77|Jovenes Enamorados
Hace unos años atrás
Un joven Alexis de diecisiete años estaba ansioso. No pudo dormir. Cuando cerró los ojos luego de tantas horas su alarma sonó, solo pudo dormir una hora como mucho. Se dió una ducha fría y se preparó con cuidado queriendo verse bien de pies a cabeza. Se echó su perfume más caro y se limpió los dientes como cinco veces. Salió casi corriendo de vuelta a su habitación dejando que su hermano menor entrara al baño para ducharse.
La casa estaba patas arribas por culpa del chico. La razón: su novia llegaba a México. Eran muchos años desde que la vió en persona. Ella estaba a nada de distancia en avión. Quería verla, quería abrazarla y quería besarla. Quería volver a oler su cabello y acariciar su mano. La extrañaba tanto que no podía calmarse.
"Alexis, tu desayuno." Llamó la madre de este desde la cocina dejando un plato. Al ver al hermano de en medio de los jóvenes Maldonado casi volando a la cocina para sentarse lo miró raro. "¿Ya estás vestido?" Preguntó sentándose en la mesa.
"Tiene que verse bien, viene su noviecita." Dijo burlona su hermana dándole con el codo al chico.
Alex no dijo nada. Comió tanto como le fue posible. El chico acostumbraba a comer por ansiedad, era la situación de esa mañana. El padre de los chicos bajó a la mesa mientras murmuraba cosas sentándose con ellos en la mesa para tomar su taza de café. Luego bajó el menor de los hermanos para sentarse tranquilamente.
"Come despacio." Regañó al mujer dándole un suave golpe a su hijo que parecía querer tragarse el plato.
...
La familia se bajó en el aeropuerto después de dejar a Adrian en la escuela y a Alejandra en la universidad. Alexis venía comiéndose las uñas todo el camino. Su madre lo regañaba cada que volteaba y lo veía con las manos en la boca. En fin, el avión llegaba en menos de media hora. La madre de el chico se sentó junto a su esposo a esperar pacientemente, Alexis no. Él se quedaba de pie dando vueltas mientras miraba su celular cada cinco minutos. En cualquier momento llegaría, estaba muriendo de nervios y ansiedad.
Los minutos pasaron lentamente. Pero cuando vió a aquella chica caminar con su maleta hacia donde estaban ellos, todo lo valió totalmente. La chica castaña al verlo se detuvo, como si no pudiera creerlo. Él también la miró con los ojos abiertos sorprendido. Ella dejó su maleta para correr a él, él la recibió con los brazos abiertos.
"¡Alexis!"
"¡Mary!"
Ambos se abrazaron fuertemente. Mary no pudo evitar llorar de lo feliz que se sentía, mientras sollozaba decía cosas en francés, Alex no tuvo la valentía de decirle que no la entendía. Se abrazaron fuertemente por unos minutos hasta que ella se calmó. Al saludar los padres del chico comenzaron a caminar fuera del aeropuerto y se subieron al auto cuando llegaron, Alexis no dudó en ayudarla a poner las cosas en el baúl, ella le agradeció.
"Tu español ha mejorado bastante." Le decía la señora Torres mientras miraba por el espejito del auto hacia atrás.
"Gracias." Sonrió Mary mirando a la señora. "He practicado mucho pero el acento no se ha ido."
"Tu acento es lindo." Le dijo Alex mirándola con una sonrisa tímida. Mary le sonrió de vuelta riendo bajo en el proceso. No le respondió porque aún estaban tímidos, se encontraron después de mucho y las cosas ya no eran iguales a cuando tenían doce años. La madre del chico notó sus sonrisas y no pudo evitar enternecer.
"¿Tienes hambre?" Preguntó la mujer. "¿A dónde quieren ir a comer?"
Mary lo pensó un poco. No había algo en específico que se le antojara. "Eh..No lo sé, cualquier lugar está bien." Sonrió.
"Vamos a la Casa de Toño." Sugirió el señor padre. "Está cerca."
"¿Vamos a allá?" Alex miró a Mary esperando su aprobación. No diría que sí si ella no aceptaba primero. La castaña asintió sonriendo contenta de pasar tiempo con su novio, este se sentía igual.
