Capítulo 12
IMPORTANTE
ha habido un problema en Wattpad con los dispositivos IOS (lo he leído en el foro oficial de Wattpad, y ahora se que no solo me afecta a mi) , y lo están solucionando. Por ejemplo, afecta en la congelación de las letras. Lo que hace, que no pueda escribir durante Segundo. Por eso, he tardado tanto en subirlo. Disculpen las molestias, pero no puedo hacer nada para remediarlo. Solo, esperar.
¡Pero no se preocupen! Porque seguiré subiendo los capítulos. Por cierto, la siguiente actualización será el SÁBADO DE LA SEMANA QUE VIENE.
Y me encantaría que votasen, y me diesen ánimos con sus comentarios, ya que aunque hayan problemas yo estaré ahí para seguir con la historia.
Aquí me despido.
MUCHOS SALUDOS❤️
- Lucifer, ¿vienes conmigo?- le pregunté.
Él se quedó allí parado, en shock. Y harta de esperar una respuesta que parecía no salir de su boca, decidí avanzar hasta el parking. No pude evitar que me saltaran las lágrimas debido a toda la rabia que llevaba acumulada. Entonces, fui corriendo hacia el parking para que no me viesen con esas estúpidas lágrimas que salían de mis ojos, por todo lo que me importaba Lucifer.
Cuando llegué al parking, con mis manos temblorosas cogí las llaves de mi bolso. Abrí el coche con el control remoto y me subí. Al dejarme caer sobre el asiento, noté como un bajón me invadía por todo el cuerpo. Estaba deseando marcharme de aquí, terminar de una maldita vez la misión y olvidar lo que alguna vez llegué a sentir por él, cualquier sensación. ¡Odiaba a Lucifer! ¡Que decía lo amaba! Lo que odiaba era no tener respuesta a las cuestiones que se me pasaban por la cabeza, o lo que de verdad nunca me atreví a decirle o que me dijese a mi, un tan ansiado "te quiero".
[...]
Yo estaba en el coche, asumiendo que Lucifer nunca llegaría a sentir lo que sentía yo por él. ¡O por favor! Lucifer era demasiado perfecto y podría tener a cualquier mujer. ¿Por qué tendría que ser yo? Él solo me veía como a su mejor amiga... ¿de verdad me podría ver como algo más?
De repente, sentí como Lucifer estaba en peligro. No sé cómo ni por qué, pero algo dentro de mi lo decía a gritos.
Sin pensármelo dos veces, arranqué muy nerviosa mi coche.
Estaba que me salía de mis casillas. No podía ni respirar, solo sabía que tenía que llegar hasta Lucifer. Costara lo que costase y sintiera lo que sintiese por mi.
[...]
Sin más, llegué a la iglesia que era donde supuestamente se tenían que encontrar.
Al instante de situarme cerca de la iglesia, dejé mal aparcado mi coche. Ahora, no era momento de formalismos y de dejar las cosas perfectas.
Bajé corriendo del coche. Lo cerré y me metí a toda prisa en la iglesia sin dudarlo ni un segundo. Estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por Lucifer, cada día me daba mas cuenta de lo muchísimo que me importaba.
En ese momento, escuché un disparo y me situé en el centro de la sala. Concretamente entre las dos filas que había de bancos para sentarse a rezar. Cuando miré, vi a Lucifer levantando en peso a un hombre, quien debía de ser la araña. Cuando me quise dar cuenta, escuché a Chloe decirle:
- Lucifer, basta. Él ya irá a la cárcel, no quieras acabar tu igual.
Yo en un acto reflejo, dejé que mis sentimientos se apoderasen de mi razón.
- ¡Lucifer, por favor, para! No quiero perderte, tú no eres así. No hagas el papel que te puso tu padre se apodere de ti.- mi corazón se me iba a salir por la boca y la presión que tenía se iba esfumando por cada lágrima que brotaba de mi rostro.
Con la mirada destrozada, me miró Lucifer. Sus ojos estaban empañados en lágrimas, y sin más soltó al capullo.
Él se dejó caer al suelo, y yo fui hacia él. Cuando me puse a su lado, me agaché y le abracé por la espalda. Entonces, le susurré al oído:
- No te preocupes, Lucifer. Estoy aquí, y me quedaré a tu tanto como necesites.
