Sunghoon había descubierto muchas cosas sobre Yeseo en los últimos días.

Por ejemplo que están juntos desde la primaria pero ella siempre lo ha evitado. Incluso está en un curso diferente al de él, probablemente siempre ha sido así porque los dividían por apellidos y notas.

Y Yeseo era un tornado andante.

No es que fuera revoltosa pero a veces los desastres le persiguen.

—Ush, él da miedo. —habló Yeseo a su amiga tirando la pequeña nota al bote de basura del curso.

Durante la mañana el chico había dejado una hoja arrancada de alguno de sus cuadernos, en donde había escrito algunas "amenazas".

Según Yeseo, aquello parecía un bebé declarándole la guerra a sus padres por hacerles comer verduras.

En realidad solo era un dibujo que debía de admitir que estaba muy bien dibujado junto a una pequeña nota.

"¿A qué soy bueno dibujando? podría dibujar tu rostro pero no se me dan bien los cerditos :)"

No era una amenaza, pero le había llamado cerdito y claramente Sunghoon sabía que aquel era un apodo que ella realmente odiaba. Y es que Yeseo a pesar de ser considerablemente flaca, sus mejillas eran más gorditas.

—No sé, me parece lindo lo que hace. —ante esta confesión Yeseo observó horrorizada a la pelinegra. —Yo sólo decía.

Chaerin no estaba al tanto de lo que el chico hacía por su amiga últimamente, así que lo poco que había visto —refiriéndose a su acercamiento sin "malas" intenciones— realmente le parecía un buen cambio. Aunque claro, no conoce las intenciones verdaderas del muchacho.

Con un simple beso podría llamarse el rey del lugar, en el mejor de los casos un poco más allá de un beso.

—Me parece un ser insoportable.

Chaerin suspiró pesadamente; toda su vida había odiado a Park y aunque ella no sabía exactamente el porqué, estaba consciente de que después de tanto tiempo sería casi imposible que este odio disminuyera.

Por su parte, Sunghoon había ingresado al salón de clases llamando la atención de cada persona en ese curso.

Pocas eran las veces que Sunghoon entraba a otras aulas además de algunos encargos por parte de los profesores.

—¿Qué mierda quieres Park? —preguntó ya harta, apoyando su cabeza en la mesa.

Estaba cansada, pero tenía una mosca jodiendole.

—¿Quién dijo que vine a verte a tí, escuálida? —tomó asiento detrás del dúo de amigas.

La única en voltearse fue su amiga, ante esta acción el pelinegro intentó ocultar su nerviosismo.

Yeseo analizó bien sus palabras, abriendo sus ojos sorprendida se dió la vuelta para comprobar si era mentira.

Para su mala suerte al darle la cara el chico rió pesadamente. Estaba claro que Sunghoon no pararía de molestarle.

—Que bueno que ya tengo tu atención. —sonrió ladino ignorado a su crush.

Nunca en la vida pensó llegar a hacerlo, pero son riesgos que hay que tomar en la vida.

—Que desgracia seguir viendo tu cara.

En ningún momento había dejado de sonreír, la castaña hacía su día más feliz pero claramente nunca se lo diría.

—Solo quería invitarte... ¡Invitarles! A una fiesta.

Un sonido de confusión salió de parte de ambas chicas, y se podría decir que algún que otro compañero que se encontraba observando la conversación.

—¡Aún faltan semanas! Pero aún así quería decirles, además es otra forma de disculparme. —como ninguna de las dos tenía intención alguna de hablar, él continuó. —Bueno me voy, ser el mejor estudiante no se consigue solo.

Sunghoon estaba demente.

Realmente no comprendía el por qué había hecho eso, pero aprovecharía muy bien la oportunidad; como Jay no pensaba cambiar el día de su fiesta, utilizaría a su hermana para divertirse un rato.

Se había dado cuenta de que sí la había cagado anteriormente con la "broma" que le hizo a Yeseo, por lo que se disculpó —en su forma— e intentó pensar en lo que haría.

Su conclusión fue: sí le había dicho que nadie podía rechazarlo, entonces haría lo posible para que no volviera a suceder otra vez.

¿De dónde carajos sacó la broma aquella? Sin dudas se había pasado y odiaba admitirlo, pero se había equivocado.

Intentaría caerle mejor a Yeseo, tal vez enamorarla hasta el punto en que ella se confiese.

Ahí le demostraría, que nadie puede rechazarlo, pero él sí puede rechazar a las personas.

Tendría que dejar de lado a Chaerin, por más que lo odiara, sin embargo esto era un poco más importante.

Nunca imaginó decir que algo es más importante que su crush —futura novia—, pero siempre hay una primera vez.

—¡Hey, Hoon! —exclamó una voz a lo lejos, la cual pudo reconocer como la de uno de sus mejores amigos, Jay.

—¿Qué tal? —preguntó. —Oh, oh, espera, ¿te dieron permiso para poder ir a mi casa?

—Claro que sí, a mi mamá le encantas, —confesó. —pero no vine a decirte eso.

Sunghoon miró confundido al americano, intentando comprender qué diría su amigo.

Ante la confusión, Jay decidió seguir hablando.

—¿Ya te disculpaste con Yeseo? —preguntó serio.

—¿Desde cuándo te importa Kang?

Jay suspiró pesadamente antes de responder.

—Me importa cualquier persona a la cual lastimes, ya te lo dije una vez y te lo vuelvo a decir, realmente te pasaste aquella vez.

—Ya, ya, lo sé. —dijo harto. —Sí, ya me disculpé.

Jay sonrió, orgulloso de su amigo.

Conocía bien a Sunghoon, y en el fondo se había dado cuenta de su error aunque su orgullo no le dejaba demostrarlo totalmente.

Por otro lado también había intentado acercarse a Yeseo, pero no se había dado la oportunidad; sentía que debía igualmente disculparse, porque él sabía las intenciones de Sunghoon y aún así no lo detuvo; estuvo mal.

—Jay. —llamó en un susurro Sunghoon.

El mencionado frunció el ceño al no entender la necesidad de susurrar del contrario, más sin embargo no preguntó nada acerca de eso.

—¿Qué sucede Sunghoon? —preguntó en el mismo tono que el menor.

El pelinegro suspiró pensando en si era necesario preguntarle a Jay sobre lo que pasaba por su cabeza.

Finalmente se decidió, por lo que jaló a Park un poco más cerca de él.

—¿Tú crees... que pueda enamorar a Yeseo?

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El próximo capítulo podría llegar más rápido de lo común 👀