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Una semana después...

Jin salió del baño sacudiendo su cabello con una toalla, acababa de tomar un relajante baño con agua de rosas para tonificar y suavizar aún más su piel y atraer las energías positivas. El aroma a la flor invadió parte de la cabaña de Jimin y aprovechó para dar un hondo respiro, relajando sus hombros.

Luego de eso, sus pies se arrastraron hasta la habitación de huéspedes que guardaba Jimin para él, y la que también se había convertido en la sala de recuperación de Namjoon.

Mi Namjoon.

Entró y lo primero que vió fué su figura dormida boca arriba, en medio de la cama. Dejó la toalla sobre una silla cerca de allí y se sentó a su lado, mirándolo con ternura.

Sus dedos no esperaron y acariciaron su dulces y apacible rostro. Parecía tan indefenso allí, dormido y vendado aún en el torso. Había pasado toda la semana cuidando de él, velando su recuperación y mostrándole su amor.

Poco a poco Namjoon se sentía mejor, ya comía con normalidad y podía sentarse en la cama sin ayuda, también caminaba en la habitación, pero siempre le decía a Jin que sentía molestia en la herida, la sentía abierta y fría, incluso después de quitarle los puntos, pues había cicatrizado con una rapidez sorprendente.

No obstante, se escalofriaba, como si sintiera el filo de la flecha repetirse una y otra vez como un ciclo. Por eso aún seguía de reposo. Jin le hacía baños de hierbas y dormía abrazado con él, no quería estar lejos ni un minuto. Namjoon nunca había sido lastimado de esa manera y en una zona como esa, tan cerca del cuello y la cabeza.

Pudo morir.

Suspiró, su piel se erizaba ante el terrible pensamiento. No quería volver a pasar por algo así.

Su mirada desorientada volvió a enforcar a su hermoso chico y apartó los mechones negros y rebeldes, luego se inclinó y dejó un suave beso en su frente descubierta.

— Mmmh...

—Sabía que estabas despierto— susurró con una sonrisa y trató de alejarse para darle espacio, pero Namjoon fué más rápido y astuto y lo atrapó en sus brazos, presionandolo contra su pecho.

— ¡Namjoon!

— Estoy enfermo, haz lo que yo quiera— refunfuñó con la voz áspera y ronca. Siguió con los ojos cerrados y atrajo a Jin más cerca de su cuerpo.

— Te encanta aprovecharte.

— No lo niego— comentó con cierto tono travieso y pícaro. Abrió sus ojos y Jin puso los suyos en blanco.

— No soy tu sirviente, tonto.

— Me encanta que me atiendas como si fueras uno— confesó. Escondió su cara en el cuello del contrario y su nariz jugueteó con su piel, causándole cosquillas cuando aspiró su aroma— Que delicioso hueles... Corderito. Quisiera morderte.

—¿Umh? ¿Te gusta mi carne?— Jin lamió sus labios y siguió el peligroso juego del Lobo, que nunca perdía una oportunidad para acechar a su presa.

El que era tentado fingió no estar afectado por sus palabras, pero era imposible ignorar las corrientes de energía en su cuerpo que comenzaba a animarse, sumiso a las provocaciones.

— Si... Pero también hay más.

— ¿Más?

— Mmm...

Namjoon deslizó una de sus manos hacia abajo y arrastró lentamente la camisa blanca que cubría su abdomen, rozando su piel fresca y cálida, hasta llegar a su pezón.

Lo apretó.

— ¡Mhg! N-no... ¡Namjoon!

El mayor estimuló el botón entre la yema de sus dedos hasta que lo sintió duro e hinchado, halando de él y soltándolo de repente, dejándolo rojo y sensible.

Jadeó, olvidando su propia pregunta.

— Llevo rato sin escuchar tus gemidos ¿Qué tal si me complaces?

— No...

— ¿No?

Namjoon buscó su tetilla contraria y comenzó el mismo juego que usó en la anterior, provocando que Jin se retorciera bajo su toque y sudara desesperado.

"Estoy tan obsesionado contigo" gruñó.

Sus labios besaron con ternura la piel de su rostro y la mano libre viajó hasta su abdomen y acarició su piel, se entretuvo momentáneamente con su ombligo y luego descendió por su pelvis, alarmando a Jin.

— ¡Basta! ¡Namjoon!— gimió, entrecortado.

El pelinegro soltó un risita, estaba complacido de haberse salido con la suya.

— Que bien me haces sentir cuando cumples mis caprichos, Corderito. Imposible morir cuando tengo esto en vida.

Sus manos se tranquilizaron y Jin aprovechó la ocasión para golpearlo en el brazo, enojado y aún ardiendo en fiebre por él, pero por suerte logró controlarse— ¡No juegues con eso! ¡Estuve muy asustado por tu culpa!

Namjoon frunció el ceño, pero es su interior no podía dejar de burlarse, la situación le divertía, su niño era tan hermoso e inocente incluso cuando se molestaba:— Fué tu amiguito el que quiso matarme ¿Lo recuerdas?

Jin se congeló por un instante, pero de inmediato repuso— Si, y le hice saber lo mal que actuó. Pero tú también estás mal, me ocultas cosas ¿Quién era el Lobo gris? Parecía conocerte muy bien.

No puedo contenerse más, había esperado días para hacerle esa pregunta, no aguantaba seguir consumiendose en la duda.

— Tú... ¿Me cuidaste tan bien solo para sacarme respuestas?

Su ceño se profundizó— Deja de jugar con fuego, Lobito.

El mayor soltó un carcajada y luego movió su cabeza de un lado a otro, pensativo. Tarde o temprano debía contarle aquel detalle a Jin, por lo que ahora parecía un buen momento para empezar a hacerlo.

Su cuerpo se acomodó a un lado en la cama e invitó a Jin acompañarlo. Este lo miró algo receloso, pues temía que sus manos traviesas lo distrajeran de nuevo.

