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|XI|


JIM

Una fría y a la vez afiliada mirada era dedicada aquél hombre frente a su mirada, el cual temblaba del miedo, arrodillado. Gruesas lágrimas caían de sus ojos que tenían el sentimiento del miedo y el odió. Apretaba sus manos temblorosas, tanto que encajó sus uñas en sus palmas, empezando a sangrar.

Miraba la gran alfombra roja bajo el. Sus lágrimas cayeron en la alfombra, humedeciendola un poco. De reojo miró a los dos guardias que se encontraban detrás de el. Ellos lo miraron, se estremeció del miedo al ver la fría mirada de uno de ellos.

—Levanta la mirada—ordenó aquella persona de mirada fría.

Temblorosa mente y lleno del miedo, lo intento, apenas alzando la un poco, rápidamente la bajo al suelo, haciendo molestar a los presentes.

—¡Infeliz! ¡Levanta la mirada!

—¡Estás frente a su majestad!

Ambos guardias lo obligaron levantar la mirada, y al ver al gobernante, todo su cuerpo empezó a temblar aún más, al verle la mirada que su emperador le dedicaba. Lo hacía arrepentirse de todo lo que hizo en vida. A los lados de su majestad, miró a dos personas más.

Los cuales se encontraban de lado a lado del emperador, uno de ellos tenía una sonrisa engreída. Y el otro una mirada afiliada. Eran una de las personas más leales del emperador. Lo que más odiaba era la sonrisa de esa persona, el cuál era de suma importancia del emperador.

—Conde Logan —empezo hablar el hombre joven de cabellos azul celeste —Todas tus propiedades y tu dinero, se te serán arrebatadas, y serás sentenciado a la pena de muerte por traición.

—¡Ah! ¡N..no! ¡Por favor! ¡Piedad! —pedía desesperado.

Risas burlonas.

—¿Eh..?

—Hahaha, esto si que es divertido, ¿No es así? Su majestad.

El joven miró con una sonrisa engreída a su gobernante. Una sonrisa se instalo en los labios del emperador. El cual hizo estremecer del miedo al conde Logan, el cual estaba apunto de mearse enzima. Era mucho el miedo que sentía en esos momentos.

—Jo, ¿Piedad? Dices, eso es algo divertido saliendo de una escoria como tú.

—¡Su majestad!

Suspiró pesado.

—Llevenselo, de tan solo verlo me hace sentir enferma—ordenó mirando a los guardias, los cuales se encontraban detrás del hombre.

Ellos asintieron, y bruscamente lo levantaron del suelo, llevandoselo arrastras, y el, solamente gritaba por misericordia, movía su cuerpo de un lado a otro, intentando liberarse. Cosa qué logró.

—¡Oye!

Casi arrastrándose en el suelo, se acercó a su majestad, queriendo escalara los cinco escalones, que era cubierta por una suave y fina alfombra roja. Ni bien escaló el cuarto escalón. Cuando la mitad de su cuerpo, en especial sus piernas se congelaron completamente. Y su respiración empezaba a fallar.

—¿A dónde crees que ibas?

Escuchó la gruesa y amenazante voz del joven, el cuál lucía molestó, por el atrevimiento de ese hombre. Que tal parece que ya no valoraba su vida. Cómo para hacer aquél movimiento tan atrevido.

—Tu sucia basura...— el hombre joven, también lucía molestó.

Los guardias rápidamente se acercaron y arrodillándose, pidieron perdón por lo sucedido. Más el soberano, cruzándose de piernas, apoyo su codo en los antebrazos de su trono y apoyando su mentón en sus nudillos, sonrió escalofriante mente. De reojo miró al joven y con eso bastó para que el se acercará. Le susurró algo que hizo que el jóven riera con burla.

Los ojos del emperador volvieron a voltear a ver el miserable hombre que  suplicaba con la mirada la misericordia, que Obviamente no tendría.

