
🍷•04 | Dime algo nuevo•🍷
Siempre he pensado en que quizás las personas quieren verte bien, pero no mejor que a ellas o ellos.
¿Por qué pienso esto? Fácil, porque justo así me siento cuando veo que alguien está bien, sin embargo, mucho mejor que yo, y eso de alguna forma me hace sentir inferior e inútil a esa persona.
Y es obvio que no es culpa suya en lo absoluto, pero esto no quita el hecho de que haya algo en mí que me haga sentir así de miserable e incompetente ante ella.
Su éxito me hace sentir menos, aún si eso no significa mi derrota.
Y lo admito. Siempre sentí celos hacia MiHan, aquella chica de cabello largo y pelirrojo, bonito y brilloso. Sin ojeras por debajo de sus ojos, sin sus labios resecos, sin un semblante que la hiciera ver molesta y triste todo el tiempo, justo como yo.
El tipo ideal de muchos chicos aquí.
Y yo lo único que quería era el cuidado que tenía hacia sí misma, ese que yo perdí hace mucho y que me cuesta volver a tomar como un hábito de vuelta.
Mi autoestima no era la mejor, pero en cambio, mi ego crecía en demasía, y ser narcisista se volvía cada vez más usual en mí.
Y eso es jodidamente patético.
— ¡Qué sorpresa verte aquí de nuevo, MiHan!
Las risitas nasales resonaron dentro del salón de clases ante la presencia de la pelirroja que tanto llegué a envidiar, en la cual una sonrisa se dibujó en el rostro de susodicha, quien coquetamente rió un poco.
Expectante, ella observó a todo su estúpido ganado de amoríos con diversión y superioridad.
Sabe perfectamente que es atractiva.
— ¡Chicos, es un gusto verlos nuevamente! ¿Ya ha pasado un tiempo, no es así? —bromeó de vuelta.
Envidiaba su físico y hasta un poco su inteligencia, pero más allá de eso... Dios, créanme que no.
— MiHan... Dime, ¿qué se siente ser la presidenta otra vez, mmh? —interrogó con su ceño levemente fruncido, usando un tono molesto y fastidiado—. ¿Estás feliz ahora, ah?
— Se siente bien, genial a decir verdad. —respondió sin mucho problema—. ¿Por qué, ah? ¿Quieres tomar el puesto, DaeByok? —cuestionó con obvia burla—. Ay, linda. —formó un puchero triste— Lamento mucho el hecho de que no te hayan escogido a ti. Pero aun así, ¡por favor, que no haya rencores entre nosotras, ¿sí?! —pidió con exageración en sus expresiones—. Sería estúpido, ¿no lo crees?
— ¡Vamos, Dae! Todos te dijimos que escogerían a MiHan, era demasiado obvio. —exclamó un idiota que se hallaba en los asientos de atrás—. Deja de hacer tanto drama porque no te eligieron. —bufó rodando sus ojos—. Es increíble que te hayas postulado para presidenta sólo para hacer el ridículo cuando ya sabías de antemano que nadie te haría caso.
La frustración académica al parecer siempre será un problema.
Y es que vagamente entendía a Byok, yo también quise sobresalir en algún momento, pero hacer eso me costó mucho. Di más que recibir, y sobretodo, perdí más que ganar.
— Oye, ella al menos hizo algo mucho más valioso que sólo venir a esté estúpido salón a sentarse y calentar el jodido asiento, imbécil. —defendió la castaña con su mandíbula tensa, demostrando cuán enojada se encontraba—. Cuando sepas hacer otra cosa aparte de burlarte, entonces hablarás, bastardo.
Los "¡Uhh!" parecían haber hecho ganadora a LeYin y perdedor a Hyushi. Mientras tanto, gustosa, MiHan miraba con satisfacción el desastre que había causado con su comentario y el del tipo.
Justo como Seo.
— ¿¡Cómo me llamaste, zorra!? —gritó ahogándose casi en furia.
Olvidé mencionar que Lim Hyushi era conocido nada más y nada menos que por ser sumamente agresivo en ocasiones. Y puede que está sea una de ellas.
Lo peor de todo es que se siente orgulloso de algo tan estúpido como eso.
— ¡Te llamé bastardo, pedazo de animal sin cerebro! —exclamó de vuelta, sin bajar la cabeza o la vista; justo como muchos lo hubieran hecho. Soltó una risita cuando vio como aquel tipo se ponía de pie, dispuesto a ir hacia su dirección—. ¿¡Por qué, ah!? ¿¡Vas a golpearme, hijo de perra!?
