𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐔𝐧𝐨
Colaboración de ideas y trama sobre la historia del webtoon
"Las joyas de la princesa" ; MissMWritter006
─¡Oye mira!¡Son las princesas del imperio!
─¡Si, la princesa Eleanor y la princesa Airana!, aunque se difunden muchos rumores sobre la princesa Ariana...
─¿No la princesa Eleanor es hija de la bruja de la Luna Roja?, ¿apodada la cruel rosa sangrienta?
─¡Shush!, te escuchara y más a su perro leal!
─Sus hombres son tan hermosos!, aunque Eleanor no sea tan hermosa como su hermana menor, pero...¡Se dice que detuvo dos naciones en estar en guerra por la culpa de Ariana!
─¿¡Que!?
─¡Shush!
Eleanor sonrió con carismatica mirando a su hermana darle una mirada venenosa y fría, seguramente todos la comparan con su amado padre pero sabían que, entre las dos princesas, la princesa Eleanor era mucho peor de malvada y cruel que sus demás hermanos o más que su propia madre.
─Eleanor, querida hermana, no sabia que las serpientes eran parte del entretenimiento.
─Tampoco las prendas dignas de burdeles, hermanita creí que querías ser emperatriz, no rebajarte a meretriz.─ se rió risueña sintiendo como la cara de su hermana se enrojecía del enojo, aun así no dijo nada más que alejarse y platicar con las emocionadas jóvenes nobles. (Gracias a la ayuda de MissMWritter006)
─Su majestad, debería de tener mas cuidado, usted sabe como es la princesa ariana.─ su acompañante firme y un tanto preocupado mencionó, resaltando sus lobunas orejas hacia atras como un cachorro triste.
─Se preocupa demasiado, usted sabe cómo es nuestra querida Eleanor.─ sonrió amablemente el de vestidoras japonesas, inclinándose con gracia y belleza, mientras que el otro hombre solo toce un poco, en acuerdo con el japonés.
Si, aquí estaba ella, gozando de su estatus y popularidad, mirando aquellos personajes que admiraba a su lado, más a jade quien se encontraba de los más tranquilo y platicando con nobles que estaban curiosos dejando ver como inflaba su pecho lleno de orgullo por sus logros tanto en su reino con en el imperio.
Pero, ¿Como termino aquí?
¡Volvamos al inicio!
(----)
Hace un año, había muerto en su mundo, su alma se transmigro a este fantasioso mundo de una novela que amaba pero odiaba al mismo tiempo.
Las joyas de la princesa, una novela que prácticamente era de ariana logrando el objetivo de ser emperatriz para tener muchos hombres hermosos a su merced y sus joyas fueron solo una herramienta para lograrlo, al cabo, siempre terminara con quien estaba destinado estar, el tóxico pajarraco que ni lo quiere mencionar.
¡Esta estaba comprometida!¿¡que clase de mujer es ella al irrespetar esto ante los ojos de dios!?¿Por que nadie la juzgaba por acostarse con cinco hombres teniendo ya uno?¿Por qué se comprometió si era la favorita del emperador y puedo romper el matrimonio?¿Por qué obligar a alguien a cumplir sus deseos codiciosos a costa de su orgullo y dignidad?¿Por qué?
¿Por qué?
Era frustrante si lo decía, pudo haber tenido cualquier otra razón para ser una emperatriz pero esa razón le era estúpida.
─¿princesa?, ¿Se encuentra bien?─ habló una de las mucamas mirando a la pelirroja pensante y con una cara llena de furia pero rápidamente la cambio a su actitud calmada.
─Por supuesto, vamos con padre antes que la princesa ariana lo haga.─ Menciona suavemente mirando a los guarida abrir las puertas del gran salón y la gente mirarla, camino con elegancia y la frente en alto, parándose a un metro de distancia y inclinándose con belleza mientras que estiraba los bordes de su vestido verdoso y dorado con hermosas joyas relucientes y su cabello amarrado en una cebolla limpia baja con dos trenzas a sus lados y listones verdes bajando de estos.
Su vestido no eran como los de Ariana, el suyo era decente y formal, uno de corte de sirena verdoso además de sus joyas en su cuello y orejas, junto unos guantes a juego aunque era una princesa no traia alguna tiara viéndolo algo innecesario, parecía una verdadera princesa sacada de retratos antiguos.
