Capítulo 7
HOLIWIS, SUPERNATURALERS❣️
BIENVENIDOS DE NUEVO A LA SIGUIENTE PARTE DE MI NOVELA. ESPERO QUE OS ENCANTE Y LA DISFRUTÉIS. SÉ QUE HE ACTUALIZADO UNAS HORAS ANTES, PERO ES QUE MI INTERNET NO FUNCIONA DEMASIADO BIEN. POR SI OS APETECE SABERLO, LA PRÓXIMA ACTUALIZACIÓN SERÁ EL VIERNES DE LA SIGUIENTE SEMANA.
MUCHOS SALUDOS Y ABRAZOS PARA TODO MIS LECTOR@S❤️
Cogí la nota y me la eché al bolso. Después cuando llegase a mi casa, investigaría la caligrafía por si coincidía con alguna que hubiera visto.
Entonces, suspiré. Estaba harta de que no me dejaran vivir. Encendí la radio para distraerme y el locutor dijo:
- "Ya son las once y media, preparen motores para las canciones reggaeton".
Mis ojos se abrieron como si hubieran visto un fantasma, aunque ya había visto bastantes.
Pisé fuertemente con el tacón el acelerador.
[...]
En cero coma, llegué al Lux.
Fuera no había ni un alma. Así que pasé. Allí, seguía sin haber gente. Así que supuse que estarían en el ático de Lucifer.
Me apresuré y subí por el ascensor. En su pent house, había una gran fiesta, ¿y como lo sabía si no había llegado? por el sonido que hacía temblar el ascensor. Se suponía que arriba estaría Lucifer, eso esperaba. Las puertas se abrieron y la fiesta era una locura.
Me adentré en ese cúmulo de ilegalidades. A lo lejos vi a Lucifer en bata, parado en una pared.
- ¡Lucifer! ¡Morningstar! ¡Pequeño diablillo!- le grité, mientras me tapaba los oídos por la música a tope.
Él se giró, y corrí con pasitos cortos hacia él.
- Pero, universitaria. Que puntual.- dijo mirándome que esa cara que tanto me encanta.
- Claro, Lucifer.- le respondí arqueando las cejas.
- Ven conmigo.- comentó extendiéndome la mano.
- contigo iría a cualquier sitio.- susurré con un tono casi inaudible.
- ¿Qué has dicho?- me preguntó.
- Que pues claro que voy.- me ruboricé.
Le extendí mi mano y él la cogió fuertemente, y corrimos hacia un equipo de música que había. Sin más cortó la música, e hizo que me subiera encima del sofá. Entonces, me agarró suavemente de la mano.
- Quiero que le den la enhorabuena a mi invitada de honor y por quién he hecho esta fiesta, Ady.
Todo el mundo se puso a vitorearme y a aplaudir.
Tenía tantos ojos clavados en mi que hasta me sentía incómoda. En parte, no me preocupaba que hubiera dicho Ady, ya que allí mi nombre era Adela y podía valer como apodo. Después de eso, me detuve a mirar a la gente, y sin más, mis ojos se pararon en una persona. ¿Qué hacia Maddie allí?Había subido sin esperarme, pero ella no estaba invitada. ¿Cómo mierda estaba en el pent house?
- que continúe la fiesta.- dijo Lucifer encendiendo la música esta vez más fuerte aún.
Él me cogió de las dos manos y pronunció con una sonrisa:
- ¿Qué te parece?
- ¿El ser tu invitada de honor?- le insinué.
- Pues claro.- me respondió.
- ¡Me encanta!- le finalicé con una sonrisa.
Al intentar bajarme, me resbalé con el sofá y perdí el equilibrio.
Al aterrizar, acabé sobre los brazos de Lucifer con nuestras caras casi pegadas.
Eso era algo que hacía, lo cual, me volvía completamente loca y me excitaba.
Mis mejillas no podían palpitar y estar más ruborizadas, mientras que mi cuerpo desprendía una onda de calor tremenda. Mi respiración era irregular y me costaba respirar.
