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XVI

Sus bocas se unieron en un desesperado beso mientras sus manos recorrían sus pieles ajenas y suspiraban en cada pausa que daban. Sintió la lengua ajena lamer su marca, sabía lo que seguía por lo que decidió darle espacio al alfa y sentir los caninos perforar su piel.

Dolió por un breve momento, pero desapareció cuando el mayor llenó su cuerpo de castos besos hasta llegar a su pelvis. Dejó salir un jadeo al sentir nuevamente la lengua tibia sobre sus bragas y jalar de ellas con los dientes. Que deleite. Nunca habían hecho este tipo de cosas en consciencia.

Despertó.

Miro alrededor suyo encontrando la cama vacía, había olvidado que el moreno no regresaría hasta el día siguiente. Se recostó nuevamente y cerró sus ojos con la esperanza de volver a dormir pero por alguna extraña razón su cuerpo se sentía caliente y demasiado sudoroso. Por más que se movía en la cama el calor no se iba, abrió las ventanas e incluso encendió el ventilador que tenía pero nada, el calor pareciera extenderse por todo el lugar.

Camino en su habitación de un lado a otro, tambaleándose en el proceso y casi apuntó de estamparse en la pared.

¿Qué le estaba pasando?

Se fijó en la hora eran las 5:00 am. Mephiles regresaría a eso de las nueve de la mañana. Tendría que ingeniárselas solo sino quería preocupar al alfa. Un olor captó su nariz al pasar por el bote de ropa sucia, con brusquedad tiro el bote y empezó a buscar desesperado, hasta encontrar una camisa de color rojo con el olor impregnado del alfa, no era la colonia que usaba, era el olor de Mephiles.

Café. Un delicioso aroma a café. Llevo la camisa a su nariz aspirando el olor hasta llevarla a su cama. Su miembro se levantó sin previo aviso llamando su atención.

— Ah..mierda...el celo.

Dejó la prenda a un lado de él y se levantó para cerrar las ventanas, cortinas y ponerle seguro a su puerta. No se había dado cuenta pero su olor se expandió por toda la casa, agarró su celular de su mesita de noche y le mando un mensaje de advertencia al mayor.

No tardo mucho realmente en recibir respuesta pero no sé fijo que decía el mensaje y decidió apagar el celular. Además de que no recuerda exactamente qué le dijo. No quería que Mephiles viniera y lo viera en este estado tan delicado.

Miro la camisa del alfa y dudo, sus mejillas se tornaron de un bonito rojo destellante y sus ojos brillaban. ¿Sería prudente?

Si divaga entre sus memorias, la única vez que Mephiles y él tuvieron sexo por primera vez fue en el celo del alfa, no fue nada romántico pero tampoco fue algo de lo que se arrepiente pues al ser un poco brusco, el mayor siempre le preguntaba su bienestar antes de siquiera hacer algo que al plateado no le gustara.
Eso era algo que Silver adoraba porque Mephiles a pesar de su calentura siempre estaba al pendiente si le hacía daño. Lo que era gracioso porque al día siguiente el alfa se comportaba como todo un gatito tímido al notar los rasguños de su amo. Lo recordaba cuando eran novios...

— Me- Mephiles.

Y Mephiles se encontraba en una misión suicida. Estaba apunto de matar a un león cuando la marca ardió provocando que la arma cayera al suelo, sujeto su nuca con su mano izquierda mientras volvía a tomar el arma.

— ¿Qué carajos? —

Mephiles...

— ¿Silver?— Preguntó mirando a todos lados. No encontró al albino en ninguna parte, el león aprovechó aquello para tirarse encima de él con una navaja en mano.

— ¡Comandante!— Escuchó la voz de Infinite seguido de varios disparos. El león se desplomó en su cuerpo y por el rabillo del ojo notó que por poco y le encajaba esa cosa en sus costillas.

Suspiró, alejó el cuerpo de un empujón y se levantó. La marca volvió arder.

— Comandante estamos esperando instrucciones — Le recordó el alfa. Mephiles frunció el ceño y asintió. Se estaba distrayendo.

Ambos alfas corrieron hasta donde estaban sus compañeros que peleaban con destreza y uno que otro herido pero nada de que preocuparse. Nuevamente el ardor se hizo presente mientras buscaba en los cuerpos de los enemigos armas para defenderse.

Mephiles...

Esa era la voz de Silver pero no sonaba atemorizada ni preocupante. Su alfa interior se removió con felicidad y el oscuro entendió a la perfección; el celo de su omega había aparecido y él no estaba allí. Hace algunos minutos recibió su mensaje un poco extraño...

Silver:

Ajqbqbksoss

Mephiles:
¿?

No se había preocupado porque lo veía innecesario, pensó que posiblemente debido al sueño que tenía el omega no pudo escribir bien. Soltó un gruñido al ver a un lobo apuntarle, rápidamente agarró una arma francotirador y le apuntó a la cabeza para después dispararle. El sonido de la bala perforar el craneo le causó extasis. Tendría que acabar la maldita misión para llegar a casa lo más pronto posible.

— Hoy me toca. — Y recargó su arma.

Silver llevaba dos horas restregándose en el colchón con la camisa del alfa en una mano mientras en la otra se masturbaba. La habitación estaba concentrada de feromonas y no sabía discernir si lo que estaba viendo era el reloj o era una polla. No había encontrado sus supresores y no era una buena idea ir a la farmacia con este estado.

Quiso llamar a Blaze pero eso sería otro problema más.

Miro el reloj que había dejado Mephiles en la mesita de noche, marcaban las 7:00 am. Ya se encontraba desnudo con las piernas semi abiertas y el lubricante de su entrada escurriendo a chorros, los ojos le ardían de lo cristalinos que estaban. Se dio la vuelta sin dejar de masturbarse y apretujando más la camisa del mayor. Al cabo de unos cuantos minutos se vino en su mano y se recostó en la cama regulando su respiración.

De pronto escuchó el cerrojo de la puerta moverse. Se levantó tan pronto como pudo y se colocó la camisa del alfa. El miedo lo invadió de no saber quién se encontraba afuera y la imagen de un Knuckles intentando abrir le causaba un pavor. Estaba apunto de encerrarse en su baño cuando la voz de Mephiles invadió sus sentidos...

— Silver ábreme sé que estás ahí —

El omega interno de Silver chilló de felicidad al reconocer que su alfa se encontraba a escasos metros.

— Estoy en celo no es una buena decisión que

El mayor gruño.

— ¿Crees que no lo sé?—

Jadeo. Sus piernas temblaban y su miembro se endureció nuevamente, necesitaba atención urgente y el alfa estaba ahí afuera. El omega sabía de lo que sería capaz el mayor al querer entrar a su habitación. Varios toques se hicieron presentes en la puerta y las feromonas de Mephiles se hicieron presentes. El café inundó sus fosas nasales y Silver se sintió desfallecer en ese instante.

¿Sería prudente dejarlo pasar?

Silver ábreme la puerta, mierda —

Tal y como se lo ordenó con la voz de mando el plateado le abrió e inmediatamente sintió los labios ajenos profanar su boca. Sus lenguas se enrollaron en un breve momento para luego el mayor empezar a desvestirse, aflojando sus corbata sin dejar de besar los belfos del albino. En cada toma de aire Silver sentía su cuerpo adormecerse y lo hinchados que estaban sus labios. Pero Mephiles nunca se separó del omega, al contrario, lo arrinconó en una esquina donde dejó un largo camino de besos desde su clavícula hasta su mandíbula proporcionando pequeños hematomas rojizos.

— Me-Mephiles.

Jadeo. Joder se sentía tan bien y aún así deseaba más que solo besos y caricias. Su entrada palpitaba. La mano escurridiza del alfa viajó a hasta llegar a su entrada donde sin previo aviso metió uno de sus falanges en la apretada entrada del omega. El menor gimió bajo y mordió su labio inferior, ahogando sus gemidos en el hombro del mayor  mientras leves embestidas le eran otorgadas, luego aumentaron de velocidad. Sentía que en cualquier momento sus piernas le fallarían y no lo llego venir pero cuando pensó que hasta ahí acabaría un segundo dedo lo invadió.

— Estas tan estrecho — Susurro el alfa en su oído.

Silver se estremeció y eventualmente sus piernas le fallaron. Ahí en el suelo frío Mephiles dejó salir sus dedos llenos de lubricante, bajo el cierre de su pantalón dejando salir su prominente polla necesitada de atención. Los ojos del omega se iluminaron en un instante.

— Por favor — Rogó intentando agarrar el miembro del oscuro. Pero este, se negó empujándolo despacito.

— ¿Lo quieres ?— Dijo.

Silver lloriqueo y asintió frenéticamente. Le urgía sentirlo.

