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053 || the night after the chaos

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Chapter Fifty Three
La noche después del caos

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CUANDO EL JUEZ FINALMENTE DICTÓ EL FINAL de la primera audiencia, Juno sintió cómo algo dentro de ella cedía, como si por primera vez en horas pudiera llenar sus pulmones de aire. Pero esa sensación de alivio fue fugaz, reemplazada casi al instante por el peso abrumador de la incertidumbre.

Había sido demasiado para un solo día. Demasiadas miradas, demasiadas palabras envenenadas, demasiados intentos por cuestionar todo lo que ella era como madre. Lo único que deseaba era tomar a Charlotte, refugiarla en su pecho y alejarla de cualquier sombra que Austin pudiera proyectar sobre sus vidas.

—Necesito nicotina, una cerveza helada y un abrazo de mi hija,— suspiró Juno mientras se hundía en los brazos de Spencer, su refugio seguro en medio de la tormenta—Pero principalmente necesito golpear a ese idiota que tengo por exnovio.

Spencer dejó escapar una leve sonrisa, besando suavemente la sien de Juno.

—Si decides hacerlo, avísame. No quiero perdérmelo— habló Zara, haciéndola reír de manera ligera—Vamos, ven afuera. Necesitas un cigarrillo tanto como yo necesito verte menos tensa. Después llamamos a Izzy para recoger a Charlotte

Pero antes de que pudieran moverse, una voz que Juno conocía demasiado bien cortó el aire, haciendo que la castaña volviera a maldecir para sus adentros por milésima ocasión en el día.

—¡Juno, espera!

El estómago de Juno se revolvió al instante. Sin necesidad de girarse, supo que era Austin. Su mandíbula se tensó, y un destello de rabia cruzó su mirada.

—Si no me sacan de aquí en los próximos cinco segundos, no voy a ser responsable de mis acciones— murmuró entre dientes, sintiendo cómo sus uñas se clavaban en las palmas de sus manos. Cuando finalmente lo vio acercándose, su voz se endureció más—Ya tuve suficiente de ese hombre por un día. Juro que si se me acerca, el golpe que le dio Izzy será una caricia comparado con el que le daré yo.

Zara reaccionó al instante, tomando a Juno de la mano con fuerza.

— Por mucho que quiera verte destrozarlo, esta no es la mejor idea, considerando dónde estamos y por qué estamos aquí— volvió a decir la morena, tomando la mano de su amiga

Minerva se unió, rodeándola con un brazo y guiándola hacia la salida.

—Vamos, Juno. Un respiro te hará bien, necesitamos aire fresco

Mientras las tres salían apresuradamente de la sala, Declan se quedó organizando los documentos sobre la mesa.

Austin hizo el intento de detener a la castaña, sin embargo, la voz del abogado cortó cualquier intento de comunicación y el cuerpo de Luna frenó el paso para que el hombre no pudiera acercarse a ella.

— Señor Matthews, mi cliente no quiere hablar con usted— decía Declan con calma mientras continuaba acomodando los papeles que había sobre el escritorio— Si desea enviarle algún mensaje, estaré encantado de hacérselo llegar. Aunque, siendo honesto, no será con gusto.

Luna tuvo que morder su labio para aguantarse la risa al ver la reacción de Austin, quien no hacía un buen trabajo en ocultar la molestia que sentía por las negativas de Juno.

—No puede pasar toda la vida evadiéndome...

Spencer, que había permanecido en silencio hasta ese momento, dio un paso adelante. Definitivamente no había palabras suficientes para describir todo el mal humor y desagrado que Austin le producía.

—¿Quieres apostar?

Austin bufó mal humorado.

—Esto no te incumbe— dijo intentando provocar alguna reacción fuera de lugar por parte del castaño

Pero Spencer no retrocedió ni un milímetro y tampoco reaccionó como Austin lo esperaba.

—Estás hablando sobre mi pareja y la madre de mi hija. Todo lo que tenga que ver con ellas es mi asunto. Y Juno no quiere hablar contigo. No sé si es que no entiendes una negativa o simplemente no te importa.

