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‧͙⁺˚*・༓☾ Fiebre ☽༓・*˚⁺‧͙

Las primeras semanas fueron difíciles para ambos, estar en un lugar así... Lleno de armamento ninja, pero al mismo tiempo... Lleno de experimentos.

Ver el cuerpo de tantas personas muertas, torturadas... Sus miradas aún demostraban todo el dolor por el que pasaron y su desesperación.

Si hubieran sido más jóvenes, unos años más jóvenes, podían fácilmente desistir la misión...

En primer lugar, no los hubieran mandado a una misión así.

Pero ahora tenían 15 y 16 años, a esa edad la antigua generación se encontraba entrenando para la guerra y poder proteger a los suyos.

Ella no podía echarse para atrás en esa misión cuando Kawaki seguía firme en completarla.

El pelinegro quería ser útil y ayudar en la aldea, no quería decepcionar a las personas que le confiaron esa misión.
Y aunque por dentro muchas veces quería abandonar, el ver como Sumire demostraba el valor de seguir e intentar comprenderlo, lo hizo ser fuerte.

Después de algunas semanas, habían terminado de investigar todo sobre ese escondite y habían realizado un reporte detallado de todo.

Con un suspiro cansado, Sumire miro a Kawaki y le dijo: "Por fin terminamos aquí, será mejor irnos ahora para avanzar"

Ambos salieron de ese escondite, era de tarde, ya habían almorzado y el aire corría con fuerza.

Sumire recordó como muchas veces Kawaki se retiraba y salía al exterior por un poco de aire, y en busca de distraerse de su misión.
Incluso llegó a ver que a veces tenía ciertos ataques de ansiedad.

Cada vez que Kawaki se sentía triste, estresado, ansioso e incluso culpable... Sumire lo abrazaba y acariciaba su cabello suavemente.

La primera vez que pasó, Kawaki intento alejarla, pero estaba demasiado alterado y pasmado como para separarla.

Poco a poco se hizo costumbre que la pelimorada le diera abrazos mientras acariciaba su cabello.

Y él se iba sintiendo cada vez más en paz y tranquilidad.

Su mirada dejó de ser tan vacía y entristecida, empezando a sentirse cómodo con el tacto de la chica.

Pasaron unas cuántas horas corriendo en busca del siguiente escondite, cuando empezaron a sentir como la brisa aumentaba y las nubes se hacían cada vez más oscuras.

–Debemos buscar un refugio, pronto lloverá. - dijo Sumire, a lo que Kawaki señalo en dirección a una cueva.

Ese espacio sería momentáneo, una vez pasada la lluvia ambos seguirían con su misión.

–Vamos a prender una fogata Kawaki-kun. - propuso Sumire, a lo que él asintió y buscó algo de madera y ramas de arbustos.

Y cuando lograron que el fuego prendiera, escucharon como las gotas iban cayendo lentamente.

Era media noche y el frío se iba intensificando cada vez más.

Kawaki se despertó al oir los murmullos y gimoteos de Sumire.

Después de unos minutos que escuchaba como se quejaba y se movía constantemente en su sitio, decidió levantarse a ver que ocurría.

Podía ver su rostro rojizo y sonrojado, su cabello despeinado y su respiración agitada.

Lentamente paso su mano sobre su frente y la sintió caliente.

"Esta con fiebre... "

Pensó Kawaki.

No sabía que hacer, él nunca se había enfermado y no sabía como cuidar a una persona enferma.

Hizo lo primero que se le vino a la mente...Despertar a Sumire

–Sumire... Ey, Sumire... Despierta... Estás con fiebre. - dijo Kawaki moviendola suavemente.

–¿Eh? ¿Kawaki-kun? - pregunto ella levantando poco a poco. - ¿Estás bien? Luces preocupado. - susurro ella un poco asustada. - ¿Hay algún enemigo?

–No... Tienes fiebre, tonta. - dijo Kawaki regañandola.

–Ehhh... No es nada, seguro es el frío, estaré bien. - contestó Sumire. - puedes volver a dormir si deseas. - le dijo a Kawaki.

Él, simplemente asintió a sus palabras... Y se echó buscando reconciliar su sueño.

Pero no podía dormir, no sabiendo que la pelimorada estaba enferma.

Pasó media hora cuando Sumire empezó a quejarse más y ahora con dolor de cabeza.

Kawaki no pudo dormir a pesar de que por un momento ella si lo logró.

Decidido a hacer algo, se levantó y fue por algo de agua.
Prendió el fuego y puso a calentarla.

–¿Kawaki-kun? - pregunto Sumire extrañada.

–Dime qué debo hacer Sumire... ¿Quieres un vaso de agua? - pregunto mostrando preocupación.

–Estoy bien... Tranquilo Kawaki-kun. - dijo Sumire entre suspiros y jadeos de dolor.

–No estas bien. - dijo Kawaki. - Y quiero hacer algo maldita sea.

Sumire al ver las ganas de ayudar de Kawaki se enterneció, pero no pudo evitar sentirse un poco inútil.

Suspiro resignada para decir. - Con pañitos tibios me pasará la fiebre.

Kawaki asintió, y buscó en la mochila algo que serviría como pañitos.

Unas toallas pequeñas, las mojó con el agua que había puesto a calentar y lo puso sobre su frente y abdomen.

Pasaron unos minutos y agarro las toallitas para cambiarlas y volver a poner agua en ellas.

La fiebre paso y con más tranquilidad Kawaki se sentó al lado de Sumire.

–Gracias Kawaki-kun, ya estoy bien. - sonrió ella.

Él la miro y desvío la mirada. - Tch, es mejor que escuchar como te quejabas.

Sumire bajo la mirada, fue tonta al pensar que la ayudaba porque quería o porque se preocupaba.

Lo que no sabía era que esa la manera de Kawaki de decirle que se preocupaba por ella y quería hacer algo para ayudarla.

–Je... Esta bien, gracias por cuidarme.
Si deseas puedes descansar, ya no me voy a quejar. - dijo Sumire.

–¿Dormir ahora? Ni pienses que voy a descansar sabiendo que en cualquier momento puedes volver a tener fiebre. - dijo Kawaki con decisión.

Sumire se quedó confundida pero al mismo tiempo calidez en su corazón.

–Puedes descansar si quieres Sumire, yo estaré cuidandote. - dijo Kawaki y ella asintió.

Al inicio se mantuvo despierta pero con los ojos cerrados, tenía algo de incomodidad al saber que él la estaba observando.

Pero el cansancio la ganó completamente quedando dormida a los pocos minutos.

Mientras el pelinegro pudo observar más a detalle a la pelimorada.

Su rostro enmarcado, su flequillo que estaba esparcido por toda su frente.

Su nariz respingada y sus labios rosados.

"Es muy bonita"

Pensó inconscientemente.

Continuará...







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