─Su majestad, el sol radiante del gran imperio de arbezela, Acepte mis felicitaciones.─ se reincorporo firme y sus ojos miraban a detalle al hombre frente suyo, su padre.
El emperador suspiro y asintió moviendo su mano aun lado, dando la aprobación de poder retirarse o irse con sus hermanos, ella sonrió para irse, mirando a los nobles hablar aunque le desinteresada siguió a su camino hacia el primer príncipe, Bavilo de secramise.
─Querido hermano, se ve tan reluciente como siempre y hermoso como un amanecer.─ mencionó mientras que su hermano kamal, el tercer príncipe reirse un poco mientras que molestaba al tímido de su hermano haveron, el segundo príncipe.
─Ah, hermana querida, es bueno verte, la fiesta estará apunto de empezar.─ se rió un poco mirando de reojo a Bavilo que solo bufó cruzándose de brazos mirando a otro lado.
─A-Ah!, hermana, es un gusto verla, aun asi, tengo un poco de miedo, se dice que ariana vendra.─ comento con temor el segundo príncipe, ella misma sabía lo que era vivir con eso, todos siempre juzgaban a los que eran menos que ariana, sus hermanos no tenían la culpa de tratar de lucir y más su hermano de revoltosos cabellos naranjas.
─Aunque sería algo divertido de ver.─ se rio burlonamente su hermano de cabellos negros y brillantes ojos morados, entre los tres, haveron era el unico que salio con los ojos de su madre mientras que todos tenian ojos morados afilantes y poderosos.
Las puertas se abrieron y los hombres jóvenes cantaron extasiados por la belleza de la joven albina que caminaba con orgullo y fulgor, saludando como estaba en la novela predicha, la de cabellos rojizos miro a otro lado bufando mientras que sus manos estaba en la falda de su vestido en una equis en espera de la escena.
Le daba rabia sin dudarlo como su hermano era despreciado y humillado por el emperador, quien solo quería la aprobación de su querido padre, lo veía, un niño destrozado por frías y simples palabras de su hermano por culpa de ariana que era causante de todo este espectáculo.
Una mano se coloco en el hombro de su hermano que estaba enojado y con su orgullo herido por lo sencillo que ariana lo humillaba.
─Mi hermano menor es tan grandioso, no pude haber pedido un mejor hermano.─ felicitio ignorando una mirada fria de Ariana mientras que Bavilo dejaba de apretar el puño y dejaba de arrugar sus prendas de su pecho, abrazo a su hermana menor con firmeza escondiendo su rostro en su cuello.
Bavilo jamás admitiría que la suavidad de su hermana calmaba el dolor y rechazo de su padre además de la humillación de su hermana, sabía que podía acudir a los brazos de su hermana que valoraba cada pequeña cosa que hacía, recordaba el día de su nacimiento, como ese pequeño pedazo de carne delicado y precioso envuelto en las mantas más finas del imperio y lloraba en los brazos de su arrogante madre.
─No necesitas ningún hombre, tu hermano menor cuidará de ti.─ Murmullo para abrazar con un poco más de fuerza y soltar, pasando su mano enguantada por su rostro relleno y sus ojos morados mirarlo con curiosidad.
─Aw, ¿Este es el patético bavilo de los rumores?─ se burló kamal, mirando como el mayor suelta con enojo a su hermana y se dirige hacia él con furia.
─¡Cállate imbécil kamal!
(-----)
Debería de actuar, sabía que arianna iria por quien llevó la victoria a este imperio en la guerra, pero debería de saber cómo adecuar sus palabras para que el no caiga en su hecho, por que sinceramente es una calamia que todos se enamoren a si por asi de ella.
Su cabello era peinado por una sirviente mientras que otra la estaba maquillando y otra arreglaba el vestido que usaria, esto le estaba mareando la cabeza de ver tantas sirvientes corriendo de arriba para abajo por la celebración de la victoria de Arbezela.
El Gran Duque Nell Phantom se volvió la primera joya de Arianna, adoraba demasiado el personaje por su valentía pero tampoco dudaba por su belleza pero también le interesaba por el combate, escuchaba las historias de las mucamas por la ferocidad que llevaba en el campo de batalla y vencia cada enemigo que se cruzaba sin piedad.