Namjoon lo notó y sonrió ladinamente, sus ojos seguían brillando maliciosos— No te haré nada, Corderito... aún... por ahora solo voy a contarte lo que quieres saber.

El contrario entrecerró sus ojos y le advirtió— Más te vale.

Jin acomodó su cuerpo al lado de Namjoon y recostó su cabeza en su brazo, sintiendo la calidez reconfortante de su cuerpo, que bien se sentía a su lado.

Namjoon comenzó.

— Había una vez...

— Namjoon, no soy un niño al que le cuentas los tres cerditos y el Lobo para dormir— refunfuñó, frunciendo sus labios al final.

—Calla, arruinas el ambiente.

— Ains— se quejó y entonces Namjoon le amenazó con amordazarlo.

Al final, se quedó tranquilo.

— Había una vez un niño que vivía en una aldea muy remota, rodeaba por un bosque donde vivían muchas especies salvajes, entre ellas, Lobos.— sus ojos se oscurecieron al pronunciar la última palabra y su mano comenzó a acariciar el cabello de Jin, que lo escuchaba con atención— En su pueblo había una Leyenda popular sobre ellos y una Luna Roja.

Las imágenes turbias acudían a sus pensamientos con cada palabra, recordando esos difíciles tiempos en que los cuentos no eran cuentos, sino anécdotas.

— Sus padres le contaban que, un día de luna llena, los lobos hambrientos decidieron entrar a la aldea y alimentarse de las personitas que corrian atemorizadas por ellos, eso les parecía muy excitante, más que solo comer corderitos.— habló, jugando con sus dedos en una simulación— Entonces hubo una masacre y la sangre corrió por todo el lugar, como un río espeso, el cual fué reflejado por los rayos de la Luna que adsorbieron el líquido rojo como un trozo se tela absorbe una mancha de jugo; se esparció como un virus y tiñó de ese mismo color el astro pálido y resplandeciente. Así nació la Luna Roja, la Luna especial de los lobos.

"...Y la Luna se tornó de rojo sangre, dando inicio a una nueva era de oscuridad"— Jin recitó las palabras de su madre que quedaron grabadas en su memoria con tinta indeleble.
Un día había leído para su padre y para él un curioso libro en una lengua extraña para ellos, sólo su madre lo conocía y les hizo el favor de traducir los cuentos que contenían, todos oscuros y macabros. Cada uno de ellos en el bosque.

"Die Augen des Waldes"

La Luna Sangrienta era aún más imponente que con su palidez habitual. Su halo carmín era mágico, inquietante y misterioso. Era perfecta para salir a cazar.

El pelinegro asintió— Aquello fué como un pacto con el mismísimo diablo. Las personas que fueron mordidas o devoradas antes de la conversión de la Luna murieron, pero luego de su aparición, la suerte cambió para los que aún seguían vivos. Ahora la regla era: Bajo la Luna de sangre, si un humano era mordido por un Lobo, le era transferida la maldición y quedará condenado a deambular como uno de esta especie el resto de su existencia.

Namjoon continuó relatando, su tono transmitía lo tenebroso de su relato. Incluso sintió sus mismos vellos erizarse con los recuerdos. Sus ojos centellaban con perversión:

— Pero esa Luna especial llegaba solo por temporadas. Pasaron unos años hasta que el niño nació y vivió con sus padres en la misma aldea, escuchando esos cuentos tenebrosos. Nunca había experimentado tal cosa, hasta que le tocó vivirlo— su semblante se nubló y sus músculos se tensaron— La noche llegó y los padres de ese niño muriendo antes de que la Luna se bañara de sangre. Asustado, el niño corrió hacia el bosque y buscó alejarse lo más que pudo de ese lugar lleno de gritos, dolor y muerte, aprovechando la distracción del Lobos.

Tragó saliva y un suspiro denso escapó de sus labios— Aullaban enloquecidos, devoraban a todos poseídos por una sed interminable. El niño lloró por sus padres mientras corría sin rumbo por el bosque, hasta que no notó una de las trampas que los leñadores habían colocado para atrapar a esas mismas bestias, y cayó. De las alturas se soltó un enorme tronco y lo aplastó, quebrando los huesos de su pequeño cuerpo.

— ¿Murió?— preguntó el menor, perplejo e incrédulo.

Namjoon negó levemente con la cabeza— No como tú piensas. Después de una hora, logró reaccionar momentáneamente, su cuerpo ya no era aplastado por el tronco pero no sentía nada, estaba como en un sueño. Pero eso no fué lo que lo alarmó, sino la figura delante del él.

Jin tragó saliva duramente y pronunció en un susurro— Un...

— Sí, un Lobo— afirmó y en sus ojos se iluminó un relámpago de color miel— Pelaje gris y ojos zafiro ardiendo como un fuego helado. El niño quedó muy asustado y pensó que iba a morir de la misma horrible manera en que murieron sus padres.

"Así era el Lobo que yo vi" pensó Jin.

A Namjoon lo atacaron los pensamientos de esa noche y capturó un pequeño diálogo que ocurrió antes de la desgracia:

— ¿V-vas a comerme?

Mmm... Eso sería demasiado fácil. Para tu suerte, no me gusta el sabor de los niños como tú, ni de los aldeanos apestosos— el Lobo sonrió con burla y luego empujó levemente el cuerpo agonizante y casi sin vida del niño, las alucinaciones eran lo único que lo distraían del dolor y lo mantenían aún con su último suspiro— De igual forma, no te queda mucho tiempo.

— ¿De-dejarás que muera?

— ¿No es lo que quieres?

Yo...— sus lágrimas escurrieron— extraño a mis padres.

El Lobo soltó una risita, pero pareció compaderse un poco de él— Podrás verlos en el cielo, con Dios y esas cosas... Si es que existen.

Namjoon tragó saliva, temeroso, poco a poco podía sentir como su cuerpo se iba haciendo más a más ligero, la oscuridad lo rodeaba y solo podía escuchar la respiración del Lobo y el propio latir de su corazón. El día se acercaba.