Entonces, él agarró con una inmensa fuerza mis manos. Yo me limité a suspirar aliviada. Lo siguiente que hice fue examinar la escena del crimen, en la cual, estaba un chaval. Y al lado, se encontraba el padre tirado en el suelo y por lo que podía percibir estaba muerto. Ahora entendía porque Lucifer estaba así.
[...]
Después de un rato, la policía nos sacó de allí. A Lucifer lo perdí de vista.
Entonces, me dijo Chloe extrañada:
- ¿tienes algo con Lucifer?
- Eso no es asunto tuyo.- le respondí tajante.- pero no, no tenemos nada. ¿Por qué te importa eso? Después de todo, solo sois compañeros.- rodé los ojos.
Sentía que estaba siendo un poco fría y dura, pero no podía dejar que se acercase demasiado a Lucifer. Por lo menos, hasta que le hubiese dicho que lo que sentía o simplemente, hubiese aclarado mis sentimientos.
- Ahora me toca preguntar a mi, ¿por qué me odias tanto?
Yo me quedé estupefacta, de que por fin se hubiese dado cuenta.
- No te odio, solo mantengo las distancias. Después de todo, siempre me estás alejando de Lucifer.- dije entre dientes.
- Oh, yo...- parecía haberle dolido mi comentario.
- Te gusta, ¿verdad?- le pregunté algo mosqueada.
- No me has dicho que no me meta en tu vida; pues tú no te metas en la mía.- Se cruzó de brazos. Pero, se notaba como una mueca salía de su cara como haberle dicho aquel comentario, algo que, hizo que brotase todo mi poder dentro de mi.
Sin más, dejé que mis instintos se apoderasen de mi. Entonces, la miré con mis embriagadores ojo y le grité:
- Tú nunca podrás amar a Lucifer tanto como lo hago yo. ¿Lo entendiste? ¡No eres suficiente para él, así que aléjate de Lucifer! - realmente, yo tampoco era lo suficiente buena para él...
- ¡¿Tú quién te crees que eres para decirme que no soy suficiente para él?!
¡Mierda! Seguía siendo humana. Ahora mis poderes eran como el viento. Se esfumaban cuando más los necesitaba.
- Bueno... ¿qué te parece si hacemos un margen y zanjamos esta rivalidad?- le insinué para que me dejase en paz, y con ello, evitara que mis poderes, los cuales no podía controlar, se desatasen.
- ¿Ahora vas de buena?
- Resulta que es mejor llevarnos bien. Después de todo, eres poli.- hice una pausa.
- Tienes razón, pero para ello, deberemos dejar de lado a Lucifer. Que te parece, ¿lo hacemos?
- Trató hecho.- le respondí con un apretón de manos.- vamos a dejar a Lucifer fuera de la ecuación.
Entonces, me comenzó a vibrar el móvil, debido a que rara vez lo llevaba con sonido.
«¡Aleluya!»
Así que lo miré, y de mientras le añadí:
- discúlpame, tengo que atender una llamada.
Solo era una alarma de Instagram.
«¡Salvada por las redes sociales!»
Corriendo me escabullí e intenté buscar a Lucifer con la mirada, hasta que finalmente le encontré. Por suerte, estaba solo y podría hablar con él.
- Lucifer, te estaba buscando.- esbocé una enorme sonrisa que temblaba con solo pronunciar su nombre.
- Hola, diablilla...- dijo desganado, y seguramente dolido con lo que había pasado allí dentro.
- Lucifer, ¿¡dónde ha ido ese pícaro y mujeriego al que conozco!?- le pregunté mientras le respondía con un sincero gesto. Aun así, su cara no cambiaba de expresión y su rostro seguía mostrando una faceta que hacía que me sintiese fatal de verle así.- Lucifer...- esta vez, mi tono sonó quebradizo y preocupado.- ¿te encuentras bien? Que sepas, que me tienes aquí para lo que necesites.
- Hey, Lucifer.- escuché a lo lejos esa voz que tanto conseguía irritarme.
Miré y era la inspectora, como pensaba...
Ella se acercó a Lucifer, mientras me miraba con el rabillo del ojo. Entonces, decidió no decirme nada, y le cuestionó con una risa tonta que me producía arcadas:
- ¿Cómo estás?