— Entonces voltéate — No se necesitaba la voz de mando para aquello pues el albino tan obediente se giró y levantó su trasero al aire.

Mephiles apretujó  las redondas nalgas del menor a su antojo incluyendo mordidas y pellizcos.

— Eres mío y solo mío — Le murmuro en su oído al omega y cuando Silver iba a decir algo sintió un inmenso placer al sentir como poco a poco entraba el pene de su alfa dentro de él.

Dejo salir su lengua de lo excitador que se sentía.

El alfa llevó a su omega cerca del tocador de Silver, quien al llegar vio su reflejo en el. Con las pupilas dilatadas, la lengua por fuera, sus labios hinchados, marcas rojizas en su cuello y el sudor que se deslizaba desde su frente hasta su clavícula.

— Creo que — Antes que el omega pudiera seguir, Mephiles lo empujo contra el tocador haciéndole girar para verse frente a frente. Sujetó con firmeza su mentón sin permitirle decir alguna palabra, solo el sonido húmedo de sus lenguas.

Silver apenas y logró sujetarse a la orilla del mueble. Paso sus brazos por el cuello del otro intentando seguir el ritmo y calmar su acelerada respiración, el pene de Mephiles seguía ahí, dentro de él pero sin moverse. ¿Qué estaba esperando? Besó su cuello, intentando llamar su atención pero el oscuro solo gruñía y lo aprisionaba más a él. Sintió entonces como la verga del alfa se deslizaba entre su nalgas para salir lentamente hasta llegar a la punta. El azabache lo miro y beso su frente para luego introducir con rapidez su pene nuevamente.

Silver no lo sintió, de hecho, no se dio cuenta. Pero los caninos del alfa se habían incrustado en su nuca, dejando que sus feromonas interactúen entre ellas y se fusionaran en uno solo.

— Lo lamento no puedo controlarme — Se excusó el mayor. Penetrándolo nuevamente con una velocidad mayor que la anterior, sacudiendo el espejo en sincronía. El albino abrió más sus preciosas piernas, intentando no gemir de lo bien que se sentía, ni de gritar siquiera. Pero Mephiles le recordó que si o si tenía que escucharlo gemir, arremetía contra el provocando que sus pieles produjeran un sonido húmedo y violento.

Silver se agarraba de la espalda de Mephiles, arañando y mordiendo, dejando que el placer sucumbiera sus sentidos. Gimiendo alto y fuerte. Con las piernas abiertas lo único que podía hacer era mover sus caderas en sincronía, dándole al alfa la libertad de romperlo y manejarlo a su antojo.

¿Se arrepentirían después?

— Un poco más — Gimió el alfa cuando sintió que muy pronto se acercaba el orgasmo. Mandaron al diablo al espejo cuando lo escucharon romperse por la turbulencia, algunos cristales rasguñaron un poco la espalda del menor pero a eso el plateado le importaba una mierda absoluta.

Soltaron un gemido cuando ambos llegaron al orgasmo. Mephiles sin pensarlo eyaculó dentro de la cavidad del menor. Dejo salir su pene rebosante de semen, entonces sus ojos se abrieron a la par al notar la cruda realidad, cuando levanto la vista para mirar al omega, este se había desplomado en su hombro.

El alfa suspiró.

Sonic era un abogado muy reconocido, un amigo, un confidente, alguien que no te juzgaba, una pareja que siempre estaría a tu lado en todo momento, en fin todo lo que buscabas en alguien lo tenía el. Eso Shadow lo sabía, sabía que Sonic era único en su especie y que es muy diferente a todo aquel al que haya conocido.

Es alguien por el que vale la pena luchar.

Sin embargo, no todo era una palomita color verde también había muchas tachas color rojo intenso. Y es que la inseguridad de Sonic era algo que no pensó que se acrecentaría. Desde un principio de su relación el azulado sentía inseguridad, porque claro, ¿por qué no lo tendría? Si le llegaban rumores de todos los edificios de la facultad cuando Shadow lo estaba cortejando, no eran rumores agradables para un omega que nunca ha tenido novio.

Por si no fuera poco. La infidelidad solo aumentó su inseguridad más de lo normal y eso causó un gran impacto en su matrimonio.

Justo ahora, después de haberse reunido en secreto con Blaze quien le dio a conocer la situación en la que se encontraba Silver y haber contado cosas que si hubiera puesto más atención desde un principio no estaría pasando por esto, solo porque un estúpido beta no acepta el ser correspondido. Sonic no tendría que haber sufrido aquello.