H-he sido un buen ni-ño...— sus párpados se cerraron lentamente, solos.

Lo último que vió fué al Lobo acercarse más a él, hasta esconder su hocico en el cuello, casi sin pulso. Olisqueo la zona y su respiración le golpeó en la oreja. Lo último que sus sentidos captaron fué:

Si, eres un buen niño.

— ¿Y qué sucedió?— se atrevió a preguntar el pelirrojo, mirándole con expectacion cuando Namjoon pareció quedarse suspendido en sus propios recuerdos.

El mayor parpadeó y prosiguió con el ralato:— El lobo lo mordió para que no muriera. Nunca supo por qué lo hizo o por qué sintió compasión por él, pero en el fondo agradeció tener otra oportunidad, por alguna razón, aún no quería irse de ese mundo. Mientras se acostumbraba a su nueva vida, el Lobo mayor cuidó de él pero luego le explicó que debía continuar solo, ya que él era un lobo solitario y no iba a cambiar.

— Que malvado...

Namjoon se alzó de hombros, así se comportaban los Lobos y eso era parte de lo que los hacía capaces de adaptarse a cualquier estilo de vida.

— El niño intentó unirse a una manada, pero no le resultó y prefirió seguir la vida del Lobo gris, en soledad. Creció y se hizo fuerte y capaz de todo, siendo igual de poderoso que su creador, al cual nunca se volvió a acercar.— lamió sus dientes— Pensó que su vida sería: ser una bestia salvaje oculta en el bosque deambulando nada más que con su sombra, mientras acecha alguna carne fresca para sobrevivir. Eso era todo, o lo fué hasta que un niño precioso de capa roja apareció...

Jin se incorporó y lo miró cara a cara, mientras unía las piezas en su cabeza, sintiendo su corazón latir con fuerza por la revelación. Susurró incrédulo— ¿Ese niño... Ese Lobo... eres tú?

Namjoon asintió y Jin no lo podía creer, poco a poco todo iba tomando sentido en su cabeza. Entonces...

La voz conocida retumbó en su mente, provocando que se erizara. Recordó los ojos del Lobo que lo había ayudado y la frase llena de confianza y seguridad antes de desaparecer:

"Él estará bien"

— El Lobo gris que vino y lamió tu herida... ¿Es tu creador?

Asintió— Si, es el mismo Lobo.

—¡Dios mío!— chilló impactado, con su cabeza a punto de incendiarse en llamas— Su aspecto familiar, sus ojos... ¡Su voz! Ese Lobo es...

Namjoon lamió sus labios, incluso él se sentía extasiado al ver la agitación de su pequeño— El Lobo gris es...

— ¡Jin, Taehyung está aquí!— le llamó el rubio desde afuera, anunciando la llegada del pelirosa.

— Mmmh, tienes visita...

— Puede esperar, termina de hablar.

Namjoon sonrió de lado y su mirada de oscureció con la imágenes que había maquinado en su mente mientras le pellizcaba los pezones. Sus manos tomaron la pequeña cintura de Jin y lo atrajo para susurrarle al oído en un ronroneo travieso— Si, la visita puede esperar...

Jin se alarmó y apartó sus manos, escapando de la perversión de sus acciones. Oh, no, por supuesto que no, si se quedaba allí un segundo más ya no podría bajar.

— ¡Voy!— gritó y saltó de la cama, dejando a un Lobo riendo divertido.

Jin se colocó un suéter de lana de color rojo y salió de la habitación corriendo al encuentro de su amigo, sonreía con emoción. Taehyung había cumplido su promesa.

— ¡Taehyungie!

— ¡Jinnie!

Ambos se fundieron en un cariñoso abrazo que duró un tiempo, estaban tan felices de verse.

— Al fin nos vemos. Te he extrañado bastante.

— Yo también, Taetae — sonrió ampliamente cuando se separaron— ¿Cómo estás? ¿Cómo se encuentran mis padres?

— Oh, yo estoy bien y ellos también, te han mandado saludos. Tu madre está más tranquila y ansía que la visites pronto— frunció sus labios y luego pareció contener un risilla— Mencionó algo de revisar tu cuerpo para ver si no tenías mordidas.

Jin se congeló y la sangre subió a su rostro, tiñendo sus mejillas de carmín.

Sabía a lo que se refería.

— Uh, eso me alegra, pronto iré a verlos— rió con algo de nerviosismo y cambió rápidamente el tema— ¿Has venido solo?

— Oh, vine con los niños, ahora juegan con Jimin. Jungkook también me acompaña pero ya sabes como es, estará esperando en alguna parte del bosque y luego vendrá.

Tragó saliva.

Jungkook.

— Oh, eso es bueno.

— ¿Y tú cómo has estado? ¿Qué tal sigue Namjoon?— empezó a preguntarle el de cabello rosa— Tus padres me lo han contado todo. ¡Qué tragedia! Y como si fuera poco, el día de tu boda.

Dedujo que aquella conversación iba a surgir en algún momento, y Taehyung era experto en ir al grano en esas cosas.

— Lo supuse, eres como un hijo para mis padres— dijo— Namjoon está bien, ha mejorado mucho. Tuvo mucha suerte, con esa herida hubiera muerto al instante desangrado.

Taehyung asintió— ¡Gracias al cielo!... Bueno, es un Lobo, eso es una ventaja.

Jun se estremeció, aunque era claro que el pelirosa ya estaba enterado de lo que era verdaderamente Namjoon, le sorprendió que lo tomara con tanta ligereza.

— Eso...— No encontraba las palabras, desvió su mirada y masajeó su cuello, hasta que logró preguntar.— ¿Eso no te asusta?

Taehyung rió, como si le hubieran contado un chiste, y eso consternó a Jin, quien no supo cómo tomarlo.

— Oye, tranquilo... No somos tan distintos como crees.

Frunció el ceño— ¿A qué te refieres?

Taehyung tomó su muñeca y le dijo con un sonrisa que hizo desaparecer sus ojos— Sígueme.