¡Adoraba las fenomenales batallas que miraba antes en películas!, debe de tener al duque aunque sería un poco difícil de ver una forma de convencer unirse a su tropa.
Arianna en la novela lo hacía sencillo, seduciéndolo con su belleza interminable y sus mentiras suaves e endulzadas.
─Princesa, es hora de vestirla.─ miro su cabello hermosamente peinado, dejándolo suelto además de tener una trenza en medio de su cabello medio recogido, asintió mientras que se levanta y se apartaba el mueble en que se sentaba dejando la bata caer por sus brazos hacia el suelo, mirando el hermoso vestidos azul marino abierto enfrente con una suave V y joyas a lo largo de estos además de las mangas como obispo hasta la mitad de su brazo casi llegando a su muñeca, mientras que atrás caiga una capa de tela fina por la mitad de sus hombros con joyas y una tiara de rosas azules y diamantes.
Diamantes, sus ojos se abrieron un poco y sonrió ladinamente.
Ellos serían hermosos diamantes postrados en su cabeza, admirados y deseados por su belleza pero fuertes y crueles con cualquier que sea codicioso con ellos mismos, diamantes intocables y exóticos.
Es la más preciada de las piedras preciosas y posee gran brillo una vez tallada.
Perfecto.
(----)
─Aveces se me olvida los lugares.─ se maldijo internamente mientras resoplaba, sus sirvientas la habían dejado sola para atender a su hermana que deberá de estar remojando en la sangre de los bebés recien nacidos.
─Princesa Eleanor, ¿Que hace aquí?─ un escalofrío recorrió por su espina dorsal, girando sus relucientes zapatillas mirando aquella deseosa joya de arianna observala con seriedad.
joder, mas mas guapo en person- ¡no!¡Concéntrate!
─Me he perdido, los pasillos del palacio real siempre me confunde, Duque Phantom.─ Tarrero el de piel oscura y cabellos como la noche observando sus relucientes ojos avellana mirarla con serenidad vistiendo como en la celebración de honor hacia el duque.
─Bueno, princesa, puedo escoltarla hacia el sal-
─Un momento, disculpe por la interrupción pero deseo hablar con usted si me lo permite.─ Mencionó llevando su mano a su poco riendo un poco tímida, el duque sin dudar, extendió su brazo ofreciéndole a la mujer quien lo aceptó gustosa, su mano tocando por encima de la tela cierta musculosidad que hizo que se sobresaltar un poco mientras que su mano se posó encima de la que descansaba entre el brazo del duque.
─Espero que valga la pena los minutos de retraso.
─Oh duque, no debería de preocuparse, solo hace el deber de escoltar a la princesa de arbezela.─ sonríe un poco juguetona, mirando ambos firmes y serenos enfrente ignorando a las mucamas que chismosear sobre ellos, dirigiéndose hacia uno de los jardines reales.
─¿Cual es lo que desea hablar conmigo?
─Usted, Duque, ¿Que piensa sobre mi hermana menor?─ lo miro sobresaltarse un poco, tomándolo con la guardia baja y una ceja alzada.
─¿Disculpe?─ preguntó desprevenido, mirando a la mujer reirse un poco con carisma y volver su vista enfrente observando el hermoso jardín enorme cuidado por los jardineros.
─Arianna, que opina de ella?─ repite bajando su brazo del duque y camina un poco mientras que el hombre la vigilaba como un águila.
─He escuchado rumores sobre su esplendorosa belleza y ferocidad, además de ser deseosa por los hombres de todos los reinos, no sabría más que decirle que son solamente rumores.─ responde mirando a la princesa agacharse y arrancar una flor con una sonrisa en sus labios, no una sádica o algo por el estilo, una serena y calmada, distinto a los rumores que había escuchado de ella.
─Veria a mi hermana como emperatriz?─ pregunta acercándose a una estatua y dejando la margarita que había arrancado enfrente de los pies de la estatua, la siguió colocando a su lado.