— Ya te dije que tu eres el novio en turno, no te sientas tan importante— se burlaba Austin— Juno y yo tenemos años de historia, años que no se pueden borrar. Es solo cuestión de tiempo para que ella vuelva a mi... como siempre lo hizo

Spencer se preparaba para responder, pero antes de que pudiera siquiera abrir la boca, una voz femenina lo interrumpió.

— Okay, eso fue suficiente. Yo sé que Spencer y Declan son muy educados para decirte esto, pero yo no soy ellos y para tu mala fortuna, tengo un carácter de mierda, en especial ahorita que tengo hambre, así que diré lo que seguramente están pensando desde que te acercaste a Juno— intervino ahora Luna también de mal humor— ¡Vete al carajo, deja de estar fastidiando. Juno no te quiere. Charlotte no te quiere. Nadie te quiere, tú y tu abogado solo están haciendo el ridículo

La sala quedó en silencio por un momento. Incluso Declan, quien generalmente mantenía una actitud sobria y profesional, tuvo que cubrirse la boca para ocultar una sonrisa.

—Déjalo, Luna. Por mucho que insista, Juno jamás va a acceder a una conversación con él que no sea estrictamente necesaria. Vámonos— decía el moreno con seriedad— Juno los está esperando, y yo tengo trabajo que hacer. No pienso desperdiciar mi valioso tiempo con alguien como el señor Matthews.

Las palabras de Austin se perdieron en el aire cuando ambos hombres en compañía de la chica salieron de la sala. El ambiente entre ellos era tenso, casi palpable. Spencer respetaba profundamente el trabajo de Declan y le estaba agradecido por todo lo que estaba haciendo por Juno, pero no podía ignorar los sentimientos que sabía que aquel hombre albergaba por su novia.

No era celos lo que lo carcomía; confiaba en Juno con cada fibra de su ser. Pero convivir con Declan, especialmente después de lo ocurrido en navidad, cuando el moreno descubrió su relación, hacía que cierta incomodidad se asentara en su pecho.

Luna, que caminaba entre ellos, no tardó en captar la tensión que parecía envolverlos. Aunque generalmente era directa y sin filtros, incluso ella podía percibir que este era un campo minado emocional.

Todo empeoró cuando los tres tuvieron que entrar juntos al elevador.

— ¿Entonces... les gusta la comida mexicana?— preguntó Luna intentando romper la tensión. Al no obtener respuesta inmediata, continuó— A mi si... aunque ya no la como muy seguido porque un día mi familia me llevó a un buffet y comí demasiado, al punto que terminé sacando frijoles hasta por la nariz. Aún no entiendo como eso fue posible, pero fue asqueroso y tengo traumas...

Spencer, que había estado mirando fijamente las puertas del elevador, respondió casi por reflejo, su voz adoptando ese tono mecánico que usaba para explicar datos curiosos.

— La nariz y la boca están conectadas por la nasofaringe, una parte de la garganta ubicada detrás de la nariz. Cuando vomitas, la presión en el estómago y el esófago puede empujar el contenido hacia arriba— explicaba Spencer de manera inmediata, esto bajo el asombro de Luna, quien no sabía si sentirse asqueada o fascinada— Si el vómito encuentra resistencia en la boca, ya sea por estar cerrada o parcialmente bloqueada, puede redirigirse hacia la nasofaringe y salir por la nariz. 

— Tengo curiosidad sobre las razones por las que sabes cosas como esa... pero honestamente prefiero quedarme con la duda. Siento que eres capaz de darme detalles demasiado precisos y eso me va a hacer vomitar... de nuevo— dijo Luna haciendo una mueca de asco— Pero gracias por la pequeña clase de anatomía...

— Cuando quieras— respondió Spencer esperando a que el ascensor llegara a su destino

— Declan... ¿a ti que te gusta?— preguntó Luna, deseando que el ascensor se moviera mas rápido para poder salir de esa incomodidad lo mas pronto posible— ¿Te gusta la música? Te veo cara de ser fan de Vivaldi y todo ese tipo de compositores...