Aquello le apareció algo extraño, sin embargo, asintió y juntos salieron en silencio de la cabaña, dirigiéndose al establo de Jimin.

Una vez allí, se detuvieron en una esquina y ambos observaron en el interior a los dos niños y a Jimin tomados de las manos, girando como en una rueda mientras reían alegres y cantaban:

Juguemos en el bosque mientras el lobo no esta, juguemos en el bosque mientras el lobo no está ¿Lobo está?

La rueda se detenía y Jimin respondía con una voz gruesa y muy graciosa, alargando las letras al final— Me estoy poniendo las botas.

Jin los miró entretenido, sonriendo.

Los niños rieron y comenzaron a girar en rueda una vez más, canturrando— Juguemos en el bosque mientras el lobo no esta, juguemos en el bosque mientras el lobo no está ¿Lobo está?

— Me estoy poniendo el sombrero~

Jimin usó un sombrero de paja que utilizaba para jardinería y los niños rieron más fuerte. Una vez más, la rueda comenzó a andar y el cántico se repitió:

Juguemos en el bosque mientras el lobo no esta, juguemos en el bosque mientras el lobo no está ¿Lobo está?

Esta vez, Jimin se soltó de sus manos y fingió garras con sus dedos, como si fuera un lobo, soltó un gruñido y dijo:— ¡Ya salgo a comerlos a todos!

Jisu y SuJi gritaron y corrieron entre los cubos de paja y se escondieron de Jimun, quien los perseguía. Jin rió extasiado e incluso quiso unirse a su juego, pero sus acciones se congelaron cuando, detrás de la paja, salieron dos cachorros lobunos y no dos niños humanos.

Sus ojos se abrieron notablemente y con sus manos ahogó un grito de sorpresa.

— Son... Son Lobos...

— Jin...— le llamó Taehyung con calma, mirando con amor a sus dos crías, tan orgulloso de tenerlas en su vida. Lobos, humanos, de cualquier forma eran sus hijos y los quería tal cual eran.

Y, con un suspiro, le confesó:

—Jungkook es un Lobo.

En ese momento Jin quiso sentirse totalmente asombrado y escéptico, pero con el cuento previo de Namjoon ya se había preparado para esa fuerte declaración. Aún así, sus ojos viajaron de los cachorros a él, y luego de vuelta. No podía creerlo.

— Taehyung... ¿Tú también eres un lobo?

El pelirosa lo miró algo confundido pero, luego de ver su expresión, soltó una risotada. Agitó sus manos de un lado al otro, negando aquello— No, no, no. Yo soy un simple humano. Lo único extraño en mí son mis ojos y mis visiones descabelladas.

— Pero... ¿Cómo puedes... Pudiste...?— Señaló a los dos bonitos lobos que se revolcaban uno sobre el otro, juguetones.

Jimin se sentó cerca de ellos y les sonreía, mirándolos. Eran muy peluditos y tiernos. Uno era de pelaje blanco con gris, sus ojos eran bicolores, uno destellaba como un zafiro intenso y el otro un gris humo profundo. El otro era una mezcla de un color trigo dorado con blanco y sus ojos brillaban de un tono verde esmeralda, totalmente distinto a unos ojos humanos comunes.

Los humanos podían darle crías a los lobos, siendo ellos de su misma especie... Osea que él y Namjoon podían...

Sintió escalofríos al pensarlo. Eso sería demasiado doloroso y aún era muy pronto.

— Yo tampoco lo sé.— Taehyung contestó y se alzó de hombros, sacándolo de su ensimismamiento.

El pelirosa nunca se preocupó mucho por saber cómo era posible aquello. SuJi y Jisu eran sus milagros, y solo le importaba amarlos tanto como amaba a Jungkook — Hay cosas que no tienen explicación. Aún me sorprende no haber muerto cuando los tuve... Aunque su forma lobuna apareció hace un mes, no sabía que era posible que un humano tuviera hijos con un lobo y estos salieran de esa especie.

— Esto, esto es... Wow— Jin no encontró para describir las emociones de ese momento, era tremendamente fascinante.— Tú... ¿Cómo conociste a Jungkook?

Taehyung sonrió extasiado, recordando el primer encuentro con su kookie— Es una larga historia, pero igual que tú, caí en los encantos de un Lobo que me persiguió por el bosque.— reflexionó, señalando vagamente la frondoso arboleda que los rodeaba— ¡Este bosque guarda muchos secretos!

— Estoy de acuerdo— asintió el pelirrojo, aún conmocionado.

— Fué interesante descubrir lo que era. Resulta que un chico llamado Jungkook que vivía cerca de allí también me había estado mirando mucho— le contó, y sus ojos bicolores brillaron, emocionado por su descubrimiento— No le tomé mucha atención hasta que sentí su aroma, que era exactamente el mismo del Lobo.

— Jungkook era el Lobo, y el Lobo era Jungkook — murmuró, entiendo de inmediato.

— ¡Exacto!— celebró— Esa noche tuve mis visiones y, tiempo después, terminaron cumpliéndose ¡Me enamoré de un Lobo!. Al principio no lo quería aceptar, pero las cosas cambían y los destinos se cruzan. Ahora soy muy feliz con los tres Lobos que tengo en mi vida, aunque a veces sea imposible dominarlos.— siseó, rodando los ojos— Hay que tener mucho carácter.

— Lo sé— rió el pelirrojo, pensando en lo difícil y rebelde que podía ser Namjoon.

Incluso la tierra más hostil, ofrecía oportunidades a quienes tenían la paciencia de conocer sus secretos.

— En fin, incluso los Lobos más dominantes y malhumorados se ablandan con la persona correcta.— musitó.

Por un largo tiempo Taehyung tuvo que fingir odiar a esas criaturas cuando, incluso su corazón, había sido robado tiernamente por uno. Pero ahora conocía la historia de Jin, y se sentía complacido. Al final, los humanos comunes y los lobos mitad humanos no eran tan distintos, ambos podían sentir amor por igual.

