Capítulo 6
HOLA, SUPERNATURALERS❣️
BIENVENIDOS DE NUEVO A UNA NUEVA PARTE DE ESTA NOVELA. QUERÍA DECIRLES QUE LA PRÓXIMA ACTUALIZACIÓN SERÁ EL SÁBADO QUE VIENE. ESPERO QUE LA DISFRUTEN Y COMENTEN QUE LES PARECIÓ.
GRACIAS POR ESTAR AHÍ SIEMPRE LEYENDO LA NOVELA, NO SABÉIS LO FELIZ QUE ME HACE ESO⭐️
MUCHOS SALUDOS PARA TODOS PORQUE OS LOS MERECÉIS❤️
La gente no paraba de entrar y salir. Cada vez el alboroto se iba incrementando, hasta que sin más, cesó.
Me levanté y observe mi alrededor, en el cual, no había nadie. Miré mi reloj y eran las ocho de la mañana. ¿En serio me había tirado toda la noche allí? Lo único bueno es que era sábado y no tenía universidad. Entonces, decidí levantarme, ya que no iba a quedarme allí para toda la vida.
Fui andando hasta la parte trasera de Lux, donde estaba mi coche aparcado. En ese momento, me puse a rebuscar en mi bolso. ¿¡Dónde estaban mis llaves!? ¡Madre mía! Después de pensar caí, se las di al aparca coches la noche pasada. Me puse a observar el alrededor, pero no estaba. Seguramente, su turno solo era de noche.Supongo que dejaría las llaves en el Lux. Corriendo, a pasos chiquitos pero decididos llegue a la puerta del local.
Entonces, me detuve antes de abrirla. Si Lucifer estaba, seguro que tendría que hablar con él, pero si quería las llaves, tenía que entrar. Así que, inspiré profundamente y di un paso firme al entrar.
Bajé algo intimidada por quien abría, por eso decidí no mirar todo el local. Solo miré a la barra. Cuando me encontraba delante de ella, me di cuenta de que allí no había nada. Hasta que escuché el sonido de dos piezas metálicas chocarse. Eso, me recordaba a un juego de llaves.
- ¿Buscabas esto?- escuché su voz detrás de mi.
Mi corazón dio un considerable vuelco. Sentía como una corriente eléctrica recorría mi cuerpo entero.
Me di la vuelta y allí estaba, sentado el en un sofá con las llaves de mi coche en sus manos.
- ¿Cómo es que tienes mis llaves?- hice una pausa mientras me cruzaba de brazos.- o mejor dicho, ¿cómo sabías que era mi coche?
- Me dijo que era de una chica con un vestido amarillo, la cual, había montado una escena en el Lux.- me dijo poniéndose en pie.
Me acerqué a él mientas presionaba mis dedos sobre las sienes y rodaba los ojos.
- ¿Me puedes devolver mis llaves?
- ¿Por qué debería hacerlo?- me preguntó con un tono juguetón.
- ¿No se suponía que estabas enfadado conmigo?- comenté algo borde mientras alzaba las cejas.
- Si, pero quería que me dijeras una cosa...
- ¿El que exactamente?- le cuestioné.
- ¿Por qué te enfadaste conmigo?- me decía mirándome profundamente y penetrándome con la mirada.
- ¡¿Cómo qué por qué!?- estaba rabiando de dolor.- me dijiste que viniera, y lo hice. ¿Sabes por qué? Porque te considero una persona buena, no como las malas lenguas dicen. Pero, creo que me equivocaba. Estaba empezando a confiar en ti, y me miras y pasas de mí. Pues eso me duele Lucifer, y si no te has dado cuenta, es hora de que lo hagas.- en ese momento de shock para él, le quité las llaves de las manos.
Me di la vuelta y comencé a caminar.
- que sepas universitaria, que nunca te vi. La única vez que levanté la mirada de la modelo fue para mirar a Maze para decirle que me iba a...- él me lanzó una mirada que pillé en seguida.- pero, como no me escuchaba, volví mi mirada hacia la modelo, y lo siguiente que hice fue mirar otra vez a la barra y verte brindando. Entonces, rechacé a la modelo y me recibiste de esa manera tan borde.
No sabía cómo reaccionar. ¿De verdad, había sucedido eso?Ciertamente la barra estaba en línea recta tras de mi.
- Solo te diré una cosa más. ¿De verdad me puedo fiar de tu palabra? No eres él primero que me engaña.
Él se pone a escasos centímetros de mi cara. Ahora, podía sentir su olor a tabaco y alcohol. Mientras que su colonia tan varonil hacia que fuera irresistible estar cerca de él.