Parece que todos aquí son unos putos locos, incluyéndome a mí misma, desgraciadamente.
Dejé de mirar hacia la parte de atrás donde estaba ocurriendo todo ese desastre, encontrándome así a la fija y gélida mirada de MiHan sobre mí, y fue así como comenzó un aburrido juego de miradas para saber quién sería la primera en cortar el contacto visual tenso y ansioso por poder mirar a otro lado que no fueran nuestros viles rostros.
— ¡Mierda, Hyu! —articuló en un tono asustado—. ¡Cálmate, maldito loco!
Y gané. MiHan cortó el contacto visual ante el sonido de las sillas siendo pateadas y empujadas con fuerza. En cambio yo, no me dedique a perder mi tiempo en mirar el desastre que había creado aquel chico que constantemente no podía mantener el control ni siquiera de sí mismo.
Ya había perdido suficiente.
— ¡Eres un puto demente!
Estoy de acuerdo con LeYin.
Seguramente ya no tardan en venir a controlar la situación los docentes, pero no creo que él vaya a pagar por lo que hizo, después de todo, siempre terminan pagando dinero para que ese idiota siga estudiando aquí.
Así como muchos estudiantes más, y no sólo hombres, también mujeres.
Un ejemplo obvio es NeoYung.
Ella parece ser el principal ejemplo de toda la mierda que puede haber aquí adentro e incluso afuera.
Ella.
— ¿Por qué no miras el espectáculo como el resto, AeJin? —preguntó la pelirroja con una sonrisa—. ¿Que no es mejor mirar que formar parte de? —cuestionó ignorando el hecho de que había un loco detrás de nosotras actuando agresivamente—. ¿O estoy equivocada?
— No sé qué es lo que te causa tanta gracia, ¿sabes? —musité neutra—. ¿Se supone que debo de reaccionar con diversión justo como tú? —interrogué de vuelta—. No soy una de tus seguidoras. ¿Lo sabes, no?
— Lo sé. Si fueras una de ellas, definitivamente serías alguien inteligente, AeJin. —tomó un mechón de su rojizo cabello enredándolo en su dedo índice.
— O alguien estúpida. —dije resoplando—. Controla la situación antes de que esto se vuelva un desastre mucho peor. —ordené.
— ¿Por qué? No eres tú quien está en riesgo, Jin. —señaló restándole importancia a mis palabras.
— Comprobado, tus seguidores son estúpidos. —sentencié cruzándome de brazos, ladeando mi cabeza—. ¿No se suponía que serías mucho mejor que NeoYung, mmh? —insinué—. Eres la presidenta de este grupo de idiotas, serás una de las responsables de esto por no haber hecho nada por detenerlos.
— O simplemente podría hacerme la víctima. Así de fácil es quitarme un problema de encima, AeJin. —rodó sus ojos—. Y sobre NeoYung, que sea la última vez que me comparas con ella, ¿entendido? —masculló con una mueca amarga.
— Lo siento, querida. —le sonreí sin abrir mis labios—. Yo no sigo órdenes de nadie, ni siquiera de ti y de NeoYung. Eso se acabó hace mucho.
— ¿Sabes? —carraspeó peinando su cabello hacia atrás—. No entiendo porqué diablos tú y yo nos llevamos tan mal si pasamos por lo mismo.
— ¿En serio crees que fue lo mismo, Jang? —bufé con una risa de por medio—. Aw, cosita. —formé un mohín— Créeme que la peor parte me la llevo yo, tú al menos puede mostrar tu cuerpo sin rasguño alguno.
— Quizás no dejó marca física, AeJin, pero los recuerdos son un puto martirio. —argumentó con molestia.
— Es irónico, ¿no lo crees? —susurré—. Tú fuiste quien me dijo que estaba exagerando, pero mírate ahora, estás tan jodida como yo. —di una rápida mirada a toda su persona con una sonrisa para nada amigable.
— No sé a quién odio más, si a ti o a ella. —murmuró entre dientes.
— Eres patética, MiHan, tan patética que tu único argumento como escudo ante mi presencia es culparme a mí de lo que pasó.
— Eres una hija de perra, AeJin.
Lo único que hice fue sonreírle ampliamente, sin estar orgullosa de lo que soy ahora en lo absoluto, sin embargo, tampoco me avergüenzo porque sólo es una consecuencia de lo que fue de mí.
— Dime algo nuevo, ¿quieres?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro