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II

Veía su figura en el espejo deleitándose el mismo por el smokin que llevaba puesto.

Silver era hermoso a simple vista pero el smokin lo hacía verse jodidamente deseable. Sonrió satisfecho arreglando su moño.

Solo faltaba media hora para llegar a la ceremonia. Peino sus púas, salió de su habitación y bajó las escaleras para llegar al comedor.

Blaze, su amiga de la infancia se había ofrecido a llevar al plateado, ayer en la noche la alfa le había mandado un mensaje ofreciendo llevarlo al templo puesto que el albino no tenía un transporte, por supuesto el omega aceptó la ayuda. Ahora solo faltaba encontrar la caja donde se encontraban los anillos, desesperado rebuscó entre los cajones de la sala, entre los cojines, en el suelo, y hasta el pequeño mini baño que tenía en la primera planta.

Sus manos sintieron la textura de la dichosa caja cuando tantearon entre un pequeño espacio de su mini biblioteca al mueble del televisor.

—¡Por fin!—

Revisó que todo estuviera en órden, sus llaves, su billetera, su celular...

— ¡Carajo, carajo!— Murmuró a sí mismo subiendo nuevamente a su habitación.

Encima de su escritorio se encontraba una caja forrada de color blanco con una nota que decía " Felicidades" en letras grandes. Se había olvidado por completo del regalo y no se había percatado que ya había entrado millones de veces a su habitación como para poder verla.

El sonido del claxon lo hizo sobresaltarse optando casi por tirar el objeto.

Se acercó a su ventana, retiró su cortina de estrellas y ahí estaba Blaze.

Bajó las escaleras nuevamente, recogió su abrigo por si hacía frío y salió de su hogar. El aire fresco golpeaba su rostro con sutileza.

— Silver entra, tenemos que llegar antes que todos.— Solicitó Blaze haciendo movimientos con sus manos.

Silver asintió, abrió la puerta del copiloto y entró.

El plateado no tenía palabras para describir el vestido elegante de Blaze. Llevaba puesto un Qipao color negro con rosas color dorado, su cabello estaba atado a una chongo a la altura de sus hombros sujetado a una horquilla en forma de rosa color  roja.

Blaze se veía estupendamente hermosa.

El silencio era agradable, el omega contemplaba el paisaje desde la ventana, las casas antiguas y viejas, los cerezos de Japón le hacían recordar recuerdos inolvidables de su etapa universitaria. De nuevo ese rostro apareció en sus recuerdos, Silver tragó grueso negando con su cabeza.

No era momento de pensar en eso.

La alfa se percató de eso, llevaba tiempo sin ver a su amigo de la infancia después de aquella pelea entre Sonic y el, misma que presenció y sintió un nudo en la garganta cuando se enteró de lo ocurrido.

— ¿Qué sucede?

Silver se sobresaltó sonriendo nervioso, no quería preocupar a Blaze. Pero era  inevitable que Blaze no se preocupará por el.

— Estaba recordando algunas cosas no hay de que preocuparse.— Respondió. Blaze asintió, no quería preguntar más sin embargo, su alfa interno le pedía que se preocupase por el omega e indagara más.

— Estoy bien Blaze, tranquila.— Insistió sintiendo la mueca de desesperación de la morada por preguntar pero Silver no quería contestar.

— Lo siento. En fin, cuéntame ¿Cómo te ha ido?— Preguntó sin desviar su vista del camino. Silver se cohibió habían pasado muchas cosas en estos tres años y sinceramente no quería desahogarse frente a su amiga.

¿Cómo le había tratado la vida? El karma sabía la respuesta.

— Bien, ya sabes buscando inspiración de aquí para allá y esas cosas.— Mintió. Llevaba tiempo en hiatus sin poder lograr pintar algo.

— Me imagino, el trabajo deber ser agotador.

Llegaron a la entrada del templo, Silver suspiró aliviado, un guardia se acercó a ellos.

— ¿Son invitados a la boda?— Preguntó viendo el interior del auto. Blaze frunció el ceño. ¿Qué tanto veía?

— Si.—

— ¿Pueden darme sus invitaciones?— Pidió amablemente el guardia.

Blaze resopló. De su bolsillo sacó la invitación, Silver imitó la acción de la morada y los dos erizos al mismo tiempo entregaron sus invitaciones.

— Gracias pueden pasar.— El guardia sonrió y entregó las invitaciones dejando que Blaze pudiera pasar por el estacionamiento.

— Corre, ya deben estar a punto de empezar.—

Silver asintió, dejó el regalo debajo de su asiento y ambos erizos bajaron del auto. A pasos apresurados se acercaron al templo, varias personas entraban y tomaban asiento.