— Ya llegué — Informó entrando a la casa.

— Shadz, estamos en la cocina — Escuchó a su omega gritar desde la cocina.

— ¿Estamos?— Susurro para sí mismo. Pronto un olor a narciso le llegó. — Rouge.

Un indescriptible y molesto ardor en la boca de su estómago se instauró al oler el olor, dejó salir su aroma simplemente para poder respirar mejor. Sintió por su marca como Sonic ronroneaba y también dejaba salir su dulce aroma por toda la casa.

Con pasos desganados llego hasta la cocina donde encontró a la murciélago vestida elegante. Falda negra, blusa blanca con un pequeño escote entre su pecho y unas zapatillas rojas de aguja. Ignoro por completo la mirada atenta de la beta en él.

— Hola Shadow — Saludo la fémina.

Shadow frunció el ceño. Pero sonrió falsamente para no levantar sospechas. Miro a su esposo quien lo miraba con esos ojos de cachorro. Beso sus deliciosos labios y miro a la beta.

— Hola Rouge —

— Shady. Rouge vino a saludarnos —

Eso a Shadow no le agrado. Conocía a Rouge como la palma de su mano, y sabía que ella no era de aquellas que venían a "visitar" ella buscaba algo de Sonic y eso conllevaba a "ayudar". Definitivamente no lo permitiría.

— No estamos laborando Rouge— Dijo el azabache con una mirada asesina. La murciélago trago grueso y negó rotundamente.

— Oh, no me malinterpretes Shadz. — Río — Entiendo que ya hace tiempo Sonic no ejerce su carrera como abogado.

¿Acaso es un ataque? Miro al azulado quien cabizbajo asintió. El alfa suspiró. Muchos dirían que Shadow era el causante de que Sonic no ejerciera su carrera pero la verdad es que su salud mental del omega no se lo permite, por esa razón es que decidió que lo mejor sería que él trabajara y no Sonic. Sabía que muchos los criticarían pero solamente ellos saben la verdadera razón.

— Tenemos nuestras razones. Pero no te preocupes, no necesariamente tiene que ser con Sonic puede ser conmigo.

Rouge inevitablemente mostró una muestra de desagrado que paso desapercibida por el omega sin embargo para el alfa no. Se cruzó de brazos.

— Créeme que no vengo para eso Shadow. Solo quise venir a visitar a mi hijo preferido. ¿Ya sabes que Silver está embarazado? — Alzó una ceja.

El alfa apretó sus puños. Esa perra lo hacía con intenciones de molestar.

— Claro, de hecho, el mismo nos invitó a su casa a darnos las buenas noticias. ¿No es algo maravilloso? —

— ¡Sí! Yo hablé con él y se ve tan feliz con Mephiles — Continuó el omega. El oscuro sonrió tan enternecido, Sonic era demasiado inocente para darse cuenta de la realidad. Beso su frente.

— Oh, que bueno que los visitaron.

Y Rouge ya no supo qué más decir. Toda la tarde la pasaron hablando sobre los planes que se tienen planeado en el área de marketing y tanto Rouge como Sonic buscaban ideas por internet. De vez en cuando la murciélago se le insinúaba al alfa, moviéndose sus caderas a propósito de forma vulgar y abría más su escote con la excusa de que hacía "mucho calor". Si por Shadow fuera se iría en cualquier momento pero dejar a su esposo solo con aquella mujer era un error horrible.

Sonic siendo el único omega capaz de oler las feromonas de su esposo y saber su sentir sintió que algo andaba mal entre Shadow y la beta. Normalmente el alfa no era tan serio como de costumbre siempre había algo que decir y esta ocasión, el notar al oscuro más callado de lo normal era algo de que preocuparse. Muchas veces intento seguirle la mirada al alfa pero este o no se daba cuenta o cuando lo hacía le dedicaba un beso en la frente.

Inmediatamente los pensamientos del azulado se tornaron en torno a Silver.

Por alguna extraña razón su mente le imagino un escenario donde el alfa besaba al omega albino. De hecho, si se ponía analizar las cosas era sospechoso que no encontrara a su alfa en la mañana junto a él.

No lo llamo.

Ni le mando mensaje siquiera, pensó que habría salido por algunas cosas y regresaría.

