
CAPÍTULO 8
Para celebrar las 1k lecturas de Just for Once, este episodio será desde el punto de vista de Byeon Woo Seok. Estoy de viaje y me ha costado encontrar tiempo para escribir, perdonar la demora ;)
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Llevaba dando vueltas en la cama durante horas. Habían pasado días desde que habíamos hecho la primera lectura del guión, y hasta de aquí una semana no empezaríamos la grabación. Esta mañana en el director Hyun me había enseñado desde el gran proyector de su despacho todos los lugares principales donde grabaríamos la película. Muchas de las escenas sucedían en Chinatown y la ciudad de Ansan, justo debajo de Seúl, pero la mayoría de ellas eran en el barrio de Itaewon.
Buena parte de la película sucedía en un instituto mixto del centro de Seúl. El director decía que tenían diversas escuelas donde sería posible grabar, pero tenían claro cuál era el lugar ideal; la universidad de Yonsei.
Diversas películas habían sido grabadas en aquella universidad, pero aún estaban discutiendo con el grupo de dirección de la universidad las fechas. No querían molestar a los alumnos en época de exámenes, y además, uno de los departamentos principales de la universidad se estaba sometiendo a diversas reformas, que podrían atrasar la filmación de la película.
Mi teléfono vibró. Lo agarré; era otra notificación de un DM de Instagram. Lo apagué, y lo dejé en la mesita de noche.
Desde el estreno del primer episodio de Lovely Runner prácticamente no tenía tiempo libre. Ya había acabado el tour por Asia, y había estado los últimos meses viajando por todo el mundo. Era algo abrumador; cada día me llegaban miles de mensajes de fans, los cuales no me daba tiempo a responder. Ocasionalmente abría alguno y enviaba un corto mensaje, pero no tenía tiempo ni para eso.
Cada día tenia entrevistas, que habían ido disminuyendo lentamente desde el estreno de Lovely Runner. Ahora que empezaría a filmar un nuevo proyecto dejaría de asistir a tantos eventos, y puede que tuviera algo más de tiempo para mí.
Antes de que saliera la serie, podía caminar tranquilamente por Seúl. Si iba con mascarilla nadie me reconocía, y solo ocasionalmente me pedían alguna foto. Ahora no podía salir a la calle sin ser abrumado por masas de gente; de los diversos coches que tenía ya no usaba los que no tenían las ventanas tintadas, y hasta de noche y con mascarilla y gorra me reconocían con facilidad. No sabía si algún día llegaría a acostumbrarme a este tipo de vida.
Mi mirada se disparó a la foto que había encima de la mesita de noche cuando fui a dejar el teléfono. La había impreso unos días atrás, justo antes de que cerraran la copistería, cuando ya había oscurecido.
Era una foto del elenco de la película, que nos habían hecho el día de la lectura del guión delante del restaurante de barbacoa. En la fila de atrás nos habíamos puesto los más altos; en el centro estaba yo, con los brazos entrelazados con el director Hyun y Boram, quien interpretaba a uno de los policías de la misma oficina que la mía.
Y en la fila de delante estaba ella, abrazada a una chica de su edad. Jiwon mostraba una gran sonrisa a la cámara, sus grandes ojos avellana entrecerrados, su largo pelo castaño revuelto, tapándole una de sus rosadas mejillas. Las noches en las que me costaba dormir agarraba la foto, y me dedicaba a observarla. A ella.
No era solo su belleza, pero algo sobre ella me hacía poder mirarla durante horas y horas, completamente ensimismado. Su rostro juvenil, su sonrisa de dientes perlados.
Cuando miraba la foto mi mente viajaba a aquel callejón en Gangnam. Recordaba su aroma dulce a jazmín y al soju, su aliento en mi pecho.
Cuando pensaba en aquel momento, no podía evitar sonrojarme y sentirme como un idiota. Le había dicho que sus ojos me incomodaban, pero había sonado más como una declaración de amor.
