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𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏 : 𝐁𝐢𝐞𝐧𝐯𝐞𝐧𝐢𝐝𝐚 𝐚 𝐥𝐚 𝐟𝐚𝐦𝐢𝐥𝐢𝐚 𝐂𝐚𝐦𝐩𝐛𝐞𝐥𝐥

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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐎𝐍𝐄
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❝ 𝐖𝐞𝐥𝐜𝐨𝐦𝐞 𝐭𝐨 𝐭𝐡𝐞 𝐂𝐚𝐦𝐩𝐛𝐞𝐥𝐥 𝐟𝐚𝐦𝐢𝐥𝐲 ❞

➻ 𝐴 𝑣𝑒𝑐𝑒𝑠 𝑦𝑜 𝑚𝑖𝑠𝑚𝑜 𝑠𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜
𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑚𝑜𝑠 𝑠𝑜𝑙𝑜𝑠 𝑒𝑛 𝑒𝑠𝑡𝑒 𝑙𝑢𝑔𝑎𝑟.
【🥀】

—𝐼—

━━𝐒𝐄𝐍̃𝐎𝐑𝐈𝐓𝐀 𝐂𝐇𝐀𝐑𝐋𝐈𝐙𝐄, 𝐏𝐎𝐑 𝐀𝐐𝐔𝐈́, 𝐏𝐎𝐑 𝐅𝐀𝐕𝐎𝐑. —La dulce voz de la ama de llaves tranquilizó por completo la mente de Charlize mientras sus ojos aún observaban aquella gran mansión a unos pies del inmenso jardín y que, por muy extraño que parezca, cierta parte de ella se llenó de nostalgia al verla por primera vez en las fotos pero en persona, había algo más real y al mismo tiempo, más aterrador, pues ¿cómo podía sentir algo fuera de lo común al recordar una casa que jamás había pisado en su vida? Más que asustada, estaba intrigada como se siente una persona al recibir una misiva que aluda al terror sin reconocer a su propio autor. Quizás era tiempo de continuar y hacer su trabajo, olvidar sus pensamientos, a lo mejor podía ser de cualquier casa que haya visto en alguna película en su más tierna edad y por ende, le resulte muy cercana.

La mansión en sí, se trataba de una construcción suntuosa y enorme para tres niños, se podía intuir que tenía más de veinte habitaciones sin incluir salones o baños con muchos detalles ostentosos. La construcción era antigua, quizás de finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Su arquitectura era exquisita y guardaba la belleza del pasado. Perdida nuevamente en sus pensamientos, el tintineo de las llaves de la señora la hizo reaccionar completamente, volviendo a la realidad.

—Por supuesto, será un placer, ya tengo ganas de conocer a los pequeños, deben de ser unos ángeles —continuó Charlize, siguiéndola.

La ama de llaves, una mujer entrada en años pero bien cuidada, llamada Meredith, esbozó una suave sonrisa, asumiéndolo.

—Lo son pero mucho me temo que tendrá que tener mucha paciencia con ellos, son unos trastos. La más pequeña es Daphne, una niña de ocho años bastante aventurera, jamás se cansará de decirle para salir a jugar por el gran jardín o bien, jugar al escondite en la mansión que mucho me temo que es un gran laberinto, incluso ellos se pierden a veces. Luego están los gemelos Chandler y Andler, los más mayores aunque apenas tienen doce, bien sabe usted que ya están en la etapa de la preadolescencia, por lo que deducirá lo que le espera —le explicó Meredith, llevándose un gran llavero repleto de llaves y sacando una para abrir la gran puerta. 

—No se preocupe, se lidiar con ellos, ¿qué hay de las otras niñeras? ¿Les hirvió la sangre por completo por esos pequeños trastos? —preguntó con una sonrisa, pero al ver que el rostro de Meredith se serenó por completo se disculpó.

—Ocurrieron muchos motivos para abandonar el trabajo aunque pienso que simplemente era mucho ajetreo para ellas u obtuvieron un puesto mejor en cualquier otro lugar —hizo una pausa, mirando el interior de la estancia—. Seguramente todo salió bien pues nunca más las volví a ver.

El rostro de Charlize cambió de expresión por completo al oír aquella última frase, sosegado, le iba a preguntar pero una niña bajó corriendo de las grandes escaleras para recibirla con un gran abrazo.

—¡Señorita! ¡Señorita! Usted debe de ser nuestra nueva niñera. Mi nombre es Daphne, ¡pero puede llamarme Daph! Y....su nombre es ¡Charlize! Meredith nos ha informado sobre ello pero quizás a partir de ahora te llamé hermana, ¡presiento que seremos buenas amigas! —Le indicó con el dedo que se acercara y Charlize con una sonrisa de boca en boca se agachó y le dio una flor en la mano y le exclamó en el oído :

—¡Es usted muy guapa!