Golpe fuerte

Y entonces en un parpadeo, el hombre se encontraba arrodillado frente al soberano. Y entonces algo hizo que levantará la mirada. Algo que lo hizo gemir del dolor, por la fuerza que se había utilizado. Casi se mordía la lengua, y empezó a sentir una molestia en sus dientes.

Tragó saliva fuertemente, y notó que era lo que lo había lastimado, era la bota de su majestad, la punta de su bota lo había hecho levantar la mirada.

—No se si eres valiente o estúpido, en a verte acercado a mi...¿Ustedes que dicen?

Les pregunto a sus dos acompañantes.

—Fue estúpido —respondieron ambos al mismo tiempo.

—Sabes…pensaba darte algo de misericordia y darte como esclavo, pero he cambiado de parecer.

—S..su majestad.

Cerrando los ojos, una sonrisa amable se instaló en sus finos labios, los cuales estaban pintados de un rosa pálido.

Te Mataré.

Y todo el mundo se le fue enzima al escuchar aquella frase tan aterradora. Todo su cuerpo empezó a temblar desesperadamente, al igual que sus lágrimas que caían como una cascada.

—¡S..su..su ma.. majestad! ¡Agh!

Goteo de sangre

—¡Ahhngjkkq!

Desesperadamente, con sus manos intentaba parar el sangrado que se producía en su boca.

Su boca había sido cortada de lado a lado. Haciendo que su quijada se fuera para abajo. Queriendo desprenderse por completo.

El miedo.

El dolor.

La desesperación.

Esos tres sentimientos se apoderaron por completo de el. Aquellos sentimientos que lo abrazaban y sentía que sus brazos eran grandes agujas que lo apuñalaban en cada parte de su cuerpo. Haciendo que se meara enzima.

Eran tres grandes sentimientos, que no podía controlar.

—Mmm, cambié de parecer, llevenlo y ejecutenlo.

—¡Si su majestad!

Ambos guardias lo tomaron de los brazos y se lo llevaron, en la mitad del camino empezaba a perder el conocimiento, pero antes de caer inconsciente. Miró por última vez aquellos ojos tan únicos, unos hermosos ojos azules enjoyados. Que lo miraban fríamente.

—"Mounstro" —fue su último pensamiento antes de caer en la gran oscuridad que lo abrazó por completo.

El lugar quedó en completo silencios, un silencio que fue cortado por unas carcajadas del joven. El hombre joven de cabellos azul celeste, se acomodó sus lentes, para después mirar a su gobernante, el cuál lucía un poco adormecida.

—Su majestad, no tenía porque hacer eso, sus suaves y delicadas manos no debería ensuciarse con esa sangre tan repugnante.

—Gracias por tus palabras, Invel. Pero estoy bien.

—Hahahaha, ¡Su cara era tan graciosa!—reía el joven.

—Lucas, comportate estás frente a su majestad.

—Tranquilo Invel, ya estoy acostumbrada.

—Su majestad.

—Bien, como todo ya acabó, me iré a mi dormitorio a descansar un poco. Jim se siente un poco cansada.

—Y ya se ha quien culpar—murmuro por lo bajó Invel, mirando de reojo al joven mago, el cual limpiaba las pequeñas lágrimas que habían salido de tanto reírse.

—¿Que?—le preguntó bruscamente el joven mago, al sentir su mirada en el— Mira ya se que soy irresistible, pero no me gustan los hombres, ya sabes. Me gustan más las curvas y por dónde agarrar.

—¡Tu...!

—Bien, mientras ustedes hablan. Yo me voy. ¡Adiós!

Y utilizando su magia, desapareció del lugar, para aparecer en su habitación. Unas mujeres vestidas de mucamas se acercaron a ella, listas para empezar a trabajar.

—Preparen el baño, Jim desea relajarse un poco.

—Si, su majestad.

