Capítulo 14
HOLA SUPERNATURALERS❣️
BIENVENIDOS DE NUEVO A MI NOVELA. LA PRÓXIMA ACTUALIZACIÓN SERÁ EL DOMINGO DE LA SIGUIENTE SEMANA. AHORA LES DEJO DISFRUTAR DEL CAPÍTULO.
MUCHÍSIMOS SALUDOS❤️
- ¿hablar?- hice una pausa.- Pero...¿de qué exactamente?- me crucé de brazos.- Oh, antes de nada...- las dos andando nos dirigimos a las sala de estar y nos acomodamos en los sillones para poder hablar con más detenimiento.- ¿qué haces aquí?
- Me han enviado los ancianos para supervisarte. Llevan sin saber nada ni notar mejoras desde que estás aquí. Aunque...- el tono de su voz se comenzó a volver débil.
- ¿Qué me estás ocultando, Morta?- alcé una ceja mientras me cruzaba de piernas en el sillón.
- Es Lilith... cuando hablaste con ella infringiste las normas de la logia. Ahora, los ancianos no se fían del todo de ti; ya que no saben hasta dónde estás dispuesta a desobedecer las normas. Por eso me envían. Para que supervise todo lo que haces y para que... no la vuelvas a... fastidiar.- hizo hincapié en la última palabra.
Yo me quedé rota por dentro. Esas palabras se clavaron dentro de mi corazón. ¿De verdad mi mejor amiga, a la que conocía desde toda mi existencia me había entregado?
No podía asimilarlo... era demasiado... nunca habría pensando que ella... era como mi hermana...
- ¿En serio, Lilith me vendió?- dije con lágrimas en los ojos debido a la ira que tenía en estos momentos.
- ¡no!- gritó negándolo por completo.- esto supuestamente no debería contártelo...- bufó.
- ¿Por qué eres así?- pregunté cortando la conversación por completo.
- ¿así? ¿Cómo?- Se cruzó de brazos y me miró mientras comenzaba a prestarme atención.
- Tan borde y arrogante.- le sentencié.
Ella en respuesta abrió los ojos como platos.
- Mira, Adifa. Te lo diré porque me pareces una elegida que no está tan creída como las demás; y me pareces la más... normal entre todas esas molestas creídas.- rodó los ojos.- resulta que sino te mantienes firme; todos te tomarán por una blanda y... ya te digo que no puedo permitir que nadie me vea así. ¿Lo entendiste?
- entonces... ¿siempre eres así? ¿Te comportas así con tus amigos o seres queridos?
- Yo no he dicho eso.- Se levantó del sillón.- solo he dicho que delante de la gente tienes que aparentar ser así...- alzó una ceja para que le comprendiese.
Yo me limité a asentir. Creo que Morta tiene más sentimientos y actitud de las que quiere mostrar y yo pretendo sacar a relucir a esa Morta que tanto se esfuerza por ocultar.
Sin más, ella sacudió la cabeza.
- Bueno...- añadió.- volviendo a lo que te estaba contando.- carraspeó.- tu amiga no te hizo eso, a ella le lavaron el cerebro con magia negra. No podía haberlo evitado de ninguna manera.
- ¿¡cómo se atreven!?- grité indignada.- después de todo lo que hacemos los elegidos para que los ancianos estén contentos. ¡Tenemos que hasta matar a gente! ¡¿Crees que eso no nos afecta?!
- Es su forma de actuar, según ellos lo hacen por el bien común.- su tono comenzó a darme la razón.
- Así que no les importan que unos pocos acaben sufriendo...
- La verdad es que siguen pensando que el fin justifica los medios.
- Lo sé.- miré cabizbaja.- yo también pensaba así. En si... a todos nos han lavado el cerebro de alguna manera.
- Eso no te lo puedo negar, y estoy aquí para ayudarte. Para ello... les daré informes falsos de la situación porque... si supieran la verdad de lo que sucede aquí... el Apocalipsis sucedería.
Yo me quedé asombrada, sin ninguna palabra que argumentar. Un escalofrío que me recorrió el cuerpo hizo que toda mi piel se erizase.
- ¿qué es lo que de verdad está sucediendo en Los Angeles?
- No lo sé ni yo misma...- suspiró.- Hay algo más grande de lo que nuestras mentes dan para saberlo.
- Pero...- me paré a pensar.- ¿tú no veías el futuro?
- Si, por eso te digo lo del Apocalipsis. Aunque, lo que yo observo son solamente escenas o imágenes. No todo lo que sucederá. Solo es cuestión de tiempo, lo único que sé es que tú estás en medio de todo eso. Por eso, tengo que debo estar en tu bando; para evitar que lo que vi, llegue a suceder.
- ¿Por qué siempre soy yo?- dije entre dientes.
- No lo sé, eso solo lo sabe el diablo.