Casi la deja sorda pero ni se inmutó por ello, muy por el contrario, se lo agradeció, la felicidad y el cariño que irradiaba la chica era increíble y mágico, era justo lo que estaba buscando, que pudiera hacer el trabajo de sus sueños, amaba a los niños y se llenó de ilusiones por completo al ver que la niña que le había tocado cuidar era un ángel u que lo único que quería hacer era explorar la naturaleza y corretear por los prados observando los capullos en flor.

—¡Y tú también lo eres señorita! —exclamó Charlize aún con las rodillas hincadas en el suelo, cogiendo la pequeña margarita que le había regalado— ¡tanto como esta hermosa flor!

Oyó unos pasos a los lejos y Daphne se giró, por las escaleras bajaban dos chicos, fisicamente eran casi idénticos por no ser que uno era un poco más alto que otro. Daphne era la única que tenía los ojos avellanos y un pelo enorme castaño y ondulado. Los hermanos tenían los ojos de un verde claro, casi cetrinos y el cabello oscuro y también ondulado pero en proporciones más pequeñas. A simple vista se podía observar que el semblante de ellos era mucho más sereno que el de la hermana. Charlize se percató del interior del hogar pues por la sorpresa de Daphne apenas pudo comprobar a ciencia cierta como era.

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Se asombró de lo lujoso que era sobre todo, escalofriante, un aura antigua se percibía en él como si los innumerables tiempos vividos en esas paredes cobraran presencia, en sus increíbles y majestuosos muebles como si hablaran y le dieran una cordial bienvenida. La madera de las escaleras crujía tras los pasos de los muchachos y el tic tac del gran reloj de la pared daban las 12 a.m con su particular y armonioso canto. En las oscuras paredes se iluminaba el delicado tacto que hacía el ligero resplandor de diferentes velas que se depositaban de manera meticulosa en el lugar y en el techo varios portalámparas colgaban, iluminando la estancia.

A pesar de que era de día, en el hogar muy pocas veces entraba la luz matutina no al menos en la estancia de bienvenida pues no había ventanas. De hecho observó como varios candelabros estaban colocados en los filos de las escaleras con las velas gastadas, Charlize insinuó que, quizás, debido a la tormenta que estaban acechando por las noches, se les había cortado la luz y las estaban utilizando para transportarse por los grandes pasillos de la segunda planta. Sonrió para sus adentros, quería desconectar de tanta tecnología, vivir como si estuviera en un castillo, como los de antes pero también presentía algo extraño, no solo por la familiaridad de la zona sino por el frío que hacía dentro de sus paredes y realmente el día no estaba helado, tampoco despejado pero que hubiera más aire frígido en el hogar que en el medioambiente le extrañó pero como siempre, intentó no pensar en ello y seguir.

𝐋𝐎𝐒 𝐆𝐄𝐌𝐄𝐋𝐎𝐒 𝐒𝐀𝐋𝐔𝐃𝐀𝐑𝐎𝐍 𝐂𝐎𝐍 𝐆𝐄𝐒𝐓𝐎 𝐀𝐅𝐀𝐁𝐋𝐄 y se presentaron pero en ellos no se presenciaba la misma ilusión que tenía la mirada de Daphne al conocer a Charlize, pero esta última se dirigió a ellos y los abrazó, ellos hicieron lo mismo y se fueron al gran salón, que estaba a unos pasos de la estancia de bienvenida. Meredith le dio las llaves y le insinuó que los findes de semana no iba a estar presente por lo tanto solo se quedaría ella, los niños y el jardinero. Al oír este último, Charlize se quedó confusa pues no lo conocía y Meredith le manifestó que le siguiera por última vez pues era cosa de ella que conociera el resto del lugar con los mismos residentes.

Al salir sintió como el aire cambiaba por completo, abrazó el aire fresco pero relajante, muy distinto al del hogar, quizás la sola idea de pensar el porqué había tanto frío en una zona completamente aislada de él, sin ventanas y con la puerta cerrada pues Meredith la había cerrado con sus propias manos daba dudas incoherentes en le mente de Charlize que hacía el hecho más escalofriante, quiso pensar que solo eran corrientes que llegaban desde zonas lejanas, desde las ventanas de cualquier otra estancia del lugar. No era muy seguidora de las historias de fantasmas, jamás había sido testigo de un fenómeno paranormal pero le gustaba informarse sobre hechos históricos que aludían a ellos, sin embargo, se quitó esos pensamientos de encima, la curiosidad que sentía quería que se quedara como una simple curiosidad pero nada real.