No había olido su olor. Incluso cuando entró a la cocina no encontró ningún olor a omega. Solamente el de un alfa...mujer.

Pero...es imposible. A Shadow no le gustan los alfas y un alfa con otro alfa no pueden.

Pero siempre habrá una excepción.

— ¿De quién es ese olor?— Preguntó Sonic una vez que la beta se fue de su hogar.

Cuando Rouge se fue para Shadow fue un gran alivio, así tendría la oportunidad de hablar con Sonic sin que esa mujer se metiera. Sin embargo aquella pregunta lo sacó de sus pensamientos.

¿Olor?

— Amor ¿De qué hablas?— Acercó la palma de su mano a la mejilla del omega. Recibió entonces un manotazo.

— ¡No me mientas! ¡Estuviste con una mujer! —

Shadow olió su camisa. Ah, el olor de Blaze se impregnó en su ropa. La relación entre Blaze y Shadow es realmente buena para ellos como alfas, no detestan los abrazos a pesar de su casta, aunque en algunas ocasiones cuando interactúan con sus omegas sienten un poco de celos pero no llegan a tal punto de molerse a golpes. Siempre ha tenido una distancia prudente con Amy y la alfa con Sonic de igual modo.

Es muy contrario a Mephiles. No sabe si es porque Blaze es recesivo y no dominante. Pero de igual forma a pesar de que también sea dominante los celos de Mephiles no se manifestaron incluso en la universidad...

— Escucha. Este olor sí es de una mujer pero

— ¡Pero nada! ¡Me engañaste otra vez!— Gritó el omega. Shadow suspiró y contó hasta diez tiene que ser paciente.

Abrazó a su omega quien se resistió al abrazo empezando a patalear y llorar.

— ¡Suéltame! ¡Lo hiciste otra vez! ¡Prometiste que no lo harías!—

— ¡Sonic no te engañe este olor es de Blaze !— Lo sujetó de ambas manos.

Ambos ojos. Rubí y esmeralda se vieron. La respiración de Sonic empezó a tranquilizarse y dejó de patalear. Olisqueó la camisa del azabache y efectivamente, el olor a vino pertenecía a Blaze.

Shadow alejó sus manos.

— Perdón. — Escuchó al omega decir — No se que me pasó perdón, perdón, de verdad perdón.

Los brazos del cobalto enrollaron la cintura del mayor hundiéndose en lágrimas que hicieron sentir mal al azabache. Esto era una rutina de casi todos los días, pero no importaba porque no era culpa de su omega, era culpa suya por haber creado inseguridades en él.

— Tenemos que hablar amor —  Dijo Shadow correspondiendo el abrazo.


Salió de su laboratorio con un tubo de ensayo y su bata manchada de químicos que desconocía Amy.

— Hola querido. Vino Amy a visitarnos— Dijo Rouge con un sonrisa de oreja a oreja.

Knuckles se quitó sus lentes y sonrió al notar a la omega con unas terribles ojeras y su delineador arruinado.

— Ay Amy. Lo que te dije que no hicieras y lo hiciste. — Dejó el tubo de ensayo en su escritorio y se quitó sus guantes. — Me imagino que definitivamente la relación con Blaze terminó.

— Hice lo que me dijiste que hiciera. Ya déjame libre — Respondió la omega.

El beta chisto la lengua y negó, hizo una seña a Rouge quien asintió y salió de la oficina dejando a los otros dos solos. Automáticamente el rostro del rojizo cambio a una completa seriedad.

— Cometiste un error. Tú y Rouge cometen errores estúpidos y creen que pueden salirse así porque sí.

Amy siempre supo quien estaba detrás de todo lo que había pasado, única testigo y única a la que Knuckles tenía bajo su dominio después de Rouge, claro esta. De hecho, fue el primer experimento que usó el beta para saber que se puede convertir de un beta a un omega.

Amy nunca fue una omega, era un beta de categoría muy baja, incapaz de tener un olor y oler otros olores.

Siempre quiso ser una omega, que tuviese un olor muy rico y atrayente para los alfas, un celo que se adelante y un muy buen cuerpo. Lo tenía pero no tenía lo característico que atraía los alfas y eso era el olor. Sumida en la depresión y en la ansiedad acudió a un estudiante que siempre trabajaba en su laboratorio y no salía de ahí acompañado de una murciélago que de vez en cuando le llevaba comida.  Supo quien era porque era su compañera en la carrera junto con una gata morada de nombre Blaze.