— Entonces te sorprenderá saber que conozco pocas piezas de Vivaldi— contestó él, también incómodo

— ¿Te gustan las cuatro estaciones? Esas son mis favoritas— decía Luna, agradeciendo la cooperación del moreno

— Si, me gustan bastante. Invierno es mi favorita— asintió él— La conocí hace unos años gracias a...

Se detuvo abruptamente. Luna frunció el ceño, confundida, pero Spencer entendió al instante, y la incomodidad en el elevador se intensificó.

— Juno, ¿no es así?— preguntó Spencer, recibiendo un asentimiento por parte de Declan— También es su favorita...

El rostro de Luna se transformó en una mezcla de sorpresa y consternación, sus labios formando una pequeña "o".

—Oh... bueno, lo intentamos— murmuró Luna

Y con eso, la conversación murió por completo. El silencio llenó nuevamente el espacio reducido del elevador, tan denso que parecía absorber todo el aire. Luna, resignada, cruzó los brazos y se dedicó a contar mentalmente los segundos que faltaban para llegar al piso deseado.

Cuando las puertas finalmente se abrieron, los tres salieron en silencio, agradeciendo internamente el fin de ese incómodo viaje.

Al salir del elevador, Spencer, Declan y Luna avanzaron por el pasillo hasta llegar al área donde Juno, Minerva y Zara los esperaban. El olor a cigarro les llegó antes de que pudieran verlos, y cuando giraron la esquina, ahí estaba Juno, recargada contra la pared con un cigarrillo entre los dedos, su expresión perdida en el humo que exhalaba.

Minerva estaba sentada en una de las bancas cercanas, con los brazos cruzados y una expresión de aburrimiento que no se molestaba en disimular. Zara, por otro lado, caminaba de un lado a otro con el celular pegado al oído, gesticulando como si intentara enfatizar sus palabras, aunque su tono de voz era bajo.

— 6 minutos— habló Spencer, espantando a Juno— Lo siento... hola cariño

— ¿Qué es eso de 6 minutos?— preguntó Luna confundida

— La cantidad de minutos de vida que pierdo cada que fumo un cigarrillo— respondió Juno sacando el humo de sus pulmones— A Spencer no le agrada de todo la idea de que fume y a veces me dice eso... pero creo que considerando la situación, tengo permitido quitarme 6 minutos de vida

— ¿6 minutos por cigarro? Diablos, Izzy ya debió de consumir la mitad de su vida de tanto que fuma— dijo Luna sorprendida

— Dice que morirá feliz— contestó Juno volviendo a darle una calada al cigarro— En fin, ¿Qué pasó con Austin?

— Lo de siempre —contestó Luna, encogiéndose de hombros

— Eso y que Luna le gritó que se fuera al carajo— añadió Declan riendo por primera vez

— Me salió del alma— sonrió Luna con orgullo— Ya era justo y necesario que alguien le dijera algo como eso. Además ya me tocaba, Izzy lo golpeó, lo menos que podía hacer era mandarlo a la mierda

Spencer permanecía cerca de Juno, observándola de reojo con una mezcla de preocupación y ternura. La conocía lo suficiente para saber que, aunque su exterior parecía calmado, en su interior libraba una tormenta. Fue entonces cuando Juno, casi sin pensarlo, dio un pequeño paso hacia él y recargó su cabeza en su pecho.

La acción lo tomó por sorpresa, pero solo por un instante. Spencer reaccionó de inmediato, pasando un brazo con cuidado sobre sus hombros, acercándola más a él en un gesto que era protector y reconfortante al mismo tiempo. Inclinó la cabeza y dejó un suave beso en su cabello, dejando que su presencia le transmitiera el mensaje que quizá no podía expresar con palabras: Estoy aquí. Estoy contigo.

Juno cerró los ojos por un momento, permitiéndose dejar caer las defensas que había mantenido durante todo el día. Sentir el calor del abrazo de Spencer y la firmeza de su pecho contra su mejilla era como encontrar un refugio en medio del caos. Por un instante, no había demandas, ni juicios, ni abogados peleando por su hija. Solo estaba él, y en ese espacio seguro, pudo respirar con un poco más de tranquilidad.