Nunca habíamos hablado, y la primera palabra que le dirigía era diciéndole lo atractiva que era. Qué imbécil había sido. Después de que le dijera eso, me había mirado fijamente, su barbilla inclinada para mantener el contacto, y se había ido sin decir nada más.
Caminaba elegantemente, deslizando un pie entaconado delante del otro hasta dentro del local, sus ondas moviéndose suavemente, mostrando trozos de su blanca espalda descubierta.
Cuando entró al restaurante apoyé la cabeza contra la pared, y respiré profundamente, liberando el aire contenido. Un par de golpes de mi cabeza después contra la pared, como mi pequeño castigo por ser tan perdedor, volví a dentro.
Esta vez ya no volví a evitar su mirada; solo me giraba después de hacer contacto visual para que no viera mi cara sonrojada. Ella tomaba un refresco, dando tragos ocasionalmente al soju. Ella me inspeccionaba, ahora sin pudor alguno. Era como si toda la vergüenza y timidez con la que me había hablado antes, cuando le servía un trago, hubiera desaparecido.
Me levanté de la cama y me puse una camiseta. Estaba acostumbrado a ir sin camiseta por casa, pero últimamente a veces me encontraba a gente en mi casa; mi manager o a Hyeri o Joo Hyuk, mis amigos, tomando algo en mi propia cocina.
Por suerte, esta vez no había nadie. Si vieran lo que iba a hacer seguramente se burlarían.
Fui a la sala de estar, y me senté en el largo sofá. Desde allí se podía ver todo Seúl por la gran ventana; las bulliciosas y lujosas calles de Gangnam, el oscuro río Han y las montañas que se alzaban a quilómetros de distancia, rodeando la ciudad.
Abrí mi ordenador, entré en el buscador y tecleé: "Jiwon Foy". Nada. Ninguna cuenta de instagram, KakaoStory, nada. Sólo surgían algunas personas por el nombre de Jiwon o de apellido Foy, pero no ambos. Suspiré frustrado y me apoyé contra el sofá.
–¿qué estás haciendo?–salté del sofá, golpeándome la rodilla contra la mesita de café. La voz venía justo de detrás mío, un susurro en mi nuca. Me giré, mi corazón hiendo a mil. Era Joo Hyuk.
–¡me has asustado!–me llevé la mano al corazón, notando los latidos, mi respiración entrecortada. Estaba apoyado en el sofá, justo detrás de donde me había sentado–¿cuando has entrado?
–justo ahora–respondió, sonriendo tan tranquilo.
–¡no puedes entrar a mi casa así! ¿Porqué no llamas antes?–le pregunté, acercándome a la isla de la cocina para servirme un vaso de agua. Tenía la boca seca.
–para qué, ya tengo el código de la puerta–dijo, saltando por encima del sofá y tumbándose en él, con los brazos cruzados por detrás de su cabeza.
Me estaba arrepintiendo muchísimo de haberle dado el código de mi puerta; ahora se dedicaba a entrar a mi casa sin permiso alguno–¿qué estabas mirando?
Se acercó al ordenador portátil, aún abierto encima de la mesita de noche. Dejé el vaso de agua y corrí, resbalándome en el camino con el suelo de mármol para intentar agarrar el ordenador antes de que lo abriera. El se había levantado del sofá y tenia el ordenador en las manos, y lo apartó justo antes de que pudiera agarrarlo.
–¿porqué no quieres que abra el ordenador, Woo Seok?–dijo con una mirada sospechosa, levantando las cejas cómicamente. Se lo pasaba en grande viéndome enfadar; a pesar de que siempre había tenido muchísima paciencia, sabía dónde atacar para sacar lo peor de mí –qué, ¿te estabas divirtiendo
–vamos Joo Hyuk, no seas crío. Son cosas privadas–intenté zafarle el ordenador, pero me dio la espalda. Fue a alzar el ordenador para que no pudiera cogerlo, pero se lo pensó mejor y se agachó. Si lo hubiera alzado sobre sus brazos el sabía que hubiera llegado; somos de la misma altura, si no yo más alto.