- Yo nunca te he mentido, ni lo haré.
Él estaba tan cerca y sin más, se formó un ambiente en el que sentía que nos estábamos acercando más aún.
Mi respiración se volvía irregular. Solo quería terminar de zanjar esa distancia escasa que nos separaba.
- Yo...sería mejor que me marchara.- dije haciéndome hacia atrás.
Si le besaba en esas circunstancias solo lo fastidiaría todo, porque él ya no me desearía. Se hubiera hecho su deseo realidad.
Me giré cuando me contó:
- Solo dime una cosa.
Noté que algo me cogía de la muñeca y al instante, acabé muy cerca de él.
- Dime, ¿qué es lo que más deseas?- él me miraba de una manera hipnótica y sensual.
- Lo que deseo... es pienses más con el corazón. Y dejes de herir a la gente. ¿Contento?
- No puede ser. ¿Cómo es posible? ¿Tú también?- su cara de asombrado era descomunal.
- ¿Qué pasa conmigo?
- Eres inmune...- dijo mirándose.
- ¿Inmune a qué?- continúo preguntándole.
- A mis poderes. Suelo sacar los secretos más oscuros y retorcidos que hay en su mente.
- Lucifer, ¿y si no tengo ningún deseo oscuro y retorcido en mi mente? Piénsalo por un instante.- le sigo diciendo con lágrimas en mis ojos y mis mejillas palpitando del nerviosismo que tenía en mi cuerpo.- ya está todo dicho.
¡¿En serio?! Tenía poderes, los mismos que el diablo. Y un simple mortal no podía saberlo, básicamente porque solo lo sabían los componentes de la logia. No podía ser él, alguien me estaba tendiendo una trampa. El mensaje de la universidad me lo dejó claro. Pero, ¿y si solo quisiera escudarme en que no es el diablo? Cuando puede que lo sea.
Mis pensamientos estaban haciendo que me volviera loca.
- Sabes que, pensaba que tú y yo, no éramos tan diferentes y que acabaríamos siendo amigos. Pero, me equivocaba.- eran las únicas palabras que me salían.
Me di la vuelta, con pasos decididos.
- No te equivocabas.- escuché una decidida voz detrás de mi.
Eso me impactó demasiado. Así que me giré mirándole profundamente a los ojos.
- ¿De verdad lo dices?- le cuestioné.
- No he dicho nada más en verdad que lo que te estoy diciendo.- dijo él acercándose a mi.
- Lucifer...- mi voz sonaba dulce y en ese mismo momento hizo que un sonido involuntario saliera de mi boca.
Me puse completamente roja. No sabía cómo actuar. Mi corazón iba estallar y sentí como un escalofrío me invadía de pies a cabeza.
- Yo... tengo que marcharme. Debería...- dije lo primero que me vino a la mente.- estudiar. Adiós.
Me alejé corriendo y cuando iba a salir escuché:
- ¿Vendrás esta noche al Lux?
- Y-yo pues... no lo sé. Tengo muchos deberes de la universidad.
¡¿Por qué mierda había dicho eso!?Odiaba demasiado mis reflejos involuntarios cuando hablaba.- pensándomelo bien, creo que te debo una disculpa.- hice una pausa.- entonces, seguramente venga.
- De acuerdo, universitaria y esta vez espero que no haya malentendidos y... no pasaré de ti.- dijo mirándome con cierta ternura en los ojos, pero rápidamente se volvió a convertir en la mirada pícara de siempre.- ¿entonces cuento contigo universitaria? Vamos...
- Vale, ¿sobre las once y media estará bien?- le pregunté.
- Claro, estaré toda la noche. Por cierto, daré una fiesta privada en mi pent house. Estás invitada. Comenzará sobre las once y media.
- Pues, perfecto.- le hablé con una sincera sonrisa.- hasta luego, Lucifer.
- Adiós, universitaria.
Salí del Lux y suspiré de alegría.
Tenía unas inmensas ganas de gritar, pero me aguanté. Me sentía tan... la verdad, no tenía palabras para expresarlo.
Me fui hacia el aparcamiento, y me puse a buscar en mi bolso las llaves. Pero, ¡no estaban! Mierda. Me las había dejado otra vez en el Lux. Pero, si se las había quitado a Lucifer de las manos...
- Creo que te has dejado algo.- escuché el sonido de mis llaves chocándose.
Me di la vuelta y observé a Lucifer acercándose hacia mi.
- un día voy a perder la cabeza...- le dije mientras me daba las llaves.