Entonces, me comencé a dar cuenta de que ese calor no era sólo de lo que Lucifer hacia que sintiera, ¡mis poderes se estaban descontrolado y podría estallar! Iba a fastidiarlo todo.
- Lucifer, tengo que ir corriendo al aseo.- le dije algo histérica.
- ¿Te ha venido la regla universitaria...? que pena, pensaba llevarte esta noche a la cama.
- ¡Lucifer!- grité dándole un empujón.- joder, piensa más con la cabeza y menos con tus partes.- me estaba empezando a poner muy nerviosa.
Cuando estaba estresada, era mejor no decir tonterías.
- ¡Dime dónde está!- me puse a mirarle con mis ojos a punto de estallar en un color rojo intenso.
- Cuando vas hacia el dormitorio, pues el camino paralelo.- concluyó.
Salí corriendo y me dirigí al baño. Al encontrarme allí, cerré la puerta y la bloqueé conmigo misma. Sin más, mis manos estallaron y mis ojos se volvieron finalmente rojos.
En ese momento, hace un pequeño sonido de alivio:
- ufff... no me ha visto por los pelos.
Me miré al espejo, y seguía odiando mirarme y ver a quién realmente se escondía dentro de mi. Un híbrido entre humana y un ser sobrenatural.
Me enfadaba conmigo misma por ser medio monstruo. Todo por el capricho desdichado del diablo, aunque si me paraba a pensarlo... nunca hubiera conocido a Lucifer de no ser inmortal. Era lo único que me anima, y lo bueno que le sacaba a todo.
Mi mente se estaba calmando y con ello mis poderes, hasta el punto de desaparecer.
Entonces, comprobé e intenté volver a encender mis manos, pero nada. No podía. ¿Qué me pasaba? ¿Por qué no podía controlarlos? Siempre había podido. ¿Qué mierda sucedía? Decidí sacar los guantes ignífugos de mi bolso. Me los puse, por si una chispa de fuego se prendía. Ya que podía destapar mi tapadera y si mis ojos se volvían rojos llevaba unas gafas de sol, aunque al sentirme desprotegida y nerviosa no me había parado a pensar en ello.
De repente, dieron tres toques a la puerta.
- Universitaria... ¿sigues ahí?- escuché a Lucifer golpear suavemente la puerta.
- Si, un segundo.- dije con un tono aparentemente calmado.
Me puse los guantes y quité el pestillo.
Abrí la puerta y le vi con cara de preocupado, cosa que nunca había visto en él.
- ¿Te pasa algo Lucifer? Sabes que puedes contarme lo que sea.- le dije intranquila por su expresión y poniendo mi mano sobre la suya.
Se alarmó un poco con el gesto, pero sentí que en el fondo le gustó aquello.
- Creo que me pasé antes contigo.- me contestó.
Dios, se me partía el alma oyéndole decir eso.
- No te preocupes, después de todo somos amigos y nadie es perfecto. Te comprendo.- le miré a los ojos con una enorme y sincera sonrisa.
- ¡Pues que no pare la fiesta!- finalizó volviendo a ser quien era.
Me cogió de la mano y me llevó al salón donde estaba toda la juerga.
Entonces, él y yo nos sentamos en la barra.
- ¿Quieres algo?- dijo levantándose y poniéndose detrás de la barra.
- Lo que quieras, sorpréndeme.- le platiqué poniendo mis codos sobre la mesa y las palmas de mis manos sosteniendo mi cabeza mientras le miraba detenidamente.
- Te daré algo que nunca has probado, universitaria.
- Hey, Lucifer.- escuché al lado mío.
Miré hacia el lado y vi a una chica bastante guapa, nada comparado conmigo.
- ¿Te vienes a jugar un rato?- le preguntó con voz juguetona y sensual.
- No, estoy con ella, ¿no me has visto?- le contestó mientras me preparaba una bebida.
Ella estaba mosqueada, y me miraba con desprecio. Lucifer había rechazado a una chica muchísimo más guapa que yo, ¡por mi! Eso hacia que me gustara infinitamente más. Él me prefería a mi, y eso, hacia que me estremeciera por dentro.