—Allí está el jardinero, parece que ya ha llegado del pueblo más cercano y disfruta de su estancia en solitario —dijo Meredith.

El muchacho —bastante atractivo a ojos de Charlize— estaba apoyado en la puerta del coche, con un pie cruzado y con una mano estirada en el capó y en la otra sostenía un cigarro, al sentir la presencia de ellas, recobró la compostura, tiró el cigarrillo al suelo y con el pie lo escachó en el frío suelo para después, dirigirse a ellas con una sonrisa. Charlize pudo ver como se trataba de alguien con más edad que ella, quizás una década de diferencia pero apenas se notaba. Sus ojos eran de un color verde intenso, su pelo era corto y castaño con un peinado hacia atrás con ayuda de algún gel, propio de los años 50, lucía una camisa blanca con unos tirantes negros y unos pantalones oscuros, notó que era alguien rico a pesar de ser un jardinero, quizás era uno de los trabajadores más fieles de ese tal Luke Cambell, dueño de la mansión y padre de los niños, pensó.

—Usted debe de ser Charlize, la nueva niñera, es un placer conocerle al fin. Yo me llamo Theodore, para servirle. Aunque mucho me temo que mis buenas hazañas aquí son más reconocidas por mi don con las flores, ¿alguna vez había visto a un hombre en esta profesión, muchacha?

Charlize sonrío, le agradó el muchacho.

—Siéndole sincera, Theodore, jamás lo había visto, sin embargo, es bueno saber que no hay barreras en el ámbito laboral en cuanto a géneros —pausó, observando el gran jardín que se cernía ante ellos— ni retos que se les resista por lo que veo, es bien difícil cuidar todo un mundo natural usted solo.

—Concuerdo con usted. —La observó de arriba para abajo con ademán irónico—. Y yo pensando que las niñeras eran ya entrada a años, es bueno saber que no hay barreras en el ámbito laboral en cuanto a edad ni retos que se les interponga por el camino, es muy difícil cuidar de tres diablillos usted sola. —Esta última frase la articuló, imitándola por completo, tanto que ambos se rieron.

—Bueno, parece que ya habéis hecho amistades tan plácidamente así que ahora he de irme. —La señora Meredith se despidió cortésmente de ambos jovenes—. Ha sido un placer, señorita Charlize, cualquier cosa llámeme desde este número. —Y tras darle un pequeño papel con la información numérica y las llaves, subió a su coche y se marchó.

—Bueno, parece que nos ha dejado solos, no tiene mucha paciencia conmigo —sonrió con simplicidad—, asistiré en su ayuda todos los días y en cuanto me necesite, el señor Luke me ha dejado hospedarme en su mansión, siempre y cuando le deje el jardín impoluto. Este fin de semana lo tengo libre, ¿le gustaría dar una vuelta por el pueblo conmigo y con los niños?

—Apenas me ha conocido ¿y ya me está invitado a una cita? —Charlize sonrió mientras jugueteaba por los nervios con las llaves.

Theodore al darse cuenta de su nerviosismo dedujo que no estaba acostumbrada a este tipo de situaciones adujo :

—Simplemente desearía que se sintiera como en su propia ciudad que si me permite aguardaré dicha información hasta que usted misma decida contármelo y pase más tiempo con los niños. Además estar encerrada en esa mansión, sin hacer nada...a veces yo mismo pienso que no estamos solos en este lugar. —Levantó la vista para ver la reacción de Charlize que estaba intentando dejar los malos prejuicios que le daba el lugar atrás y se río— ¡Es broma!

Charlize resopló y puso los ojos en blanco.

—Quizás acepte esa propuesta para estar más tiempo con los niños e intentar que su mente infantil no interrumpa en sus bellos saberes e inteligencia. —Esta vez el turno de atacar fue para la pelinegra que no dudó ni un minuto en devolvérsela.

Ambos compartieron una sonrisa afable, y Theodore con gesto cortés y de pleitesía, estiró los brazos hacia la mansión para que fuera la primera en entrar y dijo finalmente :

—Bienvenida a la familia Campbell.

🥀 Esta historia se me ocurrió esta tarde y tengo muchísimas ideas pero, sinceramente, me encanta, es la primera vez que hago una historia ambientada en la actualidad y de fantasmas pero como dije el pasado estará muy influenciado, y aquí el lema : ¡NADA ES LO QUE PARECE! Tan solo disfruten y déjense llevar, cuéntenme que tal os ha parecido o si debo mejorar en algo, ¡besos! 🥀

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