El templo estaba decorado a los alrededores de enredaderas, dentro del lugar los asientos tenían lazos color blanco que se unían mediante ramos de rosas color blancas. A lo lejos vieron a Shadow hablar con el sacerdote, Silver tragó grueso hace tanto tiempo que no lo veía, seguía siendo atractivo... y de pronto Shadow se giró en dirrección al plateado.

Silver se alarmó buscando un lugar entre los asientos.

— Hey, Silv. ¿No se supone que tú tienes que ir al frente?— Oh, la señora Aleena, madre de Sonic vestía un kimono color rosa pastel.

Había visto llegar al omega junto con Blaze, así que no dudo en acercarse al plateado al ver qué esté mismo se sentaba en la quinta fila.

Silver no sabía si sentirse estupefacto por
tal actitud de la persona que le dió una bofetada aquel día.

— Y-yo...

Las palabras no salían.

— Tranquilo, mi hijo te perdonó y si el lo hizo yo también lo hice. — Admitió sonriendo. Silver sentía un peso menos, por lo menos la madre de Sonic y Blaze lo habían perdonado ahora solo faltaban sus amigos.

Que en cierta parte tenía miedo de como reaccionarían al verlo.

— Gracias.

La beta se despidió y le pidió a Silver amablemente que cuando llegaran más invitados fuera a los asientos de la primera fila ya que, al ser el padrino  su lugar era ahí junto con el otro padrino del novio.

Que hasta ahora no sabe quién es.

El bullicio de las personas se escuchaba, sentía nervios todavía no iba a los asientos principales por miedo a encontrarse cara a cara con el moreno. Y sinceramente no deseaba entablar una conversación ni en la fiesta ni en la ceremonia.

"Lo haces por Sonic, recuerda."

— ¡Ahí viene Sonic!— Anunció una voz desconocida. Sus púas de erizaron al escuchar aquel nombre, se despidió de Blaze quien estaba hablando con una beta y salió corriendo a su asiento.

Al llegar la mirada de Shadow y de Silver se conectaron, Shadow sonrió en gesto de amabilidad  y Silver desvió la mirada para solo centrarse en Sonic.

No había palabras para explicar lo admirable de la belleza de Sonic. No las había. Vestía un smokin color blanco como la nieve, a la vez que la señora Aleena sujetaba su antebrazo, ambos caminaban con elegancia. El padre de Sonic no existía, al menos así lo describía el azulado. Simplemente no había explicaciones, su progenitor abandonó al omega y a su madre cuando está apenas tenía seis meses de gestación.

Era un tema que no se podía hablar pues el cobalto guardaba cierto rencor hacía aquel que fue su padre.

Aleena llegó al altar, dejó la mano de su hijo en la de su yerno les dedicó una mirada tierna y compasiva. Besó la frente de su azulado y se dirigió a su asiento.

Silver estaba encantado con la escena, el sueño de su mejor amigo se estaba haciendo realidad.

La ceremonia transcurría normal, estaba tan absorto en las palabras filosóficas del sacerdote que no se dió cuenta cuando una conejita llamó su nombre.

— Joven Silver.—

El albino se asustó, giró su rostro y se encontró con un par de ojos color marrón y esa sonrisa tierna.

— Cream...— Susurró en voz baja.

Cream, una beta de baja estatura vestía un vestido ampón de color durazno. Aún no podía creer lo rápido que había crecido aquella conejita.

La beta le entregó una caja muy conocida para el omega. Silver se alteró había dejado los anillos en el carro de Blaze.

— La señorita Blaze me pidió entregarle esto. —

— Muchísima gracias.

Cream asintió y a paso lento y silencioso se dirigió a su asiento. Silver pudo divisar al acompañante de la conejita, un zorro amarillo con dos colas vestía un smokin color azul rey.

— Pss, psss Silver los anillos.— Escuchó al azulado susurrar.

Silver salió de su trance. Cuando se levantó un olor a café inundó sus fosas nasales era de un alfa, y curiosamente se le hacía muy conocido aquel aroma esquisito. Olfateo un poco cerrando sus ojos e impregnandose del olor y entonces, lo vió.

— Mephiles.— Murmuró para sí mismo abriendo lentamente sus ojos.

Sus piernas no respondían, el alfa se venía acercando al altar, los latidos de su corazón empezaron a palpitar y resonar en sus oídos. Su cuerpo no le respondía y la voz de Sonic se escuchaba como eco.

Mephiles vestía un smokin color gris lo hacía verse increíblemente atractivo. Cosa que admiró Silver.