- joder, niña. No entiendo que ve en ti. Ni que fueras su diablesa... en todo caso con tu corta edad no serias ni eso.- me dijo mirándome por encima del hombro.
- ¿Su diablesa? ¿Y por qué me llama pequeña o de corta edad? Ni que fuera una cría.- resoplé intrigada y molesta.
- Si, es lo que no le digo a ninguna porque para mí diablesa, no es para una amante. Porque la diablesa es la mujer del diablo, ¿no?- insinuó mirándome de arriba a abajo.
- Ahora vuelvo, diablilla.- me susurró al oído mientras se marchaba.
Estaba tan feliz que sentía unas ganas de explotar.
«¡no!»
Me arrimé los guantes a la cara y vi a través de ellos. ¡El interior de ellos estaba brillando! Corriendo me fui hacia la terraza donde no había nadie. Allí inspiré y expiré para tranquilizarme.
- ¿Qué haces aquí universitaria?¿o debería decir diablilla?- dijo Lucifer con cara picaresca.
Me di la vuelta y con ojos abiertos de par en par escondí mis manos detrás de mi espalda.
La suerte era que mis ojos todavía no se habían vuelto rojos, porque cuando lo hacían, lo sentía dentro de mi.
- Lucifer, estaba tomando el aire.
Él se acercó a mi, y se puso a mi lado. Yo me acomodé a mirar hacia la ciudad poniendo mis manos entre mi cuerpo y el muro del balcón.
- Lucifer, ¿no te parece bonito el cielo?- le dije mirándole.
- Bueno, un cúmulo de estrellas.
Yo me limité a reírme.
- ¿Qué te parece tan gracioso?- me cuestionó.
- Nada.- le respondí con una tímida sonrisa.
- Vamos, universitaria. ¿No tienes esta noche ganas de bailar?
- Se podría decir que estoy un poco en las nubes.
- Pues baja de ellas y ven conmigo a la realidad.- dijo con una sonrisa pilla.
- De acuerdo, pequeño diablo. Pero antes, ven aquí.- concluí moviendo mi dedo para que se acercase.
Él se arrimó a mi y le di la vuelta.
Me quedé mirando a su espada y me subí encima suyo sin pensármelo dos veces.
- ah, diablilla así que tenias esto planeado.- dijo riéndose.
- Solo un poco. Aunque, sería más gracioso si me pudiera subir a tus hombros.- le contesté riéndome.
- Espera.- me paró mientras me cogía de la cintura y me posaba sobre sus anchos y trabajados hombros.
Cuando sus manos tocaron mi cintura, sentí un escalofrío por todo mi cuerpo y como se iba calentando por cada segundo que pasaba hasta que quitó sus manos de mi.
Entonces, entramos en la fiesta y me sentí muy alta. Sobretodo, me sentía completa y feliz. Por lo menos, más que nunca en mi vida. Porque si él estaba cerca de mi... era lo único que mi vida podía desear.
[...]
Estuvimos bailando todo el rato. Hasta que mi móvil comenzó a sonar y le indiqué a Lucifer que viniese conmigo a la terraza.
- ¿Quién es?- preguntó.
De fondo sonaba por la llamada el sonido de algo goteando.
- ¿Hay alguien ahí?
Sin más, sonó un grito aterrador.
- ¿¡Quién eres!? ¡¿Por qué me haces esto!?
Ahora sonó de fondo fuego, y se escuchó la frase "arderás en el Infierno".
Sin más me colgó el número.
- ¿A quién tengo que castigar?- me preguntó Lucifer enfadado.
- No lo sé. Nadie contestaba. Déjalo, se abran equivocado.- le respondí algo inquieta pero intentando mantener la normalidad.- solo son tonterías. Por cierto, ¿no me habías preparado una bebida?- le dije cambiando el tema.
- Si, la dejé en la barra.
Entramos y allí seguía la bebida. Me senté en la barra y él se puso a mi lado. Al instante, me quité los guantes y los guardé en el bolso.
Le di un sorbo, y ¡estaba deliciosa la bebida!
- ¿Qué es?- le cuestioné intrigada.
- El diablo siempre tiene un as bajo la manga.- me contestó riéndose.
