde cuando?.—

Literalmente lo sabía desde ayer pero no sabía si debía decirle eso

—¿Podemos hablar de esto cuando lleguemos a mi casa?.— pedí, realmente quería pensar lo que diría

Él asintió pero a partir de ese momento giraba su cara como si no quisiera que lo viera, eso me hizo sentir un tanto mal así que dirigí mi mirada hacia la ventana... ¿Por qué todo se había arruinado tan rápido?

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