Tenía mucha razón en lo que decía. Al final, Lobos solitarios como Jungkook y Namjoon encontraron a alguien que los hizo sentir algo especial, y no cerraron sus corazones a esa idea, eso los hacía más humanos que cualquier otro. Ellos no se detuvieron hasta conseguir lo que deseaban, incluso si eso iba contra las reglas de su propia naturaleza.

Porque si llamas la atención de un Lobo... No importa cuánto huyas, él siempre te atrapará.

— Irremediablemente caímos antes ellos— suspiró.

Taehyung asintió convencido, no se imaginaba una vida sin Jungkook en ella.

Jin no se imaginaba vivir siquiera un día sin tener a Namjoon a su lado.

Dicho eso, alguien toció detrás de ellos en ese instante, captando su atención.

— ¿Eh?

— Hola— HoSeok saludó con timidez y sus pies juguetearon nerviosamente con la tierra bajo sus botas.

— ¡Hoseoki!

Jimin se levantó de su asiento y corrió hacia el pelicastaño, abrazándolo. El menor abrió sus párpados, sorprendido. Su cuerpo se quedó estático ante la cálida bienvenida, pero en su corazón estaba infinitamente agradecido, había necesita un gesto así de afectuoso hace tiempo.

— Jiminie— susurró y sus brazos lo envolvieron finalmente. Sus ojos se humedecieron y quiso llorar por lo bien que se sintió en ese instante— Yo... Te he extrañado.

— Yo también pequeño. Deberías visitarme más seguido— Jimin se separó y su mano esponjó la melena rebelde del contrario. Aquello lo hizo sonreír.

Si, el rubio sabía perfectamente el grave error que había cometido HoSeok, pero el mismo presentía lo arrepentido que estaba. Lo conocía, no era un mal chico, y el que hubiera hecho un mal —del cuál no estaba para nada orgulloso y por el que se había disculpado— no era razón justa para condenarlo y no ofrecerle una segunda oportunidad. Además, había prometido a Yoongi que cuidaría de él y nunca le daría la espalda, menos en los momentos complicados.

Él jamás rompería esa promesa.

— Lo haré, de verdad me encantaría.

— Siempre eres recibido en mi casa, cariño.

El castaño asintió con una sonrisa y luego miró a Jin, quien no dijo una palabra mientras los veía hablar. Los nervios volvieron a sacudir su cuerpo pero aún así, logró aclarar su garganta y decir:

— Yo... Yo viene a pedir disculpas a Jin— sus manos sudaron y bajó la mirada, incapaz de sostener la del contrario. De otro modo, no conseguiría decir lo que quería.— De verdad siento lo que hice, Jinnie. No sabía quién era Namjoon y, cuando quise ayudarte, terminé por causarte un gran dolor. Estoy avergonzado y arrepentido... Por favor, perdóname. Tú y Namjoon, perdónenme.

Sus ojos escocían pero logró retener sus lágrimas y el nudo en su garganta. Hizo una reverencia y esperó en silencio, rogando por no perder para siempre a su amigo de tanto tiempo.

La persona que reflexionaba aquella disculpa, lo miró a él y luego a Jimin, quien se mostraba expectante a su respuesta. Le dirigió una sonrisa reconfortante y sus ojos le expresaron tranquilidad. En su corazón no guardó rencores, eso solo lo haría infeliz, además Namjoon ya estaba fuera de peligro y eso le era más que suficiente.
Después de pensar eso, se acercó a HoSeok y puso una mano en su hombro.

Su piel cosquilleo y su cara se alzó, mirándolo con esperanza.

— Yo...— el pelirrojo suspiró, aliviado— Yo te perdono, Hoseoki.

Entonces, sintió el peso muerto desaparecer de sus hombros. Hoseok tuvo que tomarse unos segundos para asimilarlo y asegurarse de que no era un sueño. Pero no era así, Jin realmente lo estaba perdonando.

Entonces, le sonrió tímidamente y luego lo abrazó, estaba tan agradecido.

El contrario se sorprendió un poco pero le devolvió el gesto, eso también lo hizo sentir mucho mejor, ligero, era lindo cuando los problemas se solucionaban.

— Muchas gracias, Jin. Prometo ser una mejor persona, no volveré a atacar lobos inocentes— se soltaron del abrazo— Espero que tengas mucha felicidad al lado de Namjoon.

Sus palabras traicionaron sus sentimientos, pero HoSeok entendió que estaba en una situación donde lo mejor era guardarse sus sentimiento, pues Jin había encontrado su razón para sonreír en otro lugar, y él no sería quien destruyera eso.

De igual forma, no podía competir con un Lobo, menos contra Namjoon ahora que sabía quién era realmente.

— ¡Grandioso!— celebraron Jimin y Taehyung al mismo tiempo.

— HoSeoki¿Te gustaría quedarte comer una merienda?— le invitó el rubio.

— Oh, metemo que no podré. Debo regresar a preparar unas órdenes para mañana— se disculpó con una reverencia y añadió— Será en otra oportunidad.

Todos asintieron y entonces el castaño se despidió, pero su expresión no era triste y pálida como hace un rato, ahora podría finalmente dormir con tranquilidad. Estaba feliz.

"A las personas que sufren les gusta visitar los bosques" pensó en las sabias palabras de Yoongi mientras de dirigía al bosque. Tras uno de sus innumerables paseos, el de piel morena le contó: "Para ellos es como si el bosque silencioso los acompañara en sus tristezas, como si pudiera comprender cómo era sufrir, y luego hallar la paz, y estar orgulloso en su sufrimiento. El bosque lo sabe todo"

Nunca estuvo más seguro de esas palabras. El bosque había sido su mejor consejero esos días.

Jin observó la figura de HoSeok desaparecer entre los árboles y, en esa misma dirección, pudo percatarse de la presencia de otros dos lobos conocidos. Pero ya no se preocupó, todo estaba en orden, y aquellos chicos también habían ayudado a alcanzar esta tranquilidad después de una terrible tormenta.