Un ligero atisbo de sonrisa apareció en su rostro, algo que no había sucedido en todo el día. Era pequeña, pero genuina, como si ese simple gesto de Spencer fuera suficiente para recordarle que no estaba sola, que aún existía un rincón de calma en su vida.

—Gracias —murmuró en voz baja, apenas lo suficiente para que él lo escuchara.

Spencer inclinó un poco la cabeza, mirándola con una suavidad que solo reservaba para ella.

—Siempre —respondió, con la misma calma que sabía que ella necesitaba.

El momento pasó desapercibido para el resto del grupo, salvo para Declan, quien un tanto herido, alejó la mirada y fingió prestar atención a Luna, quien se encontraba emocionada contándole a Minerva lo que había pasado en el tribunal después de que ellas se habían marchado.

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En cuanto Juno y Spencer se aseguraron que Charlotte estaba dormida, ambos se dirigieron en dirección al cuarto de la castaña, no sin antes depositar un tierno beso en la frente de su hija, la cual dormía tranquilamente mientras abrazaba su muñeca favorita.

Había sido un día lleno de emociones y era justo por eso que Juno agradecía que Spencer hubiera decidido pasar la noche con ella. Necesitaba una noche en brazos de su novio para poder seguir funcionando al ritmo de siempre, intentando dejar atrás todos los conflictos cortesía de Austin.

Al entrar, Spencer cerró la puerta detrás de si mientras Juno comenzaba a quitarse la sudadera que cubría su torso.

— Siento que podría dormir un día completo y ni así podría estar preparada para la siguiente audiencia— suspiraba la castaña mientras dejaba la prenda sobre la cama— ¿Crees que algún día pueda ver a Austin y no tenga ganas de romperle los dientes?

— Con lo rencorosa que eres, realmente lo dudo— respondió él sin dejar de verla

— Mi rencor es completamente justificado— decía mientras se quitaba ahora la playera y buscaba su ropa para dormir— No lo desprecio por ser mi ex novio, lo desprecio por lo que hizo. Tengo otras ex parejas y su existencia me da igual

Spencer intentaba concentrar su atención en las palabras de su novia, sin embargo, al verla desabrochar su sostén, dejando su espalda al descubierto, su mente pareció hacerle una mala jugada ya que los escenarios en su cabeza comenzaron a ir en una dirección completamente diferente a lo que Juno hablaba. 

Intentaba no perder la poca concentración que le quedaba.

Incluso comenzó a recitar toda la primera película de Star Trek de memoria en un intento que la presión que iniciaba a sentirse en sus pantalones desapareciera.

Pero nada pareció funcionar.

— ¿Eso cuenta como...? ¿En que momento te quitaste la camisa y la corbata tan rápido?— preguntó Juno confundida al voltear y ver a Spencer dejar caer una prenda al suelo

Juno no supo que pasó, pero tampoco se quejó o hizo algún intento para detener lo que estaba pasando.

Spencer se apresuró a llegar hasta donde estaba Juno, su mirada encendida por una mezcla de deseo y necesidad. Sin mediar palabras, llevó su mano a la nuca de ella, sus dedos enredándose en su cabello con un cuidado que contrastaba con la urgencia en sus movimientos. La atrajo hacia él en un solo y fluido gesto, uniendo sus labios en un beso desesperado, cargado de emociones que no podían expresarse de otra manera.

Con su mano libre, trazó un camino lento y deliberado hacia la piel expuesta del torso de Juno. El contraste entre la intensidad de su beso y la delicadeza de su toque encendió cada fibra de su ser, haciéndola arquearse ligeramente contra él. Fue tanto el torrente de sensaciones que, incapaz de contenerse, mordió suavemente el labio inferior de Spencer para ahogar el gemido que amenazaba con escapar.