El día pasó felizmente tranquilo. Al llegar al lugar Alex bajó primero para ofrecerle la mano a Mary para ayudarla a bajar. Ella aceptó su mano sin dudarlo pero con un gran sonrojo en el rostro. Se sentían muy tímidos juntos, como si fueran novios primerizos. El chico ayudaba a la chica en lo que pediría en el lugar, sabía que era "picky" con lo que comía, fueron veinte minutos donde estuvieron descifrando que comería, al final comieron lo más simple con un vaso de agua.
Llegaron a la casa y tranquilamente la señora le ordenó a su hijo que buscará un colchón para la chica. Alex preparó todo en la habitación para su novia, claro que no la haría dormir allí, su idea era preparar todo para acostarse en el colchón y dejarla en la cama cómoda.
"Alexis." Llamó suavemente la señora desde la puerta de la habitación, él no la escuchó porque estaba acomodando todo queriendo que tanto él como ella durmieran bien en sus respectivos lugares. "Jorge Alexis." Ahí fue cuando el chico volteó a ella. La mujer le hizo una seña para que se acercara.
"¿Mande?" Preguntó al estar frente a ella.
"Tú en la cama y ella en el colchón. No me vayas a salir con tu domingo siete." Le advirtió con su dedo índice.
Alexis hizo una mueca rara mirándola. "Mamá, así no se usa. Eso se le dice a una mujer joven y soltera, no a un hombre."
"Pues, le sabes mucho, chamaco baboso." Le respondió su madre para tirar suavemente de la gorra del chico haciendo que se quejara. "Sé que son jóvenes y yo también lo fui alguna vez, no me verán la cara de mensa. Los quiero durmiendo alejados." Le advirtió nuevamente haciendo que Alex no quitara su expresión.
"Mamá.." murmuró él asqueado por lo que su madre decía.
"Ya te dije." Y con eso le dió un beso en la mejilla. "Buenas noches, que descanses."
"Descansa." Le respondió sin problemas para cerrar la puerta tan pronto ella se fue a su habitación.
Alexis suspiró y volvió a arreglar su cama. Al terminar se sentó en esta para quitarse la gorra suspirando una vez más. Se sentía raro, como si no fuera real el día de hoy. No podía creer que aquella chica estaba finalmente a su lado. Mientras pensaba escuchó la puerta abrirse, alzó la vista encontrando a una Mary recién bañada con sus pantalones de pijama y una camisa de tirantes con un saco abierto sobre este. Los colores de la ropa eran claros, hacía que su piel blanca resaltara. Alexis lo miraba callado admirando su belleza como bobo.
"¿Dónde puedo dejar mi ropa sucia?" Preguntó suavemente la chica. En ese momento notó que traía su ropa sucia cuidadosamente doblada en sus manos.
"Oh,eh.." él miró alrededor de la habitación y señaló su cesto de ropa sucia. "Puedes dejarla allí."
Mary asintió y caminó al cesto para dejar la ropa allí. Al dejarla caminó a la cama y se sentó a su lado con una sonrisa. Ninguno de los dos dijo nada. Tampoco se miraban. Era algo incómodo.
"Ah,te compré algo." Dijo repetidamente Alexis levantándose para ir a su buró. "Lo había olvidado."
"¿Enserio?" Murmuró ella sorprendida. Al Alex volver le dió un pequeño paquete de calcetines peludos con colores llamativos con todo y etiqueta. "¡¿Calcetines?!" Chilló ella tomando el paquete con una gran sonrisa.
Él asintió mirándola igualmente sonriendo. "Sé que eres friolenta y en estos días ha estado haciendo mucho frío, pensé que te gustarían y te serían útiles."
"¡Las amo!" Exclamó la francesa para tirarse a sus brazos a abrazarlo con alegría. Alex rió y la abrazó de vuelta. "Gracias, lindo.." Le dijo suavemente feliz.
"De nada, chiquita.." murmuró de vuelta sonriendo. Al separarse la miró. "¿Te las pondrás?"
"Claro." Dijo sin dudarlo para sentarse nuevamente en la cama abriendo la caja para sacar el par más colorido. Al tenerlas puestas alzó sus piernas sujetándolas para mostrarle como le quedaron el par nuevo de calcetas sonriendo enormemente. "Look!"
