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Capítulo 5

HOLA SUPERNATURALERS❣️ DE NUEVO TRAIGO UNA  PARTE MÁS DE ESTA LA NOVELA. ESPERO QUE LES ENCANTE Y QUE DISFRUTEN CADA MOMENTO JUNTO CON CADA EMOCIÓN QUE REFLEJA. LA PRÓXIMA ACTUALIZACIÓN SERÁ EL DOMINGO.
SALUDOS❤️
...
-Las clases quedan suspendidas gracias a la inspectora.- gritó por el megáfono.
¡Era Lucifer! Ahora, tenía la tentación de ir a verle y hablar con él. Pero, ¿por qué sentía esas irrefrenables ganas?
[...]
Salí de la clase a toda mecha y me encontré mientras andaba, con tres chicas gritando:
- ¡Lucifer! ¡Lucifer!
- Esta noche acuéstate conmigo.- decía una de ellas.
- No, conmigo.- gritaba la otra.
- No, a mi me prefiere antes.- chillaba con todas sus fuerzas.
- ¿Sois tontas o qué? ¿Creéis que así os prestará atención?- estaba enfadada de que le tratasen así.
- ¡Quien te crees tú!- dijo una de ellas.
- Pues alguien con más intelecto que tú.- la miré por encima del hombro.
- ¿Crees que Lucifer se acercaría a una plancha como tú?- las tres no dejaban de reírse.
- Por lo menos yo la plancha no la tengo en la cabeza.- les contesté.
- Serás...- decía una de ellas acercándose a mi.
- Hey, Britney. Aléjate de ella.
Entonces, vi como Lucifer la cogió a la que iba a pegarme del brazo para que no me tocara.
- Lucifer...- susurré.
- Oh, Lucifer lo siento. He sido mala castígame.- gritaba acercándose a él.
- Britney, no estoy de humor. Tienes la entrada prohibida de momento al Lux. Hasta que Ady no me diga que la habéis dejado en paz. ¿Me has entendido?- él puso un tono serio y protector.
- Si...Lucifer.- Britney dijo con un fino hilo de voz.
Él comenzó a andar, y yo le seguí hasta ponerme a su lado.
- lo tenía todo controlado.- rodé los ojos.
- Claro, universitaria.- no dejaba de reírse.
- No soy una niña pequeña, ¿sabes?- rodé los ojos mientras me reía.
- eso dices ahora. Pero, ¿a qué te ha gustado que te defendiera?- me miró de una pícara manera que después se convirtió en un intercambio de miradas.
En ese momento, me pilló por sorpresa y no evité que mis mejillas se tiñeran de un rojo intenso.
- ¡pues claro!- le dije dándole un golpe en el hombro.
- Ahora supongo que te irás a tu casa.
- Si.- le esbocé una sonrisa.- y espero que esta noche nos veamos en el Lux.
- Claro, universitaria. Y tendré una sorpresa para ti.- me miró y puso esa pícara sonrisa que tanto me encanta, aunque me costase reconocerlo.
- Pues, entonces estaré sin falta.
- Lucifer, tenemos que ir a comisaría así que déjate los entretenimientos.- apareció la inspectora tan enfadada como siempre, al verme con él.
- Bueno, nos vemos universitaria sobria.- concluyó Lucifer.
- Claro, pequeño diablo.
Me di la vuelta y tenía a mis dos amigas mirándome embobadas y sorprendidas.
- ¿Qué pasa?- les pregunté riéndome.
- ¡Estabas ligando con él!- respondieron las dos como locas.
- No, estábamos hablando. Es mi conocido y es nuestra única relación.- me crucé de brazos.
- Un conocido que va a darte un regalo.- Lena me dio un toque en el hombro.
- Que quiere que vayas sin falta esta noche al Lux.- Maddie se unió a Lena.
- Bueno, voy a prepararme a mi casa. ¿A las diez nos vemos en el Lux?- pregunté.