Prenda tras prenda fue quitada, su cuerpo se sintió tan ligero, se sintió tan bien al sentir la suavidad de la bata en su cuerpo desnudo. Las mujeres con prendas en manos se retiraron, algunas pocas se quedaron. Una de ellas se acercó a su majestad con una bandeja en manos, la cuál llevaba una copa y un vino. La copa estaba media llena.

Agradeciéndole, se alejó de ella y se fue descansar un poco en un suave, agradable y lujoso sofá, una de las mucamas se acercó a ella por detrás y pidiendo permiso (el cuál fue concedido) puso sus manos en los hombros de ella, dándoles unos suaves y agradables masajes.

Una mirada de tranquilidad se formó en su rostro. Llevo la copa de vino a sus labios, y saboreó aquél liquidó, dulce, salado, amargo y ácido. Pero sintió más el dulce y lo ácido por todo su lengua y garganta.

—Su majestad, el baño está listo.

Agradeciendo, le dió la copa ala mujer, que anteriormente le estaba dando le masajes a sus cansados hombros. Se paró del agradable sofá y se encaminó ala habitación del bañó. Había dos mujeres dentro, esperándole.

Escuchó como la puerta era cerrada, se encaminó hacia a la gran piscina grandes y lujosas decoraciones, Miró que el agua azulada tenían pétalos rosas, y que en las orillas había una velas aromáticas.

Alzó sus brazos a los lados, Cuándo sintió las dos presencias detrás de ella. Ambas mujeres le quitaron la bata, dejó salir un suspiro al sentir un poco de frío en su cuerpo desnudo. Sin más, se metió a la piscina sintiendo la calidez del agua en su piel, y se sentó. El agua le llegaba por arriba de sus pechos. Y entonces su cuerpo desnudo sintió la calidez y el relajamiento que necesitaba en esos momentos.

Sonrío a sus adentros, se sentía tan bien, el agradable silenció duró poco, al escuchar la puerta abrirse, y los intentos silenciosos pasos de las mucamas, y volvió a escuchar la puerta cerrarse. Escuchó algunos pasos acercarse a ella. No hacía falta voltear se, ya sabía quién era.

—¿Ya terminaste de hablar con Invel?

—Tch, solamente le gusta ladrar.

—Pero te gusta que te ladren.

—¡Oye!

—¿Que? Es la mera verdad.

—Huh, como digas.

—"He vuelto a ganar"

—Si, su majestad, me lo permite. Me encantaría acompañarla en su agradable baño.

—Jo, bien, si es así, no puedo negarme a una petición de mi querido prometido.

El joven mago, utilizo su magia y todo la ropa que llevaba puesta, desapareció. Y sin más se metió a la gran piscina. Se acercó a ella y con sus grandes y fuertes manos la atrajo hacía el. En cambio ella, puso sus manos en sus anchos hombros. Sonriendo dió un pequeño saltó, el agua se movió por el repentino movimiento, enrolló sus piernas por la cintura del jóven. Y el la sostuvo mejor.

—Tal parce que te he desatendido un poco, su majestad—cantureo un poco, despacio movió sus labios por el blanco y suave cuello de la joven.

—Uh, Lucas, no seas así. Hazlo.

—Mmm~ perdón, Atthy, no te escuché, ¿Podrías decirlo una vez más?~

Una pequeña vena de molestia se instalo en ella. Así que sonriendo lo miró con lujuria. Puso su mano en el mentón de el.

—Te digo que me cojas en este momento~

—Sus deseos son órdenes.

Y sin más se besaron con algo de desesperación y deseó. Entre ellos había una atmósfera sexual, pero a la vez de amor. El lugar se llenó de gemidos de ambos. Ligeramente el agua se movía bruscamente. Ambos decían el nombre del otro, lleno de deseó y amor.

.      .     .

—¡Parece que su majestad disfrutó del bañó!

Decía con algo de diversión, mirando los lindos recuerdos en el cuello de su gobernante, y se empezó a reír la ahora archi-duquesa Blackwell.