Tal vez si se merecían un voto de confianza por parte de Namjoon.

Suspiró. Podría plantearselo más tarde.

Después de eso, los tres mayores y los dos lobitos revoltosos entraron de vuelta a la cabaña y Jin se apresuró a subir a la habitación, para ver si necesitaba algo, pero de detuvo en seco apenas entró a la habitación, encontrándose a Namjoon de pie, cerrando unos jeans oscuros alrededor de su cintura.

Jin abrió su boca y estuvo a punto de decirle algo pero el pelinegro habló primero:

— Ya es hora de ir a casa, Corderito. No aguanto un segundo más sin tenerte solo para mí.

Jin lo miró aturdido, sin comprender ¡Hace un momento estaba como un bebé esperando recibir su biberón!

— P-pero... ¿Y tu herida?

Namjoon sonrió de forma ladina. Tomó el extremo de la venta y comenzó a quitarla de su cuerpo y luego la tiró a un lado, dejando al descubierto su precioso torso.

Se giró a un lado y buscó una camisa vieja y holgada que Jimin tenía guardaba. Sus músculos se doblaron sin problema y el pelirrojo miró su herida, ya comenzaba a desaparecer casi totalmente, como por arte de magia.

Estaba atónito.

El Lobo se vistió y luego caminó hasta él, quedando muy próximo a su rostro. Se sostuvieron la mirada y Namjoon le tomó de la barbilla, alzando su boca. Su aliento mentolado le acarició la piel cuando confesó:

— Corderito, yo estoy bien desde hace días. Los lobos no tardamos en sanar como los humanos. Al siguiente día, pudimos irnos a casa y yo habría estado bien— dejó un corto beso en sus labios y, con tono seductor, agregó— Pero estaba demasiado a gusto con tus cuidados como para rechazarlos.

— ¡Bastardo!

— Mmm si... Soy de los peores.

— ¡Yo estaba preocupado y tú solo jugando!

— Uh, aún no he empezado a jugar como me gusta mi cielo— lamió sus labios y Jin quiso hacerle eso mismo.

— Tú...— No podía concentrarse con él tan cerca—Me debes una boda— le reprochó, con un puchero en sus labios.

— Puedo dártela ahora— le contestó de inmediato y sus ojos centellaron excitados.

Lograban quitar el aliento con solo verlos.

Su dedo pulgar le acarició el mentón y volvió a susurrar sobre sus labios— Solo tú y yo.

— ¿Aquí?

— Y ahora— confirmó.

Su figura giró y se acercó a la ventana de la habitación. Allí, había una corona de rosas rojas y de pétalos blancos que no había notado. Namjoon la tomó y luego regresó a él, colocando el hermoso objeto delante de ellos.

—La hice mientras dormías.

Se miraron con profundidad. Namjoon lamió sus labios y sus pupilas se dilataron, como si quisiera leerle los pensamientos.

Y tal vez lo estaba haciendo.

Con ternura, colocó la corona de rosas sobre sus cabellos sedosos y la dejó allí. El color azul de su mirada resplandeció.

Después de eso, las manos del pelinegro rastrearon sus bolsillos hasta que sacó una delgada cadena de color oro y se la mostró, soltando el pequeño dije que colgaba de ella.

— Esto es lo único que me quedó de mi otra vida, fué un regalo de mi madre— Namjoon tomó su mano y dejó la cadena en su palma.— No es como lo que hizo Jimin para ti, pero es muy especial para mí y quiero que lo tengas. Tienes mi dos mundos ahora.

Jin le sonrió abrumado por el cosquilleo que le causó, su corazón se llenó de ternura y, con los dedos temblorosos, tomó el pequeño dije de una forma ovalada y leyó unas letras en su interior.

Namjoon.

— Tu nombre...

— Estaré contigo siempre, mi Corderito— le acarició la mejilla, tenía total convicción de su promesa.

El pelirrojo se puso de puntillas y dejó un pequeño y amoroso beso en su mejilla.— Es perfecto. Estaré feliz de estar a tu lado el resto de nuestra existencia.

Su expresión se iluminó y pudo ver lo mucho que le gustaron sus palabras.

— Que bueno saberlo. Porque nunca te entregaré a alguien más.

Namjoon se aproximó aún más a su cuerpo y le tomó de las manos. Una vez enlazadas las llevó hasta sus pechos y ambos sintieron los latidos desenfrenados de su corazones. Por un momento, desviaron sus miradas a sus anillos unidos y el momento se volvió aún más especial.

Esa vínculo sentimental entre ellos dos era lo que realmente importaba.

Jin soltó una de sus manos, tomó una de las rosas que formaban la corona en su cabeza y la trajo entre sus manos unidas. La rosa roja estaba la altura de sus corazones, sus espinas se clavaron entre sus dedos pero no les importó. Las pequeñas gotas de sangre surgieron y se mezclaron una con la otra, fué el compromiso de sus esencias y eso los volvió totalmente suyos. Sus almas formaron una sola.

Celeste y miel se reflejaron como un espejo, revelando lo más valioso para ellos.

— Te declaro mi Lobo, mi esposo. Y te amaré ahora, mañana, todos los días de mi vida y después de la muerte—murmuró Jin luego de aquel silencio significativo.

Su cuerpo entero se puso a flor de piel y mordió sus labios, con un huracán de sensaciones en su interior.

La mirada de Namjoon ardió y sus boca pronunció en seguida:

— Te declaro mi Corderito, mi esposa. Puedes tomar todo de mi ahora porque mi vida es tuya. Viviré esta eternidad solo por ti.

Y con esas votos sinceros quedaron consagrados en matrimonio por ellos mismos.

El menor sonrió con el corazón aleteando de amor, totalmente enamorado. La felicidad que sintió en ese momento fué colosal y, con un juguetón, le dijo— Ahora puede besar al Corderito.