Entonces, él se preparó una taza de té con tequila.
- Cierto, me gustan las sorpresas.
- El otro día se me olvidó darte la sorpresa.
- ¿Qué es?- le pregunté.
- Ven conmigo. Quiero enseñarte un sitio, pero, ¿confías en mí?
- Lucifer, por lo poco que te conozco eras una de las personas en las que no se porque, más confío.
- Te puedo decir que a mi me pasa lo mismo.
En ese momento, se me cayó la copa al suelo.
- ah, lo siento.- respondí mientras me agachaba a recogerla.
Entonces, sentí un dolor tremendo en la muñeca. Me miré y ¡estaba sangrando! Yo no sangraba, nunca lo hacía. Me estaba empezando a asustar, y mi mano estaba atravesada por un cristal.
Él recogió la copa, pero vi la palma de su mano y también estaba ensangrentada.
- Lucifer, tu mano...- dijo cogiéndosela.- está sangrando.
- Igual que la tuya.- cogió mi mano con la otra que le quedaba libre.
- Es imposible.- dijimos al unísono.
- ¿Qué es imposible?- le pregunté a Lucifer.
- Que sangre, soy inmortal.- me dijo preocupado.- ¿y tú por qué lo has dicho?
- Porque no es normal que sangre con facilidad, mi piel es algo gruesa.- en parte era verdad, ¡yo nunca había sangrado! Bueno, si, pero con las armas del averno. Cosa que unos vidrios no eran armas del Averno.
- Lucifer, debería curarte ese corte.- le platiqué muy preocupada.
- No te preocupes por eso, a mi se me curará solo. El problema eres tú. Acompáñame un segundo al baño.
Yo le seguí y entramos al aseo.
- Lucifer, me estoy mareando. Necesito que me saques ese cristal.- le conté algo preocupada.- Puede que me haya dado en alguna vena.
Me faltaba el aire, y sentía un dolor inmenso.
- ya está. ¿Mejor?- él me sacó ese maldito trozo.
- Si, se me pasará pronto.- dije incorporándome y casi cayéndome hacia un lado.
- eh, cuidado diablilla.- me sostuvo par que no me cayese.
- Lucifer...- hablé mientras sabía que estaba a punto de perder el conocimiento.- no me dejes.- noté como una lagrima cayó por mi rostro.
- Nunca te dejaré, no ha llegado y tú hora por un simple corte.- tenía una expresión muy decidida en su rostro.
Yo comencé a ver manchas negras hasta que ya no vi nada.
[...]
De repente desperté, y estaba sobre algo blando. Me incorporé, y me miré. Estaba sobre la cama de Lucifer. Pero, ¿dónde estaba él? Miré por la ventana. Todavía era de noche, pero... no había nadie. ¿Qué había pasado mientras estaba inconsciente?
Me levanté con cuidado de la cama para no marearme otra vez.
Salí de su cuarto y le vi. Estaba de espaldas a mi, en la terraza.
Así que avancé con pasos firmes y decididos hacia él. Si era el diablo, no le temía y no lo iba a hacer. Me puse a su lado y le dije:
- por segunda vez fastidio tu sorpresa.
Él estaba fumando, y a la vez mientras le daba caladas al cigarro se reía.
- Ey, vamos diablillo.- le platiqué dándole un golpecito en el hombro.- por cierto, ¿qué pasó en la fiesta? Antes estaba llena y ahora no hay nadie.
- Nada, esos son mis problemas.- su expresión parecía bastante seria.
Yo puse mis manos sobre las suyas, y él bajó el cigarro y me miró mientras exhala el humo.
- Lucifer, puedes confiar en mi. Y creo que en el fondo lo sabes. Yo te quiero...- lo que acababa de decir. Lucifer se quedó con cara de asombro.- quiero decir.- mi rostro se sonrojó.- que eres mi mejor amigo, ahora mismo eres el hombre en el que más confío, porque de chicas es mi mejor amiga, no se porque pero es así. Y cuando estoy cerca de ti me siento segura y débil a la vez. Porque sé que puedo contar contigo para lo que sea. ¿Tú sientes lo mismo?
...
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