- No, antes perderás la virginidad.
A mi me chocó mucho lo que me dijo.
- ¿A qué viene eso?- no dejaba de reírme aunque estaba extrañada.
- A que no te vas a poder resistir a los influjos del diablo.- pronunció sensualmente mientras se acercaba hacia mi.
- Lucifer, no te creas que me vas a cautivar.
- Eso es mentira, nadie me rechaza.
- Pues, creo que voy a ser la primera.
Él se queda con cara de intrigado y finalizo la conversación con tono divertido:
- nos vemos esta tarde en el Lux.
Me dirigí hacia mi Audi y me subí en el. Arranqué el coche y salí del parking.
[...]
Cuando llegué a mi casa, aparqué en la entrada, como siempre.
Me bajé, y me acerqué a la entrada. Entré con las piernas aún temblorosa, ¿el por qué? O más bien quién, Lucifer. No podía sacármelo de la cabeza. ¿Y si tuviera influjos sobre mi y lo que sentía era solo una ilusión de mi mente? También, simplemente no me explicaba que desde hace poco sintiese dolores mortales, cosa que había sentido levemente a lo largo de mi vida. Esto, tenía que investigarlo de inmediato.
Salí de mi debate interno, y cogí las llaves de mi casa. Abrí la puerta, y entré.
Dejé caer, sin más, el bolso sobre el sofá de la entrada, y me dirigí a La Cocina. Cogí una botella botella de agua que se encontraba en la nevera y le di un sorbo.
Después de eso, subí a mi cuarto. Me tiré sobre la cama y finalmente, con las fuerzas que me quedaban, suspiré.
- Necesito ayuda con esto. Tengo que hablar con alguien sin contar todo lo que sé.- me dije a mi misma en voz alta.
Entonces, se me encendió la bombilla y activé el ordenador portátil. Me metí en WhatsApp, y aunque supiese que era muy peligroso y si me pillaban... mi vida correría un enorme riesgo.
Me conecté a una videollamada con Lilith.
Antes de que contestara Lilith, bajé a La Cocina y dejé mi portátil apoyado en la mesa. En ese momento, me cogió la videollamada.
- ¡Hey, Ady!- me dijo Lilith muy contenta a la vez que nerviosa.
- Hola, Lily.- le respondí muy feliz.
Aquí puede que conociera a gente, pero como mi mejor amiga no había nadie en quien más confiase. Nos lo contábamos todo desde que nos conocimos antes de que fuera completamente inmortal.
- ¿¡Sabes lo que puede pasar si nos pillan hablando!?- estaba nerviosísima.
- Lo sé, pero necesito hablar contigo.
- De acuerdo, cuéntame que te sucede. - hizo una pausa.- Ya, tú pelo habla por sí solo.
Me miré en la videollamada y tenía los pelos súper revueltos.
- ¡Madre mía!- grité mientras me ponía el pelo un poco más decente.- no me había dado cuenta.
- ¿De dónde vienes?- preguntó aunque sabía la respuesta.
- De una discoteca.- le respondí mordiéndome la lengua.
- Lo sabía.- me dijo convencida.- así que, ¡¿no me digas que te has tirado a alguien!? ¿Era eso lo que me tenías que contar
- No.- le negué impactada.- solo he estado, y ya está.
- ¿Y los ojos rojos? Eso no es ni alcohol ni las drogas.
Mi amiga me conocía bien y bueno... las drogas y el alcohol no nos afectaban a las elegidas.
- Lo sé. No es mi mejor momento.- rodé los ojos y me crucé de brazos.
- ¡¿Quién es el capullo!? ¡Que lo mato!
Yo comencé a reírme y le dije:
- de eso quería hablar... ¿alguna vez has sentido cosas extrañas por todo tu cuerpo? No sé si estoy enamorada o solo creo estarlo.
- oh, que bonito. El amor a llamado a tu puerta.- dijo riéndose, hasta que la expresión de su cara dio un cambio drástico.- pero, recuerda que no puedes enamorarte porque si se enteran los ancianos...
- Lo sé, estaré en serios apuros.- hice una larga pausa.- Pero, creo que no es que me guste, sino que es guapo y solo me parece que está bueno.
- ¿Cada vez que le ves tienes un impulso de querer besarle y estar a su lado, y básicamente sentir que el tiempo se detiene cuando estás junto a él?
- No, no he llegado a sentir eso.- le había mentido. La verdad, estaba un poco preocupada. Ya que, si esta videollamada la estaba escuchando alguien más... se producía una enorme sensación de miedo de que llegarán a acercarse a Lucifer.
