t r e s
—Escondete.— dije sin pensar —Si te vé aquí se molestará demasiado.—
Quackity miró a los alrededores un lugar donde pudiera esconderse
—Me esconderé en tu armario.— avisó y asentí —Necesito una señal para salir por si viene.—
Señalé el armario al escuchar pasos cerca, tenía un oído fenomenal. Él entendió y rápidamente se metió.
—¡Kiki!.— entró Rubén a mi habitación, yo sonreí intentando disimular mis nervios —Gracias a dios estás bien.—
Me acerqué a mi hermano para darle un abrazo, necesitaba calmarme, tenía los nervios de punta por toda la situación que había vivido. Aquel chico no parecía malo pero no podía controlar mi miedo
—Me da pánico pensar que hay dos chicos en la casa y mi cerradura se rompió.— justifiqué el abrazo
—Tranquila, Komanche está en mi directo entreteniendo a la gente y Quackity probablemente se perdió buscando el baño, ya ví que por aquí no pasó.— dijo alejándose del abrazo y despeinando mi cabello —¿Qué es esto?.—
Me quitó mi dibujo que traía en las manos, lo miró y sonrió
—¿Te gustan los patos?.— preguntó y sonreí
—Me llegó esa idea, un pato en un lago.— respondí —El patito estaba en un gran lago, se siente tranquilo y feliz pero solo.—
—¿Por qué mejor no dibujaste un oso?.— preguntó, lo que más dibujaba eran ositos que le regalaba a Rubén, por eso su skin era parte oso —Aunque un pato tampoco está mal.—
—Pensé que sería un poco mejor salir de la rutina.— respondí con una ligera sonrisa y él despeinó mi cabello
—Algún día te llevaré a recorrer el mundo Kiki para que salgas de tu rutina.— prometió —Buscaré la forma de quitar tu androfobia y haré que te dejes de sentir como este pato; solo.—
Me devolvió el dibujo y sonrió para después alejarse, salió de mi habitación cerrando la puerta detrás de él. Sin duda amaba tanto a Rubén, era el mejor hermano que el mundo me pudo enviar.
—Quack..— intenté llamarlo pero me había olvidado del resto de su sobrenombre, por los nervios solo recordaba que era el sonido de los patos —Quack quack.—
Salió del armario y parecía aguantar la risa, intentó acercarse pero me alejé, mientras estuviera lo suficientemente lejos estaría bien
—Cuando necesite llamarte diré Kikiriki y cuando tú necesites llamarme puedes decir quack quack.— dijo y negué
—No necesito que me llames, nuestro contacto terminó aquí.— hablé, aún sentía nervios pero ya no como cuando lo ví entrar —Ahora vete antes de que Rubén vuelva y esto se complique.—
No quería ocasionarle alguna complicación o algún disgusto a mi hermano, prefería que él supiera que todo estaba en orden
Aquel chico solo sonrió y asintío, supongo que entendía que no debíamos ser amigos ni debía comentarle a nadie que me había visto
—¿Me prestas tu libreta?.— pidió y asentí aventandosela —Acabas de decir que no necesitabas que te llame pero te anotaré mi número de teléfono, probablemente no nos veremos más pero no creo que tengas problemas por enviarme mensajes cuando te sientas sola, estar aquí encerrada no debe ser divertido.—
Me la tiró de regreso, cuando ví tenía un número apuntado y a un lado escrito "Quackity". Ví que se giró para salir de mi habitación
Podía tener un amigo aunque fuera por simples mensajes ¿no?. Si no lo tenía cerca no tendría porque pasarme nada malo pero sin duda Rubén se molestaría cuando se enterara, debía hacer lo posible para ocultarselo
—¡Espera!.— pedí y se giró a verme —Gracias.—
—¿Por qué?.— preguntó y acomodó un poco su gorro
—Por entender que soy un secreto y por ofrecerme una alternativa para no sentirme sola.— dije —Con el único chico que hablé durante prácticamente toda mi vida es Rubén y sé que quizás soy muy cobarde pero me alegra que exista otro chico que me comprenda.—
Él no borraba su sonrisa así que por inercia sonreí también, se veía un poco lindo
—Mi querida Kikiriki no le digas a tu hermano que estuve aquí.— pidió, era obvio que no lo haría —Tendremos una amistad bastante divertida.—
Miré aquel dibujo y lo doblé para aventarselo, él lo recogió para después mirarlo con una sonrisa
—Es hermoso.— exclamó y ví como lo doblaba de nuevo para meterlo bajo su gorro, reí un poco —Lo guardé dónde nadie lo puede encontrar.—
—Adios quack quack.— dije con un pequeño movimiento de manos —Fué un placer.—
—Adios Kikiriki, espero pronto saber de tí.— sonrió y salió de mi habitación
Respiré profundamente y me tiré en la cama, me había puesto demasiado nerviosa pero estaba orgullosa por haber hablado con alguien que no fuera Rubén o Irina.
Saqué mi celular para agregar el número de aquel chico, me sentía emocionada pero por ahora no le daría mucha importancia.
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