Quackity me miraba con una sonrisa intentando convencerme de lo que acababa de sugerir

—Por quinta vez lo repito.— exclamé para dejárselo claro —No saldré de aquí por la ventana.—

Prácticamente quería que saliéramos por la ventana directo al árbol y de ahí bajaramos, no era la idea más segura

—Yo entré así y los demás no se dieron cuenta.— dijo obvio —Vamos, será divertido.—

—Aún estoy debil.— insinué —Debe existir otra manera de irnos.—

—Si quieres podemos salir por la puerta y de paso nos despedimos del Rubius.— se burló para que yo entendiera su punto

—Podemos esperar a que se duerman y salir.— propuse pero él negó —¿Por qué no?.—

—Es seguro que le pondrán llave a la puerta de entrada.— avisó —Y por lo que sé tú no tienes esas llaves.—

Tenía razón, parecía tener experiencia en esto de escaparse de casa, con razón era tan hiperactivo

—La ventana es la mejor opción para salir de aquí.— expuso —Además no es necesario que lleves maletas, te compraré lo que necesites.—

—Supongo que debo acceder.— me resigné —Solo necesito llevarme algo.—

Caminé directamente hasta donde tenía el gorro que me había dado, me lo puse y después de mi buró tomé dos fotos, la primera era la que tenía con Quackity y Oli, mientras la segunda era una que tenía con Rubén e Irina

—¿Lista?.— preguntó

Pasé junto a un espejo que tenía en mi habitación y me ví ¡estaba horrible!. Por toda la situación a la que estaba sometida últimamente me descuidé, estaba en pijama, me veía pálida y mi cabello parecía nido de pájaros, ni siquiera el gorro lo cubría

—Olvidalo, debo cambiarme al menos.— avisé —Sal de aquí.—

Él aguantó la risa y se acercó a mí

—Kiki te ves hermosa.— dijo poniendo sus manos sobre mis hombros para mirarme fijamente —Además no es como si pudiera ir a algún lado, si salgo por la ventana no tendrás quien te ayude a bajar después.—

Miré de reojo mi armario, ahí lo había metido cuando nos vimos por primera vez para esconderlo de Rubén

—Al armario, ahora.— ordené haciendo que me soltara y prácticamente lo empujé

—Ese lugar es muy pequeño, apenas entro.— se quejó pero no le tomé importancia —Kiki todo menos el armario.—

Al escuchar que le faltaba poco para suplicarme buscar otra alternativa me detuve para pensarlo

—Meterte ahí sería cruel.— dije y él asintió rápidamente —Pero más cruel fué tu mentira.—

—Ya habíamos superado eso Kiki.— se lamentó y reí

—Tú lo superaste, yo no.— me burlé, me sentía como una resentida pero realmente lo merecía

Me miró y sus ojos parecían suplicar que no lo hiciera

—Vamos Quacks, la última vez no parecias tan afectado cuando saliste de ahí.— dije riendo un poco

—Es que yo...— suspiró —Tuve un ataque de claustrofobia hace dos meses.—

¿Un episodio de claustrofobia? ¿Así como el que yo había tenido cuando me encerró?

—¿Qué pasó?.— cuestioné preocupada

Quackity simplemente bajó la mirada y yo no sabía que estaba pasando

—Rubius.— respondió dejandome con más dudas aún.

[••••]
2 meses atrás
(perspectiva de Quackity)

Aquel chico de gorro miraba atentamente su celular esperando tener noticias de la chica que le gustaba. Ya habían pasado dos días desde que no sabía nada de ella, ni siquiera un mensaje le había dejado

Una notificación apareció rápidamente, era un mensaje de Karl

"¿Aún no hay noticias?"

"No, empiezo a preocuparme"

"Estoy afuera de tu
edificio, vayamos con
tu amigo que también es
amigo del hermano de
Kiki"

Quackity sabía que se refería a Luzu, tal vez si iba a verlo y le pedía que llamara a Rubius podría convencerlo de involucrarse un poco en el asunto

"Voy saliendo"

Tomó sus llaves y guardó su celular para salir rápidamente de ahí. Llegó al ascensor y esperó pocos minutos a qué llegara.

Entró y las puertas se cerraron, inmediatamente su celular empezó a sonar, al verlo se percató de que era el Rubius

—"¿Hola?".— preguntó al responder —"¿Kiki está bien?".—

Lo único que le importaba en ese momento era saber sobre aquella chica.

—"Eres tontisimo ¿no es así?".— su tono de voz lo dejó helado —"_____ no te quiere ver de nuevo".—

El ascensor se detuvo y las luces se apagaron, había una falla

—"No tengo mucha señal, estoy en un ascensor".— dijo rápidamente —"Te llamaré cuando salga de aquí".—

Estaba dispuesto a colgar hasta que escuchó una risa del otro lado

—"Tu ya no me llamarás, eres un pésimo amigo Quackity".— soltó con desprecio —"Ahora que estás lejos de mi hermana quiero dejarte en claro que ni ella ni yo te queremos cerca".—

Un nudo en la garganta empezó a formarse dentro de aquel chico con gorro

—"Déjame hablar con ella".— pidió intentando sonar desafiante, no quería que lo alejaran de la persona que quería

—"¡Que no quiere hablar contigo, pedazo de niño!".— gritó dejándolo petrificado —"Intenta llamarla, no te responderá porque está harta de tí y de tus mentiras".—

Él pensaba que ya habían arreglado ese tema, de un momento a otro las oscuras paredes de el elevador se veían cada vez más cercanas, como si fuera un efecto visual por la oscuridad

—"¡Ponla al teléfono!".— no sabía de dónde había agarrado la fuerza para gritarle, el sudor empezaba a recorrerlo, sentía que se soficaría

—"No eres lo suficientemente bueno para ella, la vuelves a buscar y te exterminaré".— dijo antes de terminar la llamada

Quackity no podía despegar su celular de su oído, se recargó sobre una de las paredes y empezó a hiperventilarse.

Era un estúpido que había perdido lo que más había querido, Rubius tenía razón, él era tontisimo.

Pasaron los minutos y cuando la ayuda llegó para sacarlo del elevador lo encontraron desmayado por toda la presión.

[••••]

Yo no podía creer lo que estaba escuchando, Rubén no era consiente de lo que decía en ese momento y le había creado un problema a Quackity

—Yo lo siento.— murmuré —No te obligaré a ir al armario, no me moriré si la gente me vé en pijama.—

Quackity sonrió un poco y me ofreció su mano, yo la tomé y juntos caminamos hacia la ventana

—Es la última oportunidad que tienes para retractarte.— dijo —Si salimos no habrá vuelta atrás.—

—Lo sé, sin embargo elijo mi libertad.— sonreí

Alex simplemente abrió la ventana y con cuidado se dirigió al árbol, aún no me soltaba, sabía que me quería dar más seguridad.

Ninguno de los dos éramos consientes de que alguien nos estaba observando salir por esa ventana