Namjoon esbozó una sonrisa un tanto maliciosa y su voz ronca le susurró:— Esta es mi parte favorita.

Sin esperar respuesta, le lamió con descaro los labios y luego le abrazó de la cintura y lo empujó al encuentro de sus bocas. Jin gimió por el desesperado impacto, sus manos se entrelazaron en su nuca y profundizó el beso necesitado, en un nuevo arrebato de pasión. Sus lenguas habían extrañado el juego vicioso en aquella cueva cálida y mojada. Se estrujaron una a la otra de ricón a ricón, y sus labios se acariciaban con vehemencia, cambiando de posición cada vez que podían. Siempre que se besaban sentían que estaban en su propio pedacito de paraíso, sus mentes se nublaban y los sentimientos y emociones tomaban el mando, y daban rienda suelta a la pasión.

Todo desaparecía, solo quedaban ellos y los sonidos de sus besos calientes, robándoles el aliento.

Cuando se separaron por iniciativa del pelirrojo, ambos jadeaba abruptamente, deseosos de más.

Namjoon soltó sus manos y sostuvo la cadena que también había estado entre la unión de sus manos y la colocó alrededor del cuello de Jin, acomodando el dije en el centro de su camisa. Sus yemas acariciaron el dije por unos segundos y sonrió satisfecho.

Miró nuevamente a su amado chico, le agarró la muñeca y alzó una de sus cejas, sugerente— ¿Nos vamos?

Jin asintió con una expresión alegre y movió su mano para entrelazar sus dedos.— Pareces un poco apurado.

El lobo lamió sus labios— No puedo esperar a nuestra Luna de miel... Tengo una sorpresa para ti.

Luego de eso, tiró de sus manos enlazadas y juntos salieron de la habitación. Jin le siguió hasta la puerta y estaban a punto de lograr su escape de enamorados, cuando Jimin los detuvo.

Apenas se distraen un momento para dormir a los niños y estos dos ya van de huída.

— ¿A dónde van?— les preguntó. Ambos chicos se dieron vuelta y sonrieron cómplices. Jimin frunció el ceño, mirando la figura sana de Namjoon — ¿Y tú no estabas herido?

— Solo jugaba, estaba recuperado desde hace rato— respondió el pelirrojo, poniendo los ojos en blanco.

Jimin negó con la cabeza. Los lobos eran tan caprichosos y manipuladores como los niños.

— ¿Y esa corona?— cuestionó Taehyung detrás de él, encantado.

— Oh, nos acabamos de casar.— dijo Jin con naturalidad y se quitó la corona, lanzándosela a Taehyung como un ramo.

Chilló emocionado.— ¡Felicidades!

— ¿En la habitación?— Jimin abrió sus ojos sorprendido, estos chicos eran rápidos y radicales.

Ambos se alzaron de hombros, divertidos por sus expresiones.

— Bueno... ¡Ya nos vamos!— exclamó Namjoon y volvió a tirar de la muñeca de Jin, pero...

— ¡Eh! ¡Esperen!— Jimin alzó su mano y se volteó para tomar la caperuza que Jin usó el día de su no-boda ya lavada y arreglada, además, agarró algo más de una repisa cerca.

Se acercó a ellos y le tendió a Jin la capa doblada y el otro objeto— Esto te lo dejó tu padre. Por lo que pasó antes no te lo pudo entregar.

Sus manos tomaron ambas cosas y el pelirrojo detalló el regalo de su padre completamente maravillado. Era un marco de madera tallado minusiosamente y, en su centro, se apreciana la figura de un chico con caperuza y un lobo delante de él. El chico le acariciaba la cabeza y su padre había recreado un bosque alrededor, el mismo donde se habían conocido. Era realmente impresionante lo que su padre podía hacer con madera y una punta filosa.

Siempre lo sorprendía.

Namjoon también lo miró desde la esquina y una sonrisa curvó su boca.

— ¡Ah, es tan precioso!— chilló el de pelo rosa, con las manos en sus mejillas— ¡Quiero uno así!

Jin rió, Taehyung era un gran fan del trabajo de su padre también.

—Muchas gracias, Jiminie.— abrazó a su mayor y le dió un beso en la mejilla—Muchas gracias por todo. ¡Y a ti también Tae!— el nombrado también se unió al abrazo y Jin se sintió afortunado de tener personas tan asombrosas en su vida.

— Bien bien, ya vete. Antes de que tu esposo se ponga demasiado celoso.— Jimin le palmeó la espalda y todos se separaron.

— Si, ya estoy lo suficiente— admitió directamente y sin vergüenza, atrayendo a Jin hacia él.

Jimin y Taehyung soltaron unas risas graves. No podían imaginarse lo que le esperaba a Jin.

El menor se sonrojó y quiso golpear su rostro engreído, pero se resignó. Se despidió con la mano de sus mayores y luego acompañó a Namjoon pero, una vez más, se vieron interrumpidos en la salida.

Pero esta vez, la sorpresa fué para Namjoon.

—Jungkook...

— Namjoon.

Ambos Titanes se miraron después de tanto tiempo. La expresión del peligris se mantuvo serena y tranquila frente a la de Namjoon, quien no expresaba emoción alguna, pero en su interior lo invadía el estupor, sintiéndose agradecido por ver a su mayor saludable.

No era necesario expresar algo, ellos sabían lo que pensaban.

— Me alegra ver que ya estás bien— dijo finalmente, después de aquella pausa.

— Gracias por ayudarme ese día.— respondió con un asentimiento. Aún sentía cierto respeto por él.

Al fin y al cabo, ese Lobo le había perdonado la vida y le ofreció una segunda oportunidad para vivirla. Si no hubiera sido por Jungkook, jamás hubiera conocido a su amado Jin.

Y todos los días agradecía por tenerlo, jamás dejaría de estarle agradecido.

Jungkook asintió y la palmeó brevemente el hombro— Ten una buena vida.

Namjoon sonrió levemente, con sinceridad— Tú igual.

