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|IV|

Capitulo: IV

Humillación

«parte 2»


—¡La princesa Jennette, esta aquí!

—¿Que..? ¿Jennette esta aquí? ¿porque? Ella nunca viene.

Athanasia miro confundida a la mujer que jadeaba del cansancio ya que había corrido para darle la noticia. Una desagradable noticia.

—¿Que hacemos?

—El Ruby...

En eso se escucho una voz que todas, conocían muy bien.

—¡Hermanita!

—¡Jenne-- Princesa!

—¡Oh. Dejemos eso! Somos hermanas.

—S-si.

Detrás de Jennette, venían unas cuantas sirvientas. Y el Caballero escolta de su majestad, Felix Robain.

Se estremeció al verlo, ya que nunca habían tenido una relación ni de conocidos. Ya que casi siempre reciba una fría mirada de parte de el. Aun no lo entendía muy bien, si según su lily, cuando era mas pequeña el era quien venía a velar por su bienestar.

¿Que hizo mal?

—Princesa ¿Que le trae por aquí?

—¡Supe que Lady Blackwell vino! Pero, veo que ya se fue.

—"Así que solamente, vino por eso"

—"Era de esperarse"

—"Ya se hacía raro, que haya venido"

Pensaban las mucamas, al saber el porque la princesa heredera había ido a un lugar tan ruinoso como el palacio Ruby.

—E-ella dijo que tenía asuntos que atender —Dijo athanasia, con algo de nervios.

—Oh, ya veo. Que lástima. Y yo que solamente la venía a perdonar por lo sucedido del día de ayer. Ya que no quiero conflictos.

Una cara triste se instalo en Jennette, sus sirvientas, murmuraron del amable corazón de su princesa.

—"¿Tu perdonarla? Eso seria al revés"

Pensó athanasia, mientras que de reojo miraba los regalos, regalos que Jennette noto y con brillo en los ojos se acerco con emoción y agarró el vestido.

—¡Que hermoso! ¿son para mi?

—Lady Blackwell, ella...

—¡Entonces ella los trajo, como disculpa?! ¡Es tan hermoso! ¡Oh! ¡Que lindos zapatillas! ¡Esto es una esmeralda! ¡Y todo combina! No puedo creer que lady Blackwell, los haya traído para mi.

Mientras que Jennette, hablaba fascinada por los regalos, Athanasia apretaba su vestido con algo de fuerza. Sus hermanas solamente se sentían incomodas, no sabían como decirle a la amada hija de su majestad, que aquéllos regalos no eran para ella. Tenían miedo de ser ejecutadas. Un miedo que era comprensible.

—Jennette, esos regalos. Lady Adriána. ella me los regalo.

Dijo athanasia, mientras que a paso algo lento, se ponía alado de ella. Jennette al escuchar eso se quedo callada, esos regalos no eran para ella, además de que athanasia había dicho el nombré de esa mujer.

—¿Que?

—¡Esos regalos seguramente son para la princesa Jennette!

—¡Tu solamente quieres quitárselos!

—¡Envidiosa!

Empezaron hablar fuertemente, la servidumbre de Jennette, enojadas con athanasia, la cual tembló del miedo, al escucharlas. Ella no mentía era la verdad, esos regalos eran suyos.

En su campo de visión, miro la espalda de su lily.

—Lily...

—¡Basta! ¡Es la verdad! ¡Lady Blackwell, se los regalo!

—Hermanita.

La voz de Jennette, llamo la atención de todos, athanasia la miro.

—Es malo mentir.

—¿Que...?

—Hermanita, esta mal mentir, se que me tienes celos, porque mama y papa me aman y a ti no. Pero esta mal mentir, para robarte lo que es mío. este vestido, estas zapatillas, el broche, esto es mío. Lady blacw--no Lady Adriana. Me los trajo como disculpa por el accidente de ayer, y tu quieres que yo y ella, tengamos una mala relación. Eso podría ser mal para obelia, Y yo como la futura emperatriz no puedo permitir eso.

—Je-Jennette...