─Nuestro emperador esta sano y vivo, que insinúa, princesa?─ pregunta con curiosidad pero cierta desconfianza en sus palabras, la mujer solo sonrió mientras que alzaba su cabeza observado la mujer que estaba enfrente de ellos, divinamente en una pose gloriosa digna de una diosa.
─No hablo de eso duque.─ se ríe un poco risueña llevando sus dedos a sus labios y luego bajando su mano hacia la falda de su vestido mientras que lo arreglaba un poco.
─La princesa Arianna desea el torno, tal vez se lo comentara a usted, no lo se pero, si lo hiciera, ¿La veria como emperatriz?
─Por como hablan las personas de ella, por supuesto, su majestad lo considera también.
─¿Por qué?
─Por que....
─No tienes respuesta, Duque, las acciones se basan en pruebas y testimonios reforzados y fundamentales además de ser entrenada para el trono, y querida hermana no ha hecho más que entrenar su espada, aunque posee magia tampoco indica que sea una buena persona.─ rio un poco, aunque sus ojos serios y calculadores lo miraban de reojo como si estuvieran sacando a relucir todas sus debilidades.
La mujer que había escuchado que sería considerada como princesa heredera al ser mayor que todos sus hermanos y menor que el difunto príncipe Ares, es extraordinario como una mujer mantenia la calma y la seriedad en estos asuntos que manejaba desde los 11 años de edad, escuchaba siempre los rumores o chismes de la mujeres nobles sobre la crueldad de la Luna Roja sobre la crianza de la despiadada rosa roja, afilando esos espinas una por una y con detalle sin pasar nada que no se le fuera notificado.
─Las personas se ciegan por la belleza de otras mientras que otras personas hablan de verdad, creyendo que solo están celosos y envidiosos de su princesa perfecta pero tampoco ven sus defectos y charlas sin pruebas, Arianna no se adapta para emperatriz.─ Mencionó con seriedad y sus manos firmemente en su posición natural, ella era alguien que podría estar en un lugar de tantos hombres quisquillosos y deshonestos, y mantenerse firme mientras que explicaba sus planes sobre el futuro del imperio, la única importancia el que fue forjada.
─¿Y usted?¿Sería apta para el cargo de princesa heredera?─ la curiosidad lo carcome, mentiría si no, los hijos del emperador eran misteriosos y crueles, títeres en una obra de teatro creado por su titiritero, La concubina Benela era la titiritera y ellos sus muñecos, aun asi tenia la leve sospecha que la mujer enfrente suyo estaba haciendo todo esto por sí misma.
─Estudie para esto, padre me dio el permiso de probar mi validez en el imperio, es difícil ayudar de los trabajos que conlleva ser princesa heredera, ceremonias y banquetes además de los productos en bruto del imperio ser un ejemplo a seguir para el reino, Arianna no sabe el estrés que causa eso.─ era verdad, estaba lo suficiente cansada de todos estos trabajos, moverse de aqui para alla siempre atenta en lo que su secretaria decía o en lo que pedían los nobles además de invitaciones para fiestas de té y sobre las exportaciones e importaciones al imperio.
Arianna no sabría nada de eso, ella no ha estudiado como lo ha hecho ella, no ha sufrido insomnio como lo ha hecho ella, no ha tenido colapso sobre exigirse a sí misma para trabajar más cuando su cuerpo no podía más.
Esto lo que Bavilo sufría, era demasiado feo, tener esa pequeña esperanza de ser felicitada por su ardor trabajo pero es pisoteada por las críticas dulces de arianna, se canso de eso y siempre sacaba sus uñas cuando le convenía.
─Duque, mi motivo de ser emperatriz no es por envidia a mi hermana o ser mejor que mis hermanos, deseó ver el imperio que mis antepasados construyeron con sudor, lágrimas y sangre, verlo florecer generacion tras generacion, puede ser cruel pero mi hermana menor no está en la posición de ser heredera y me temo que caiga en sus manos codiciosas.─ la seriedad esta plasmada en su voz, el duque jamás hablo ya que sabia muy bien lo que ella pasaba, si fuera otra persona se hubiera quebrado en tanto pero ella no, miraba lo firme y audaz que estaba, una mujer con esa actitud calculadora, serena y fría podría gobernar por años.
