El día seguía pasando, el "doctor" se había marchado después de dejar a Quackity en cama y Karl se había ido minutos después.

Yo aún seguía sintiendome ansiosa, miré mis manos mientras me sentía arrepentida por seguirme lastimando, se supone que yo ya lo había superado

—¡Kiki!.— escuché el grito de Quackity así que de inmediato me dirigí a su habitación

—¿Qué pasa? ¿Te duele algo?.— pregunté entrando algo alarmada

Él estaba sonriendo y sin duda se veía mejor que hace un rato, parecía que ya estaba bien

—Pasame la crema.— pidió y lo miré sin entender —Karl me contó lo que pasó antes de irse, déjame ver tus manos.—

—Eso no tiene importancia.— dije nerviosa —Puedes seguir descansando un poco.—

Ví como se recorrió un poco para dejarme espacio en su cama y me hizo una señal para que me acercara

—Recuestate un rato conmigo.— pidió —Estuviste nerviosa hace rato y no pude ayudarte por sentirme mal.—

—Estoy bien.— exclamé rápidamente pero volvió a hacerme una señal —Está bien, supongo.—

Me acerqué para recostarme a su lado, él se acomodó para mirarme fijamente

—¿Tus manos no te duelen?.— cuestionó

—Olvidate de eso.— pedí con una pequeña sonrisa —Hay que enfocarnos en algo más importante.—

—¿Más importante que tus reacciones?.— rió un poco —Recuerda que solo me diste un mes para poder curarte y si no lo lograba buscarías ayuda profesional.—

Lo había olvidado por completo, faltaba muy poco para cumplir con ese mes pero aún así me quedaría con él por más tiempo, ya me había acostumbrado a su presencia

—No recuerdo cuántos días exactos faltan para que se cumpla el mes, incluso creo que mañana se cumple.— intenté asustarlo pero él seguía riendo —Me iré cuando se cumpla el plazo.—

—Tú no te irás.— exclamó obvio —Tus amenazas no sirven conmigo.—

Estábamos recostados frente a frente, con una mano le dió un pequeño toque a mi nariz así que reí

—¿Por qué piensas que no me iré?.— cuestioné

—¿Te irás?.— preguntó y negué, él sonrió —Sabía que no te irías porque se nota que no tienes planes de hacerlo.—

—Piensas que me conoces mucho ¿no?.— me burlé

—Con lo que sé por el momento me basta.— dijo y suspiró

Se acomodó para dirigir su mirada hacia el techo así que hice lo mismo

—Kiki, nunca te vayas.— pidió

—Como tu dijiste; no tengo planes de hacerlo.— aseguré

—Prometeme que pase lo que pase no te irás.— pidió dejándome confundida

¿Pase lo que pase? Sonaba a un mal presagio, así como si él supiera que había algo que me haría irme

—No puedo prometer eso.— exclamé —Me quedaré mientras ambos nos respetemos y tengamos una conexión tan linda como hasta ahora.—

—Eres muy complicada, cualquier chica diría "lo prometo", sin excusa.— se burló —Debí imaginarme que alguien tan única como tú tendría una respuesta fuera de lo que esperaba.—

Sentí como me jalaba hacia él haciendo que mi cabeza quedara sobre su pecho, podía escuchar sus latidos y me sentía en una inmensa paz

Quackity empezó a acariciar mi cabello, yo me sentía rara, como si todas mi vida estuviera buscando esta sensación.. estaba segura, me sentía en mi hogar

De repente empezó a tararear una canción que yo conocía perfectamente así que me levanté de golpe

—Esa canción.— murmuré mirándolo

—Cuando vino el doctor le pregunté algunas cosas sobre tí.— confesó levantándose también —Por como reaccionaste quería saber más sobre tu infancia y como no quería atormentarte pensé en preguntarle a él.—

—Pero...— dije —Esa canción sonaba todos los días en el orfanato, a todas horas.—

—Él dijo que sería una de tus favoritas.— contó y negué

Era como si al escuchar la melodía regresaran a mi cabeza todos los recuerdos, los maltratos y los abusos.

—Odio la canción.— avisé y me miró un tanto consternado

—Perdón por arruinar el momento, yo solo intentaba..— exclamó nervioso

—Tranquilo, solo fué un malentendido.— quise quitarle la importancia que sabía que tenía —No es tu culpa.—

Él sonrió hasta que su celular empezó a sonar, se acercó para ver la pantalla

—Puedes irte.— dijo rápidamente y lo miré sin entender

—¿Qué?.— pregunté

—Sal de mi habitación un momento, necesito responder.— habló dejándome aún más confundida —Kiki, vé a hacer algo de comer.—

—Pero si Karl nos dejó comida, incluso se fué sin comer.— recordé —¿Quackity?.—

—¡Vete Kiki!.— gritó como si estuviera estresado

Solo era una llamada, ¿Por qué se ponía así?. Su celular dejó de sonar y me miró

—¿Qué te pasa?.— pregunté un tanto nerviosa —¿Por qué me gritaste?.—

No era para tanto, yo no estaba haciendo nada malo

—¿Quién era? ¿Qué pasa?.— cuestioné —¿Hice algo mal?.—

Quackity simplemente miró su celular y después me miró

—Debo salir un momento.— exclamó y tomé su brazo para detenerlo

—Estabamos tan bien.— susurré

—Dame 30 minutos, yo..— fué interrumpido por el timbre

—No puedes salir, estás enfermo.— recordé a punto de irme para abrir la puerta pero él simplemente me lo impidió

—Yo iré.— exclamó y negué —¡Hazme caso!.—

Me quedé paralizada al escuchar nuevamente su grito. Me empujó haciendo que cayera al piso y salió de la habitación cerrando la puerta

—Espera.— pedí levantándome e intentando abrir la puerta pero era inútil, había cerrado con llave desde afuera —¡Quackity!.—

Sentí mis ojos humedecerse y la comezón apareció más fuerte que nunca

—¡Oye!.— grité dando golpes a la puerta —No quiero estar aquí.—

Las lágrimas empezaron a brotar y mi fuerza empezó a hacerse cada vez más escasa.

Saqué mi celular, intenté llamarlo pero no respondía, llamé a Karl pero tampoco contestaba.

Las paredes de la habitación se empezaban a acercar cada vez más y yo sentía que me estaba quedando sin aire.

—Ayuda..— susurré sintiendo que me ahogaba, me senté en el suelo —Ya no quiero estar encerrada...—

Yo no entendía nada de lo que había pasado hasta que todo se volvió negro