Eso me chocó, hizo que un montón de recuerdos que había vivido últimamente con Lucifer me viniesen a la mente e inevitablemente mi corazón comenzase a aumente su frecuencia de una manera desorbitada.
- Uf... cuanto tiempo hacía que no me nombraban ese nombre.- dije para aparentar normalidad y no delatar a Lucifer, ya que no podría permitir que nadie le hiciese daño. Fuese o no el verdadero diablo.
- Pues he observado que te has estado viendo con un nombre llamado Lucifer...- hizo una pausa.- y la verdad, parecías muy unida a él.
- Si, pero no es el diablo. Seguramente solo es un seudónimo. ¿Verdad?- le pregunté mientras un enorme nudo se estacionada en la garganta haciendo que una desagradable sensación me invadiese el cuerpo.
- No lo sé, para eso estoy aquí. Para infiltrarme y ayudarte en todo lo que pueda para evitar problemas mayores. En serio,- me miró fijamente.- puedes confiar en mi.- prometo no mentirte nunca; y sabes que las elegidas tenemos prohibido mentirnos en cosas tan profesionales.
- De acuerdo...- le respondí sin terminar de confiar en ella.- Pero, como me engañes una sola vez juro que no volveré a confiar en ti.
- Prometido.- esbozó una sonrisa.- entonces... ¿compañeras?- extendió su mano.
- Compañeras.- le estreché la mano.
Después de eso, decidí preguntarle algo que me daba vueltas en la cabeza:
- ¿qué harás mañana mientras estoy en la universidad?
No podía dejar que investigase a Lucifer, ni que se le ocurriese acercase a él.
- Oh, me he matriculado en tu curso. Así que estaremos en contacto para que si sucede alguna anomalía podamos contactar con la mayor rapidez posible.
Yo me quedé con los ojos abiertos como platos. La universidad era el único momento del día, en el cual, podía ser normal y más... cuando aparecía Lucifer. Si era de verdad el diablo cuanto más lejos estuviese Morta de él mejor. Era de la única que persona que me había enamorado, si de verdad, lo que sentía era el amor. Ya que esto nunca lo había vuelto a asentir antes. Era tan real...
- ¿Estás bien? Parece afectada por algo.- me preguntó.
- Si...- respondí aparentando normalidad.
- ¿hay algo que no me estás contando?- alzó una ceja.
- No uses mis propias frases en mi contra.
- ¡pues cuéntame tu secreto!
- ¡Hey! La única que saca deseos oscuros aquí, soy yo.
- Ya lo sé...- puso sus ojos en blanco.- pero debes contarme lo que te atormenta, así te sentirás mejor.- respondió con una sonrisa.
En ese instante, me paré a pensar en lo que le podría decir; para no contarle mis sentimientos hacia Lucifer. Después de recapacitar, se me encendió la bombilla.
- Hace unos días, hubo un asesinato en la universidad, y me están incriminando. Mataron a un joven escribiendo y escribieron en la pared con sangre mi apellido; Caelesti.- hice una pausa.- aunque... eso ya lo deben saber los ancianos.
Su cara comenzó a tornarse nerviosa, hasta llegar a un punto de histeria.
- Vale... aquí hay algo raro. ¿No lo sabías?
- ¡pues claro que no!- si tono se volvió furioso.- si lo hubiera sabido no tendría esta cara de aterrada. ¿Quién es la persona que ha hecho eso?
- No lo sé, pensaba que en parte por eso estabas aquí.
- No lo sabía, madre mía...- dijo llevándose las manos a la cabeza.- ¡¿cómo no lo supe?! ¡Mis visiones deberían haberme advertido sobre esto!
- No te culpes, aunque...
- ¿qué? Si sabes algo más; deberías contármelo.
- Cuándo hablé con Lilith, ese mismo día me dijo que tú y Artemisa estabais fuera.
- ¿me estás acusando? Lo primero, el día que salió Artemisa yo estaba con los ancianos hablando sobre lo que estaba pasando en Los Angeles, pero para que los demás elegidos no sospechasen hice como si me marchara para un encargo ya que eso era Top Secret.
- ¿y sabes a dónde enviaron a Artemisa?- le pregunté mientras daba incansables vueltas por el salón.
- Si, la enviaron a Rusia para matar a un metamórfico que estaba causando innumerables muertes.
- Así que... entonces, ¿quién está detrás de todo esto?
- No lo sé, ¿después de eso volvió a suceder algo?
- En parte si,- hice una pausa.- unos días después volví a la universidad por la noche a buscar pistas y me encontré unos puños americanos con runas que se activaron en cuanto los puse en mi mano. Y, al regresar a mi coche había alguien; pero se marchó rápidamente dejando una nota en el interior.
