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❇️Chapter 1❇️

Natasha había vivido toda su vida en Gottan, en una ciudad muy peligrosa en su opinión, pero los peligros de Gottan no son nada comparados con los peligros que conlleva ser una semidiosa, hija de una Diosa, si ella es hija de una Diosa, Hécate es su madre divina, la única hija que sobrevivo a la guerra contra Gea.

En esa guerra había perdido tanto, a sus hermanos, a sus primos semidioses, a su protector un satiro de nombre, Lío, como había llorado por todo aquello que perdió, pero uso su dolor para poder luchar contra todo, todo por las personas que perdió.

Natasha se había unido a Percy, lucho a su lado, vengo a las personas caídas, pero sobre todo ella vengo a sus hermanos y hermanas, al ser la última hija de Hécate en pie, tenía el poder más grande que jamás había visto o sentido.

Pero cuando todo terminó, ella tenía tantos golpes y heridas, pero la más grande herida fue en su corazón, el dolor de haber perdido todo era tan grande que había grito tan fuerte y lleno de dolor que posiblemente se había escuchado en el Olimpo.

Lloró sobre los cuerpos de sus hermanos y hermanas, les pedía a gritos que no la dejaran sola, que ella aun los necesitaba, los demás la miraban y corpartian su dolor.

Hécate había llego junto a algunos Dioses que si les importaban sus hijos, y la Diosa con el corazón latiendo a una velocidad muy rápida, se dirijo a su única hija en pie, la abrazo y las dos lloraron sus pérdidas.

Esa guerra ocurrió cuando ella tenía quinse años, era una niña (palabras de su padre), lucho en una guerra, perdió a sus hermanos y hermanas, pero aún a si se mantuvo en pie.

Y ahora con diecisiete años, la herida aún dolía, pero sabía cómo vivir con ella, y jamás dejaría de honrar las memorias de sus hermanos y hermanas.

Soltó un pequeño suspiro mientras sus ojos azules claros estaban fijos sobre el techo de su habitación, de nuevo perdida en aquellos recuerdos de hace dos años atrás, pero no podía evitarlo, esa guerra la marcó más que la guerra contra Cronos.

Cerro con fuerza sus ojos, quería olvidar con todo su corazón aquella guerra, pero no podía, simplemente no podia olvidar, los gritos, el golpe de las espadas chocando, los rugidos de los moustros, todo vivía en su mente, pero no tanto como antes.

Su psicólogo, un semidios, hijo de Apolo, la esta ayudando a superar todo el trauma que vivió hace dos años, no era la única que iba al psicólogo si eso se preguntan.

"La guerra terminó, pero los recuerdos jamás se irán", pensó mientras se levantaba perezosamente de su cama, como odiaba los lunes.

Pero se ánimo un poco al recordar que hoy podría volver a ver al chico que le gusta y desde hace un tiempo le sacaba uno que otro suspiro.

Damián Wayne, el hijo silencioso y misterioso del famoso y millonario Bruce Wayne, desde que ella lo vio tuvo un gran flechazo por el, no por que es hijo de un famoso, si no por que le llamaba la atención su forma de ser, tan serio, y de como sus ojos verdes miraban con frialdad a todo aquello que lo irritaba.

Todas las chichas del instituto querían algo con el, y ella sabía que era por su dinero y fama, bueno además del hecho que era muy sexy el hecho de salir con un último año.

Pero Natasha sabía que estaba fuera de su alcanze, ella no era millonaria, pero jamás le había faltaba algo, su papá tiene un trabajo estable como policía de invertigacion y ella amaba el trabajo de su padre ya que ella le ayudaba.

Prendió la lucha y mientras esperaba a que salga el agua caliente, comenzó a desvestise, pero no sin antes poner un poco de música y una vez que estuvo lista entro a la ducha.

Soltó un suspiro de satisfacción cuando el agua caliente tocó su piel, como amaba aquella sensación.

Una vez que Natasha terminó de bañarse, se secó y se vistió. Preparó sus cosas para la preparatoria y bajó a desayunar junto a su padre, Connor. El aroma del café recién hecho llenaba la cocina mientras compartían una conversación tranquila. Connor, un policía de investigación, siempre había sido su apoyo incondicional.

— Buenos días papá — saludo la rubia a su padre mientras entraba a la cosina.

— Buenos días mi luna — devolvió el saludo, su padre vestido con su uniforme de policía.

Natasha se sentó a desayunar con tranquilidad, mientras que su padre hacia lo mismo, cada uno sumido en un silencio cómodo, hasta que la rubia una vez que termino desayunar, se colocó de pie, le dio un beso en la mejilla.

—Nos vemos más tarde papá — dijo Thasa tomando sus cosas.

—Cuidate mi luna! — dijo Connor con una sonrisa.

—¡Igual tu! — le grito saliendo de la casa.

Connor soltó una pequeña sonrisa mientras negaba con la cabeza, para después ponerse de pie, para ir a su trabajo.




Después de despedirse de su padre, Natasha se dirigió a la preparatoria. Sus pensamientos seguían enredados en los recuerdos de la guerra y en la figura enigmática de Damián Wayne. ¿Cómo sería encontrarse con él cara a cara? ¿Qué diría? ¿Cómo reaccionaría?

La respuesta llegó más rápido de lo que esperaba. Al girar una esquina en los pasillos del instituto, chocó con alguien. Natasha levantó la mirada y se encontró con los ojos verdes oscuros de Damián. El tiempo pareció detenerse mientras sus miradas se cruzaban. Él era alto, con una expresión seria y una presencia magnética.

Natasha tartamudeó al querer disculparse, pero las palabras se atascaron en su garganta. Damián la observó con curiosidad, como si la estuviera evaluando. Ella, presa del pánico, dio media vuelta y huyó de allí, sin saber que había llamado la atención del misterioso Wayne.

Lo que Natasha no sabía era que Damián también quedó intrigado. No era común que alguien le afectara de esa manera. Su hermano, Tim Drake, notó el interés de Damián por la chica. Tim, siempre más perceptivo, se sorprendió al ver a su hermano interesado en alguien. Aunque Natasha pasaba desapercibida para la mayoría, su belleza y su aura especial no habían escapado a los ojos de Damián.

¿Qué deparará el destino para Natasha y Damián? ¿Podrán superar las barreras sociales y encontrar algo más allá de las diferencias? Solo el tiempo lo dirá en esta historia de semidioses, secretos y corazones entrelazados.


1092 palabras

Espero y les guste.

No de que me pasa que ahora estoy obsesionada con DC y los Titanes.

A sin que no se sorprendan si escribo muchas historias de ellos.

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