- Gracias por tu preocupación, pero no me apetece hablar más. Me voy a mi casa. Adiós diablilla- respondió mirándome con la mirada destrozada.- Adiós, inspectora.- su mirada se fue hacia Chloe.
Él prefirió despedirse de nosotras, y retirarse de allí. Supongo que se olía mi enemistad con la inspectora Decker y no tenía ganas de lidiar con ello.
- Bueno, como se ha marchado Lucifer... me iré a mi casa a estudiar. Ya que, mañana tengo universidad y debo prepararme las clases.- le argumenté a Chloe.
- Claro.- respondió al segundo.
- Bueno, adiós.- concluí mientras me encaminaba hacia el coche.
- Adiós.- escuché como se despedía la inspectora.
Yo iba a paso ligero, pero sin que se diera cuenta de que por dentro me disponía a correr. Yo estaba dispuesta a ayudar y estar con Lucifer siempre que me necesitase. Y esta, era una de esas situaciones en las que me necesitaba más que nunca.
Al bajar de las nubes, me di cuenta de que me encontraba al lado de mi coche, así que, me subí y me dirigí hacia el Lux llena de nervios e incertidumbres que me surgían en la cabeza.
[...]
Al llegar, aparqué en la parte trasera y me adentré en el local.
Avancé por todo el Lux, el cual estaba más lleno de gente que las otras veces que había estado en el. Sin más, decidí pararme unos segundos en la barra para saludar a Maze, la cual, estaba sirviendo Bourbon.
- Hey, Maze. ¿No habrás visto a Lucifer?
- Si, se subió al ático. Seguro que se fue con la primera que pilló.- me miró extrañada y riéndose.- ¿vas a unirte?
- ¿¡qué!?- grité impactada.- No, no me gustan esa clase de juegos.- pero, veía imposible que Lucifer con lo destrozado que estaba en la escena del crimen hubiera sido capaz de irse a acostarse con cualquiera.- Bueno, voy a ver lo que me encuentro arriba. Adiós.- me despedí con una risilla graciosa.
- Adiós.- respondió forzando una sonrisa que intentaba ser agradable.
Seguí caminando entre la multitud de gente que había restregándose con una increíble escasez de ropa.
Por fin, con esfuerzo y un poco de paciencia conseguí de milagro llegar al ascensor. Al instante, algo preocupada e histérica por verle; subí.
En parte, me sentía aliviada por subir al ascensor. Porque, aunque los espacios cerrados me diesen un poco de claustrofobia, era mejor que estar entre toda esa muchedumbre borracha e incluso drogada.
Finalmente, las puertas del ascensor se abrieron dando acceso al apartamento de Lucifer. Y solo entonces, el hermoso sonido de un piano no dejaba de resonar en mis oídos haciendo que se me pusiese la piel de gallina.
Yo avancé por el pasillo y mis tacones acabaron resonando por toda la casa.
- No quiero visitas esta noche, si quieres sexo... vuelve mañana.- Se le escuchó decir a Lucifer mientras estaba sentado en el piano tocando esa pegadiza melodía.
- ¿Ni siquiera la visita de tu diablilla? Aunque no sea para sexo.- le pregunté con un tono inquieto y preocupado.
Él se giró al segundo de oír eso e intentó esbozar una sincera sonrisa, mientras que su mirada se veía tremendamente condolida.
A mi se me partió el corazón de verle así, porque aunque él estuviera my roto por dentro intentaba sacarme una sonrisa.
- ¿Puedo?- le pregunté mientras me acercaba a él, para situarme a su lado.
- Claro, siéntate.
Yo algo temblorosa lo hice, y le cuestioné:
- ¿qué era lo que tocabas?
- Un poco de Blues, la música del diablo.- logré ver como una media sonrisa amenazaba con salir de su rostro, lo que como consecuencia hizo que del mío brotase una inmensa acompañada de una tenue risilla.
- Si, algo sé.- le respondí.
Entonces, me puse a improvisar una combinación de notas que aprendí hace un par de siglos en el conservatorio de Milán.
- Me impresionas, Ady. Pero, ¿de dónde sacas tiempo?
Al pronunciar mi nombre, una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo haciendo que una increíble sensación placentera me invadiese de pies a cabeza.
- Bueno... si tú supieses todo el tiempo que he tenido para estudiar.- le susurré riéndome, porque era demasiado literal lo que le estaba contando.