- ¿Por qué no usaste tu velocidad para detenerle? Y otra cosa... ¿qué decía la nota?
- Decía "¿sabes quién soy?". Y en cuanto a mis poderes... ya no puedo usarlos.
- ¿¡cómo que no!?- Se sobresaltó.
- Porque soy vulnerable o más bien mortal desde que llegué. Mira.- corrí a la cocina y traje entre mis manos un enorme cuchillo. Entonces, me hice un corte pero... este, no llegó a sangrar. Mi mano seguía intacta.
Estaba atónita, sin palabras... ¿cómo era eso posible?
- Ya veo que eres mortal...- Se rió por lo bajo.
- Es que solo sucede a veces, pero me he llegado a desmayar de la barbaridad de sangre que me ha salido.
- Y...- dijo mientras se dirigía a la cocina, y abría el frigorífico para sacar una cerveza.- ¿y dónde estás cuando eso pasa?
- Yo...- Ahora que me paro a pensarlo... ¡estoy con Lucifer!- nunca había pensado en ello.- ¿y si el estar enamorada de él ha hecho que sea vulnerable?
- Pues ahora debemos averiguarlo.
- Lo primero será que te ponga al día con todo lo que está pasando.- excepto el hablar sobre el Lux, y de quién habita en él.
[...]
De repente, abrí los ojos y estaba apoyada en la cama con folios llenos de resúmenes. Lo primero que noté en mis ojos fueron los cálidos rayos del sol incidiendo sobre mi piel. Entonces me puse en pie, y me di cuenta de que ya era por la mañana. Anoche, me quedé durmiendo después de explicarle todo lo que tenía redactado, en cuanto a mi incidente de la universidad.
Entonces, me levanté de la cama y me puse en pie. Sin más, un conocido aroma invadió mi cuarto atrayéndome hasta la cocina.
Al entrar, observé a Morta haciendo unos deliciosos crepes.
- ¡Oh, no se como puedes dormir tanto! Llevo aquí desde las cinco de la mañana. La verdad, la cocina no es lo mío.- dijo Morta mientras terminaba de cocinar.
- ¿qué haces compañera?- pregunté mientras bostezaba, ya que un líquido lila salía del interior de estos.
- Ainoa crepes rellenos de arándanos.- respondió mientras dejaba dos platos con crepes sobre la mesa.
- Me encanta que hayas venido.- le argumenté mientras me zampaba los crepes.
Cuando terminé de comer, subí a toda prisa a mi cuarto y me arreglé. Al finalizar mi atuendo, cogí la daga y la escondí en el bolsillo secreto que hice rajando un trozo de tela en un bolso rojo debajo de mi cama dentro de una caja roja con un candado dorado que la custodiaba. Nadie debía encontrar esa caja, o se podría destapar mi secreto ya que en la daga está escrito mi nombre. Así que cogí los puños americanos, los cuales, tenían escritas unas inscripciones por si las cosas en algún momento se torcían.
Agarro mi bolso negro de Chanel y Leto los puños en el bolsillo cerrándolo con una cremallera.
Para supervisar que Morta no me hubiera visto, abrí ligeramente la puerta y observé que no estuviese en el pasillo.
Por suerte, estaba despejado y decidí salir de mi cuarto. Seguidamente, cerré la puerta.
Mientras bajaba las escaleras, sin más, sonó el timbre.
- ¿quieres que vaya a abrir?- me preguntó Morta.
- No hace falta, voy yo.- le respondí.
Me aproximé lentamente a la puerta, cuando unas gotas frías de sudor empezaron a caer por mi espalda. Interiormente, rezaba para que no fuese él. No podría soportar que le interrogase.
Al abrir la puerta, estaba Maddie.
Un alivio me recorrió el cuerpo, aunque al instante se desvaneció y la incertidumbre volvió a invadirme.
Sus ojos estaban llenos de lágrimas y se encontraba más roja que un tomate. ¿Qué había sucedido para que estuviese así?
- ¿qué ha pasado Maddie?- le cuestioné muy preocupada.
- Adela... es Lena, ¡la han matado!- hizo una pausa para tomar aire.- será mejor que vengas y lo veas con tus propios ojos.- entonces se fijó en Morta.- ¿quién eres?
- Oh,- respondió al instante.- Soy Evelyn Fidgerald, la prima de Adela.- tragó saliva.- siento la pérdida de Lena.
Ella se limitó a forzar una media sonrisa.
- Bueno...- dije mientras empujaba a "Evelyn" fuera de la puerta, para que seguidamente cerrase la puerta.- tenemos que irnos, ¡ya!- estaba completamente histérica. Y también, sabía que seguramente esta noche me tocaría hablar una larga charla con Morta.
Las tres corriendo como locas por la calle apartando y chocándonos contra la gente. No podía ni subirme al coche de los nervios que tenía. ¿Y si me habían incriminado? Pero, lo más importante era que habían matado a Lena por mi culpa. ¡Estaba segura! Sino, ¿por qué iba a ser?
