
🖇𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝟏🐺¹
La capa roja revoloteaba a su espalda, movida por el viento que chocaba contra su cuerpo.
El pequeño jin corría a toda velocidad por el inmenso bosque cubierto por grandes pinos y plantas silvestres.
Bajo sus pies, las piedras y ramas secas resonaban con un gran crujido. Alterando la paz del lugar.
El cielo grisáceo, cubierto por las imponentes nubes que amenazaban con dar una inesperada lluvia. Un lindo panorama para el curioso pelirrojo que no le molestaba, en lo más mínimo, distraerse un rato con los charcos de lodo que dejaría la lluvía.
Sus pasos fueron bajando de ritmo.
Su manita derecha se extendió hacía el frente, con la palma de esta mirando hacía las nubes. Una pequeña y cristalina gota de agua impacto contra su piel, seguida de otra, y otra.
Una sonrisa se plasmó en su rostro con delicadas fracciones. Su mirada se alzó hacía cielo, ese que solía ser de un hermoso azul celeste, como los ojos del pequeño niño y que ahora se encontraba escondido bajo un almohadón de nubes grises.
Las gotas húmedas comenzaban a cubrir la suave piel de jin. Éste comenzó a correr bajo la lluvía, disfrutando de los suaves golpes que le repartían las diminutas gotas. Una extensa sonrisa se plasmaba en su rostro mientras que su larga capa roja se arrastraba detrás de sus pies a causa de lo mojada que se encontraba. Su cabello rojizo ya estaba totalmente empapado y se pegaba a su frente. Sus mejillas teñidas por un sutil color carmín, sus grandes ojos estaban más intensos que nunca y sus largas y hermosas pestañas negras resaltaban el color azul eléctrico de sus ojos.
Las pequeñas cabañas de madera vieja que conformaban su aldea comenzaban a asomarse en su campo de visión. La lluvía empezaba a cesar y, a pesar del olor a tierra mojada, se podía olfatear el exquisito aroma a pan recién horneado.
Sus pasos se fueron aminorando cuando comenzó a adentrase en el pequeño pueblo. Todos estaban distraídos en sus quehaceres, con sus cuerpos cubiertos por grandes abrigos y calientes gorros de lana que les protegía del frio invierno que se avecinaba.
jin saltó dos pequeños escalones que lo separaban de la entrada de su casa; tocó tres veces a la puerta y esperó que le abrieran.
-¡jin! ¿dónde has estado?. ¡Mírate!, estás todo empapado.- le regañó su madre al verlo. El pequeño jin se alzó de hombros y sacudió su cabello rojizo de un lado a otro como si se tratara de un perro. Mojando a su madre.
-¡Ya detente!.- gruñó.
jin se detuvo y la miró con la cabeza ladeada.
-¿Hay comida, omma?. Tengo mucha hambre.- cuestionó con un mohín. La mujer de cabello rojizo y ojos azules negó con la cabeza en desaprobación.
-No tienes remedio, jin.- suspiró.- vamos, entra. Hay sopa y pan de queso.
El pelirojo sonrió e ingreso a su hogar. Caminando directo a la cocina, donde se encontró con su padre.
-Hola, Appa.- saludó mientras colgaba su capa roja sobre un viejo perchero y luego se sentaba a la mesa.
El hombre de cabello negro y ojos grises se mantenía concentrado en su trabajo. En su mano diestra portaba una navaja de cuchilla filosa y resplandeciente y en su otra mano sostenía un trozo de madera el cual moldeaba con el objeto cortante.
-¿Que tal te ha ido, hijo? ¿has cazado algún venado o... lobo?.- inquirió sin despegar la vista de su labor. Totalmente concentrado en su tarea de esculpir.
-No hay lobos en esta zona, Appa. Los venados están escondidos, ya sienten el invierno.- explicó.
-jin a su corta edad sabía muchas cosas de caza y supervivencia. Era un modo de vida en el lugar dónde vivían. Su padre le enseñó el arte del arco y la flecha y la caza experimentada de venados, alces, zorros, osos, y otros animales. Su madre le había enseñado a cocinar, cocer, utilizar de forma defensiva el cuchillo y otras tareas esenciales para ser autosuficiente.
Era un niño muy dotado, hermoso y deseado.
Con tan solo trece años de edad, era reconocido por su agilidad y belleza única, por lo que ha recibido múltiples arreglos de matrimonios con distintos jóvenes de su misma aldea, siendo rechazados por su madre y su padre, algo que agradecía mucho jin.
-Mmm.- musitó el pelinegro.- Sí hay lobos, jin. Hace unos tres años vi a uno cerca de la zona dónde ahora habita tu abuelo. Era alto, muy algo, con pelaje sedoso y... negro como el carbón. Nunca olvidaré sus ojos.- murmuró.