Alex asintió, tomó los pies de la chica y los alzó empujándolos hacia atrás haciendo que ella cayera hacia atrás en la cama riendo. Mientras reía suavemente él se sentó a su lado y se acostó para mirarla feliz. Mary volteó a verlo igualmente feliz. Al notar la cercanía se miraron en silencio. Las sonrisas ya no eran tan grandes pero seguían allí.
"Mary.."
"Alex.."
Ella no dudó en girar para quedar sobre sus codos mirándolo. En sus ojos se mostraba el amor que le tenía..Y si te fijabas en los ojos de él, también se lograba ver el mismo amor hacia ella. Mary acarició el cabello corto del chico. Alex no se movió ni un poco, tenía miedo que si se movía o hablara la alejara. La mano de la chica bajó de su cabello a su mejilla acunando su rostro en esta.
"Alex.." le llamó una vez más en un susurro.
"Mary.." susurró de vuelta.
Los ojos del mexicano bajaron a los labios de la francesa. Esto le dió luz verde a la chica para agacharse un poco más hasta sentir los labios del chico sobre los suyos. Así fue el primer beso que compartieron. Duró unos pocos segundos antes de que se separaran, no dudaron en besarse otra vez.
Al separarse definitivamente se miraron en silencio por unos momentos.
"Esto.." Mary dudó en que decir.
Alex tomó su mejilla para sonreír. "¿Oye?"
"¿Sí?" Susurró tímidamente.
"Yo..." murmuró tímido. "Yo..Te a—" fue interrumpido por la puerta abriéndose.
La señora Torres entró a la habitación viéndolos juntos, uno encima de otro. "¡Jorge Alexis Maldonado Torres!" El grito hizo que ambos se espantaran sentándose de golpe. El rostro de la chica estaba tan rojo como un tomate mientras que el chico se ponía pálido como papel. "Te digo algo y es lo primero qué haces."
"No,mamá.." Murmuró Alexis avergonzado.
"No soy tonta." Dijo para tomar el cesto de ropa sucia. "Cada quien en su colchón y a dormir, mañana hay cosas que hacer. " les ordenó señalándolos antes de salir de la habitación.
"Tu mamá tiene razón, deberíamos dormir." Susurró la chica mirándolo aún avergonzada.
Alex suspiró para bajar de la cama, apagar la luz y finalmente sentándose en el colchón luego de prender la lámpara de la mesita de noche. Mary lo miró raro y dudó en preguntar pero lo hizo. "¿No deberías estar en la cama?"
"Sí, pero puedes dormir ahí. No es muy caballeroso de mi parte dejarte en el colchón y ya." Se acomodó para arroparse con su cobija de tigre.
La castaña se acomodó en el borde de la cama para mirarle recostando su cabeza en la almohada. No dijo nada, solo lo miraba. Él la miró de regreso. Tampoco dijo nada. El chico le extendió la mano y ella no dudó en estirar su brazo para tomar su mano. No querían estar lejos y la distancia de el colchón a la cama era mucho para ellos, ambos lo sabían.
Mary optó por romper las normas. No era de su estilo pero sentía que lo debía hacer.
Bajó de la cama sin hacer mucho ruido. Alex vió sus intenciones y la verdad es que no le molestaba ser regañado si valía la pena. Se hizo a un lado y se acomodó para que se acomodara a su lado, nunca pensó que la chica haría caso omiso a el espacio que se dejó para ella. La castaña se acosto casi sobre él abrazándolo colocando su cabeza entre su cuello y su hombro.
Alex rió suavemente por esto. "¿No conoces el espacio personal?"
"Nuh uh." Le respondió sin más. La respuesta de el pelinegro fue reír nuevamente, desconociendo que en un futuro así dormirían todas las noches por años.
Se quedaron toda la noche juntos en el pequeño colchón a pesar de que se les advirtió de no estar juntos en el mismo. Se abrazaron cómodamente toda la noche hablando en susurros para que no los escucharan. Reían bajo y aveces se daban pequeños besitos queriendo mantener la cercanía lo más frecuente posible antes de que terminara su tiempo juntos y ella volviera a su país.
¿Situaciones no +18 para siguientes capítulos que quieran?
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Si hay faltas de ortografía o un error,por favor déjenme saber.
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