Eso, hacía que un enorme remordimiento me invadiese y sintiera punzadas en mi pecho.
[...]
Cuando llegamos a la universidad estaba la entrada llena de cinta policial y dos agentes custodiándola.
Así que paré en seco a las dos y le dije:
- No nos van a dejar entrar.- miré a Maddie.- ¿sabes si entran por algún lugar, por el cual no nos pillen?
- Si, en el lateral izquierdo hay una ventana bastante grande por donde podemos entrar.
- De acuerdo, pues vayamos.- respondió Morta.
Las tres rodeamos la fachada y nos fuimos al lateral izquierdo donde se podía apreciar una ventana algo más ancha que las demás.
Cuando llegamos intenté levantar el cristal, pero si hacía más fuerza destaparía mis poderes. Si acaso llegaban a funcionar.
- Vale, hay un problema...- dije mientras ponía un mechón de pelo detrás de mi oreja debido al fuerte viento que hacía.- la ventana está cerrada.
- Ahora me toca a mi.- añadió Morta.
- Ey, Evelyn.- la cogí de su chaqueta de cuero azul.- ¿qué vas a hacer?- le hecho una mirada fulminante para que me entendiera.
- Espera, Adela.- me contestó haciendo hincapié en mi nombre.- Ahora déjame a mi.- si mirada le indicaba complicidad a la mía.
La solté, y ella se agachó al suelo.
Lo próximo que mis ojos vieron fue como tiraba una piedra a la ventana, y con otra terminó de quitar los pequeños trozos de cristal que quedaban.
- Asunto solucionado.- respondió mientras sacudía las manos.
Yo por dentro, suspiré aliviada.
Ella se metió por la ventana, y seguidamente Maddie. Después entré yo y sentí como mi cuerpo caía. Cuando me di cuenta, estaba tirada en el aseo de culo.
Miré hacia arriba y vi a Morta y a Maddie.
- esto estaba un poco alto, debes observar más las cosas y no lanzarte a lo desconocido porque alguna vez te vas a llevar una desilusión.- dijo Morta dándome lecciones, vale, era más vieja que yo pero eso no quiere decir que yo sea imbécil.
- Vale.- respondí mirándola fijamente.
Me agarré a un lavabo y me puse en pie.
- ¿Estás bien?- preguntó Maddie preocupada.
- Si, solo ha sido una caída no te preocupes.- le añadí mirándola con una sonrisa tranquilizante.
Sin más, Morta nos empuja a Maddie y a mi hasta meternos en un aseo.
- ¿Qué...- iba a decir cuando antes de terminar la frase Morta nos tapa la boca a mi y a Maddie.
Ella hizo un gesto para que escuchásemos y de repente, se oyeron unas voces de policías. Yo amplifiqué mi audición para poder oír lo que estaban diciendo. En estos momentos, tenía mi maldición activa. Eso quería decir que Lucifer no andaba cerca.
Al instante, escuché a dos guardias hablar:
- Pobre chica, habrá tenido que pasar un mal trago antes de morir.
- La verdad, no se como alguien puede soportar esas torturas... espero que la detective Decker encuentre al culpable y acabe entre rejas.
No pude evitar rodar los ojos, y en ese acto tan imprudente se percataron Maddie y Morta.
Sin más, dejé de escuchar voces y Morta nos destapó las bocas.
- ¿a qué se debe ese rodamiento de ojos?- argumentó Maddie con una sonrisa pilla mientras me daba un codazo.
- A Qué...- tenia que pensar una excusa rápidamente.- Se estaban demorando demasiado tiempo los policías.
- Cierto...- suspiró.- deberían tener un poco más de prisa para encerrar al cabrón que ha matado a nuestra amiga.
- Ahí tienes toda la razón, pero si no lo hace la policía lo haremos nosotras.
- Cuenta conmigo.- añadió Maddie mientras ponía la mano en el centro.
Yo añadí mi mano y le dije:
- y conmigo.- entonces miré a Morta.
- y yo no puedo faltar.- respondió.
- ¡volvemos a ser las chicas del Lux!- gritó con todas sus fuerzas.
En ese momento, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Y me fijé en como Morta me lanzaba una mirada diciendo «¿qué es eso del Lux?»
Y yo inevitablemente, le devolví una mirada decaída diciendo «ya te contaré...»
Ahora debíamos salir de aquí, e ir directas a la escena del crimen. Pero... ¿qué será lo que nos encontraremos allí? Por lo que habían dicho los policías la habían torturado. Ahora, solo quedaba resolver las dudas e intentar destapar al culpable sin que nos pillen. ¿Lo conseguiremos? Esa es la cuestión.
...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro