𝟬𝟬. PROLOGUE.
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UN ALTO HOMBRE CAMINABA apurado por las oscuras calles de Manchester, nervioso. Miraba por todos lados, atento ante cualquier movimiento, y con cada paso que daba, más deseaba desaparecer de ahí. Una vez llegó a la entrada de un oscuro callejón, no dudo dos veces y entró en este.
Llevaba caminando por la ciudad hace un buen rato, tratando de huir lo más lejos posible para que nadie pudiera encontrarlo. Se había metido en unos negocios turbios, y ya no tenía como pagar los servicios que había pedido. Sabía que vendrían a buscarlo tarde o temprano, así que trató de alejarse lo más posible.
Una vez dentro del callejón, el hombre se acercó al final de este y se escondió entre un par de cajas que ahí habían. Se agachó y comenzó a respirar con irregularidad, aún pensando que podría estar en peligro. Así pasaron los minutos, con el hombre escondido y aún expectante, hasta que el grito de una mujer lo asustó.
Se notaba que provenía de no muy lejos de donde él se encontraba, por esa misma razón el hombre pensó que podía ser de ayuda. En ese instante no le importó ser encontrado, solo le importó saber que era lo que ocurría. Es por eso que se puso de pie, y saliendo del montón de cajas, comenzó a caminar hacia la entrada del callejón notando un pequeño bulto en el suelo.
Era una mujer rogando por ayuda.
El hombre asustado sin saber que hacer, comenzó a titubear. Pero al echar una mirada más hacia la chica, pudo notar lo hermosa que era. No podía desaprovechar esa oportunidad. Se acercó rápidamente hacia la fémina, y la ayudó a levantarse.
―¿Está bien, señorita?―preguntó con sorna, mientras levantaba a la mujer. Esta asintió lentamente mientras trataba de acomodar su vestimenta.
―Si, eso creo. Muchas gracias por ayudarme.―habló timida, el hombre sonrió grande, olvidándose por un momento sobre su posible ataque.
―No se preocupe bella dama, mientras usted se encuentre bien, está bien para mi.―murmuró despacio, la mujer sonrió.―¿Qué ocurrió?
La mujer cambió su semblante a uno triste.
―Unos hombres me robaron.―habló despacio, captando aún más la atención del hombre.―Pero gracias a usted, al menos estoy a salvo. Quisiera recompensarselo de alguna manera.
El hombre negó despacio, algo inseguro.
―Como cree.―la mujer comenzó a jugar con su cabello, y el hombre la miró de arriba a abajo.
La mujer al notarlo, comenzó a acercarse a él, haciéndolo retroceder mientras este la miraba algo sorprendido con una sonrisa. Su espalda chocó con la fría pared del callejón a causa de la cercanía de mujer.
―Tú...―dijo la femina mientras apuntaba con un dedo el pecho del hombre.―Fuiste muy valiente.
El hombre nervioso acomodó su gorro. Por un momento olvidó en el rollo en el que estaba metido.
―Estamos para servirle, señorita.―la mujer rió despacio, mientras lo miraba con una ceja alzada. Comenzó a acariciarle el hombro.
―¿Qué tal si tú...―la mujer se acercó aún más al hombre, este tragó en seco. La mujer comenzó a hablarle al oido.―Pagas por lo que has pedido?
El hombre frunció el ceño confundido, mientras al mismo tiempo la mujer sacaba rápidamente una pequeña navaja de su vestido, y se la enterraba en el estómago. El hombre comenzó a deslizarse poco a poco sobre la pared, con los ojos abiertos. Respiraba entrecortado, tratando de afirmarse como sea. La mujer sonrió de forma casi diabólica, y se alejó un par de pasos, mientras limpiaba su navaja con un pequeño pañuelo.
―¿Q-quién eres?―preguntó apenas el hombre, mientras botaba algo de sangre por la boca. La mujer guardo su navaja ya limpia donde estaba, y se agachó a la altura del hombre con una pequeña sonrisa.
―Nadie les queda debiendo a los Beaufoy, lo sabes.―habló la mujer mientras lo miraba de manera retadora, el hombre comenzó a toser.―Ni siquiera un pobre idiota como tú.
―N-no, y-yo les dije que p-pagaria...―trató de hablar el hombre, la mujer comenzó a negar.
―Hemos escuchado eso muchas veces, Thorton.―murmuró la mujer, antes de volver a ponerse de pie. El hombre ya comenzaba a perder la conciencia. La mujer comenzó a arreglar su vestido, y su cabello de manera despreocupada, y sin mirar a atrás, comenzó a caminar hacia la salida del callejón.
―¡P-perra!―gritó como pudo el hombre, la mujer comenzó a embozar una gran sonrisa mientras caminaba, sin siquiera importarle lo que aquél hombre le gritó.
Por que Victoria Beaufoy sabía lo que era, y no le importaba en lo más mínimo la opinión de nadie, ya que bien sabía que fuera quién fuera, solo por ser mujer la criticarían de la forma que fuera, y es por esa misma razón por la que era buena en su trabajo.
Ella no sentía ningún tipo de sentimiento, ya no.
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N.A
Holaa a todos! Y con el prólogo, les doy la bienvenida a KILLER QUEEN! La verdad, estoy bastante emocionada por esta historia, y ya no puedo esperar a que conozcan a los Beaufoy, y sobre todo, a todo lo que viene jsjs.
Trataré de actualizar lo más seguido que pueda, ya que tengo bastantes proyectos por el momento. Espero este pequeño inicio les haya gustado, y guarden esta historia en su biblioteca<3
Y eso es todo, nos leemos luego!
D🌻
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