Athanasia retrocedió al igual que lily y sus demás hermanas. La Jennette que tenían al frente lucia diferente al de lo habitual.

—¡Es princesa Jennette!

Corrigió Felix, duramente, athanasia solamente se estremeció y se hundió de hombros por el miedo.

—Así que, me los llevaré, y bueno hermanita, como te quiero tanto olvidare esto. Adiós.

Y sin decir alguna palabra mas, sus sirvientas tomaron los regalos, athanasia solamente podía ver como ella se iba, con sus regalos. Lágrimas empezaron a caer de sus ojos que trasmitían el sentimiento de la tristeza.

—¿Porque...?

—¡Oh, mi niña!

Lilian la a abrazo, y le dio suaves palmadas, estaba enojada. Le habían quitado los regalos a su niña. y además de que empezaba a odiar a felix.

—Tranquila, shhh.

[.....]

—¡¿QUE ESA MOCOSA HIZO, QUE?!

—Calmate

Pidió el archiduque, mirando a su hija que caminaba de un lado a otro, parecía un león enjaulado, furiosa, y su hija furiosa. Significaba peligro. Como como su esposa, cuando se enojaba y los que recibían su furia no tenían un buen final feliz.

—Bueno, ¿Que piensas hacer?

Le pregunto benjamín, el cuál le había dicho, lo que había sucedido en el palacio Ruby, se cruzo de piernas a la vez que apoyaba su cabeza en su mano y la miraba con aquella sonrisa zorruna.

—¿Que, que voy hacer? ¡Eso es muy obvio!

—No inicies una guerra.

—¡Pides mucho!

—Entonces, tendré que ir yo.

—¡Padre!

—¡Adriana!

—¡¡¡Padre!!!

—¡¡Adriana!!

—¡Benjamín!

Dijo felizmente el caballero, mientras que elevaba las manos y las sacudía de un lado a otro.

—Bueno, como veo que ya se callaron, estoy de acuerdo que el duque vaya, y tu adriana vayamos con la princesa athanasia, ella estaba llorando.

—Esta bien. Vamos, Ah y padre si no la pones en su lugar, lo haré yo.

Sus ojos brillaron, dándole un toque de amenaza.

—Eso lo se. Ahora vete.

—Ah, ¿me estas hechando? ¿A mi?

—"hay no. Ya va empezar. Mejor me la llevo rápido"

Pensó benjamín, y con rapidez se levanto de donde estaba sentado.

—¡Nos vamos!

—¡Esto no a terminado! ¡Me escuchas, estúpido padre?! ¡Esto no termina así! ¡Le diré a madre!

—¡Adiós duque!

El hombre mayor, dejo salir un suspiro cansado. cuando los mas jóvenes se fueron. Sería mejor apresurarse. Levantando su mano. Una sombra se hizo presente detrás suyo.

—La princesa Jennette, se encuentra hablando con algunas señoritas junto con sus padres, en la entrada del palacio Garnet.

—Perfecto.

Tal parece que el mundo estaba de su lado. Era un buen momento.

—Retirate.

—Si señor.

—Bien, hagamos esto. Aprovechemos este buen momento. Con esto seria como matar a dos pájaros de un tiro.

[En el Ruby]

—¿Donde esta?

—¿Quién...?

—¿Donde esta athanasia? ¡Llévame con ella rápidamente!

—¡S-si!

—Oye, tranquila. Casi matas a esa pobre mujer.

—Aquien mataré será a esa mocosa que es igual de perra que su madre.

—Shhh, alguien te podría escuchar y decirle al emperador.

—¡Que se atrevan! ¡los mataré también! Para que no hablen, después de todo los muertos no hablan.

Una sonrisa siniestra se instalo en sus labios. Y su semblante se encurecio, a la vez sus ojos brillaron con intencidad.

—"¡Que miedo!" Me alegra no tenerte de enemiga.

—Tu tienes suerte que me agrades. A pesar que seas un imbécil, pero eres un buen imbécil.

—¿Gracias, por ser un buen imbécil?

—No seas payaso.

—A-aqui es.

—Oh, gracias.