—¡Kookie!— gritó Taehyung a un lado, no aguantando esperar ni un segundo más para abrazarlo. Era como el líquido pegajoso que se adhería a la corteza de los pinos.

— Hasta luego Jungkook Hyung— se despidió con una risita antes de que Taehyung le asfixiara con sus brazos.

Jungkook logró despedirse con la mano y, a continuación, pudieron salir finalmente de la cabaña.

Una vez afuera, ya la tarde se desmaya en tonos violeta. Caminaron al bosque, pero Jin se sintió extrañado cuando Namjoon tomó una dirección distinta a la de la cueva, por lo que preguntó:

— ¿A dónde me llevas?

— Es una sorpresa— dijo y le dedicó un gesto pícaro que lo hizo estremecer, pero confiaba en él más que en su propia sombra, por lo que pronto se sintió seguro de nuevo.

— Oh, por cierto. Creo que podrías darle una oportunidad a esos chicos. Ellos ayudaron bastante cuando estabas herido y no mataron a HoSeok cuando se los pedí— comentó.

— Que mala suerte.

— ¡Namjoon!

Sonrió. Por unos segundos pareció reflexionar aquello, hasta que solo dijo:— Creo lo mismo, luego arreglaré eso con ellos.— Miró a Jin de arriba a abajo y mordió su labio, como si quisiera tragarselo entero allí mismo— Tengo asuntos más importantes que atender.

— Pervertido.

— Como no tienes idea— afirma con orgullo y Namjoon piensa que ese Lobo ya no se preocupa ni un poco por esconder su descaro— Y también impaciente.

Namjoon se detuvo y Jin lo miró extrañado cuando lo abandonó sin explicación alguna y se encondió detrás de un arbusto de bayas para, unos instantes después, salir en su forma lobuna, sosteniendo sus cosas en el hocico.

Se patas se movieron con elegancia hasta quedar a su lado y sus ojos miel le escrutaron. En su cabeza escuchó una orden:

"Sube"

—¿Qué?— cuestionó incrédulo, creyendo haber escuchado mal.

Namjoon acercó sus cosas a las manos del pelirrojo y luego le hizo una seña con la cabeza, hacia su lomo.

"Móntame, así llegaremos más rápido"

Frunció su ceño— No, ¿Estás loco?

"¿Quieres que lo haga yo?, Porque no me costará nada"

Jin rodó los ojos, por su puesto que no le costaría nada. Se resignó al fin e hizo lo que le pedía. Acomodó la capa sobre sus hombros—que Jimin había recortado para que no le molestara caminar, y ahora solo sobresalía un poco más allá de sus pies— y así poder llevar la ropa de Namjoon. Con un poco de duda, apretó en sus puños el pelaje negro y se impulsó hacia arriba, logrando montarlo con un poco de dificultad.

Namjoon dió un pequeño salto y Jin casi muere de un infarto, pero aquello le sirvió para poder acomodarse sobre su lomo, con una pierna a cada lado.

— A veces me caes muy mal, Namjoon.

"Mmm... Veremos si eso cambia después de esta noche"

— ¿Ah?

Antes que pudiera reclamar algo, Namjoon dió otro salto y eso lo obligó a inclinarse y agarrarse con vigor de su pelaje, temiendo caer.

— ¡Namjoon, deja de hacer como un caballo!

"Agárrate fuerte, Corderito"

Dicho eso, dió otro salto y comenzó a correr con una velocidad bestial que hizo que Jin rezara sobre su lomo, rogando por no quedar estampado en una rama o piedra.

Bajó su cabeza para que el aire no le quemara los ojos y los cerró. La pieza que lo cubre y protege se alzaba y movía con violencia a su espalda mientras él se abrazaba con todo el vigor en su cuerpo al lobo, que corría con gran agilidad por el bosque, esa frondosidad turbulenta que conocía muy bien.

Y esa era la escena, el lobo con el chico de la capa roja a su espalda, mientras se habrían paso con velocidad entre la espesura del bosque, un mágico paisaje para quien lo viera. Esa esplendorosa masa verde que arrojaba luces y sombras los envolvía y les abría nuevos caminos entre sus entrañas. Solía decirse que los lobos eran seres inescrupulosos que solo veían a los humanos como un trozo de carne para comer, pero cualquiera que viera la escena de aquel chico bonito de la aldea y la bestia del bosque, no dudaría en afirmar que poseían un fuerte lazo que iba más allá de esos mitos, su historia era algo singular, pero se podían amar tanto como cualquier otra pareja, incluso más.

Pasaron unos minutos y Jin aún seguía sobre el lobo, sintiendo cada uno de sus movimientos bajo su cuerpo. Escuchó como sus patas se hundieron agua y algunas gotas salpicaron sobre él, estaban cruzando un riachuelo.

El camino siguió en silencio y el Lobo retomó su carrera. Pronto Jin se acostumbró a su peculiar transporte e incluso sintió que se podía dormitar sobre esa cama de pelaje suave y oscuro, con olor a pino.

Se sentía realmente bien.

Un poco más adelante Namjoon empezó descendiendo la carreta y comenzó a caminar con tranquilidad. El pelirrojo pudo levantar la cabeza y se poco a poco se incorporó. Aquella zona del bosque no la conocía, pero le agradaba ver las florecillas silvestres esparcidas por donde mirase, en aquel lugar el pasto era más verde y los últimos rayos dorados del sol pintaban el ambiente tranquilo.

Namjoon giró a la derecha y tomó un pequeño sendero escondido entre los árboles y siguió su camino.

— ¿Dónde estamos?— preguntó mirando a toda dirección menos al frente.

No hubo respuesta, pero eso no fué necesario unos segundos después, cuando miró de reojo algo que se alzaba al frente y captó totalmente su atención.

No tuvo palabras para describirlo.

"Bienvenido a nuestro nuevo hogar, Corderito"

"Cuando caiga la noche el lobo te reclamará. Tomará la miel de tu colmena y la hará escurrir entre tus piernas. Ya no puedes escapar"

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