- Pues claro.- gritó Maddie.
- De acuerdo.- Lena esbozó una gran sonrisa.
Me despedí de ellas y me fui directa a mi casa andando, ya que habían suspendido las clases.
Lo más "gracioso", irónicamente, era que iba andando cuando tenía coche nuevo.
[...]
Cuando llegué, me dirigí al sofá y me puse ha estudiar las únicas asignaturas que había dado, aunque... no dejaba de pensar en Lucifer. ¿Por qué me sucedía esto? De tanto hablarme la gente de él, y sobre lo de que afirmaba ser el diablo... no podía  concentrarme. Él era mi mayor distracción considerable. Porque si él podía ser la solución a todos mis problemas, bueno, como decía la frase "mantén cerca a tus amigos pero más cerca a tus enemigos". O algo así era la frase.
Si él era el diablo...podría deshacerme de esta maldición que llevaba desde mi nacimiento.
[...]
Ya eran las nueve y media.
Me estaba pintando los labios para terminar de rematar mi maquillaje. Mi ropa no era nada del otro mundo. Llevaba un vestido de corte recto. El body era de pedrería y la falda era con vuelo. A ello se unían mis tacones que eran amarillo plátano, con un diamante en la punta. Y mi peinado era algo más elaborado que ayer, ya que me lo había rizado con la plancha.

Entonces, cogí un bolso de mano con un color beis de pedrería en tonos blancos.
Ya llevaba todo lo necesario dentro del bolso. Así que, bajé las escaleras a toda prisa. Iba tan rápido que sentía los tacones clavarse en mis talones. Revisé que todo estuviera en orden y cerré la puerta de mi casa, claro, saliendo yo primero.
Miré a mi alrededor. Estaba todo lleno de gente. Había más aglomeración que ayer, pero a mi eso me tenía que dar igual. Yo me iba a un club nocturno y allí las cantidades obscenas de personas eran lo más normal del mundo.
Cuando dejé de hablar conmigo misma, me dirigí hacia el coche. El cual, estaba aparcado a escasos metros de mi.
Me subí y arranqué. Cada vez que lo arrancaba, me encantaba escuchar como sonaba el motor tan potente. Esos 160 cv hacían que me estremeciera. Encendí el motor y sentí como una subida de adrenalina se apoderaba de mi.
[...]
En menos de lo que esperaba, llegue al Lux. Salí del coche y le lancé las llaves al aparca-coches. Entonces, miré las caras de mis amigas. Las dos estaban boquiabiertas.
- ¿Qué pasa?- les dije.
- ¡¿Pero tú cuánto dinero tienes!?- me gritó Lena sorprendida.
- No se... para mí el dinero no lo es todo en la vida.- argumenté.
- Tú con ese coche, y yo con un Volkswagen escarabajo.- me miraba Maddie rodando los ojos mientras bufaba.
- ¿Te vas a poner así por un coche?- le pregunté sorprendida.
- No, solo son cosas mías.- contestó Maddie algo mosqueada.
¿Qué le pasaba? ¿Por qué me hablaba con tanto desprecio? Odiaba que por poder permitirme algo, la gente me mirase por encima del hombro, o con envidia.
- No debemos pelearnos.- dijo Lena.
- Pues si yo no quiero pelearme.- le comenté a Lena.
- Yo tampoco, solo necesito un rulo de cannabis.- Maddie estaba enfadada.
Me quedaba sin palabra alguna. ¿De verdad era así su personalidad?
- Seguro que se le pasa. Yo he escuchado que su madre sufrió violencia de género por su padre, él cuál, solo pensaba en comprarse coches de marca. Quería más a sus coches que a su familia. Un día ella le destrozó el coche y tuvo que ir al hospital.- me dijo Lena.
- Joder, no lo sabía.- me quedé impactada.
¿Cómo iba a saber eso? Ahora, por lo menos comprendía un poco más su situación. La verdad, era una persona a la que conocía de un día. Tenia todavía que saber un poco más a cerca de las personas que me rodeaban.