Y sin mas la Blackwell abrió la puerta. su compañero solamente dejo salir un suspiro cansado. Y sonriendo miro a la mujer con una mirada amenazante, ella tembló del miedo.

—Si dices algo, conocerás la muerte ¿entendido?

—S-si.

—¡Me alegra!

Y con entusiasmo, se adentró ala habitación. Pero ni bien entro una almohada se estrello contra su cara. venido de un grito.

—¡No entres!

—¡¿Que carajos...?!

Cuando quiso levantar la mirada, sintió como una mano tapaba su campo de visión.

—¡¿Quien...?!

—Dije, que no entraras. la princesa esta en pijamas. maldito pervertido.

—¡¿Que, yo...No...?!

—Entonces largo.

—Si, si, si. Ya me voy. nadie me quiere, solamente yo solito.

—¡Largo!

Y sin delicadeza, lo pateo haciendo que cayera de cara al suelo.

—¡Oye!

—¿S-se encuentra bien?

—Si, no te preocupes. así ella muestra su amor por mi.

Parándose del suelo. Sacudió sus ropas y se recargo en la pared. Levantando su brazo, miro su mano. La cual con su dedo índice lo pego con su dedo pulgar, pegando solamente las puntas de sus dedos y lo acerco a su ojos derecho. Y sonrió.

Que empiece el espectáculo.

Dijo en su idioma, con una sonrisa zorruna.


[Palacio Garnet]

—Desdé que llegamos, a este imperio solamente hemos recibido muchas ofensas de parte suya, princesa Jennette.

El archiduque miraba fríamente a la joven princesa la cual temblaba del miedo lágrimas caían de sus ojos. Apretó su lujoso vestido del enojo. Los nobles murmuraban entré ellos.

—¡Esos regalos son míos! ¡Lady Adriana me los regalo!

—Tu si que eres una niña tonta y mimada. Con esto me esta poniendo en duda si firmar el trato o no.

Jennette, apretó los dientes de la furia, primero la hija de el y ahora el padre la humillan delante de tanta gente.

—¡Entonces no firme nada! ¡Obelia no necesita de su imperio!

Dicho eso se fue corriendo.

—¡Princesa Jennette!

Las damas fueron detrás de ella, preocupadas. Los nobles estaban enojados por las palabras de la princesa heredera. Ella estaba actuando como una niña berrinchuda.

—Ar-archiduque. E-esto tiene una explicación.

Un noble, se acercó a el nerviosa mente. Pues quería inventar cualquier cosa.

—No, esto esta muy claro. Y Alvarez no perdona muy fácilmente.

Y sin mas, empezó a caminar.

—Envía estos regalos a la princesa athanasia.

Ordenó a uno de los sirvientes. el cual asintió y tomo los regalos y con rapidez se fue a cumplir la orden.

—Maldición.

—Esa estúpida princesa.

—La princesa, es una estúpida. que no conoce lo valioso que es este contrato.
—Ella solamente a estado arruinando los planes.

Los nobles estaban empezando a dudar de la futura emperatriz de obelia.

[Palacio Ruby]

—Hahahahaha.

Se ría como maniático el caballero, tanto que se encontraba en el suelo dando golpes al suelo.

—¿Estas loco? Asustas a la princesa.

—Ay, Adriana. No cabe duda que eres igual que a tu maniático padre. De tal palo, tal astilla.

—Como sea, Athanasia, benjamín a partir de ahora será tu guardia.

—¡¿Que?!/¡¿Que yo que?!

—Tal vez, parezca un incompetente, pero es bueno. ¡Así adiós!

—¡Hey! ¡Adriana, esto no era parte del trato!

—¡No te escucho! ¡Estoy muy lejos!

—Creo que nos estafaron.

—Y-yo, l-lo siento.

Benjamín sonrió, así que poniéndose incado. La miro.

—Benjamin Ainsworth, desde ahora seré su escolta, seré su espada y escudo. La protegeré princesa.

Con delicadeza tomo la mano de athanasia, dándole un beso.

|CONTINUARÁ|

. . . . .

¡Gracias!

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