Adriana Blackwell.

Hace dos años que había heredado el gran título. Su padre el ex-archiduque, vive en un lugar tranquilo y acogedor con su esposa. Que espera un hijo. Adriana cada vez que podía. Los iba a visitar en compañía de su hermano y Athanasia. Que siempre venía acompañada de Lucas.

—Callate—le pidió con un gran sonrojó.

—¡Ja! Cállame —la retó con diversión.

Athanasia, entre cerró los ojos, y se acercó a paso firme hacía ella, tomándola del mentón la obligó a verla. Acercó su rostro hacía el de ella y murmuró.

—He dicho que te calles.

Adriana sonrió con diversión, y con sus ojos miró hacía otro lado. Athanasia siguió su mirada, grande fue su sorpresa al ver a Lucas, cruzado de brazos con una sonrisa irritada.

—Ah —fue lo único que salió de su boca.

—"Ah" ¿Es todo lo que dirás?—le preguntó molestó.

—Lucas, esto...

—¿Que? ¿Acaso estás molesto?

Le preguntó con diversión Adriana, mirando a Lucas, el cual la mataba con la mirada. Adriana en su interior, se encontraba riendo a carcajadas. La situación le resultaba cómico. Y más cómico sería.

Sonriendo maliciosamente, paso uno de sus brazos por detrás de la espalda baja de Athanasia, y con la otra tomo la mano que sostenía su mentón, y la sostuvo bien, y se giró a ver al joven mago, el cuál era rodeado por un aura roja amenazante.

—Sueltala.

—Oh, el niño esta celoso.

—Adriana, para por favor.

Pidió Athanasia, sabiendo lo que le pasaría, cuándo su amiga saliera de su habitación, temía por lo que le pasaría a su pobre cuerpo.

—Bien, la soltaré y me iré a ver a MI hombre. Que ya me dieron algo de celos. Atthy que suerte tienes.

—¡Adriana!

—¡Si! ¡Si! ¡Si! ¡Ya se! ¡Ya me voy! —la soltó y se alejó de ella—¡Después de todo nadie me quiere en este lugar!

—Adriana.

—¡Si, ya vete! ¡Largo!

—¡Lucas! —le reprocho.

—¿Que? ¡Yo ya sabía que sería una amenaza el día que la conocí!

—Pues me alegra a ver Sido una amenaza para ti, mago de pacotilla.

—¡Ah!

—¡Adriana!

—¡Si! ¡Ya lo sé! ¡Ya me largó! ¡Adiós!

Y salió de la habitación, azotando la puerta, ah, como le gustaba ser dramática esa mujer. Athanasia se sintió un poquito culpable. Y entonces sintió como su espalda chocaba contra el gran colchón de su gran cama.

—¡¿Pero...?!

—Atthy, Atthy, Atthy.

—"Ah, ya me había olvidado de ti"

—Esta noche, no seré para nada piadoso.

—"Adriána, tu...¡Lo has hecho aproposito!"

En el pasillo, Adriana caminaba de lo más feliz.

—¡Después me lo agradeces!—le gritó con diversión —¡Y así de paso, me haces tía!

Esa noche, el emperador de Álvarez, no pudo dormir en toda la noche.

/CONTINUARÁ/

• • • • •

¡EH VUELTO!
¡Y CON UN GRAN CAPITULO!

espero y les haya gustado.

Y si para la duda, ya han pasado cuatro años. Ahora Athanasia tiene 18 años, y Lucas es su prometido.

Cualquier duda, mandarme un mensaje por privado.

Y también quería decirles que si no es tanta la molestia, los invito a suscribirse a mi canal de Youtube.

Aquí un vídeo que hice, con las hermosas imágenes que Spoon nos regaló del reciente capítulo de princesa encantadora.

Cualquier duda mandarme un mensaje.

Eso es todo, cuidense!

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