[...]
Entramos al Lux, pero esta vez no sonaba una música estridente. Sino, un dulce piano.
La melodía combinada con los acordes hacia que se me erizaran los pelos del cuerpo entero y con ello, una sensación incómoda brotaba desde mi interior.
Bajé las escaleras con pasos inquietos de ver quién era. En realidad, me podía lo podía suponer... y mis pensamientos se cumplieron. Le miré detenidamente como si el tiempo se hubiese detenido para poder admirar a Lucifer Morningstar.

Estaba tan concentrado y compenetrado con su piano... era una faceta que nunca hubiera imaginado viniendo del Lucifer mujeriego y narcisista de ayer que me hacía enloquecer de una manera totalmente distinta a la que estaba acostumbrada. Tenía ese dolorcillo en mi corazón, pero no en un sentido malo, sino, todo lo contrario. Me costaba respirar, y mis pulsaciones se incrementaban a cada segundo que pasaba observándole. Se me hacía un enorme nudo en la garganta y sentía unas ganas incesables de acercarme a él. Mi corazón me lo dictaba, no podía evitarlo y cuanto más me resistiera más ganas tenía. ¿Qué me pasaba? Nunca había sentido nada igual en mis   3000 años de vida. Cada vez que había mirado a un mujeriego, narcisista, arrogante... me había dado asco. Pero, Lucifer era diferente. Porque sentía que debajo de esa personalidad había algo más a lo que nadie había podido llegar. A lo que yo quería llegar.
Entonces, con pasos indecisos y cortos no dejaba de pensar:
¿Y si no quiere hablarme? ¿Y si solo quiere un triste polvo? ¿Y si me ve como a las demás? ¿Y si solo soy la de hoy? Pero, si él me quiere y no soy como las demás me lo demostrará.
Muchas más preguntas así se formulaban en mi cabeza.
Dejé de pensar, y miré al frente donde estaba él.
Se encontraba a un metro de distancia más o menos. Pero, cuando me quise dar cuenta... había una chica con él. No le vi la cara ya que estaba de espaldas. Divisé, como nuestras miradas se cruzaron, pero no hizo nada.
Sin más, sentí un dolor tremendo en mi pecho. Nunca había sentido eso por nadie, antes de conocer a Lucifer me daba todo igual. ¿Por qué él? Si solamente era un tipo que se hacía pasar por el diablo... pero sin saber el porque ¿ahora me importaba lo que me hiciese? Si alguien me hubiese echo eso, le hubiera cantado las cuarenta. Pero... ¿por qué esta vez no podía hacerlo? ¿Mi mente me lo impedía? ¿O era mi corazón?
Ahora, tenía unas ganas tremendas de llorar así que di media vuelta. No me podía dignar ni ir decirle nada ya que acabaría derrumbándome y eso NUNCA iba a pasar.
Así que, me decidí por sentarme en la barra y cruzarme de brazos.
Mis ojos se perdieron en el local, hasta que vi a Maze tras la barra y le dije poniendo un tono más alegre:
- ¡Hey, Maze! ¿Puedes ponerme un Cosmopolitan?
- Hola, humana no tan desagradable.- intentó acomodar una actitud de entusiasmo.
¡Me había llamado humana! Eso no era para nada normal. Nadie en su sano juicio podría decir "humana", ni siquiera yo.
- ¿Qué hay de esa Adela que pisa fuerte en la pista?- argumentó mientras me servía el cosmopolitan.
- Creo que murió.- le dije mientras mi mirada se perdía en los tonos rosados de la bebida.
- ¿Quién ha sido el cabrón?- grito con cara de asesina.
- Si tú supieras...- susurré de una manera casi inaudible.- Nadie,- preferí no comentar nada.- solo una muchacha que se siente confusa, pero que a la vez quiere conseguir algo que para ella ha sido hasta ahora inalcanzable.- era cierto, un pensamiento que me definía en este instante.