- Pues entonces no es nada. Así que ya encontrarás a otro pez en el inmenso mar. Porque, se pueda o no por la logia, yo te animo a que encuentres a ese pez.- susurró con una gran sonrisa.
- Gracias, y ya sé porque eres mi mejor amiga.- le dije con mi risilla.- em, solo una cosa más. ¿Sabes si ahora en la logia hay alguien más que este de encargos?
- Si, están Morta y Artemisa.- me comentó.
- ¿Desde hace cuanto?- le pregunté interesada por la respuesta.
- Desde hace tres días. ¿Por qué? ¿A qué se debe esa incertidumbre?
- Nada, era para saber que sucedía en la logia.- no podia decirle nada sin saber que la habitación estaba bloqueada por magia negra para que nadie nos escuchara.- pues bueno, tengo que seguir con el encargo.
- Claro, seguro que me encargan uno hoy o mañana. Adiós.- concluyó con una happy face.
- Adiós.- le dije despidiéndome.
Entonces, corté la videollamada. Me dirigí a la nevera de nuevo, y miré la hora en el reloj.
Eran las cinco y media. ¡Llevaba tanto hablando! Enserio, cuando hablaba con Lilith se me pasan las horas volando. Siempre tenía algo de lo que hablar.
Cogí el portátil y me subí de nuevo a mi cuarto.
Lo guardé con cuidado en la funda y lo acomodé bajo la cama, ya que no podía dejarlo a la vista. Tenía datos importantes de la logia.
Miré de nuevo el reloj y eran las seis menos cuarto. En ese instante, me puse a estudiar demonología y angeología. En realidad, los libros eran unos tochos descomunales. Se me daba bien esto, porque lo llevaba dando desde que entré en la logia y como tenía casi todas las carreras...
Por eso esto era como un entrenamiento para la logia.
[...]
Después de un rato, me había estudiado el tocho de demonología. Solo me faltaba el otro.
Después de haberme terminado el primero decidí tomar un descanso, y enchufé los cascos en el móvil y me puse la música. En concreto la canción de "Warrior" by Beth Crowley. Me encantaba en la canción, y en lo único que pensaba era en el contexto de la canción y lo que se identificaba conmigo. Lo que Lucifer me importaba, que él me hacía sentirme especial como nadie jamás me había hecho estar así. Me sentía fuerte, pero no tanto como para crecer. Él era mi pecado, y hacia tener sensaciones mortales. Eso, hacia que me sintiera más humana y me hacía muy feliz. No sé porque, no podía odiarle. Era algo que mi corazón nunca aprendería a sentir. Pero, no tenía su número. Me gustaría tanto estar siempre cerca de él y hacerle cambiar. Quería ser quien le marcase en esta vida. Solo sabía que si estaba cerca de mi, era lo único que hacía que mi vida inmortal fuese menos pesada y desgraciada. Era quien el ponía ilusión y gracia a las cosas. Pero, ¿y si realmente era el diablo? ¿Tendría que odiarlo?
Le conocía desde hacía poco, pero si de verdad me dijera eso enserio. No sabría cómo asumirlo.
[...]
Mi mente estaba totalmente en las nubes. Lucifer era mi mayor distracción. Cuando pensé en la logia, todos mis pensamientos sobre Lucifer se esfumaron. Entonces, y solo entonces, no podía pensar en otra cosa que en solucionar este problema que me había surgido en Los Angeles y en quien se podía encontrar detrás de todo esto.
Las únicas que habían salido eran Morta y Artemisa. Estaba muy convencida de que la más posible era Artemisa. Seguro, que con lo que me odiaba... pero, todavía no tenía pruebas para acusarla así que las buscaría.
En ese momento, recordé que tenia que encender las luces del porche. Así que, salí a la puerta y me encontré con Maddie. Que estaba al otro lado, en el Rodeo Drive.
Yo comencé a agitar mis manos para saludarla. Entonces, ella me vio y me devolvió el saludo.
Cruzó la calle y se puso a mi lado. Pero antes de llegar, se tropezó y como consecuencia se dobló el tobillo con los pedazos de tacones que llevaba.
- Hola, Adela. ¿Cómo te fue con el endiablado Lucifer?- me dijo muy entusiasmada por el tema.- cuéntamelo con todo detalle.
Las dos entramos a mi casa, y le comenté:
- Maddie, no fue nada especial. ¿No me viste cuando armé el numerito?
- Aah, así que tú eras aquella chica...- me comentó sabiendo de lo que hablaba.- Si, quedé en ridículo delante de toda la gente de Lux.- rodé los ojos.