El contacto de su piel contra la de él era como un encendido silencioso, como si sus cuerpos hablaran en un lenguaje que ninguno había aprendido pero que ambos conocían perfectamente. Juno no entendía del todo cómo era posible que solo el roce de Spencer pudiera hacerla sentir tan viva, tan deseada, tan completamente ella misma. Pero no necesitaba entenderlo. Era suficiente con saberlo, con perderse en esos instantes donde el mundo se reducía a él, a ellos.

Adoraba todo de esos momentos. La manera en la que Spencer la miraba, como si fuese lo único en su universo; cómo reaccionaba a cada pequeño movimiento que hacía, con un fervor que parecía desbordar cada límite. Era la cercanía, la conexión, la intensidad, pero también la seguridad que él le transmitía incluso en sus momentos más vulnerables.

Spencer la hacía suspirar con un simple toque, estremecerse con una mirada, perder el aliento con sus palabras. Pero más que nada, Juno adoraba cómo con cada beso, cada caricia, él lograba hacerla sentir amada, como si toda la fuerza de sus emociones estuviera ahí, entrelazándolos en algo más grande que ambos.

Cuando el beso finalmente se rompió, ambos quedaron con las respiraciones entrecortadas, sus rostros aún tan cerca que podían sentir el aliento del otro. Los ojos de Spencer buscaron los de Juno, profundos y llenos de algo más allá del deseo: devoción, ternura, amor. Ella le sonrió suavemente, con esa mezcla de vulnerabilidad y fuerza que solo él conocía.

—No tienes idea de lo que provocas en mí —murmuró Spencer, su voz ronca pero llena de sinceridad.

Juno levantó una mano para acariciar su rostro, permitiendo que su sonrisa creciera apenas un poco más.

—Lo mismo que tú en mí —respondió en un susurro, sabiendo que esas palabras eran tan ciertas como la forma en que latía su corazón, rápido y errático, solo para él.

Sus labios volvieron a unirse con pasión. Juno tuvo que retroceder hasta que su pared chocó con la pared, cosa que Spencer aprovechó para tomarla de la barbilla y hacerla levantar el rostro para tener un acceso directo a su cuello, en el cual fue dejando besos húmedos mientras Juno luchaba por mantenerse en silencio para no despertar a su hija.

Aún con esos intentos, algunos ligeros jadeos por parte de ambos se escuchaban en el cuarto mientras Spencer continuaba besando y mordiendo el cuello de la castaña, quien desesperada por mas que solo besos, intentó empujar al castaño hasta la cama.

Sin embargo, Spencer tenía otros planes, por lo que se separó y la miró directamente a los ojos.

— ¿Confías en mi?— preguntó con la voz algo ronca

— Siempre— asintió ella intentando regular su respiración

Spencer sonrió y volvió a besarla con intensidad.  Con un movimiento ágil, se agachó un poco, tomando a Juno por la cintura con un abrazo firme, y la hizo dar un ligero brinco, levantándola del suelo. Sus piernas se rodearon de manera natural alrededor de su cintura, y en ese instante, todo lo demás se desvaneció.

Un poco a ciegas pero con precaución, Spencer caminó hasta la cama para dejarla recostada.

— Eres tan hermosa... tan preciosa, tan perfecta— decía Spencer mientras acariciaba el rostro de la ojiverde— Mi hermosa, mi hermosa Juno. ¿Cómo es que pude vivir tantos años de mi vida si ti? Eres tan maravillosa, tan increíble... tan mía

— Te amo, te amo mucho más de lo que las palabras podrían expresar— sonrió ella antes de volver a besarlo

hola hola<3

por fin terminó la primera audiencia, creí que jamás podría terminarla porque se me estaba haciendo eterna.

suena triste, pero esto aún no acaba, pero en lo de mientras, les dejo un momento entre spencer y juno porque ya era necesario.

además de eso, ¿Quién no está amando a Luna en estos momentos? Ella es el verdadero, "díselo tú, porque yo no puedo"

recuerden que tengo también una historia con Hotch, una con Emily y un crossover con los vengadores, así que si van a leer y darles amor, yo se los voy a agradecer muchísimo.

Tqm amixes, K. 🦋

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