- ¿Hay algo más que deba saber de esta fascinante diablilla?- noté como sus ojos se iluminaban por la curiosidad.
- Si, que también he estudiado abogacía y medicina.- le dije algo tímida. Resultaba que todo lo que le contaba era cierto, pero sucedió en el siglo pasado. Lo bueno era que como sabía falsificar las fechas del diploma cada cierto tiempo las iba alternando. En realidad, había estudiado casi todas las carreras que existían. Era algo así como la Barbie, pero esto era real. Y no era la típica con los ojos azules, porque los míos eran rojos.
- ¿¡cómo es posible que hayas podido estudiar todo eso sino tienes tantos años!?- Se quedó incrédulo, pero finalmente, su cara llegó a esbozar una amplia y segura sonrisa. ¡Por fin había conseguido que esbozara esa mueca en su rostro que tanto me fascinaba de él!
- Porque era una niña algo diferente a las demás, y me ingresaron en la universidad cuando tenía quince años. Por la mañana hacia una carrera y por la tarde otra. Mucho sacrificio, pero al final obtuvo sus frutos.
- ¿en serio es eso posible?- alzó una ceja sin llegar a creerme del todo.
- ¿Me ves con cara de mentirte?- le respondí mientras un puñal atravesaba mi corazón.
- No, no quería decir eso diablilla. Me fío completamente de tu palabra.- él comenzó a mirarme mientras sus ojos se clavaban en los míos, y una especie de destellos se emitían.
- Bueno...- mi voz sonó temblorosa.- ¿qué te parece si tocamos un poco el piano?
- Muy bien, diablilla. Me parece perfecto.- su rostro pareció iluminarse.
Él comenzó a tocar, mientras no dejábamos de intercambiar miradas.
- ¿Me sigues, diablilla?- me cuestionó mientras no dejaba de sonar una rítmica melodía.
- Claro, Lucifer.- respondí al instante con una enorme sonrisa.
Nunca me había sentido así, o más bien había olvidado que era ese sentimiento; la felicidad. ¿De verdad había encontrado mi sitio? ¿Podía olvidar mi pasado y comenzar aquí una vida "normal"? Solo deseaba que la respuesta tan ansiada fuese un si.
Era lo que llevaba deseando desde que llegué a Los Angeles. Pero, claro mientras fuese junto a él.
En ese instante, me apoyé en el hombro de Lucifer y comencé a tocar una melodía.
- ¿El lago de los cisnes?- dijo Lucifer sin rodeos.
- oh, - hice una pausa para pararme a pensar.- si, la toco desde hace mucho tiempo. Creo que es la única canción que me sé de memoria.
- Yo soy más de la música del diablo, pero si quieres también puedo tocarla.
Me puse erguida, y los dos comenzamos a tocarla al unísono. Estaba disfrutando con Lucifer, como nunca lo había hecho con nadie.
[...]
La atmósfera estaba cargada de sentimientos que deseaban salir. Cada segundo que pasaba con él, le amaba más.
Entonces, Lucifer comenzó a intercambiarme unas enormes y dulces sonrisas. Mientras que nuestros ojos no podían separarse el uno del otro.
Al instante, la música cesó. Y los dos, nos girarnos para mirarnos perfectamente y contemplarnos cara a cara.
Mis pulsaciones no dejaban de incrementarse y mi respiración se volvía cada vez más irregular. Sin más, coloqué mis manos sobre las suyas haciendo que él se sobresaltase por el gesto que acababa de realizar.
- Ady...- dijo con la voz ronca y apenas sonora.
- Lucifer...- le respondí mientras poco a poco íbamos acortando la distancia que nos separaba.
Sus labios no dejaban de gritarles a los míos lo mucho que necesitaba besarlos.
Cada vez, la distancia se iba volviendo mas escasa. Hasta que solo unos mínimos centímetros nos separaban haciendo que su aroma tan varonil, mezclado con su olor a tabaco y alcohol me invadiesen por completo.
- Diablilla, yo...- estaba a punto de decirme algo, cuando todo se vio trucado.
La puerta del ascensor sonó, y los dos nos vimos obligados a separarnos.
¡Maldita sea! ¡¿Cuándo iba a tener ese momento tan ansiado con Lucifer?! Pero, lo que más me molestaba era ¿¡quién se había atrevido a abrir la puerta?!
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