- ¿Lucifer ya no te habla?- me preguntó preocupada.
- ¿¡Qué?! No. Me ha invitado a una fiesta privada que hace en su Pent house esta noche.- le platiqué muy feliz.
- ¿En serio?- estaba flipando.
- ¿A ti te ha invitado?- le cuestioné.
- No... Lucifer solo invita a la gente que siempre va al Lux y a la que más conoce.- hizo una pausa.- Y básicamente con quien monta orgías y cualquier locura que se le pase por la cabeza.
- ¿Cómo lo sabes?- le pregunté.
- A parte de porque me he infiltrado alguna vez... también porque me lo han contado.
- Pues, vente conmigo. Eres mi amiga, así que vendrás de mi parte.- esbocé una sonrisa.- Y ya te digo yo que él no te va a decir nada.-
- Ay, que bien.- dijo levantándose.- pues voy a comprarme ropa. ¿Te quieres venir?
- No, tengo que estudiar para la universidad.- mentira, iba a buscar pruebas sobre el asesinato en mi nombre. Pero, esas cosas confidenciales.- pues, ¿nos vemos en el Lux a las once y media en la planta baja y subimos a su Pent house?
- Vale. Nos vemos allí, adiós.- concluyó saliendo de mi casa.
Cerré la puerta y se marchó. Entonces, subí a mi cuarto y me dediqué a examinar más a fondo la foto de mi apellido escrito en sangre, pero la caligrafía no era exactamente la misma que la de Artemisa.
Puede que la cambiara intencionadamente o simplemente que escribir con sangre no fuese fácil. Pero, la caligrafía era como el ADN, eso quiere decir, en cada persona era único.
Tenía la cabeza loca. En ese momento, se me cayó el móvil al suelo al ver la hora. ¡Eran las nueve menos cinco!
Corriendo con algo de estrés incluido, miré mi armario... pero, ¿qué me debía poner? Tenía que ir bien vestida para ver a Lucifer. En ese momento se me encendió la bombilla, metafóricamente.
Saqué un vestido largo azul de lentejuelas que tenía un trozo abierto desde los pies y llegaba hasta cerca de la cintura. Me lo probé y quedaba precioso. Me lo conjunté con unas sandalias plateadas con tacón de aguja, y con un bolso de mano plateado con detalles negros. Corriendo fui al tocador y cogí unos pendientes largos que tenía plateados y sin torcerme el pie, entré al aseo y me maquille, pero no era muy cargado preferí una opción más natural.
Me encantaba como iba vestida. Era un conjunto la mar de hermoso. Observé por millonésima vez el móvil, y eran las diez. Así que, me quedaba una hora y cuarto.
Siempre era mejor empezar antes, que dejárselo para el último momento. Aunque a mi siempre me pasaba lo segundo. Ahora tenía tiempo de investigar, así que bajé a la planta baja y me dirigí a la puerta.
Salí, y cerré con llave. Finalmente, me dirigí a la universidad; subida en mi Audi R8.
[...]
Cuando llegué, me estacioné en la puerta.
Me bajé del coche y lo bloqueé con mi llave desde la distancia. Entonces, fui hacia la puerta, pero no entré. Giré a la izquierda para buscar pistas.
Iba mirando hacia los lados para ver que no hubiese nadie, mientras también me dedicaba a buscar pistas. De repente, sentí algo en mis tacones y caí al suelo.
Me senté, y miré con que me había tropezado. Lo cogí y comenzó a brillar.
Después, cuando dejó de deslumbrar. Aparecieron unas letras en una lengua muerta grabadas en fuego. Cuando pude ver lo que era me quedé sin palabras. ¡Eran unos puños americanos del averno! Pero, ¿qué hacían en la universidad?
Tenía que enterarme de si alguien de la logia había sido enviado a Los Angeles como yo. Pero, si la dirección de los encargos era secreta, ¿cómo lo averiguaría?
Lo primero que hice fue guardarme los puños americanos en el bolso y salir corriendo de allí por si alguien lo había visto.
De repente, mientras volvía al coche vi una sombre al lado de mi coche y le dio un golpe a la ventanilla y la alarma del coche saltó. Fui corriendo, pero esa persona ya se había ido.
Al llegar abrí el coche para que dejara de sonar la alarma. Miré si había dejado algo más, pero no. Así que subí de inmediato al coche y me senté en el asiento del piloto. Miré al volante y había una nota pegada con celo.
"¿Sabes quien soy ya?"
...
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