-¿Sus ojos?.
Frunció el ceño.
-Sus ojos.- sonrió su padre. Despegó su vista de sus manos y fijó sus fríos ojos grises en su hijo.- Eran de color... miel. Su pupila parecía estar envuelta en crecientes llamas de fuego.
-¿Tan cerca estuviste de él?.
-La curiosidad comenzaba a adueñarse del pequeño cuerpo de jin. Sus ojos estaban muy abiertos, llenos de asombro.
-Sí.- contestó.- estaba con tu abuelo. Lo observábamos atentamente detrás de un árbol.- hizo una pausa.- Hasta que nos vio.
El pelirojo se estremeció.- ¿Y qué paso?.
-Caminó hacía nosotros y nos olfateó con su gran nariz negra.- contó.- tu abuelo lo apuntaba con la lanza, pero el lobo lo penetró con sus profundos ojos fogosos... parecía hipnotizarlo con ellos. Al final hizo que soltara la lanza.
-¿Hablas del abuelo Jimin?.- cuestionó incrédulo.
Asintió.
-Parece increíble, pero es cierto.- continuó.- Luego, caminó hacía mí. Yo permanecía totalmente inmóvil y contenía la respiración. Nos mantuvimos por largos minutos así. Hasta que...
-¿Hasta qué...?.- los ojos de jin eran cada vez más grades, hasta dejar de ser rasgados.
-Se fué.- culminó.
-¿Se fué?.- frunció el ceño.
-Si, se dio la vuelta y se perdió entre los árboles.
jin suspiró y dejó caer su espalda en la silla.
-¿Tuviste miedo?
-Claro que lo tuve.- rió el pelinegro.- pensé que moriría ahí.
-Sorprendente...
-¿Sorprendente?.- lo miró con una mueca.- atemorizante más bien.
-¿Y qué dice el abuelo?.
-Nada.- se alzó de hombros.- el sueña con volver a verlo. Por eso se ha mudado al medio del bosque.
Jin bufó.
-¿Esta loco? ¿Después de todo eso quiere volver a ver a esa bestia?.- inquirió con desacuerdo.
-No esta loco, jin. Yo también quisiera volver a verlo.- confesó.- era una criatura... espectacular. Nunca había visto algo tan fascinante como ese lobo.
-¿Ni siquiera yo?.- inquirió la pelirroja entrando a la cocina. Miró a su esposo con una ceja alzada y con los brazos cruzados sobre su pecho.
-Está bien. La segunda cosa más fascinante.- le dedicó un guiño.
Sonrió con satisfacción.
-Hablando de lobos y abuelo Jimin.- indicó.- Mañana necesito que vayas a su cabaña y le lleves una comida especial que he preparado para él. Le a pescado un resfriado y el pobre no puede ni levantarse de la cama.
-Ese no parece el abuelo Jimin, él nunca se enferma. Es muy meticuloso con su salud.- comentó el pelirrojo.
-Es cierto.- argumentó.- pero hay cosas que están destinadas a suceder. Tarde o temprano. Y nadie las puede detener.
-No creo en el destino, omma. Tampoco en las coincidencias.
-Cree en las palabras de tu madre, jin. Es pelirroja y escorpiana. Ella entiende la impulsividad del tiempo.
-Eso es cierto.- rió la pelirroja.
-Bueno, iré en el atardecer. Por la mañana tengo que ayudar a jhope con la panadería. Me lo ha pedido hoy.- musitó.
-Me parece bien. Así tendré tiempo de hornear una deliciosa tarta de manzanas que tanto le gusta.- murmuró.
-Yo le llevaré una hogaza de pan. En agradecimiento por la linda capa que me ha tejido.
-jin comentó con una sonrisa.
-Eso si.- advirtió su madre.- no quiero que te distraigas por el camino. El bosque puede ser muy peligroso, jin. Si se te hace muy de noche para regresar, prefiero que le pidas cobijo a tu abuelo y regreses el día siguiente.
-jin asintió.- conozco el bosque, omma. No hay nada tan peligroso que yo no pueda controlar.
-Lo sé, hijo.- suspiró.- pero entiende que me preocupo por ti.
-Si, omma.- jin se acercó a su madre y le dio un cálido abrazo.
-Bien. Ahora ve a bañarte para que luego comas y te acuestes a dormir. Tienes que tener fuerzas para mañana.- acarició su cabello.
Jin asintió y corrió hacía las chirriantes escaleras de madera que guiaban a su habitación con una cama de paja.
Esa noche jin soñó con una capa roja, dientes filosos y ojos color miel.
❤❤❤❤
💜principal : namjin
💜Cuento con el permiso para hacer esta adaptación.
💜la obra No me pertenece todos los créditos a Pandita_1313
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