Pero tenía sus dudas, por supuesto, escuchar esto significaba una propuesta para realizar ese sueño deseoso, lo miraba en los labios de la mujer que estaba apunto de decir algo pero luego se detuvo y sonrió con carisma mirando al contrario, el duque jamás era alguien que se suavizaba con cualquiera pero extrañamente con ella sentía sus sentidos bajos y era algo que el molestaba.
─Quiero ofrecer un trato, mi hermana lo buscara para proponerle ayudarle a ser imperatriz, suponer que quiere escuchar a dos partes de dos mujeres deseando el trono con diferentes objectivo, si ella lo convence, no lo molestare y dejare el camino libre.─ Lo miro seriamente, el duque puso sus brazos atrás observando la seriedad del tema que estaba llevando y la mujer que estaba enfrente suyo le recuerda de alguna forma al emperador.
─Pero si no sucede, ¿Que hará su alteza?─ Preguntó con curiosidad firme sin demostrarlo, la mujer mantuvo su postura y se agacho para recoger una rosa que estaba tirada, suponiendo que los jardineros lo tomaron por despiste.
─Quiero que sea mi Guardia leal, no un perro faldero, usted es uno de los guerreros más temidos y valientes, dejarse rebajar por el título de perro es algo indignante y eso es lo que mi hermana espera de usted, una joya pero yo espero que sea un diamante, duro y reluciente siendo una de las gemas más preciosas de todos los imperios.─ sus dedos jugaron con los pétalos y lo colocó dentro de su cinta azulada mirando la rosa roja que sobresaltaba.
─Pero, es tu desicion, no te obligare a algo que no deseas, lo que mas odio es a las personas que tratan a los demás como cosas, no niego que lo utilizare para el trono pero jamás para cosas morbosas o fuera de lo que sería la política, lo único que deseo es su lealtad hacia mi, es todo, duque Phantom.─ sonrió con orgullo, mirando a duque mirar a la rosa y después a ella.
─¡O aqui esta prince- ¿¡Duque!?¡La ceremonia de honor comenzará pronto debería de irse!─ La mujer dos moños tiernos hacia abajo con adorables listones se acercó con cierta vergüenza, girándose para ofrecerse de nuevo, la princesa jalo su cinta obligándolo agacharse un poco sintiendo la respiración de la mujer cerca de su sensible oído.
─Cuando las estrellas resplandecen en el palacio rosa, lo esperaré aquí mismo en mis jardines.─ lo soltó sonriendo amigable para ser llevada por la sirviente que estaba un poco nerviosa dejando las asombrado y desprevenido hombre mirando por donde las mujeres salieron.
"Esa mujer es feroz..."
─¿¡Donde estabas hermana!?¡La ceremonia ya va a empezar y Arianna pidió otorgar el emblema de honor!─ Su adorable hermano la cuestiono, riendo un poco, observando a su otro hermano un poco deprimido, se disculpó un momento con su hermano y lo abrazo por detrás escuchando unas quejas para sentirlo moverse entre sus brazos y disfrutar su brazo.
Ambos solo eran dos niños necesitados de cariño fraternal, era normal verlos darse abrazos de vez en cuando, sin importarles los juzgadores que eran las personas.
La crueldad que los había criado Benela estaba en sus corazones y cuerpos dañados, recordaban cada golpe y palabras de dolor, esos irritantes recuerdos sucumbían el corazon de la protagonista que trago duro.
Palmado un poco mirando al duque que le devolvió la mirada, sonriendo y se volvió a su hermano que se apegó a ella como un felino enojado.
La conmemoración fue algo... 'lindo', si no fuera por el beso en la mejilla de Arianna hacia el duque y de lo que supo la propuesta de su hermana pasar además de mirar a todos con victoria, especialmente ellos.
"O Arianna veremos quién ha ganado verdaderamente..."
Sonrió gatuna mente esto desconcertó a arianna quien ignoró eso, su estúpida hermana mayor jamás le ganaría ni por nada en el mundo.
(-----)
─Duque, no pense que terminaria con besos en sus mejillas.─ se burló llevando la taza a sus labios mientras que escuchaba los grillos y libélulas por el silencioso ambiente, ofreció un pañuelo quien el duque lo tomó agradecido y avergonzado.