Siempre me anteponía la misión a todo. El tener que descubrir si es el diablo y si él puede romper mi "maldición" o simplemente brindarme una ayuda para mi salvación. Pero...
¿de verdad era eso lo que quería?
- Nunca digas que algo es imposible, lo sé por experiencia.- me respondió Maze.
- Pues, te haré caso.- elevé el Cosmopolitan.- brindemos por qué nada es impossible, y por la amistad que nos une.
- ¿Amistad?- dijo extrañada.
- Si, el ser amigas.- sonreí.- Me pareces la personas que mejor me entiende. Hasta la gente de la universidad es muy diferente a las personas que realmente me caen bien.- me reí.- ¿qué te parece? ¿Te gustaría ser mi amiga?
- Claro, humana. Estaría bien, que alguien cuerdo fuese mi amiga.- elevó su copa llena de algún líquido con alcohol y las dos copas se tocaron haciendo que sonaran.
- Chinchín.- dijimos a unísono.
- Maze, ¿divirtiéndote?- escuché"esa" voz. Lo que hizo estremecerme entera.
Me giré y le vi con esa radiante sonrisa que me hacía enfurecerme.
- ¡Universitaria!- me dijo Lucifer.- te estaba esperando, pensaba que nunca llegarías.
- Si...- dije rodando los ojos.
- ¿Qué te sucede? No pareces la universitaria de esta mañana.- esbozó una sonrisa.
- Lucifer... no tengo muchas ganas de hablar. Será mejor que me marche.- suspiré.
Me disponía a levantarme del taburete cuando noté que algo no me dejaba moverme.
Cuando me di cuenta lo que era, o más bien de quien, Lucifer me estaba cogiendo del brazo.
- universitaria. ¿Qué te pasa?- parecía que estaba preocupado.
- Lucifer, ¿en serio crees que soy idiota?- le dije encontrándome fatal porque, la verdad, si estaba preocupado me hacía sentirme mal aunque el error había sido suyo.
- ¿Qué quieres decir?- preguntó como si en aquel momento, no me hubiese mirado.
- Antes, me has visto y has pasado de mi. ¿Crees que eso me sienta bien?- le cuestioné poniéndome en pie, y mirando hacia arriba. Como me sacaba unas cuantas cabezas tuve que ponerme de puntillas para que pudiese estar más o menos a su altura.
Vi como Lucifer estaba apretando con bastante fuerza sus dientes y se podía ver reflejado en su mandíbula.
- para tu información he rechazado a una modelo rusa por hablar contigo.
- ¿Sabes que? Vuelve con tu modelo, yo me marcho.- le deje claro, mientras cogía mi bolso.
- ¡Pues bien!- me aclaró con autoridad, Lucifer.
Yo me paré en seco, y no pude evitar que una dolorosa lágrima cayera sobre mi mejilla. Me giré y le grité a la cara:
- ¡De acuerdo! ¡No quiero volverte a ver en mi vida!
Todo el mundo se me quedó mirando y yo salí  corriendo mientras me tapaba los ojos.
Cuando me marché de aquella aglomeración decidí quedarme en la entrada, pero no quería estar en la entrada así que giré y me adentré en un callejón oscuro.
Me apoyé en la pared y dejé caer el peso de mi cuerpo al suelo, y allí sin que nadie pudiera verme rompí a llorar.
Lo había destrozado todo.
La misión, el misterio de porque mi apellido estaba escrito en una pared con sangre y el asesinato que conllevaba, el poder encontrar la razón de porque soy así y todas las preguntas que ello alberga, incluyendo el saber si Lucifer sería el verdadero diablo. Pero, la última pregunta me daba a pensar en algo... ¿por qué seguía teniendo un hueco dentro de mi vacío? Después de todo eso quería, plantarle cara a Lucifer. ¿O más bien quería otra cosa que anhelaba mi corazón?
...

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