Volví a intentar quitarle el portátil, pero corrió hasta la isla de la cocina y se posicionó detrás, mirando la pantalla. Levantó la mirada, sonriendo de manera pícara.
–¿Jiwon Foy?–después de haber leído la búsqueda cerró el portátil y lo dejó encima de la isla, junto al bol de frutas. Yo me apoyé contra el brazo del sofá de cuero oscuro, frotándome los ojos con fuerza y tapándome la cara, algo cansado. Joo Hyuk siempre tenía que meterse en mis asuntos–no me suena. ¿Quién es?
–nadie que conozcas–respondí, acercándome a la ventana, observando las luces de ls vibrante Seúl. El vino a mi lado, aún sin cansarse de atormentarme.
–por eso pregunto. Va, dime quién es. ¿Porqué la buscas en internet?
–es una actriz. Tiene un papel secundario en Armas. No sé mucho de ella, más que es estudiante de la universidad Yonsei.
–¿estudiante?–preguntó. Asentí, moviendo la cabeza–no sabía que te gustaran tan jóvenes, aunque bien por ti, supongo. ¿Tienes alguna foto de ella?
–no me gusta, apenas la conozco. Y no, no tengo ninguna foto, así que deja de molestarme–mentí en lo de que tuviera una foto; claramente si tenía una, la cual había observado detenidamente desde que la había impreso.
–entonces la verás mañana–dijo Joo Hyuk. No era una pregunta, sino una afirmación. No me había parado a pensarlo. Había estado tan distraído los últimos días con todos los guiones, eventos y entrevistas que me había olvidado que al día siguiente iniciaba el festival de Daedongje, que se celebraba a principios de mayo en la universidad de Yonsei.
La entrada era exclusiva para estudiantes, pero hacía meses me habían invitado a participar en el festival, cantando algunas de las canciones del grupo ficticio "Eclipse" del cual era cantante principal en la serie Lovely Runner.
Empujé frenéticamente a Joo Hyuk hacia la puerta, a lo que él respondió con quejas.
–¡eh!¿Qué haces?¿Porqué me hechas?–prácticamente no oponía resistencia, y se puso los zapatos mientras seguía replicando–¿a caso te habías olvidado?
–sí, así que vete, tengo que irme a dormir ya–había alzado un poco la voz, ya nervioso. Si no dormía tendría una cara horrible, y no podría salir sabiendo que ella estaría en el público. ¿Qué pensaría de mí?.
–veo que estás nervioso porque te vea. Tranquilo, ella estará en el público, no tendrás tiempo de hablarle. Aunque si quieres podemos ir a buscarla, seguro que la sorprenderías–dijo dándome unos ligeros codazos en la costilla, aún bromeando.
–Joo Hyuk, déjate de tonterías y vete ya. Ya te he dicho que no la conozco de nada, solo la había buscado en internet por curiosidad–respondí, intentando disimular lo mejor posible.
–hyung, mientes fatal. ¿Te has dado cuenta de que te muerdes el labio siempre que mientes?–ahora él se estaba riendo, señalándome. Lo acabé de empujar fuera de mi apartamento, y levanté la mano como forma de saludo.
–adiós–dije, cerrando la puerta de un golpe antes de que él pudiera replicar.
Apagué las luces y volví a mi dormitorio. Me quité la camiseta, acalorado. El verano se acercaba, y la humedad típica de Corea aumentaba, haciendo que la ropa se adhiriera a mi cuerpo. Me tumbé, cruzando las piernas y poniendo los brazos debajo de mi cabeza.
Miré el techo fijamente, e inevitablemente, mi mente volvió a ella.
Iba a ser una noche larga.
He estado de viaje y me ha costado muchísimo encontrar tiempo para escribir. El siguiente capítulo volverá a ser desde el punto de vista de Jiwon, como de costumbre. Si tenéis alguna sugerencia o alguna escena que os gustaría ver, decírmelo :)
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