─Tome asiento duque, hablaremos de los detalles de mi propuesta.─ una sonrisa orgullosa llena de victoria se posó en sus labios rojizos.
Todos sabemos lo que llevó al duque jurarle lealtad al emperador, para saldar las deudad que la familia phantom acumulo mediante acuerdos comerciales infructuosos y al ser el único heredero de la familia, tomó el riesgo de jurarle lealtad al emperador para lanzarse a la gran guerra del imperio como lobo solitario, forjado como un valiente antihero de cuentos, aunque era innegable que alguien como él gano la guerra.
Por supuestos estaban los funcionarios de la corte que lo consideraban como una letal amenaza a los puestos de sus viejas sillas de oro.
─Es genial que una historia navegara entre las bocas, sin embargo, no deseo que peligre, a mi padre le pedí el favor que concederme el honor de nombrarlo Comandante general de las tropas imperiales al duque Phantom, al tener a muchas personas entre sus dedos, sería suficiente para que los nobles se regocijen de cólera y aceptar las órdenes del emperador.─ río dejando la taza mirando al duque mirarla con asombro, por supuesto, había tenido la propuesta indecente de la princesa Arianna que rechazó, las palabras de eleanor le hicieron recordar su valor y la princesa albina se sorprendió ante ello aunque declaró no rendirse supondrá que la mujer tendrá una carta bajo la manga.
Por supuesto que el honor de ser Comandante General estaba por encima de las cabezas de los nobles, pero ¿cuánto esfuerzo tuvo que soportar ella?, ¿Cuánto trabajo le habrá puesto al emperador?, pensar que eso le daba un mal sabor de boca y siguió bebiendo la taza de té de jazmín.
─No deseo aceptar el honor, princesa.─ se negó, desconcertando a la mujer que estaba enfrente suyo.
─¿Por qué no?, sería un gran honor para usted y los caballeros le darían el respeto que merece, yo lo pensaría dos veces duque.─ Dejo su taza en el pequeño plato mirando al contrario pensante, aún más con la luz de la luna reflejándose se miraba hermoso, más que nunca en la vida.
─Mi respuesta es no.
─Duque Phantom, aceptarlo, se lo pido como negociante, sino como su princesa.
─Me negare.
─Duque Phant-
─Por que quiero ser merecedor de ello, quiero hacer la conciencia que me lo merezco mas que nada por el valor que se está dando a cambio, si lo tomo no mas, seria algo sencillo pero lastimara mi honor de guardia, la princesa se esforzó para lograrlo y quiero hacerlo, hacerle saber que lo merezco enfrente de sus mismos ojos, alteza.─ ella es la sorprendida ahora, miraba al firme duque que tomaba con elegancia y gentileza la taza para beber, eleanor pensaba que no seria tan facil, despues de todo, quería darles valor que se merece pero se dio cuenta que ellos no eran débiles, ellos pueden valerse por sí mismo.
Y el duque con sus palabras se lo enseñó.
Se levantó cuando la taza tocó con suavidad el plato y tomó su mano con cuidado, puso sentir lo callosas que se encontraban por el manejo de la espada en las batallas, las cicatrices que le dejaban estas, el podía herirse en guerra y tener marcas.
Se inclino sobre su pierna izquierda y su zapatos relucientes negros doblados por la punta de esta, su grueso pulgar masejeo la mano delicada la pa princesa y la peso con delicadeza como si se fuera a quebrar.
─Yo el duque Phantom Nell, Juro solemnemente a la Princesa Eleanor de Secramise, luchar y morir en el campo de batalla a cada enemigo que se enfrente hasta dar mi último aliento, seré su espada más fiel y dura de todos los reinos y la seguire hasta los confines de los tiempos.─ Se levantó al finalizar, la mujer solo le sonrió con dulzura y amabilidad, suspirando aliviada sobre el peso pequeño que se había quitado imaginariamente.
"Y yo juro protegerlo de todo mal."
─Por favor, mañana deseo que me acompañe, debo de ir a cierto lugar, no se preocupe por el emperador, ya había hablado con él sobre esto.─ El duque seguía asombrándose del manejo que la princesa tenía en el palacio, tal vez, estaba en las manos correctas.
─Por supuesto, A primera hora estará su carruaje.
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