Entonces conoció a Knuckles y a Rouge. Dos betas que se conocían desde niños y que tenían un grupo conformado por un omega y cuatro betas. Tal vez en el pasado se pudo haber conformado siendo beta y solo dedicarse a admirar a las parejas de su universidad y esperar a que el destino le permitiera tener novio o novia. Cualquiera de las dos está bien. Pero cuando Knuckles desprendió un olor a mora...algo cambió en Amy.

La luz de la esperanza estaba al alcance y por nada del mundo la desperdiciaría.

Lo que eso significaría estar en deuda con el rojizo...

— Te pedí que te cogieras a Mephiles pero decidiste coger con Blaze. No fue parte del acuerdo Amy — Frunció el ceño — Querías ser omega y ya eres omega, ahora que quiero que me devuelvas el favor no lo haces.

— No soy....— Trago grueso— Una omega.

— Cierto — Continuó — Eres mitad omega y mitad beta, tienes el olor que todo alfa le atrae pero no tienes celo ni lubricas. Entomces, ¿Por qué con Blaze? Si en un principio del que estabas enamorada era Mephiles.

Por accidente de no ser por sus tacones tropezó con un azabache.

— ¡Ay¡ ¡Discúlpame! — Exclamó al chocar en el pecho del oscuro.

Mephiles sonrió tímido, acomodó sus gafas y la agarró de los hombros.

— No pasa nada.

Para muchos el que Amy chocara con aquel alfa era lo más cliché y romántico que puede existir pero la verdad era que la rosada desde hace tiempo ansiaba tener aunque sea un mínimo roce con el azabache. No iban en la misma facultad pero acudían a la misma biblioteca los lunes y martes. Cuando lo vio la primera vez los ojos verde limón de Amy se iluminaron cual antorchas, de inmediato supo que era un alfa aunque no lucía como otros alfas que comúnmente veía. Sin embargo, este alfa, era totalmente distinto a los demás.

Mephiles era todo lo que Amy soñaba en una pareja. No era mujeriego, era inteligente, lo apuesto quedaba corto, amable con todos y cada uno pero muyyyy tímido a lo que comúnmente se espera de un alfa. Sin embargo nunca se acercó a él, solo lo observaba de lejos y esta oportunidad era única, no la dejaría ir así porque sí. Pero solo habían cruzado unas cuantas palabras y nada más.

Cuando pensó que no lo volvería a ver, lo encontró en donde menos lo pensó, ser amiga de Rouge y Knuckles ayudaba mucho para poder integrarse al nuevo grupo que se estaba formando, y por supuesto el poder entablar una conversación con Mephiles era de sus pasatiempos favoritos. No hablaban mucho solo un par de palabras, pero al menos pasaban de "Hola, ¿ Cómo estas?" A un "¿ Que has hecho en este día ?" Y aunque Mephiles era de palabras cortas eran suficientes para Amy.

La beta nunca supo en realidad la casta de Mephiles solo lo  supuso, de hecho, fue más grande su sorpresa al notar que todos coincidían con que era un beta. Nada haría más feliz a Amy al escuchar eso.

Mephiles siendo un beta...la pareja perfecta.

Era todo perfecto. Solo era cuestión de tiempo para que el oscuro se abriera más a ella.

Hasta que llegó Silver.

Y todo lo que un día le costó a Amy, Silver en menos de media hora lo consiguió.

¡Muy buenassss a todoosss! Ya lo sé, ya lo sé, me tarde muuuuchoooo

Ya hasta pasó navidad, año nuevo y el día del amor y la amistad. ¿Qué más me falta?...

Bueno hay una explicación...de antemano, les quiero pedir una disculpa grande. No estaba en mis planes el actualizar hasta estas fechas, pero el año pasado, principios de diciembre todo se fue al caño. En primera porque la universidad no me permitía descansar con eso de exámenes finales de semestre, estuve con mucho estrés y ansiedad. Además de que la inspiración de repente se me fue, problemas personales se sumaron a eso y por último tuve un mega bloqueo con esta historia y con oscuro deseo. Así que no piensen que me morí o que no quise continuar con la historia.

Kumbala planeado que tenga un total de veinticinco capítulos.

No se porque me pasan estas cosas a mi T v T

Peroooo he vuelto gente, con más inspiración y sin bloqueo de nadaaa. Espero y les haya gustado la escena sexual del principio, no será la única.

Sin más que decir nos leemos prontoooo!

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