Respiró hondo intentando controlar sus nervios y pensamientos.

El olor de café se hizo más intenso y las piernas de Silver se sentían débiles. Mephiles se acercaba con el lazo que uniría a los novios.

Silver entendió. Mephiles era el otro padrino.

— Silver.—

Y si no fuera por la voz de de Sonic no habría salido de su trance. Se irguió y mostró un sonrisa, ignorando el olor de su ex.

Mephiles y Silver quedaron a una distancia considerable ambos viéndose en un silencio sepulcral. El sacerdote carraspeó llamando la atención del alfa y del omega.

Silver entregó los anillos a Sonic a la vez que Mephiles pasaba el largo lazo por las cabezas de ambos novios. Se colocaron en medio del altar e hicieron una reverencia en respeto. El plateado volvió a dirigirse a su asiento esperando con nervios los pasos de Mephiles de tras suyo. Sin embargo, no ocurrió.

Mephiles decidió irse por donde había llegado. No quería estar con Silver eso estaba más que claro.

— ¡Vivan los novios!— Gritaron los invitados al ver salir a la pareja agarrados de la mano.

El omega veía la escena con ternura. Algún día el quisiera vestirse de blanco y tener una extravagante fiesta junto a su alfa.

Alfa.

Esa palabra provocaba náuseas.

— Vámonos Silv.— Blaze apareció de la nada asustando al menor. Solo una risita la mayor por la reacción de este.

Las largas puertas de madera se abrieron al ingresar al salón. Un jardín decoraba alrededor del lugar con fuentes en forma de cisnes y un puente colgaba de un extremo del jardín hasta llegar al otro extremo donde se encontraba el salón.

Las luces debajo del agua iluminaban la noche, se podía ver algunas tortugas nadar, peces, y unas plantas acuáticas.

Había un lugar algo lejos del salón para tomar fotos, dicho lugar tenía en la pared todo tipo de rosas. Solo que estás parecieran colgar en forma de enredaderas.

Blaze y Silver entraron al salón resonando los tacones de la alfa. Muchos omegas dirigían su mirada interesada a la morada.

Y algunos alfas habían puesto sus ojos en el albino.

A lo lejos estaba una mesa con cuatro integrantes hablando animadamente.

— Al parecer escogieron un buen lugar para admirar el baile que darán Sonic y Shadow.— Comentó Blaze agarrando del hombro a Silver y poder llevarlo a aquella mesa.

Diferenció a una omega color rosa. Vestía un reluciente vestido rojo largo, la joyería brillaba con las luces que iluminaban el lugar. A su lado derecho una murciélago. Vestía un vestido con corte de sirena color plateado a la vez que llevaba un abrigo blanco que solo tapaba sus brazos.

Amy y Rouge relucían.

La alfa y el omega llegaron a dónde estaban sus amigos e inmediatamente un silencio se formó.

Su olfato captó dos olores, uno de incienso con una pizca de naranja y el otro de fuego.

Manic y Scourge sentados juntos, vestían los dos camisas blancas con pantalones de vestir color negro. Scourge le dirigió una mirada asesina. Manic le piso el pie con fuerza al alfa.

— ¡Auch! ¿Por qué fue eso?—

— Se más discreto.

— Que alegría verte Silver.— El leve olor de nuez llegó a su nariz, el albino sonrió era Tails.

— Tails.—

— Hace tiempo que no te veo.—

El beta venía acompañado de Cream quién tomó asiento luego de que su acompañante saludara al plateado.

— Lo mismo digo.—

— ¡Pero miren a quien tenemos aquí!—

Una voz exclamó desde la entrada del salón, el albino volteó y se encontró con aquel tipo que alguna vez le tuvo odio, Knuckles.

Knuckles se acercó al omega entusiasmado para luego abrazarlo por el cuello.

— ¿Sigues con ese peinado?— Revolvía las púas del albino con fuerza. Silver sentía que se ahogaba.

Con cuidado de no ocasionar un accidente de separó del rojizo y lo fulminó con la mirada.

— Oh vamos Silver, estás en boda de Sonic no hay que pelear. — Bromeó— ¡Amor mío!¡Que hermosa te vez!— Paso de lado a Silver  en cuanto vió a la murciélago.

Blaze frunció el ceño en cuanto vió a cierto azabache cruzar por la puerta acompañado de una eriza color blanco.

Ufff ya hace tiempo quería actualizar, pero, debido al tiempo, algunas problemas personales se me hacía difícil poder actualizar. Pero bueno espero les haya gustado el capítulo se que no es mucho pero prometo que el próximo capítulo les gustará (◍•ᴗ•◍)✧*。chao puticiervos.



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